Infidelidad: causa o consecuencia

Un hombre y una mujer abocados a ser infieles por las circunstancias.

Mi mujer pasaría dos semanas en casa de sus padres, como el año anterior sería la última semana de julio y la primera de agosto. El viernes por la tarde salíamos de casa y nos dirigíamos a la de sus padres, tres horas y media de viaje.

El domingo por la tarde hacia el recorrido inverso, pero solo. Estaba a punto de salir cuando sonó el móvil de mi mujer.

-          “Si quien es” pregunto mi mujer.

-          “...” alguien contestaba al otro lado.

-          “Que alegría me da escucharte…” dijo mi mujer, separo el móvil de su cara y dijo “Es Catalina…” mi cara de no saber quien era obligo a mi mujer a explicarse “… si hombre es Caty, mi compañera de estudios en la universidad, estuvo en la boda…” intente recordar, hacia solo dos años que nos habíamos casado, pero no era capaz de fijar el nombre “… perdona que estoy explicándole quien eres” dijo al teléfono.

Mi mujer, mímicamente con las manos, me indicó unas tetas grandes, de pronto recordé, quien era, y por mi expresión supo mi mujer que había recordado. Era cierto que estuvo en la boda, y a la vuelta del viaje de novios pasamos una noche en su casa a la espera de un enlace de avión. Caty al igual que mi mujer tenia 45 años, era algo más baja y algo más llenita  que mi mujer, y como había indicado mi mujer tenía un buen par de tetas.

Seguí recordando cosas de aquella mujer, estaba casada su marido quería recordar se llamaba Eduardo, era enfermero, unos años atrás le dio un infarto teniéndolo que operar de corazón y estaba jubilado, le gustaba la pesca.

Seguía hablando por el móvil, le hice una seña, indicándole el reloj, eran las cinco de la tarde y no quería llegar muy tarde a casa, me enseño la palma de la mano, en forma de calma, preste atención a lo que decía.

-          “No hay problema, aunque yo no esté, José Antonio si porque tiene que trabajar estas dos semanas” dijo mi mujer.

-          “…”

-          “No mujer, no es ninguna molestia, vale se lo preguntare…” dijo mi mujer, girándose hacia mí, pero no me dijo nada y volvió a hablar “...no hay ningún problema” sonrió ante mi encogimiento de hombros.

Nuevamente me desentendí de la conversación marchándome. Diez minutos después venia mi mujer a mi encuentro.

-          “Cariño, me tienes que hacer un favor” dijo mi mujer.

El que la frase empezase justo con cariño era lo que me ponía alerta.

-          “Si cariñito que puedo hacer por ti” dije con cierta sorna.

-          “Si te pones así, sin haberte dicho nada me voy a enfadar” dijo

Aunque llevásemos poco tiempo casados la conocía muy bien, Había empezado muy suave para seguidamente hacerse la ofendida y yo tener que pedir perdón por no haber hecho nada, y con ello me había ganado el terreno, y así fue.

-          “Perdón, estaba bromeando, que quieres de mi” dije cabizbajo.

-          “ Cómo has adivinado me ha llamado Caty, tiene que realizar un curso de dos semanas cerca de donde vivimos, me preguntaba por un hotel, le he dicho ¿Para qué?, Te puedes quedar en casa” dijo.

-          “Vale, y ese era todo el problema, durante dos semanas la tendrás de acompañante” dije.

-          “Hay un pero… son estas dos próximas semanas” dijo

-          “Pero si tu estará aquí” dije.

-          “Ese es el pero ” dijo.

En ese momento no supe que decir, me quede confuso.

-          “Hay otra cosa… tendrás que irla a buscar” dijo.

-          “Quien yo, a su casa” dije excitado.

-          “No a la estación de X (ciudad cercana a donde vivimos), solo te deberás desviar un poco” dijo sonriendo.

Efectivamente, a la vuelta a casa debía pasar por X, pero para ir a la estación debía desviarme un poco.

-          “Que quieres que te diga si tu ya lo has decidido todo” dije con resignación.

-          “Gracias cariño, espero que seas amable y no seas un borde” dijo poniéndose seria.

-          “Yo borde, tu sabes que no lo soy” le dije poniéndome serio yo también.

-          “Si lo sé, pero es que además tendrás que acompañarla al curso. Pues es en Y (otra localidad cercana)” sonrió y me guiño un ojo.

No quise decir nada mas, me monte en el coche y me fui. Por el camino iba pensando porque me pasaban estas cosas a mi, yo solo quería pasar dos semanas tranquilo.

Tres horas más tarde entraba en X, y diez minutos después llegaba a la estación. En la entrada me estaba esperando Caty, la primera impresión no pudo ser mejor, vestía con pantalón vaquero muy ajustado, marcando sus curvas, y una camisa blanca amplia aunque debido al tamaño de sus pechos parecía mas reducida, para una mujer de 45 años, que había parido dos hijos no estaba nada mal.

A simple vista me pareció que había adelgazado, yo la recordaba más rellenita, y como las tetas seguían siendo las mismas parecían aun más grandes.

Salí del coche.

-          “Buenas, Caty, ¿Como estas?” dije, parecía una pregunta retorica pues Caty estaba muy bien.

Nos dimos un par de besos, el olor que desprendía a perfume era embriagador.

-          “Buenas, José Antonio, siento molestar, no era mi intención” dijo Caty.

-          “No te preocupes tu no molestas” dije intentando ser comprensivo.

-          “¿De verdad? Gracias eres un sol” dijo.

Metí las tres maletas en el maletero del coche.

Durante el viaje me fue contando cosas de cuando se conocieron mi mujer y ella, y de sus aventuras en la universidad, algunas ya las conocía por boca de mi mujer, de vez en cuando la miraba de reojo, mi vista casi siempre terminaba en la apertura de su blusa, el nacimiento de sus pechos, en el canalillo entre sus tetas, en aquel par que parecían querer salirse. Aquellas visiones y pensamientos me estaban poniendo muy, pero que, muy caliente.

Suerte que el trayecto fue corto no llego a los 25 minutos, si llega a durar mas seguro que habría parado el coche y me habría lanzado sobre ella.

Metí el coche en el garaje, cogí dos de sus maletas, ella cogió la que quedaba suya, y nos dirigimos a la casa. Justo fue entrar cuando sonó el teléfono, lo cogí, era mi mujer.

-          “Cariño ya has llegado, ¿Recogiste a Caty?” pregunto mi mujer.

-          “Si ya llegue y si ya la recogí, esta aquí a mi lado” le conteste.

-          “Bien pásamela” dijo

-          “Toma, es mi mujer, quiere hablar contigo” dije, pasándole el auricular.

-          “Si he llegado bien”

-          “...”

-          “No tuve que esperar mucho, llego enseguida” dijo Caty.

Mientras ellas seguían hablando yo subí las maletas de Caty al primer piso. Imagine que no querría dormir en mi cama, así que coloque las maletas en la habitación de invitados al otro lado del pasillo.

Cuando baje por tercera vez Caty se despedía de mi mujer. Y me tendió el auricular.

-          “Si dime” dije.

-          “Alójala en la habitación de invitados del segundo, no en la del tercero que es muy calurosa” dijo mi mujer.

-          “Había pensado ofrecerle un lado de mi cama” bromee, aprovechando que Caty no estaba, había subido a la habitación.

-          “Pues seria una buena solución, propónselo” dijo mi mujer.

-          “Ja, ja, y después te enfadarías, voy a poner la cena” dije de despedida

-          “Vale, se compresivo, parece que su matrimonio hace aguas”

-          “Vale, seré buen chico, buenas noches” dije, que bien pintaba lo de su matrimonio hace aguas .

-          “Buenas noches” se despidió mi mujer

Subí al primer piso, Caty estaba ordenando las maletas había sacado varias prendas, en ese momento tenia en la mano, desliado, un sujetador blanco, al verme lo metió dentro de la maleta.

-          “Puedes usar los armarios, no tienen mucha ropa, casi toda es de mi mujer” le dije.

-          “Gracias, había pensado ducharme” me dijo

-          “Si yo también lo necesito, la comida viene echa, la hizo mi suegra. Después de ducharte tu, lo haré yo” le dije.

Ella asintió con la cabeza, cogió varias cosas de las maletas incluido el sujetador y unas braguitas a juego. El baño justo al lado de mi habitación al otro lado del pasillo, Caty se metió dentro y cerró la puerta.

Baje nuevamente al coche, para coger las bolsas de comida que me dieron mi suegra y mi mujer. Volví a la casa deje las bolsas en la cocina y saque varias fiambreras con comida.

Subí nuevamente al segundo, vi la puerta entreabierta del cuarto de baño, me acerque, por la rendija mire, ella seguía dentro en la ducha, como las mamparas de la ducha eran traslucidas solo se podía intuir la silueta de Caty, sobretodo los protuberancias mamarias. De pronto se abrió la mampara y pude verla totalmente desnuda, las tetas aunque eran grandes no las tenia caídas, las aureolas y los pezones no eran muy grandes; pero si, de un color granate intenso. Mire a sus piernas, los muslos bien contorneados y  en la entrepierna el bello púbico lo tenia perfectamente recortado. Me habría gustado quedarme a ver más, pero podía ser descubierto, me metí en mi habitación.

Unos minutos después sentí como se abría la puerta del baño, y en la puerta de la habitación apareció Caty, llevaba puesto el albornoz de mi mujer.

-           “José Antonio, ya he terminado” dijo Caty.

Y siguiendo el pasillo se fue a su habitación cerrando la puerta tras de si.

No le dije nada, simplemente cogí mi pijama, compuesto por un pantalón corto y una camiseta. Me metí en la ducha, no sé si fue inconscientemente pero deje la puerta del baño entreabierta, me metí en la ducha y al salir me dio por mirar hacia la puerta me pareció ver una sombra, podían ser imaginaciones mías; pero si no lo eran, seguro que al igual que yo Caty había mirado por la rendija que dejaba la puerta. Y, como yo la vi desnuda, ella me habría visto a mi desnudo. Me puse el pantalón del pijama sin nada debajo como solía hacer siempre y la camiseta, me calce las zapatillas y me baje al salón comedor.

Al ver a Caty quede impresionado por el conjunto que se había puesto, una especie de blusa-camisón corto, que dejaba intuir su sujetador, y debajo unos pantaloncitos a juego con el camisón.

-          “Vamos a cenar, que es tarde, estoy cansada y mañana tenemos un día largo” dijo haciendo que saliera de mi letargo.

-          “Espero que te guste lo que ha cocinado mi suegra” dije.

-          “Seguro, por lo menos hace años cuando estudiábamos me gustaba” dijo.

Mientras comíamos intente no mirarla, pues la polla se me había puesto grande y dura, marcándose en el pantalón del pijama, suerte que sentados no se me notaba. Por eso mismo, intente levantarme lo menos posible. Al terminar de cenar ya se me había bajado el subidón.

Mientras yo lavaba los platos, ella se sentó en el sofá mirando la televisión, al terminar de fregar los platos, me dirigí al salón me iba a sentar junto a Caty, pero ella se levanto.

-          “Me voy a la cama...” dijo, se quedo parada como esperando a mi reacción.

-          “Vale, yo no tardare mucho en irme también” conteste.

-          “Si será mejor, estoy algo cansada y mañana será un día muy duro, buenas noches” dijo.

-          “Buenas noches” respondí.

Caty se dio la vuelta, la vi marchar, me fije en su trasero, era redondo bien formado, nuevamente me puse a cien, y mi polla creció, suerte que ella no se giró. Por un momento pensé en masturbarme, pero solo imaginar que ella podía pillarme me disuadió.

Me quede viendo la televisión y media hora después subí a mi habitación, me entraron ganas de verla en la cama, pero si no estaba dormida quedaría en evidencia. Ya en la cama pensé en Caty, termine por masturbarme, el peligro fue la eyaculación, así que cuando estaba a punto de correrme salí disparado al baño, y allí termine. Después del desahogo dormí de un tirón toda la noche, desperté al sonar el despertador.

Al día siguiente, el lunes, por la mañana me levante para ir al baño, a mi salida tropecé con Caty que también iba al baño, sentí como sus pechos chocaban conmigo, y su pierna se introducía entre mis piernas dándome un pequeño toque a mi polla. Había algo diferente a la noche anterior, y no era que Caty estuviese despeinada, me fije mejor, no llevaba sujetador, se lo había quitado para dormir, nuevamente sentí como mi polla se engrandecía, me separe de ella como si una avispa me hubiera picado, la deje pasar y me fui a mi habitación.

Media hora después estábamos los dos vestidos, ella al igual que el día anterior lleva vaqueros y blusa pero en esta ocasión de color azul claro. Nos intercambiamos pocas palabras, fuimos al garaje y la acompañe hasta  donde tenía que ir.

-          “A que hora te vengo a buscar, yo salgo a las tres” le dije.

-          “No se, ya te llamare, pero como el horario es de mañana y tarde seguro que me quedo a comer aquí, si eso luego te llamo” me dijo.

-          “Vale, que pases un buen día” dije.

-          “Tu también” me contesto.

Me fui a mi trabajo, no pude quitarme de la cabeza a Caty en toda la mañana, me la imaginaba en cualquier parte de la casa desnuda, y yo follándomela. A las tres termine y me dirigí a casa, pase por una tienda de comida para llevar, no tenia ganas de prepararme nada para comer.

Ya en casa y después de comer, me pico la curiosidad, subió a la habitación de Caty, y comencé a mirar en sus maletas, era simplemente curiosidad, pero me excito ver los conjuntos de lencería que usaba. En una bolsa a parte vi que tenia la blusa blanca, y dentro como no la ropa interior que uso el día anterior, cogí sus braguitas tipo tanga, me excite mas, me saque la polla y me masturbe oliendo las bragas, olían a coño, incluso imagine que podían oler a hembra en celo. No tarde mucho en sentir que me corría, para no manchar nada de la habitación me fui al baño. Después volví a la habitación para recolocar todo en su sitio.

Aquella tarde de lunes, lo pase mal, pues solo pensaba en Caty, deseando volver a verla. Una y otra vez me tuve que masturbar, no se las veces que lo hice, pero termine rendido y aunque parezca exagerado con calambres en el brazo.

Cerca de las ocho de la noche llego.

-          “Buenas noches. Vengo rendida, y aun me quedan 9 días” dijo como saludo.

-          “Buenas noches. ¿Ha sido duro?” pregunta de cortesía.

-          “No te lo puedes imaginar” contesto.

-          “Bueno, pues ahora una ducha y a relajarte” dije

-          “¡Que bien una ducha!” dijo algo mas animada.

Pareció que iba ha decir algo mas, pero se dirigió hacia las escaleras, sin decir nada.

Prepare embutido para cenar, mientras Caty se duchaba, cuando estuvo todo preparado, subí al segundo piso, pase justamente por delante del baño cuando Caty salía, nos miramos, en ese momento pensé en agarrarla y llevármela a mi habitación, a la cama y follármela; pero solo fue eso un pensamiento, enseguida lo descarte.

-          “La cena esta lista” le dije.

-          “Vale, termino de cambiarme y bajo” me dijo.

-          “Vale, yo también” dije y me metí en mi habitación, me puse el pijama al igual que la noche anterior.

Baje al salón, aun no había bajado Caty, así que termine de colocar la mesa para la cena, unos minutos después llego Caty, también llevaba el mismo el pijama de la noche anterior pero como por la mañana no llevaba sujetador. Me quede parado, imagine mi polla entre sus tetas.

-          “¿En qué piensas?” me pregunto Caty, sacándome de mis pensamientos.

-          “¡Oh, en nada, solo…!” estuve a punto de decir en tus tetas .

-          “¿Solo, en qué?” me pregunto.

-          “En preparar algo para la cena mañana” salí al paso.

-          “¡Ah, en eso!” dijo

Cenamos, pero mi mente solo hacía que ver a Caty desnuda. Por eso decidí irme a la cama pronto.

Durante los siguientes días las escenas se repitieron,  y mi calentura fue en aumento.

El viernes por la noche, Caty llego.

-          “Esta noche no ceno aquí, he quedado con unos compañeros del curso para ir a cenar y tomar algo, ¿Por qué no te vienes?” me dijo.

-          “No creo que mejor me quedo aquí, no tengo ganas de salir” dije.

-          “Bueno tú te lo pierdes, en el grupo somos mayoría las mujeres” dijo sonriendo, y se fue a la ducha.

Media hora después bajo, me dejo boquiabierto, llevaba un vestido azul, corto y ajustado con un gran escote.

-          “¿Qué tal estoy?” pregunto Caty

Realmente estaba para pegarle un polvazo.

-          “Muy bien” dije.

-          “¿Solo muy bien?” dijo Caty.

-          “Si muy bien, arrebatadora” dije.

-          “Gracias” dijo saliendo a la calle.

Me quede viendo la televisión, poco después sonó el teléfono.

-          “Si ¿Dígame?” pregunte.

-          “Que haces cariño” era mi mujer, como cada noche.

-          “Viendo la tele” dije.

-          “Ah, y Caty” dijo.

-          “Ha salido a cenar con los compañeros de curso” conteste

-          “Y no has ido con ella” dijo.

-          “No, no tenía ganas” dije.

La conversación por teléfono continúo casi 15 minutos más, pero dejamos de lado el tema Caty, y lo centramos en lo que habíamos hecho durante el día. Tras colgar me entro sueño y subí a dormir.

El sábado por la mañana, me desperté, instintivamente pensé en si habría llegado Caty o se habría quedado a dormir con algún amigo , así que me levante y me dirigí a su habitación, abrí la puerta un poco y allí estaba Caty, estaba dormida, me alegre de que estuviera allí.

Baje a la cocina, tome algo, y me fui al salón a ver la televisión. Sobre las once de la mañana sentí ruido en el segundo piso.

-          “José Antonio, ¿Estas abajo?” pregunto.

-          “Si, aquí estoy” respondí.

-          “Me voy a duchar” dijo Caty.

Unos minutos después subí al segundo piso y me fui a la habitación, me quite el pijama y la camiseta me puse un bañador, me quede sentado en la cama, sentí como se abría la puerta del baño, me levante y en la puerta estaba Caty, llevaba una bata de mi mujer.

-          “¿Que tal fue la noche?” pregunte.

-          “Muy bien, aunque falto algo” dijo.

-          “¿Qué falto?” pregunte

-          “¡Sexo!” dijo.

Caty se desbrocho la bata y la dejo caer al suelo, quedando desnuda delante de mí.

-          “¿Qué haces?” pregunte sorprendido, mi polla se había puesto tiesa.

-          “¿No me digas que no te gusto?” dijo acercándose a mí, puso su mano en mi entrepierna.

-          “No es que no me gustes…” no me dejo terminar.

Caty estaba pegada a mí, metió la mano por debajo del pantalón cogiéndome la polla. Y me empujo, sobre la cama, me quito el pantalón, se hecho sobre mí.

-          “Necesito que me folles” dijo Caty.

Nos besamos, hice que nuestros cuerpos girasen, quedando encima de ella, acaricie sus pechos, baje mi boca hasta uno de sus pezones, se lo chupe y mordisquee, Caty gimió, baje mi mano, acaricie sus muslos por la parte exterior, y después por la parte interior, metiendo mi mano en su entrepierna, acaricie su clítoris, estaba húmedo, no sabía si lo estaba por la excitación o por haberse duchado. Mi polla la restregaba contra su cuerpo, Caty me acaricio la polla.

-          “Que polla tan rica, me vuelve loca” dijo ella entre jadeos.

-          “Espera a sentirla dentro” le dije.

-          “No tardes, estoy impaciente” dijo.

-          “Tranquila déjame que disfrute de estas dos maravillas” dije refiriéndome a sus tetas, con las cuales me estaba dando un festín.

-          “Te gusta mis tetas verdad, ya vi como las mirabas” dijo sonriendo.

La excitación de ambos iba en aumento, cuando de pronto sonó el timbre de la puerta.

-          “¿Quién coño será? Pues se va a joder porque no pienso abrirle” dije y volví a la carga a chuparle los pezones.

-          “Deja que llame, no pares” dijo ante la insistencia del timbre.

Y el timbre volvió a sonar, hubo un instante de silencio. La persona que estaba en la puerta empezó a hablar con alguien, se les escuchaba, no entendía lo que decía; pero si se escucho claramente el nombre de Caty.

-          “¡MIERDA!, esa voz la reconozco es mi marido” dijo Caty.

-          “¿Tu marido? Que coño hace aquí” dije.

Caty se había levantado y se puso a escuchar, nuevamente la voz sonó llamando precisamente a Caty.

-          “Si es mi marido” dijo.

Caty corrió a su habitación y yo me puse el bañador y una camiseta, como la puerta de entrada, donde estaba Edu, caía justo debajo de la puerta del balcón de la habitación, me asome al balcón.

-          “¿Quién es?” pregunte.

-          “Soy Edu, no se si te acuerdas de mi” dijo

-          “Claro que me acuerdo de ti, Caty debe de estar fuera, ahora bajo” aunque había engordado lo reconocí.

Salí de la habitación, Caty se estaba vistiendo en su habitación, con la puerta abierta.

-          “Si no haces ruido, puedes salir por la puerta del patio y hacer como que vienes de fuera” le dije, la puerta del patio da a la puerta del patio de la vecina, que estaban de vacaciones.

-          “¿La llave donde esta?” pregunto.

-          “En el llavero de la cocina, también está la llave de la vecina...” dije.

-          “Vale” replico, se había puesto las bragas y un pantalón de chándal, aun estaba desnuda de la cintura para arriba, enseñando sus pechos.

-           “¡ÑAM!” dije imitando un mordisco.

-          “¿Y eso?” pregunto.

-          “Un mordisco a esas preciosas tetas” dije.

-          “¡PAYASO!” dijo.

Baje al salón comedor, le abrí la puerta a Edu, entro miro a todos los sitios.

-          “¿No esta Caty?” dijo.

-          “Realmente no lo sé, estaba en el baño. Siéntate, la esperaremos, no creo que tarde mucho” le dije.

Se sentó en el sofá.

-          “¿Que haces aquí?” le pregunte.

-          “No se si Caty te ha contado algo” dijo.

-          “Que me tiene que contar” dije.

-          “Nuestro matrimonio esta pasando por horas bajas” dijo.

-          “Si algo me dijo mi mujer” le dije.

-          “Fue tu mujer la que me dijo donde estaba” dijo.

Mi mujer como siempre, no se podía estar quieta.

Seguimos hablando.

-          “¿Te has acostado con ella?” pregunto de pronto.

-          “No, es una amiga de mi mujer” dije, no estaba mintiendo.

-          “Lo cierto es que no seria extraño, desde que me operaron no he podido… comprendes” dijo.

-          “¿Cuanto hace de eso?” le pregunte, ahora comprendía lo caliente que estaba Caty.

-          “Hace ya 7 años” me dijo

Estuvimos hablando algo más de un cuarto de hora, cuando sonó el timbre de la puerta. Fui a abrir, era Caty.

-          “He salido a hace footing” dijo como si no supiera nada.

-          “Tienes una sorpresa” le dije.

-          “¿Que haces tu aquí?” dijo al ver a su marido haciéndose la sorprendida.

-          “Tenia que verte” dijo Edu.

-          “Sera mejor que me vaya” dije.

-          “No lo que haremos será irnos nosotros a un hotel” dijo Caty.

-          “Pero porque, os podéis quedar los dos, la habitación de arriba la cama se convierte en doble” dije.

-           “No lo comprendes iremos a un hotel y cogeremos habitaciones separadas, ¿Has traído equipaje?” dijo Caty preguntando a su marido.

-          “Si lo tengo en el coche” dijo Edu.

-          “Recogeré mi ropa y nos iremos a un hotel” dijo Caty.

-          “No hace falta, Caty te quedas en la habitación que estas, y tu, Edu, te vas a la del tercer piso” dije.

-          “Lo veo bien, voy a por mis maletas” dijo Edu.

Salió Edu de la casa en busca de sus maletas. Quedando Caty conmigo.

-          “¿Por qué no has dejado que nos fuéramos a un hotel? Con cualquier escusa habría venido y estaríamos solos” dijo Caty.

-          “Es mejor así, si tenemos oportunidad la aprovecharemos” dije.

-          “¿Y si no la tenemos?” dijo Caty.

Le iba a contestar cuando llego Edu.

-          “Deja que te ayudo” le dije, acompañándolo a la habitación del tercero.

-          “Gracias no puedo hacer grandes esfuerzos” dijo.

Bajamos al salón, allí nos esperaba Caty.

-          “Tenemos que hablar” dijo Caty a Edu.

-          “Mientras vosotros habláis, yo iré a dar una vuelta” les dije saliendo de la casa.

Estuve dando un vuelta, entre en un bar y me tome una cerveza, cuando volví estaba sola Caty.

-          “Te estaba esperando” me dijo.

-          “¿Y Edu?” pregunte.

-          “Ha ido a despejarse, nosotros tenemos algo pendiente” dijo acercándose a mi.

-          “No se si es buena idea, ¿Y si viene tu marido?” pregunte.

-          “No te preocupes de él, te espero en la habitación” dijo dirigiéndose a la su habitación.

Espere unos minutos para seguirla, cuando llegue a la habitación Caty estaba desnuda sobre la cama, con las rodillas flexionadas y abiertas dejándome ver su coño. Me acerque a ella, me desnude, le acaricie las pechos pellizque sus pezones, soltó un gemido, acerque mi boca y mientras le chupaba los pezones con la mano acaricie su vientre, ella se estremeció al contacto de mi mano, seguí bajando hasta colar mi mano en su entrepierna, con el dedo índice y en círculos acariciaba su clítoris, Caty gemía y se mordía el labio inferior, con el dedo pulgar seguí acariciando su clítoris y con los otros dedos acariciaba sus labios vaginales, para terminar metiéndolos en la vagina. Sus jadeos aumentaron.

-          “Métemela, la quiero dentro de mi” dijo entre jadeos.

-          “¿No te gusta, lo que te estoy haciendo?” dije pero no pare.

-          “Si, mucho, pero durante los últimos siete años es lo que me ha estado haciendo Edu, de ti quiero algo mas” dijo estremeciéndose.

-          “No te preocupes, tendrás mucho mas” dije.

Caty estaba a punto de llegar al orgasmo, con la mano izquierda le acariciaba y pellizcaba su pezón derecho, con la boca mordisqueaba y chupaba su pezón izquierdo, y con hasta tres dedos de la mano derecha recorría su vagina.

-          “Ya, estoy  llegando, mas rápido me corro” dijo con dificultad Caty.

Le cogí por las piernas se las separe mas, y encare mi polla a la entrada de su vagina, un pequeño empujón y se la metí, Caty dio un grito definitivamente había alcanzado el orgasmo al sentir mi polla en su interior. Pero no pare seguí, cogí su pierna izquierda y la puse sobre mi hombro derecho, y su pierna derecha en mi hombro izquierdo, la cogí de los muslos y apreté.

-          “Oh, si mas fuerte, así” dijo gritando.

Seguí empujando, mi polla recorría una y otra vez su vagina, arrancándole gemidos, solté su pierna derecha de mi hombro izquierdo, y seguí penetrándola hasta que alcanzo otro orgasmo.

-          “Sigue, ahora te toca correrte a ti, quiero sentir tu leche dentro de mi” dijo Caty

Hice que se diera la vuelta, se pusiera a cuatro patas, con mi polla estuve un rato acariciando su clítoris y sus labios vaginales, hasta que la cogí por la cintura y se la metí, hasta que mis testículos toparon con sus nalgas, Caty seguía jadeando, seguí con mis embestidas, ella mientas se acariciaba el clítoris, con lo que el tercer orgasmo llego pronto y casi inmediatamente me corrí, mi leche inundo su vagina.

Me deje caer sobre ella aplastando mi cuerpo contra el suyo, unos minutos después  me colocaba a su lado, seguí jugueteando con sus pechos y pezones.

-          “Hacia siete años que no tenia un orgasmo, con una polla dentro” dijo.

-          “Pero no lo has intentado” dije.

-          “Con Edu por su operación es difícil” dijo.

-          “Pero, ¿Y con otros?” le dije.

-          “La verdad es que ha habido varios que me han tirado los tejos, pero hasta esta semana aquí no había tenido esa necesidad, y sobretodo anoche” me confeso.

-          “Te confesare que cuando te vi en la estación se me puso dura, y desde ese momento creo que cada vez que te veía se me ponía dura” le dije.

-          “Me lo imagino...” sonrió “... sobretodo el lunes cuando nos cruzamos en el pasillo, yo me había quitado el sujetador ¿No?” dijo con una sonrisa malévola.

-          “Que puta estas hecha” le dije.

-          “A mi marido nada de esto, si te pregunta no le digas nada, una cosa es que lo imagine y otra que se entere” dijo.

-          “Ya me lo pregunto, cuando llego” le dije.

-          “¡Si!, pues ya sabes nada de nada” recalco.

-          “Tendremos que ser cuidadosos” dije.

-          “Edu estará hoy, sábado, y mañana, domingo, por la tarde se marchará. Hasta ese momento no haremos nada” dijo

-          “Y lo de ahora ¿Por qué?” le pregunte.

-          “Eso ha sido un calentón”

-          “Y tu a mi mujer ni...” dije señalándome con el pulgar la falange del dedo índice.

-          “Por supuesto, acabo de ganar un amante, no quiero perder una amiga” dijo riendo.

Me levante y me fui al baño a ducharme. Tenía una semana por delante para conocer mas afondo a Caty.