Inesperadamente tu 14
Encuentro
Mientras yo miraba curiosa aquél nombre, mí madre se despedía de Elizabeth y momentos después salimos de ahí un poco más aliviadas.
–Tu madre me cae bien –Dijo Elizabeth.
–Si es una buena persona, aunque a veces no tanto –Reí
–Ya lo imagino.
–Llamarás a la abogada? –Pregunté curiosa
–Si, hoy no pero si lo haré –suspiró
–Hey tranquila todo estará bien –puse mí mano en su hombro – yo estaré para apoyar lo prometo.
–Gracias –sonrió –No entiendo porque cada que llego a un lugar me encuentro con personas increíbles.
–Eso es porque tú lo eres –Sonreí ampliamente.
–Eres una buena chica Érika –dijo viéndome fijamente.
–Supongo que si.. –dije suspirando
–Aún no me quieres contar lo que te pasó? –dijo cuidadosamente –Estamos en confianza.
–Si, es una historia un poco fuerte y créeme que no me gusta recordar pero creo que me haría bien hablarlo.
–Siempre es bueno hablarlo
–Vamos a mí casa –dije –Nos tomamos una copa y te cuento.
–Vamos –sonrio ampliamente.
Manejé rumbo a mí departamento en silencio, yo pensando en la traición de mí padre y ella pensando en sus hijos. Era un silencio cómodo.
Al llegar bajamos y al entrar a mí casa vi que en la sala estaba Natalia y su novio viendo televisión lo cual me molestó de sobre manera ya que ese tipo no era bienvenido en mí casa.
No quise hacer un drama por lo que solo indiqué a Elizabeth el camino a la cocina por unas cervezas y después nos fuimos a mí recamara.
La mirada de Natalia estaba clavada en mí y se veía furiosa pero no dijo ni media palabra por lo que preferí ignorarla.
Cerré la puerta de mí cuarto y puse las cervezas en una mesa y me dejé caer en la cama y Elizabeth se sentó en el otro extremo de la cama poniendo su cabeza en el respaldo y viéndome fijamente.
–Te gusta no? –Preguntó
–Es complicado –Dije – siento muchas cosas por ella y últimamente me ha estado provocando pero yo no quiero seguir su juego porque sé que saldré más dañada de lo que estoy ahora.
–Te han hecho mucho daño no– preguntó abriendo una cerveza.
–Mi padre se acostó con mí chica –reí
–Vaya –su cara e sorpresa lo decía todo, no se esperaba algo así –Que mierda –dijo dándole un trago a la cerveza.
–Lo es, quise vengarme de el pero me arrepentí supongo que mí vida está marchando bien y sé que quedarme con cosas del pasado lo puede arruinar.
–Chica madura me gusta –dijo sonriendo de medio lado.
Me sonroje y solo pude sonreír tontamente.
–Me queda claro que eres una buena chica Érika –dijo tomando mí mano –Eso no es fácil y menos viniendo de tu padre –habló sinceramente –Esa sonrisa que le brindas a la gente a pesar que sabes que estás mal habla mucho de ti..
Sonreí al recordar lo que ya me habían dicho.
–Me lo dicen seguido –Dije suspirando –lo voy superando poco a poco tiempo al tiempo.
–Asi es, tómate tu tiempo –depositó un beso en mí mano – no hay prisa.
No sé porque razón solo me acerque a ella y me puse entre sus brazos y ella rápidamente entendió cuanto necesitaba de ese abrazo de ese contacto sin dobles intenciones y se aferró a mí así como yo a ella.
–Todo pasará –dijo acariciando mí pelo –Y estarás bien, estaremos bien.
Una sensación de calidez inundó mí corazón y es que no sabía porque Elizabeth me causaba tanta confianza y me hacía sentir de esa manera.
–Gracias por aparecer –dije sin pensar.
Eso era lo que sentía porque si no hubiera aparecido, yo hubiera. Continuado con esa venganza que tal vez me hubiera arruinado, pero Elizabeth había llegado justo a hacerme ver que había cosas más importantes en las que debía pensar y ese era mí negocio y nada más.
–Gracias a ti pequeña –dijo dándome un beso en la frente y suspiró.
Elizabeth:
La sensación no se iba a de mí pecho al tenerla en mis brazos, quería cuidarla quería consolarla y estar siempre para ella pero yo no podía permitirme algo así, ella era muy joven y yo simplemente no era suficiente para ella, me daba miedo estar cerca de ella.
Alteraba mis sentidos y a veces decía tonterías al no saber cómo reaccionar ante su presencia, era una chica increíble y no se merecía estar sufriendo de esa manera, era perfecta para cualquier persona pero ella no se daba cuenta.
–Creo que debo irme Pequeña –dije tratando de reincorporarme lentamente pero ella se aferró más a mí y sentí como se aceleró mí corazón al momento.
–No te vayas quédate conmigo –dijo un poco adormilada
–Me quedaré hasta que te duermas -–dije acariciando su cabello y admirando su bello rostro
Solo asintió y se acomodó aferrándose más a mí, en ese momento la veía como niña indefensa que necesitaba que la cuidaran y yo quería ser esa persona que ayudara a reparar el corazón tan grande que ella tenía.
Unos minutos después cuando estuvo completamente dormida me fui lentamente y en la sala me topé con Natalia que me veía con mala cara.
–Hola Natalia –Saludé
–Elizabeth –dijo fingiendo una sonrisa –no sabía que tú y Érika eran muy cercanas –hablo molesta
–Porque? Te importa? –pregunté curiosa
–Eres mayor que ella –dijo enojada –no veo que pueda buscar en ti..
–Ay Natalia cualquiera que te escuche diría que estás celosa y no es así verdad? –dije con burla –si quieres que tu amiga sea feliz dejala tranquila y no le provoques más duda niña..
Caminé hasta la puerta y antes de abrirla le dije.
–No somos muy cercanas pero lo seremos pronto.. lo prometo.
Salí de ahí dejando a Natalia con la palabra en la boca.
Érika:
Desperté desorientada y vi el reloj y pasaban de las 3 am, recordé a Elizabeth y rápidamente tomé mí teléfono y vi que tenía un mensaje suyo.
Mensaje:
Se que despertarás preocupada por mí pero estoy bien ya estoy en casa, pequeña gracias por tenerme confianza.
Sonreí tontamente y es que sin querer se estaba ganando mí cariño sin problema.
–Te gusta no? –Preguntó alguien desde la puerta haciendo que casi me diera un infarto del susto.
–Natalia no hagas eso por favor –dije cubriendo mí rostro –me asustaste
–No respondiste a mí pregunta Érika
–No!! –dije dudando –O no se, provoca algo en mí que me gusta pero no veo la forma en que ella y yo podamos ser más que socias y amigas.
Natalia solo negó, sonrió y caminó a la salida y yo le pregunté.
–Que haces aquí y porque estás despierta?–dije curiosa
–Fui por un vaso de agua, tu puerta estaba abierta y te vi despierta –habló sin mirarme
Siguió su camino y yo no quise preguntar más solo dejé que se fuera.
A la mañana siguiente desperté con una llamada de Elizabeth que rápidamente atendí.
Llamada:
–Hola? –dije algo adormilada
–Erika pequeña te desperté –hablo apenada
–No, bueno si pero ya tenía que despertar – reí –que pasa?
–Te quería pedir que me acompañes a ver a la abogada.. creo que ya es hora de regresar a la vida..
–Claro!– dije poniéndome de pie. –Solo me doy un baño y voy por ti.
–Vale te espero
Colgó la llamada y yo me duché rápidamente cuando estuve lista manejé rumbo a su casa y mientras manejaba me adelante y llamé al despacho de la abogada Fabiola.
Llamada
–Despacho Contreras diga –
Contestaron
–Buenos días señorita podría hablar con.. –Revisé el papel antes de preguntar –Fabiola Contreras.
–En este momento está en una reunión –dijo –hoy está recibiendo consultas legales..
–Perfecto! –dije
–Muy bien, la próxima consulta la tiene disponible dentro una hora
–Muy bien señorita gracias!!
–A que nombre la pongo?
–Erika González
–Perfecto.
–Gracias.
Colgamos la llamada y seguí mí camino a casa de Elizabeth, al llegar pude ver que me esperaba nerviosa fuera a de su casa y sonreí al verla.
–Que pasa –dije viéndola
–Estoy muy nerviosa –subió al coche y yo también subí.
–Todo estará bien –hablé tratando de calmarla. -–Estaremos bien –dije repitiendo lo que la noche anterior ella había dicho.
Sonrió y seguimos el camino hasta el despacho de la abogada.
–Me adelanté y puse cita con la abogada espero no te moleste –dije algo apenada.
–No, claro que no me molesta –dijo riendo –Creo que si tú no lo hubieras hecho yo tampoco –reimos
–Todo estará bien.
Algo en ese momento me decía que algo estaba por pasar y sentía que sería algo bueno.
Llegamos al despacho y nos bajamos del coche y entramos al lugar y nos sentamos a esperar ya que aún faltaban algunos minutos para nuestro turno, así que nos pusimos a platicar de cosas sin sentido matando el tiempo.
Después de algunos minutos la secretaria se nos acercó y nos sonrió.
–Buen día señoritas –dijo amablemente –Erika González?
–Soy yo –dije poniéndome de pie –ella viene conmigo es mí amiga
–Claro pasen, siganme
Caminamos detrás de ella y en ese momento sentí como la mano de Elizabeth se aferraba a la mía.
Sonreí y seguí el camino que la secretaria nos indicaba.
Al llegar a la puerta entre yo y vi a una chica que estaba de espaldas haciendo una llamada.
Me giré a ver a Elizabeth y se encontraba detrás de mí completamente asustada.
En ese momento la abogada se giró y al vernos se le cayó el teléfono de la mano y sus ojos mostraban confusión y dolor.
–Mamá –dijo la abogada con lágrimas en los ojos.