Infidelidad: cuernos para un anal mutuo

Puestos a ser infiel había que hacerlo bien, bien, bien y que menos que una guapa compañera de trabajo, sexo anal para ella, sexo anal para mi y un poco de todo.

¿Qué opinas del sexo fuera del matrimonio?

Con esa pregunta comenzó todo. Nieves, metro ochenta, rubia, cuerpo no escultural, pero si atractivo, curvas marcadas, pero tampoco excesivamente y pechos bien puestos. Habíamos ido de cena de empresa y mi relación con ella siempre habían sido unas bromas en el café, bromas que habían subido de tono en cuanto cogimos algo de confianza. Esa pregunta, me la hizo después de la cena, cierto es que se cruzaron muchos astros. El primero las broncas que últimamente tenía con mi parienta, el segundo la abstinencia de las últimas semanas, resultado de las citadas broncas, el tercero el alcohol ingerido durante la cena.

  • Pues nada, como si fuera deporte, si no implica nada más que un buen polvo... - mi respuesta salió de no se donde dentro de mi, seguramente ha sido una de las respuestas más sinceras que he dado nunca, ni siquiera lo pensé, sólo lo dije y ya, ya sin remordimientos, ya sin control.

Seguimos de cena, fuimos a tomar otro par de copas y a cierta hora de la noche ella retomó el tema:

  • ¿Un poco de deporte?

  • Venga, va - otra respuesta sincera.

Nos despedimos disimuladamente, cada uno por separado, del grupo de los compañeros de trabajo y coincidimos en la puerta del bar, quedamos en ir a su casa, estaba más cerca y como ella es soltera no tendríamos ninguna interrupción.

Por el camino hablamos de pájaros y flores al principio, y luego de sexo, preparando lo que iba a pasar, siendo sinceros me alegro de la charla, seguramente, si llego a pensar no habría pasado todo lo que luego pasó.

  • Y... así, en frío... no tengo ni idea del tipo de sexo que te gusta - Interrogue disimuladamente - sexo vainilla, sexo duro, dominante, dominada, romanticón, con preambulos, sin ellos, uno laaargo, uno rápido, sexo oral, masturbación....

  • Jo, pues no sé, no creas que yo hago estas cosas así "en frío" todos los fines de semana, de hecho me he masturbado más de una vez pensando en esto, no sé, supongo que hoy me apetece uno tranquilo, sin prisa... que me quite la resaca

  • Bien - mi mente empezó a planificar el polvo - un poco de todo ¿no?

  • Si, eso, un poco de todo

  • Algún problema con el sexo anal - nunca lo había practicado con mi mujer, pero puestos a ser infiel por una vez habría que intentar experimentarlo todo

  • Jajaja, mi culo es sagrado - silencio incómodo y pena en el alma hasta -... si haces que me corra tres veces deja de ser sagrado

  • Jejeje, vaya, eso es motivación y el resto tonterías, ¿te va el morbo?

  • Me encanta el morbo

  • Perfecto, ¿empezamos? - la verdad es que ya tenía ganas

  • ¿empezamos?

  • Que si empezamos con el morbo

  • Bueno - su voz sonó un poco a duda, estábamos en la calle principal de la capital y creo que se comenzó a poner nerviosa

  • Vale, pues lo primero es que me des esas braguitas que tienes puestas

Se quedó quieta un momento, dudando, pero unos segundos después levantó la falda del vestido por ambos lados y se quitó el tanga rojo que llevaba puesto, no vi nada, pero por sus nervios intuí que comenzaba a estar ligeramente cachonda. Me lo dio discretamente, yo no fui tan discreto, cogí el tanga, los extendí y lo miré en mitad de la calle, la gente que pasaba alrededor podía ver claramente lo que pasaba mientras Nieves se ponía colorada.

Guardé el tanga en mi bolsillo y seguimos andando hacia su casa. Giramos a una calle algo menos transitada y continué con el juego.

  • Venga, sigamos con el morbo, ahora el sujetador - se quedó de nuevo parada, esta vez le dio menos rubor, ya no había gente, se giró mientras levantaba la blusa que llevaba por la espalda y se daba la vuelta.

  • Vale, pero te toca soltármelo

Lo hice nerviosamente y sin que yo viera nada, esas cosas que sólo ellas saben hacer, se lo quitó y me lo entrego con tranquilidad. Tanga rojo, sujetador rojo, venía con ganas de guerra, no hay duda.

Giramos otra calle, no había nadie dada la alta hora de la noche.

  • Bien, mi turno, aquí puedes quitarte los calzoncillos sin que te vea nadie - decididamente una chica con ganas de sexo.

Me corté menos que ella, ni me di la vuelta, me quité el pantalón, vi como me miraba, pero me dio igual, dejé mi pene ya erecto al aire, ella no le quitaba el ojo de encima y yo lo exhibía, volví a ponerme lentamente los pantalones mientras ella no dejaba de mirarme la poya y le di mis calzoncillos, los guardó sin más en su bolsillo.

Otra calle más, era su calle, la agarré del brazo.

  • Más morbo, suéltate dos botones de la blusa, quiero ver canalillo

  • Cabronazo... ya se ve canalillo

  • Lo se, pero un poco más, un poco de movimiento y se te verán los pezones. ¿No te pone cachonda?

  • Pues si - se soltó los dos botones con una sonrisa y se ahuecó la blusa, en esos movimientos vi parcialmente sus redondeados pechos y pude intuir unos pezones excitados.

Llegamos a su casa, subimos en el ascensor y allí nos dimos un primer y largo beso. Nunca había abrazado a una chica tan grande, de hecho los 20 centímetros de diferentecia entre Nieves y mi mujer se notaban, eso si, mucho donde agarrar. Nuestras lenguas se cruzaron mientras nuestras manos acariaban espaldas al principio y luego nalgas y cintura. Llegó el ascensor, lástima que no dudara más el viaje.

  • Déjame las llaves -le pedí

  • ¿Para?

  • ¿Seguir con el morbo?

Me las dio, entré y me di la vuelta dejándola fuera.

  • Quítate la blusa

  • No jodas, que tengo vecinos

  • A estas horas no tienes vecinos, tu haz lo que te digo y tendrás la entrepierna empapada y el pulso acelerado un buen rato

  • Ni de coña

  • Pues no entras hasta que no te desnudes

Se lo debió pensar mejor o tenía muchas ganas de sexo, porque comenzó por las botas, luego la falda y por fin la blusa. Me quedé atontado, nunca habría imaginado que tenía ese cuerpazo.

  • Vale, ya está, ya me tienes en pelotas en mi escalera ¿puedo entrar?

Salí yo, puse mi mano en su entrepierna y tirando de allí la metí en el hall, estaba húmeda, mojada, empapada. Cerramos la puerta y la seguí a su dormitorio viendo como meneaba su trasero mientras me miraba de reojo.

  • Te toca, ropa fuera - me dijo después de tumbarse boca abajo en la cama.

Obedecí, me quité los zapatos, calcetines, niki y por último el pantalón. Mi poya estaba totalmente erecta, me acerqué a la cama, la obligué a darse la vuelta y me puse encima de ella para hacer un 69, no tardamos mucho en acomodarnos, mi lengua jugaba con su clítoris mientras mi saliva recorría toda su raja, su lengua humedecía mi pene mientras sus manos jugaban con mis testículos.

Me concentré en su vagina, mis dedos entraban y salían, notaba como se estaba poniendo nerviosa, mucho, vibraba a cada roce de mis dedos y mi lengua, repentinamente comprobé como se corría, cerró sus piernas, no aguantaba más, sacó mi pene de su boca y se giró, claramente necesitaba respirar y yo también.

  • ¿El primero?

  • Siiiiiiiiii - sonrió con los ojos cerrados

  • Bien, me faltan solo dos - dije mientras me daba la vuelta, ella sólo puso los ojos en blanco

Comencé a besuquear sus tetas mientras ella seguía tumbada boca arriba con los ojos cerrados,

Un besito en un pezón.

  • ¿Por qué es sagrado tu culo?

  • Porque me da miedo que me haga daño

Una caricia suave recorriendo uno de sus pechos

  • Vamos a la ducha

  • Vale

Nos fuimos a la bañera, nos metimos bajo la ducha de agua caliente y nos besamos con pasión, cogió un bote de champú, me ofreció y cuando iba a empezar a enjabonarse, sin decir nada, la interrumpí, cogí la mano y la hice enjabonarme mientras yo hacía lo mismo con ella, nos besamos mientras repartíamos el jabón por todos nuestro cuerpos. Se estremeció cuando dediqué un buen rato a sus pechos, su entrepierna y su culo, suavemente, sin tocar más de lo debido. Ella no se cortó tampoco, me enjabonó el pene, y el culo con la misma discreción que lo había hecho yo.

Le di la vuelta y comencé a hablarla sensualmente al oído:

  • ¿Alguna vez has hecho o te han hecho un beso negro?

  • No

Caricia en los pezones

  • ¿Ninguno de tus amantes te ha dejado jugar con su culo?

  • No, sois todos muy machotes

Lametón en la oreja y mano en la entrepierna extendiendo jabón

  • ¿Y si yo te dejo?

  • ¿Qué?

  • Si yo te dejo que me comas el culo ¿te excitaría?

Momento de silencio mientras estrujaba sus pechos

  • humm, no sé, no lo he hecho nunca

  • Si yo te dejo que me folles el culo con uno de tus dedos, a las tías os gusta poseernos ¿te pondrías más cachonda?

  • Pues no lo sé - Tenía los ojos cerrados, debía estar imaginando la escena, comencé a masturbarla ferozmente con una mano mientras jugaba con la otra en sus pezones

Pocos segundos después, con tres de mis dedos dentro de su cuerpo, entrando y saliendo, se repitió la escena, piernas cerradas, estremecimiento, parálisis

  • ¿El segundo?

  • Siiii, cabrón, siiii

  • Y ni siquiera te la he metido.

Ni me contestó, nos aclaramos, me agarró de la poya y me llevó de nuevo a su habitación, me tumbó en la cama y se sentó sobre mi.

  • Quiero eso que me has prometido.

Me di la vuelta y me puse a cuatro patas en la cama,

  • Por aquí!!! - le ordené señalando mi ano con el dedo - cómemelo

Comenzó a chupar alrededor de mi ano, mientras sus manos jugaban con mi pene, lametón arriba, lametón abajo, yo estaba ultra excitado, mi pene estaba creciendo enormemente entre sus manos, cuando noté que ya estaba suficientemente húmedo le dije:

  • Ahora el dedo, fóllame, soy tuyo

Lo hizo, lentamente, sin prisa, la verdad es que parecía que llevaba haciéndolo toda la vida, metió la cabeza entre mis piernas y comenzó a hacerme una gran mamada mientras su dedo entraba y salía de mi culo, su lengua sobre mi glande, su dedo en mi próstata... aguanté un rato y a mi pesar decidí que no tocaba acabar todavía, me tumbe boca arriba invitándola a que me montara, lo hizo con celeridad. Arriba, abajo, sus tetas se bamboleaban y yo sólo tenía que estar quieto, notando mi poya tocar el fondo de su vagina, notando como se corría y su corrida escurria por ambos lados mi pene. Se dejó caer sobre mi, agotada de tanto galope.

  • ¿El tercero? ¿El cuarto? - dije a su oído mientras acariciaba su espalda y su culo.

  • Cabrón

  • ¿Cabrón? Cualquier diría que no te ha gustado

  • Cabrón porque te has ganado follarme el culo

  • No tienes porqué hacerlo, me sirve con follarte otra vez

  • Una oferta es una oferta,no me hagas pensarlo.

Se levantó y se puso a cuatro patas sobre la cama. Yo me puse muy nervioso, siempre había deseado follarme así a mi mujer, ella nunca me había dejado ni acercarme, Nieves me dejaba su culo en pompa, además me lo había ganado, había renunciado al premio, pero ella quería, quería de verdad.

Me puse a su espalda, le di un azote y se estremeció sorprendida, mojé mis dedos en saliva y comencé a jugar con sus nalgas y la raja de su culo hasta llegar al ano. aquello era lento, así que comencé a acariciar su vagina, totalmente húmeda, y trasladar sus flujos hasta su trasero que brillaba con la humedad. Arqueaba la espalda con cada una de mis caricias, más aún, cuando poco a poco fui introduciendo mi dedo índice en su ano, Levantó la cabeza y gritó, deduje que le estaba gustando y aproveché para meter uno de mis dedos en su vagina y jugar con ambos, noté otro orgasmo casi inmediato cuando metí otro de mis dedos en su culo, su esfínter acabó de relajarse y pude masturbarla con una suavidad que no me esperaba.

Saqué mis dedos, se relajo, y acerqué mi pene a ese lindo trasero, note cómo le temblaban las piernas, no veía su cara, pero estaba claro que esperaba la embestida, agarré mi poya y la pasé por la raja del culo hasta su vagina, se la metí hasta el fondo y de un solo golpe, creo que eso la sorprendió, tumbándome sobre ella le dije mientras seguía montándola:

  • ¿Esperabas que te la metiera por el culo?

  • Si - gimió suavemente

  • Pues tendrás que esperar un poco, ¿te ha gustado lo que te he hecho o te ha gustado más follarme?

  • Pues... - gemido - me ha gustado lo que me has hecho, pero me ha encantado follarte - otro gemido y más bombeo por mi parte

  • Bien, pues te voy a follar el culo y luego te pediré que vuelvas a follarme - aceleré el ritmo de folleteo - ¿te parece bien?

No pudo contestar, supuse que su silencio era un si, seguí montándola un momento y saqué mi poya de su vagina, tomo aire y casi grito:

  • Siiii quiero volver a comerte el culo

Calló cuando notó la punta de mi pene en su ano, estaba empapada, por el flujo que yo había puesto y porque mi glande estaba cubierto por sus flujos, la penetré poco a poco, gritaba y gritaba, por momentos me hizo dudar si placer o dolor o ambos, pero seguí, en unos momentos tenía todo mi miembro en su interior y momentos después la follaba con cierta suavidad. Poco a poco se dejó caer en la cama, no le aguantaban las piernas y los brazos, pero yo seguí entrando y saliendo, notaba su orgasmo, este fue distinto, largo, prolongado, la tensión de su espalda no fue puntual como en los orgasmos anteriores. Apretó el culo y deduje que ya era suficiente, saqué mi miembro y me tumbé a su lado.

  • ¿El quinto? ¿El sexto? ¿El séptimo? - dije sonriendo

  • ¡¡¡Cabrón!!!

Se sentó, sacudió la cabeza como tratando de desentumecer los músculos, se sentó encima mío y comenzó a montarme

  • Me toca, me toca, me toca... - gemía mientras sus tetas se bamboleaban ante mis ojos poco después sacó mi pene de su vagina y se lo colocó en el ano siguiendo montándome

  • Mira lo que me has enseñado, ¿a que lo hago bien? - me montó mientras mi polla taladraba su culo

  • Si, follas de miedo - no podía casi ni respirar

Poco duró el folleteo, creo que noto que estaba a punto de correrme, se bajó de mi y comenzó a chuparme la poya mientras dirigía su mano a mi culo

  • Me toca saborear tu leche - dijo mirándome con cara de salida al mismo tiempo que metía su dedo índice en mi culo

  • Pues chúpamela, es toda tuya

Un minuto, no más hizo falta, su boca sobre mi pene, su dedo en mi culo y su mano masturbándome, me corrí en su boca, a cada impulso de semen notaba como ella lo absorbía, como hacía esfuerzos para no perder nada. Se giró, me miró y jugando con su lengua me demostró que se lo había tragado todo... volvio a jugar un rato con mi poya y se tumbó a mi lado, estábamos realmente cansados. Decididamente había sido un polvo épico.

  • ¿Sabes que has hecho? - preguntó mientras me acariciaba el pene ya flácido

  • Pues no

  • El resto de mis amantes futuros van a tener que trabajar mucho o ¿vas a repetir esto conmigo alguna otra vez? - puso carita de cordero degollado

Estuvimos un rato hablado de lo que es la infidelidad, de los problemas del compromiso, del sexo y de los cuernos... algo tan bueno no podía desperdiciarse, así que decidimos que las cenas de empresa serían nuestro día, al menos una al año, eso sí, cada cena, desde ese día, tardamos menos en irnos (cada uno por su lado) a casa.