Inesperadamente tú 18
Consejos
–Porque tienes esa cara Érika –dijo Natalia viéndome.
–No tengo otra Nat –dije en broma
–Porque te comportas de esa manera Erika –dijo fastidiada
Solo volteé los ojos y salí de la oficina rumbo a mí coche tenía que ir a comer con mí madre.
Manejé recordando la noche en la que había dormido abrazada a Elizabeth y en el que le había confesado que me gustaba, ya habían pasado 3 días y solo hablábamos lo necesario, me gustaba y me mataba no poder intentar algo con ella.
Mientras manejaba a la casa de mí madre, sonó mí teléfono y al ver que era número desconocido preferí no contestar, no tenía humor para hablar con alguien desconocido o algún número equivocado.
Subí la música del estereo pero la insistencia de mí teléfono era tanta que decidí contestar.
Llamada:
–Diga?! –conteste algo fastidiada
–Mal momento Señorita González?
–Quien habla? –dije confundida
–Fabiola Contreras..
Me sorprendió de sobre manera su llamada ya que entre ella y yo no había nada que tratar.
–Disculpa Fabiola, me duele un poco la cabeza y bueno lo lamento me agarraste en mal momento.
–No te preocupes –dijo riendo –Quisiera hablar contigo.. no se si nos podamos ver dentro en unas horas en mí despacho..
–Si, sin problema –dije algo confundida –pasa algo con Elizabeth?
–No pasa nada con ella –guardo silencio –pero si es sobre ella de quien quiero hablar..
–Ok, solo dime la hora y estaré ahí!
–A las 6 PM terminaré todos mis asuntos pendientes
–Ok ahí estaré.
Colgué la llamada y mí mente seguía pensando en eso que Fabiola quería hablar conmigo.. no tenía idea de que era pero esa tarde lo iba a descubrir.
Elizabeth
Érika despertaba tantas cosas en mí y decir que no me moría por tenerla en mis brazos era mentira. Ya habían pasado algunos días desde que le dije que me gustaba y ella actuaba distante por mí culpa.
Le había quitado las intenciones de intentar algo conmigo pero era lo mejor, no quería que en algún momento la diferencia de edad nos afectara de alguna manera..
Cuando estaba cerca de ella mí humor cambiaba y era feliz pero desde que se comenzó a alejar mí humor y mí ánimo estaba por los suelos y Fabiola lo notaba.
–Mañana le diremos a mamá sobre ti –dijo Fabiola a lo que yo respondí solo asintiendo con la cabeza.
–Esta bien –dije sonriendo –Josue cunado regresa – pregunté.
–En una semana –dijo examinandome con la mirada. –No sabe nada porque quiero que sea una sorpresa..
–Ya quiero ver a mí pequeño –dije viendo a la nada
–Y Érika? –pregunto de la nada Fabiola.
Mí mirada se dirigió inmediatamente a Fabiola que solo sonrió al ver mí reacción.
–Que tiene que ver Érika aquí? –dije confundida y a la defensiva.
–No lo sé –dijo con una sonrisa burlona –tu dímelo....
–No se de que hablas hija –dije haciéndome la desentendida
–Supongo que tú humor no se debe a que ella no esté cerca de ti..
–No! –dije evitando su mirada –Solo me pone nerviosa Sandra.
–Todo estará bien –dijo tranquila –Se que es difícil pero mí madre cambió demasiado..
–Tu madre –repeti sus palabras y reí. –Esa mujer nunca cambiará..
–Si, mí madre –repitio –Desde que se casó con Lucía ya no es la misma..
–Quien diría que alguien haya podido amarrar a esa vaca loca –las dos reimos.
–Ya no es la misma –dijo suspirando
–Que paso en todos estos años? – pregunté con curiosidad
–Son cosas del pasado que prefero contarte con el tiempo –dijo con nostalgia –tenemos mucho tiempo ahora y creo que es muy larga la historia..
–Espero que Sandra jamás haya perjudicado tu vida.. –la miré fijamente.
–Sandra no me provoco nada mamá –dijo sonriendo –yo sola me busque los problemas, soy idéntica a ella en todo..
Suspiré y cubrí mis ojos ya que la imagen que yo tenía de Sandra era horrible y despiadada con la gente, y no me podía imaginar a mí hija de la misma manera.
Solo asentí y suspiré, sabía que Fabiola tenía una historia que cuando me la contrata estaba segura no me iba a gustar para nada..
–Bien.. –dije un poco triste.
Érika:
Me encontraba saliendo de casa de mí madre y me dirigía al despacho de Fabiola y me tenia sumamente nerviosa el no saber que era lo que quería hablar.
Una vez llegué entré e inmediatamente la secretaria me hizo pasar al despacho en cuanto me vió, la seguí y entramos al despacho y Fabiola me miró con una leve sonrisa.
–Sientate –me dijo después de estrechar mí mano después de saludar.
–Que pasa –Suspire –Me tienes intrigada con eso que quieres hablar conmigo –sonrei de manera nerviosa.
–No es nada malo –sonrio –Mi madre últimamente ha estado de un humor muy malo –dijo viéndome a los ojos –Y al llamarte esta mañana pude ver que tú estás igual –soltó una carcajada.
Me sentía un poco apenada y molesta por la risa de Fabiola pero me había llamado mucho la atención lo que me había dicho.
–Bueno no sé de qué me hablas –dije haciéndome la desentendida –yo solo tuve mala mañana en el trabajo eso fue todo.
–Se que tanto tú, como mí madre me están mintiendo –dijo muy segura cruzándose de brazos – se que sientes cosas por mí mamá o al menos se que te gusta –dijo hablando de manera a sería.
No pude responder solo suspiré derrotada
–No te voy a juzgar Érika –dijo Fabiola amablemente –Se lo que se siente.. y yo solo te cité para darte un consejo y es que cuando en realidad quieres algo no lo dejas ir a la primera –sonrió –Tienes que luchar por eso y créeme que si es para ti, tus esfuerzos valdrán la pena.
Asentí y sonreí con pocos ánimos sabiendo que Elizabeth no era para mí y no tenía fuerzas para luchar sabiendo que podía salir lastimada.
–Lo tomaré en cuenta –sonrei y ella me miró de manera más seria
–Tus ojos no reflejan nada de felicidad –dijo suspirando –Hubo un tiempo donde yo me sentía así y créeme que no vale la pena –dijo poniéndose de pie –ante tus ojos puede estar el amor de tu vida y tu misma te niegas a verlo por el miedo de que alguien más te pueda lastimar..
Asentí sorprendida porque se veía en los ojos de Fabiola que en un pasado había sufrido y esos consejos venían por experiencia.
–Cometi muchos errores –dijo Fabiola –Y me lastimron demasiado y jamás perdí la esperanza..–sonrio –Oh puede que sí lo haya hecho,pero cuando ni siquiera lo esperaba Daniela me cambió la vida completamente.
–Se ve qué se quieren mucho –dije
–La amo con todo mí corazón y no creo que exista alguien que pueda cambiarlo.
–Se nota –la mire –Tu madre me dejó claro que no pasará nada – confesé –Y no quiero salir lastimada nuevamente.
–No pierdes nada por intentar –dijo Fabiola suspirando –Era difícil para mí por mí padre quien la ama con locura – me miró –Pero mi madre está bien contigo..
No sabía que hacer, tenía a Fabiola frente a mí dando su autorización para intentar algo con Elizabeth y estaba decidida a luchar por ella.