Infidelidad 2
Nuevamente estuve con él, cedí a la tentación.
En mi anterior relato terminé diciendo "ahora hago el amor con mi marido pero cuando estoy sola .no puedo olvidar ese día". Creo que todos los que secretamente hemos tenido una aventurilla quedamos con el gusanillo del porqué no un gustito más ? sobretodo, si la travesura fue muy buena y placentera.
Luego de aquella primera infidelidad con un amigo de mi grupo, muchas cosas venían a la cabeza pero siempre terminaba imponiéndose el momento vivido y ese gusto que ya nadie podía quitármelo. Una mujer madura como yo también tiene algún derecho a divertirse, a tener su propio espacio, a gozar de los placeres de la vida, hombres y mujeres tenemos iguales oportunidades.
Hace ya algo más de dos meses de aquella vez y hace unos días , dos sábados atrás exactamente, les puedo decir que repetí la aventurilla que les relato a continuación:
Era un día sábado, 6:40 pm, terminaba de hablar por teléfono con mi marido, nuevamente fuera del país por sus impostergables viajes de negocios, cada vez más continuos, habíamos hablado cerca de hora y media. Colgado el teléfono me recosté en mi cama, encendí la TV, estaba viendo uno de mis programas favoritos, cuando cerca de las 7.10 pm sonó mi teléfono, recostada como estaba cogí el fono y al contestar me dijo: "Hola? Milena? Sí dije, hola soy Raúl me dijo, no te molesto? Preguntó, no, contesté y bueno comenzamos a charlar un poco, me preguntó cómo estaba, le dije que bien, hasta que me preguntó por mi marido, no pude decirle que estaba en casa porque yo sabía que él ya tenía conocimiento que mi marido estaba fuera del país, dado que se lo había dicho una amiga del grupo (sólo como un comentario claro está, dado que ella no sabe lo que pasó entre nosotros dos meses atrás) y bueno no me quedó más remedio que decirle que estaba fuera del país. Bueno seguimos conversando hasta que de pronto comenzó decirme que tenía algunos problemas personales y a ponerse algo lastimero como para que lo consuele. Bueno yo le seguí el juego y poco a poco comenzó a ponerse sutilmente atrevido y a mi gusto deliciosamente adulador conmigo. Cosa que extraño de mi marido. En ese momento, sola en casa, sin nada que hacer, decidí quitarme nuevamente el "chip" de esposa y conectarme el de "mujer madura y libre por un rato". La mieles del deseo hicieron que cayera nuevamente en aquel juego de gusto y placer con un hombre que tiene la virtud de pasar de buen amigo a gran amante. Luego de estar hablando por casi media hora, se animó a invitarme a salir, invitación que no dudé en aceptar pero pidiéndole las reservas y discreciones del caso. Quedamos en salir a cenar fuera y pasaría a recogerme a las 10 de la noche. Comencé a prepararme para esa nueva cita, tomé una ducha y decidí ponerme un vestido sexy y provocador, corto, algunos centímetros encima de la rodilla y escotado que exponía perfectamente lo que a él le gusta .mis piernas y mis pechos.
Dieron las 10 de la noche, estaba lista, me llamó nuevamente para decirme que estaba esperándome a dos cuadras de casa (para no llamar la atención de la gente, aunque vivo en una zona muy tranquila donde nadie molesta). Llegué al punto de encuentro nos saludamos con besos en las mejillas, encendió su auto y fuimos. Por el camino conversamos un poco de todo, sobre el grupo, sobre como estábamos, como para romper el hielo, y el infaltable repaso de sus ojos sobre mis muslos que no faltó. Me invitó a cenar fuera de la ciudad en un lugar muy confortable, privado y agradable. Cuando llegamos al lugar, él entró primero para asegurarse que no había nadie conocido, luego de unos minutos se acercó al auto y me dijo "entremos Milena no hay moros en la costa". A pesar de lo reservado del lugar pedimos una mesa casi al final para mayor tranquilidad, las luces eran muy tenues y había una agradable música ambiental. Pedimos algo ligero para comer, una botella de vino y agua. Cenamos de lo más bien y brindamos por el momento agradable que teníamos, un momento entre una mujer y un hombre simplemente que prometía ponerse mejor luego. Terminada la cena conversamos de todo, hasta que tocó el tema de la vez anterior, coincidimos en que fue una noche inolvidable y que él deseaba que se repita. Decidí jugar a ponerme difícil y ver su desesperación, sus ansias, su deseo por tenerme. Hasta que no soportó más y me dijo "Milena por favor regálame una noche más contigo, ardo en deseos de repetir aquella noche, no sé que tienes pero vuelves loco a tu amigo, aunque ahora solo soy un hombre que te desea, por favor Milena. Aunque yo también deseaba estar con él decidí no hacerlo sufrir más y le dije Raúl no desesperes, vamos a disfrutar este momento en otro lugar. Cogió mi mano y me dijo, vamos a un lugar muy discreto cerca de aquí. Pagó la cuenta y me dijo voy a ver nuevamente todo el lugar, luego salgo y te aviso a tu móvil si no hay moros en la costa. Así salió y luego de 5 minutos me llamó y dijo que no había nadie conocido por el lugar y que podía salir. Salí del lugar, ya en el auto, se puso romántico y efusivo, en un momento detuvo el auto y me besó apasionadamente, yo correspondí a aquel beso también y sentí sus manos calientes bajo mi vestido, estrujando suavemente mis piernas, hasta alcanzar mis panties. Le dije que mejor esperemos hasta llegar al motel donde nos dirigíamos. Se detuvo y apresuró la marcha. Ya casi daban la 1 de la madrugada cuando llegamos al lugar, nos registramos y subimos a la habitación, ya dentro, me toma entre sus brazos, mi espalda pegada a su pecho, cogía suavemente mis pechos mientras se contorneaba por detrás mío como queriéndome penetrar por encima del vestido, yo también meneaba mi colita y podía sentir su miembro muy duro. De pronto que me sube el vestido y me lo saca por completo quedando en panties y brasiere, comienzo a sentir sus labios en mi cuello, sus manos en mis muslos, en mi cintura, en mis pechos, dibujando todo mi cuerpo, luego me volteo, los dos seguíamos de pie, lo beso y me pego a su cuerpo sintiendo y deseando su pene dentro de mí. Me lleva luego lentamente hasta la cama sin dejar de besarnos ni tocarnos, hasta que me pone de espaldas sobre la cama, me separa las piernas, me retira la pantie y con algo de desesperación se abalanza sobre mi cuquita para besarla, chuparla y jugar con ella, yo sólo cerraba los ojos y gozaba, sentía su lengua humedeciendo más mi vagina, luego tomo la iniciativa yo, me siento y le saco la camisa, quito sus pantalones y bajo su trusa. El se echa sobre la cama y yo a un costado cogiendo su gran pene, oscuro y duro y él que me dice cómelo Milenita, accedí a hacerlo, lo puse dentro de mi boca succionándolo, pasando mi lengua por su cabeza, el sólo gemía y jugaba con mi pelo, luego me dice ven que quiero penetrarte, subí hasta él y me senté sobre su miembro en cabalgata , me movía de lado a lado y podía sentir perfectamente ese pedazo duro de chocolate latiendo a mil dentro de mí, cambiamos de estilo, me puso de costado levantando con su mano derecha mi pierna, podía sentir toda su fuerza, obtuve mi primer orgasmo, sentí como mojaba su miembro, el seguía en ese frenesí. Cambiamos de posición a perrito, metiendo y sacando, cogiendo por detrás mi cabellos, repitiendo una y otra vez mi nombre, como lamentándose de que no fuera totalmente su mujer. Finalmente, en posición frente a frente, sintiendo todo su peso, resistiendo sus furiosas embestidas de hombre fuerte, nuevamente voltee mi cabeza hacia el costado y me ví en el espejo, estaba ahí, siendo poseída por aquel hombre de color en un armonioso matiz de colores de piel, entregados al placer del sexo maduro, me excitaba al extremo ver cómo me tocaba, cómo cogía mis pechos, mis piernas y yo con mis brazos tocando su cabeza, frotando su espalda, con las piernas separadas y los pies a media altura recibiendo sus embistes. Hasta que comenzó a moverse más rápido, busco mis labios me besó con pasión, diciéndome estoy llegando mi amor, me encantas Milenita y de pronto el gran chorro caliente y abundante que inunda todo mi interior. Realmente abundante, casi 20 segundos de su gran esperma. Luego de eso los besitos de rigor de amantes pero no pude evitar preguntarle si siempre se venía en esa forma y me juró y rejuró que sólo conmigo le pasaba eso, más vanidad para mí. Inevitable la comparación con mi esposo, muchos dicen que los hombres de color eyaculan más, puedo asegurar que sí
Luego de ese encuentro, recostados en la cama nuevamente conversamos, sin dramas, sin culpas, adultamente, sin compromisos, llegando a la conclusión que aquellas travesuras eran entre él y yo solamente, se daban en nuestro propio espacio y era inútil negar que ambos nos gustábamos pero pero pero, sólo para eso y dejaríamos que las oportunidades se dieran solas, sin buscarlas, sin forzar nada y por supuesto con la boca bien cerrada. Daban las 3 de la mañana. Nos dimos un duchaso final, dejamos el motel, camino a casa sólo bromas de amigos, charlas sobre el próximo cumpleaños de una buena amiga, preparativos para darle una sorpresa y gracias por la noche. 3.40 am, llegué a casa, cambio de ropa, ropa de dormir y buenas noches. Viví una magnífica noche otra vez y la vida continúa.
Milena