Inés

Al correrse, a medida que las oleadas de placer hacían que su cuerpo se sacudiera y el flujo de su corrida mojaba sus piernas, los dedos de sus manos quisieron desgarrar la sábana.

Inés, 24 años,  morena, rostro de Barby y cuerpo de Amanda Lee, había venido a pasar un mes de vacaciones al chalet de la playa de su tía Begoña, 40 años, morena, de estatura mediana, con buen cuerpo y aún bella, y de su tío Arturo, 45 años, alto, rubio y algo fondón. Begoña y Arturo tenían viviendo con ellos a dos hijas de matrimonios anteriores. La hija de Begoña se llamaba Carla, 21 años, morena, de estatura mediana, tetas y culo  grandes y caderas anchas, y Isa 22 años, alta, rubia, delgadita, con pequeñas tetas y culo respingón. Ambas eran muy hermosas.

Inés, la primera noche de su estancia en el chalé, en la penumbra de su habitación, desnuda sobre la cama, con el ruido de las olas de fondo y recordando a un joven cachas que había visto en la playa, comenzó a hacerse un dedo. Cerró los ojos... El joven tenía una polla como a ella le gustaba, grande y gorda. Le comenzó a oler a Chanel. Se la chupaba en la playa delante de todos. Tres chicas mirando para ellos se masturbaban... Se echó sobre la toalla. Le segía oliendo a Chanel y esto aún la excitaba más. El joven le metió la polla... Ya veía a todos masturbándose en la playa, veinteañeros, cuarentonas, viejos y viejas... Se acarició las tetas y se pellizcó los pezones... Se puso boca abajo. Se acarició el clítoris y después volvió a masturbarse con dos dedos.... Se volvió a dar la vuelta. Volvió a meter los dedos... Su  coño se los apretó. Le venía. Apretó el culo. Su mano izquierda agarró la sábana con fuerza, y susurró:

-Me corro, me, meee. ¡Oooooo! Me coooooooorro.

Al correrse, a medida que las oleadas de placer hacía que su cuerpo se sacudiera y el flujo de su corrida mojaba sus piernas, los dedos de su mano quisieron desgarrar la sábana. Sus gemidos casi imperceptibles, los oía su tía Begoña, que estaba al lado de la cama.

Begoña encendió la luz de la lámpara de la mesita de noche. Al ver tanta belleza el culo le comenzó a andar para dentro y para fuera. Le dijo:

-¡Vaya paja! ¡Y vaya orgasmo que has tenido!

-¿Cuánto tiempo llevabas mirando?

-El suficiente como para ponerme como una moto.

Inés hizo memoria... Al quitar el joven la polla le comenzara a oler a Chanel, el pefume de su tía... En ese momento llegara a su habitación.

-No te cortas un pelo.

Begoña, que estaba en camisón y zapatillas, pasó una mano por la raja del chocho rasurado y empapado  de su sobrina y después lamió la palma de la mano, chupó los dedos, y dijo:

-Delicioso. ¿Jugamos?

-¿Y si nos oyen el tío y las primas?

-Olvídate de ellas y de él.

-¿A qué quieres jugar?

-A las adivinanzas.

-Juguemos.

Begoña fue hasta la cómoda. Abrió un cajón y cogió 5 pañueletas. Ató a Inés de pies y manos a los barrotes de la cabecera y de los pies de la cama, le vendó los ojos, y exclamó:

-¡A jugar!

Arturo, Carla y Isa entraron en la habitación sin hacer ruido. Estaban desnudos. Era obvio que esta no era la primera vez que jugaban.

Carla le puso un pezón entre los labios. Inés se lo lamió y se lo chupó. Supo quien era por la colonia que siempre llavaba.

-Pezón delicioso, Carla.

Arturo le pusó la cabeza descapullada de su gorda verga en los labios. Inés abrió la boca y se lo mamó con ganas atrasadas. Cuando se lo quitó de la boca, le dijo:

-Fácil, eres el único hombre en casa, tío. Por cierto. ¡Vaya verga!

Se retiró Arturo. Begoña, se quitó el camisón, las zapatillas y las bragas y le puso el coño depilado y mojado en la boca. El perfume Chanel la delataba. Le lamió el coño húmedo, y luego le dijo:

-Te lo comería hasta que te corrieras en mi boca, tía.

Era el turno de Isa. Al ponerle el pezón de su pequeña teta en los labios, Inés abrió  la boca y metió la teta entera dentro... Isa, caliente, le dio la otra teta. Inés se la volvió a meter enterita en la boca... y después le dijo:

-Las mejores tetas que he comido, Isa.

Begoña le preguntó:

-¿Te gustó el juego de las adivinanzas?

-Sí. ¿Acerté todas?

Begoña le dijo, soltándole las manos y las piernas.

-Hiciste un pleno. Sigamos jugando.

(Quienes ya empezaran a jugar eran las hijas con Arturo, ya que agachadas delante de él, le chupaban la verga.)

-¿A qué?

-¡Tócate las tetas, guarra¡

-Ahora toca insultos. ¡No me da la gana, cerda!

Le dio un cachete en una teta.

-¡Aquí quién manda soy yo! ¡Tócate las tetas, perra!

Inés se sentó en la cama.

-¡Para chula mi jugosa pachula¿ ¡Tócatelas tú, garrula!

Le dio cachetes en las dos tetas.

-¡Tú no sabes con quién te estás jugando los cuartos, mocosa!

Le  apretó con dos dedos un pezón.

-¡Y tú menos, vieja verde!

Le apretró los dos pezones

-¡¡Qué te las toques, ostias!!

-Vete a la mierda, degenerada.

Begoña cogió una zapatilla del suelo, le dio la vuelta a Inés y le dio un zapatillazo en una nalga.

-¡Vale, vale, ya lo pillé!

Begoña empujó a su sobrina sobre la cama, y echada le puso un pezón entre los labios.

-¡Chupa, puta!

Inés le comió las dos tetas... Begoña le metió dos dedos en el coño empapado, y le dijo:

-¡Aquí cabe la verga de un negro! ¿Te has follado a un negreo, ramera?

-No, ama.

-¡No soy tu ama, soy tu coñito de miel. ¿Entendido, zorra?

-Entendido, coñazo de mierda.

Begoña le volvió a dar la vuelta a su sobrina y le dio con la zapatilla en las dos nalgas.

-¡¡¡Plas, plas!!!

A Inés le dolieron los zapatillazos de aquella zapatilla con suela de goma amarilla.

-¡Lo siento, coñito de miel, lo siento!

-¡Bésame y mastúrbame, calamidad!

-¿Hasta que te corras, coñito de miel?

-¡Habla cuando te manden, putilla!

-Sí, coñito de miel.

Inés besó y masturbó a sú tía. Begoña la masturbaba a ella. Al rato, Begoña, que buscaba el orgasmo de su sobrina, se encontró con que le venía el suyo.

-Para, para que si sigues me corro. ¿Quieres que te coma el coño, guarrilla?

-Sí, coñito de miel.

En ese caso lo quiero chorreando leche. Arturo, Carla, toda vuestra.

Arturo se echó encima de su sobrina, Carla le puso su coño en la boca. Begoña le comió una teta y Isa la otra. Inés, exclamó:

-¡Estoy en el cielo!

El cielo pensó que se le iba a acabar diez o doce minutos más tarde, cuando su prima llenándole la boca de flujo y estremeciéndose, chilló:

-¡¡¡Me cooooooorro!!!

Arturo, al  ver correrse a su hija se corrió dentro de su sobrina. Al quitarle la polla del coño, Inés, le dijo:

-No me dejes así, tío.

El tió, la tía, y sus primas tenían otros planes para Inés.

Arturo la besó, Carla y Isa le chuparon las tetas. Begoña, con la cabeza entre sus piernas, comenzó a lamer y a beber la leche de la corrida de su marido que comenzaba a salir del coño de su sobrina mezclado con flujo mucoso...

Continuará.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.