Inesperadamente tú 7
Malas ideas
Me dejé caer en el sillón con lágrimas en los ojos, ahora no solo era mi madre si no también mi hermano.
Todo era una mierda y ya me estaba cansando de aguantar las estupideces de la gente.
Después de unos minutos entró Laura y se sentó frente a mi sin decir ni una sola palabra. La miré y le sonreí.
–Todo es una mierda y aún así puedes sonreír? –Preguntó tomando mi mano –Eres una chica increíble Erika –dijo Laura –y que nadie te quite esa sonrisa nunca.
–Que debo hacer? –dije volviendo a llorar
–Natalia me contó lo qué pasó –dijo viéndome con cara de reproche –Porque no me contaste??
–No es como si quisiera andar gritándolo al mundo –dije molesta –no tenía cabeza para nada Lau, y si Natalia se enteró fue porque ella estaba ahí.
–Si me lo dijo –suspiró –Creo que no debes dejar que nada te afecte amiga, es tu vida! Eres mayor de edad –dijo tratando de animarme –No dependes de esos idiotas –se rió –Manda todo a la mierda y haz tu vida como te plazca.
Sonreí enormemente, quería demasiado a esa chica era increíble su optimismo.
–Creo que eso haré –dije algo desanimada –No pierdo nada –me encogí de hombros.
–Así es!! –dijo feliz –por ahí me dijeron que alquilaste una casa genial –dijo ilusionada
Solté una carcajada ya que me imaginaba que todo su sermón de vivir la vida y ser feliz se debía a algo y eso era fiesta.
–Sabía que de eso se trataba –dije riendo –organízala tu!
Saltó de su lugar, me dió un beso en la frente y salió del lugar completamente feliz.
Sonreí y después me puse a trabajar, mantuve mi mente ocupada por mucho rato hasta que alguien entró y yo me exalté al estar sumida en las cuentas del lugar.
–Fue mala idea despedir a tu hermano–dijo Natalia sentándose –El se encargaba de eso –señaló las hojas.
–Si, pero antes de el yo también administraba este sitio –sonreí –me las arreglaré.
–Carlos se está encargando de eso, tiene un amigo que nos puede ayudar.
–Bien –dije concentrada en el trabajo –Mientras sea de confianza todo estará bien.
Guarde los papeles en su lugar y dejé caer mi cuerpo en el respaldo de la silla tocando mi cabeza y cerrando los ojos, sentía que me iba a explotar.
–Necesitas relajarte –dijo Natalia detrás de mi y yo abrí los ojos rápidamente al sentir sus manos en mis hombros haciéndome un leve masaje –Te puedo ayudar un poco.
Mi corazón se aceleró y a pesar de que su ayuda iba sin doble intención me sentía como una tonta al sentir sus manos pasar por mis hombros, decidí concentrarme y cerré los ojos dejándome llevar por la sensación tan placentera de ese momento hasta que se abrió la puerta y abrí los ojos de golpe y vi a Zoé quien veía fijamente a Natalia.
–Disculpa no quería interrumpir –dijo saliendo y cerrando la puerta.
Me levanté y fui detrás de Zoé y la tomé del brazo y la encerré en el baño que estaba cerca de ahí.
–No interrumpiste nada Zoé –dije viéndola a los ojos –que pasa?
–No soporto que esté cerca de ti! –Dijo molesta –Crees que no se que ella no te quiere cerca de mi??
–Solo se preocupa por mi –dije tomándola por la cintura –es normal es mi amiga..
–Yo no creo que... –no dejé que hablara y la besé.
Aquel masaje y las manos de Natalia me habían dejado sumamente mal y yo no me quería quedar con las ganas en ese momento. Quería olvidarme de ella y concentrarme en el placer que me pudiera dar Zoé así que dejé que hiciera conmigo lo que quisiera.
–Nos pueden escuchar –Dijo Zoé con la respiración acelerada
–Me importa una mierda solo hazme tuya–dije con la voz entrecortada.
Me besó con ansiedad, subió su mano lentamente por debajo de mi blusa y bajó lentamente hasta meter la mano por mi pantalón y se fue directamente a mi entrepierna.
Mis gemidos comenzaron a inundar aquel baño y Zoé parecía no querer parar, estaba demasiado concentrada en darme placer y yo estaba completamente perdida sintiendo como sus dedos se paseaban de una manera tortuosa por mi intimidad.
–Hazlo.. –susurré en su oído y pude ver que sonrió.
Pegue un pequeño salto al sentir como dos de sus dedos entraban en mi y comenzaba a moverse lentamente.
Perdí completamente la noción del tiempo y me dejé llevar por el excitante momento, Zoé cada vez aceleraba mas sus movimientos y yo comenzaba a sentir ese calor que solo te indicaba una cosa, cuando sintió que yo estaba a punto de terminar acelero haciendo que terminara entre gemidos y suspiros
Su respiración era agitada y la mía también, pegué su frente con la mía y la besé con cariño..
–Nos tenemos que dar prisa –dijo lavándose las manos y peinando su cabello que había quedado hecho un desastre al igual que el mío.
Sonreí y salí primero yo para asegurarme de que nadie estuviera de chismoso por ahí. Caminé normalmente a mi oficina y vi que estaba sola y entré triándome en el sofá de ahí.
Después de unos minutos entró Zoé y se sentó a un lado mío con una gran sonrisa .
Platicábamos alegremente cuándo Natalia entró con la mirada perdida y sin decir nada solo tomó sus cosas y salió del lugar sin ni siquiera mirarnos.
–Pasó algo allá afuera –le pregunté a Zoé quien hasta ahora que lo pensaba había demorado mas de lo normal.
–No.. –dijo haciéndose la desentendida..
–Bien –dije sin preguntar mas ya que ella no tenía por que mentirme.
Después de platicar un buen rato Zoé se fue ya que tenía trabajo que hacer en casa.
Yo decidí hacer lo mismo y recogí mis cosas para ir a casa de papá por mis maletas y llevarlas a mi nueva casa.
Cuando estaba a punto de salir del restaurante Laura me detuvo.
–Mañana puede ser la reunión? –Preguntó ilusionada
–No pudieron esperar eh!? –Pregunté burlona ya que estaba de muy buen humor.
–Bueno ya sabes como somos – Se rió apenada.
–Está bien.. solo no invites a mucha gente –dije sonriendo –nos vemos mañana Lau –Dije despidiéndome para después perderme por la puerta.
Subí a mi coche y manejé a casa de mi padre donde ya había dejado las maletas listas en mi cuarto. Subí todo a mi coche y cuando estaba por irme recordé a Alejandro y fui a buscarlo en su recamara pero no lo encontré por lo que decidí irme y después regresar y despedirme.
Me puse en camino a mi departamento un poco mas tranquila y relajada, no quería que nada mas me afectara, al fin de todo iba a seguir el consejo de mi amiga Laura.
Mandaría a la mierda a todo aquel que se interpusiera en mi felicidad a partir de ese momento.
Llegué a mi nueva casa y me sorprendió ver a Natalia sentada en el portal de mi casa, me bajé rápidamente ya que se veía muy mal.
–Naty que pasa? –dije sentándome a su lado –Tuve una discusión con Gerardo y mi padre nos escuchó discutir y me prohibieron verlo mas –Dijo llorando mas fuerte –Discutí con mis padres y me echaron de casa.
Se aferró a mi en un abrazo y yo no pude hacer mas que corresponder.
–Tranquila.. –Dije perdida –Puedes quedarte aquí –dije no muy segura de lo que estaba haciendo –no hay problema..
–No vine a eso Erika –Dijo limpiando sus lágrimas –Yo tengo dinero para pagar un hotel – dijo mas tranquila.
–No hace falta que te vayas –dije sonriendo sabía que estaba cometiendo un error pero también la quería cerca de mi y no podía dejarla sola.
–Mis padres creen que aún vivo de ellos –se rió –creen que no puedo hacer mi propia vida y ser independiente –negó con una sonrisa.
–Es normal, tus padres siempre se han preocupado por ti eres su única hija Naty –Dije poniéndome de pie.
–Lo se Erika pero ya no soy una niña y creen que me van a perjudicar al echarme de casa –Dijo siguiéndome hasta mi coche y ayudándome a bajar las maletas.
Mientras bajábamos del coche mis cosas, Natalia seguía contándome toda la discusión con sus padres, que seguramente se solucionaría en dos semanas como las veces anteriores que se quedaba en mi antigua casa.
–Ya solo ignóralos –Dije sentándome en el sofá –eres mayor y sabes lo que haces..
–Entonces me dejas quedarme contigo –Preguntó con ilusión –el tiempo que me quedé prometo que ayudaré con todos los gastos.
La miré mientras analizaba la situación, tenerla aquí y que me ayudara con los gastos sería buena idea o mala.
–Si. –dije forzando una sonrisa porque ya no había vuelta atrás.
Pasé la tarde acomodando mi ropa en el cuarto que había escogido, mientras Natalia decidía cual recamara tomar ya que las dos sobrantes estaban increíbles.
–Esta de aquí es la que quiero–dijo señalando la recamara que estaba al lado de la mía.
–Toda tuya entonces –sonreí cerrando la puerta de mi cuarto y caminando a la sala.
–A donde vas? –Preguntó al ver que tomaba mis llaves de la mesa.
–Hacen falta cosas, ire a comprar cosas para asearse y alimentos para la semana –Dije tomando mi bolsa y mi abrigo del sofá.
–Crees que pueda ir contigo? –Preguntó con timidez.
–Claro vamos –Dije animada –Necesitaré ayuda.
Salimos de casa y manejé al supermercado mas cercano al lugar, entramos y Natalia se perdió por algún lugar mientras yo vaciaba aquel supermercado.
Después de una larga hora, Natalia y yo nos encontramos en la caja para pagar y cada quien llevaba miles de cosas.
–Esto es demasiado –dije yo viendo su carrito –no crees?
–Naa! –dijimos al mismo tiempo y nos reímos.
En ese momento me perdí en su mirada y su risa y reaccioné cuando la chica que me iba a cobrar me llamó.
Enfoque mi atención en pagar lo que llevaba en mi carrito de supermercado y traté de ignorar a Natalia.
Salimos de ahí en completo silencio pero con una sonrisa enorme.
Mientras caminábamos hasta el coche ella se paró de repente y su cara se puso pálida, caminó hasta un lugar donde se encontraban dos personas besándose.
–De verdad que eres un idiota Gerardo –le gritó –aprovechas cualquier discusión para revolcarte con cualquier zorra.
–Cállate y déjame en paz Natalia, te dije claro que ya no quiero nada contigo.
El tipo se fue abrazando a la chica dejando a Natalia en un mar de lágrimas en medio del estacionamiento.
No podía decir que me alegraba porque me partía el corazón verla llorar de esa manera pero ella sola había llegado hasta esa situación.
Me acerqué a ella y la atraje hasta a mi.
–Vamos a casa..
La subí al coche y después subí las bolsas de las cosas que habíamos comprado y después me puse en marcha hasta mi nueva casa.
El camino fue en completo silencio, sabía que ella no iba a hablar y solo se haría la fuerte como cada vez que terminaba con ese idiota.
Al llegar su silencio seguía reinando pero me ayudó a meter todo a la casa y después acomodarlo todo en su respectivo lugar. No aguanté mas y hablé.
–Estás bien? –hablé cuidadosamente.
–Si, no te preocupes ya se me pasará.
–Sabes que estoy aquí para ti no? –Dije buscando su mirada.
–Lo se –me miró sonriendo.
Después de unos minutos su ánimo cambió completamente y se sentó a mi lado animada.
–Me han avisado de la reunión de mañana –dijo feliz
–Cierto! Se me había pasado comentarte –sonreí con pena.
–No importa –dijo sonriendo. –Quiero que mañana sea un día nuestro Erika, solo tu y yo las mejores amigas de siempre..
–Supongo que si –dije incómoda –No pensaba invitar a Zoé no quiero escándalos, no se quien vaya a venir.
–Perfecto –dijo viéndome con una ceja levantada –será una muy buena noche entonces.