Inexperiencia

¿Qué haces estúpido? ¿No sabes tratar a una mujer? ¿Quién te dijo que sentíamos placer de esa manera? Seguro saldrás burlándote de mi, diciendo a tus amigotes que...

Inexperiencia.

- Tranquila – se escucha desde el fondo del cuarto. Mi posición no favorece la vista y mi poca ropa me hace sentir presa del depredador que pronto se adentrará en mi tesoro más divino. No le bastó con manosearme descaradamente los senos alegando tener razones que luego me explicaría sino que también pretende meter su mano ¿ allí ? ¿ Acaso él cree que eso me gusta ? O sea ¿ Qué se cree ?

El frío que hay en la habitación me va rodeando, erizando cada cabello por donde pasa y dando a entender que estoy a su merced, que me hará estremecer, que hará conmigo lo que quiera. Mis pezones se endurecen y se aprecian a través de la pieza que cargo… mi vergüenza aumenta mientras que siento que hay algo cada vez más cerca de mi, que me invade, que me ruboriza

Boca arriba, piernas abiertas, mostrando toda mi intimidad – estoy totalmente rendida . Sus dedos comienzan a explorar la zona – se sienten raros . Recorren toda la extensión de mi vagina y renuevan el camino antes recorrido. Un pequeño roce en mi clítoris produce un suspiro que rápidamente trato de esconder – aún faltaba algo . Mi sorpresa es que un frío inmenso se apodera de mi cuerpo, invadiendo cada parte de mí ser, pero rápidamente la sensación desaparece al sentir que algo entra en mí, que algo invade la hondura de mi más divino tesoro. Ese objeto frío ha allanado mi anatomía y al parecer se hace más grande porque siento mi vagina más y más dilatada – Dios – suspiro y noto que ya el terror ha cesado… el objeto ya no da más – me siento muy abierta , muy expuesta – pienso mientras reflexiono la ironía – yo decía que antes me sentía invadida

El frío intermitente me eriza el cuerpo cada vez que se le ocurre y mis sentidos están cada vez más agudos… un dedo roza mi clítoris nuevamente y cuando suspiro de nuevo, siento toda la extensión de… un momento no es uno, son dos dedos entrando por la puerta prohibida, donde creía que solo entraba quien yo quería – ya veo que estaba equivocada.

- Me quiere hacer sufrir el maldito dedo – pienso al notar que los invasores son egoístas, no quieren darme placer, solo sienten curiosidad y solo van a satisfacerse ellos – yo también quiero . Insisten mis pensamientos y una presión en mi abdomen me aleja por un momento de mi ensimismamiento. Los traviesos dedos deambulan por toda la profundidad de mi vagina, tantean y exploran todo lo que está a su alcance, tratan de alcanzar más de lo que pueden y cada vez mi curiosidad aumenta - ¡Mi clítoris no está allí tonto! Pienso resignada. Ya mi cabeza está desesperada por ver que sucede abajo. Yo también quiero ver, yo también quiero disfrutar, al menos solo con mis ojos.

No espero una lengua, no espero una caricia – obvio que no me las dará - pero al menos este estúpido debería tener la bondad de hacerme sentir un poquito bien, debería tener condescendencia conmigo y ayudarme, aconsejarme, decirme que no tema, hacer que me sienta protegida… pero no, solo está un engreído que se divierte tocando cada parte de mi ser, cada parte de mi intimidad, cada parte de mi rajita… se que tienen fama de ser egoístas pero no sabía que los hombres eran tan pésimos – eso me pasa por ser inexperta, por ser amateur, por ser novata

Seguro me dirá que si hago lo que él me pida todo saldrá bien, que mi vida será mejor, que me sentiré de maravilla – los hombres son todos iguales, insisto . Seguro saldrá riendo de mi temor, de mi inexperiencia, ya veo a todo su grupo de amigos riéndose de mí, vociferando su hombría, alardeando de sus habilidades para hacer sentir mejor a las mujeres.

  • ¡Idiota! – dejo escapar esa frase de mi boca, se cuela ante la impotencia que cargo encima y no me doy cuenta que la dije tan duro que el patán me escuchó.

- ¿Disculpa? – me responde.

- Ehh, nada – digo intuyendo el rojo intenso que deben tener mis mejillas. Quiero que la tierra me trague – imploro en mi pensamiento.

Siento que los invasores se van - ¿Qué paso? ¿Los espanté? Y el objeto que aprisionaba mi vagina lentamente se va retirando dejándome con cierto estado de inquietud. Ya seguro obtuvo su placer, ya seguro obtuvo lo que quería y ahora se retira como el propio egoísta… ni una palabra de apoyo, nada, absolutamente ¡Nada! – pensaba sumergida de nuevo en mi inquietante mente.

- Para ser tu primera vez te has portado como toda una mujer – expresa el hombre de voz gruesa. Ya acabó todo, puedes ir a cambiarte – añade.

Me levanto y resignada voy a la pequeña habitación a recoger mi ropa. ¿ Qué se ha creído este patán ? ¿ Acaso trata así a todas las mujeres ? Tan seco, tan engreído… ¿ No sabe tratar a una dama de quince años ? ¿ Será que soy la primera de mi edad y no sabe como tratarnos ? ¿No sabe que somos tan delicadas, tan frágiles?

Todas esas preguntas sonaban en mi mente mientras terminaba de vestirme. Cuando ya está todo listo salgo y me siento bajando un poco la cabeza – Ya puede pasar señora Acosta – dice el patán y en seguida mi mamá entra sentándose a mi lado para escuchar lo que "Aquel" tenía que decir.

Que si esto, que si lo otro, que si tal, que si fu, que si fa… una verborrea inmensa viene y se estrella en nuestras caras y yo solo puedo ver la inquieta boca del Ginecólogo esperando que se calle y que nunca más tenga que volver a pisar ese consultorio donde fui manoseada, invadida y lo peor de todo… para estar completamente sana. ¿Quién es peor? ¿Mi mamá al mandarme allí estando bien o el Patán?

Pues no me interesa saberlo

Hasta Siempre

Carluch0