Indocumentada
Este relato tiene una buena parte de verdad de lo que pasas a quienes esperan alcanzar un sueño.
Este relato tiene partes ficticias pero también tiene partes de realidad de lo que sucede al quien que migra buscando un sueño que a veces se convierte en una pesadilla.
El calor era insoportable, los moscos zumbaban en sus oídos haciendo que la espera se hiciera desesperante. La oscuridad de la selva cubre la totalidad del entorno, le impide ver a quienes esperan con ella. De repente en el fondo La Bestia ruge, los nervios de Aída se tensan, le han platicado de este momento pero es la primera vez que ella lo vive. Le dieron instrucciones precisas al oír la señal todos deben correr y brincar al ferrocarril "LA BESTIA" como se le conoce por todos aquellos que han muerto bajo sus ruedas al no poder asirse de algún tubo o de una escalera.
De pronto en una serie de eventos que se suceden como en una pesadilla agolpándose en los sentidos de todos los que con ella iniciaron el viaje en los pueblos pobres de las regiones cálidas del continente. Suena la señal del traficante Aída toma las pocas pertenencias que lleva consigo y sale del escondite donde ha permanecido por varias horas. De pronto luces cegadoras ofenden sus ojos que ya se habían adaptado a la penumbra, un altoparlante les ordena a todos DETENERSE, mientras tanto atrás de la luz LA BESTIA sigue su marcha lenta pero inexorable llevándose con ella las esperanzas de aquellos que lo arriesgaron todo para subirse a ella buscando un sueño allá en el norte, donde el dinero sobra para quienes quieren trabajar o al menos eso dicen quienes vuelven a los polvorientos pueblos como el de Aída.-
En el caos cada quien corre para un lado distinto: algunos insisten en cruzar la barrera de autos que los separa del ferrocarril y que son los que emiten la luz en un desesperado intento por alcanzar a LA BESTIA, otros, por el contrario, tratan de regresar a la selva, saben que el río no esta lejos tratarán de llegar a él para cruzar al otro lado, al otro país y quizá mañana volverlo a intentar, pero muchos, tropiezan y caen siendo presa fácil de los agentes aduanales que los capturan.
Dolorida al caer en el suelo, más del alma que del cuerpo, se siente impotente, trata de levantarse pero el barro resbaloso se lo impide, pronto una mano enorme y fuerte la detiene, con firme gentileza la ayuda a levantarse, el uniforme limpio contrasta con la ropa que ella lleva. No hablan cada quien sabe lo que debe hacer. Aída camina adelante con la vista al suelo, él usa una potente linterna para señalar el camino de ambos, cuando salen de la vegetación en el punto en que todo cambió para ella el policía le pone unas esposas. Junto con otros es subida a la parte de atrás de un camión cubierto por una lona. Todos igualmente sujetos, todos viendo al piso, algunas de las mujeres lloran pero nadie habla. Una furtiva mirada y Aída reconoce a algunos de los que han hecho el viaje con ella.
El viaje es corto nadie habla, el sonido de una reja anuncia el final del viaje y saben muy bien que la libertad ha terminado, seguramente serán deportados y el dinero que pagaron a los coyotes se habrá perdido.
Bajan todos y entran en un edificio sucio por el que han pasado miles de personas incluso algunos de los que llegan con Aída han estado ahí.
Aída es una chica de 23 años, alta de 1.71 de estatura, su pelo oscuro que ha sido recortado para facilitar el viaje enmarca una llamativa faz muy blanca, de grandes ojos negros de profunda mirada y unos labios gruesos y carnosos que despiertan el deseo de besarlo con sólo verlos. Con un cuerpo muy bien formado, las piernas bien torneadas con muslos duros que rematan en unas nalgas redondas y bien respingado las curvas de su cintura bien marcadas y los pechos grandes sin demasía, redondos y firmes.
Todos entran en un gran cuarto pintado de verde, sucio y con un mal olor, todo alrededor hay una banca de concreto. El intenso calor es sólo mitigado por tres ventiladores en el techo y pequeñas ventanas sin vidrio en la parte alta de las paredes. Un garrafón con agua es lo único que tienen los prisioneros para saciar su sed.
Conforme entran les quitan las esposas para que se acomoden. Al cabo de un rato un uniformado se sube a un pequeño escritorio y les informa que han sido arrestados por violar las leyes de migración del país, que una vez que se les haya registrado se les dará de comer y un lugar en donde descansar además de una serie de instrucciones que casi nadie escucha.
Aída, al igual que casi todos, escucha con la vista baja, y no percibe que el uniformado desde el pequeño pedestal la observa, por ser más alta que las demás destaca y quien habla la observa un poco más que a todos.
Uno a uno pasan por una puerta que se cierra cuando alguien entra. La puerta da entrada a una pequeña habitación al entrar en ella una mujer policía revisa con mucho cuidado a Aída palpando sus costados obligándola a darse vuelta una y otra vez. Mientras desde un escritorio otro uniformado le hace preguntas en un tono neutro que muestra gran desinterés
¿Nombre?, ¿Origen?, ¿Edad?,¿es la primera vez? Etc., etc., etc.,
Al estar siendo revisada minuciosamente no se percata que desde el cuarto de donde provenía entra otro uniformado y se acerca al del escritorio y le dice algo al oído. Este levanta la vista y ve con detenimiento a Aída moviendo la cabeza de arriba abajo con una sonrisa que helaría la sangre. Cuando termina el examen el del escritorio le indica con la cabeza que pase por otra puerta y Aída pasa por una de las dos puertas contiguas que dan salida al cuarto de registro. Camina por un estrecho y mal iluminado pasillo que culmina en otro cuarto similar al primero pero mucho más pequeño. La Puerta que separa el cuarto del estrecho pasillo se cierra y sólo entonces ella se percata de que no puede abrirse por dentro. Un baño mal oliente y una puerta al lado contrario por el que entró son todo lo que rompe con la monotonía del cuarto.
El tiempo pasa y en la mente de Aída se agolpan millones de pensamientos preguntándose ¿Por qué esta ahí sola?, siente hambre pero el nerviosismo le hace olvidarla. A pesar de tratar de aguantarse no puede evitar usar el maloliente baño y al estar ahí escucha abrirse la puerta. Trata de apresurarse y al salir ve a Eva, la reconoce como una de las que fueron detenidas con ella.
Eva es diferente de Aída mas baja y de tez morena pero de cara muy bonita y con un buen cuerpo, los pechos firmes y no tan prominentes las piernas enfundadas en unos short de color verde resaltan al igual que sus nalgas.
Apenas traban conversación cuando la puerta del lado opuesto a la entrada se abre y una ráfaga de refrescante aire llena el minúsculo cuarto. Un nuevo uniformado les ordena salir y vuelve a esposarlas, después les indica que suban a una camioneta que tiene la parte de atrás tapada con una lona y luego toma los escasos equipajes de ambas. Cunado ambas están en la camioneta toma las manos esposadas de ambas y la sujeta a un gancho.
El trayecto es largo y muy movido claramente metido en la zona de la maleza. Después de un rato la camioneta se detiene y son bajadas la noche aún cubre el cielo y ellas son dirigidas hasta una casa a unos 50 metros. Ahí llegan y hay una mesa puesta para que cenen algo, ambas chicas tienen hambre y lo aceptan.
Casi al acabar de cenar los dos hombres que las cuidan casi sin dirigirles la palabra se paran súbitamente, un hombre alto y gordo con botas militares y pantalón de campaña llega a la casa.
Vaya, vaya que tenemos aquí- dice riendo- Aída ahora lo reconoce es el que dio las instrucciones en el centro de detención. Trata de decir algo pero el hombre continua-un buen par de zorras, obtendremos buen dinero de ellas pero primero vamos a divertirnos-
Se acerca a Aída y le agarra uno de los pechos, ella le quita violentamente la mano pero recibe una fuerte cachetada que la tira al piso trata de levantarse y dice. Oiga más respeto-
El hombre estalla una enorme carcajada que hace reír a los otros hombres A ver tu dice refiriéndose a uno de sus subordinados enséñale a ésta el respeto que les tenemos a las guarras que vienen acá de todas formas acabará de puta.
El hombre levanta a Aída del suelo y la lleva a una columna en donde le amarra las manos por atrás, luego toma un enorme cuchillo de campaña y corta cada uno de los botones de la blusa de la chica.
Mientras el hombre gordo se acerca a Eva, y le toma uno de los senos, viéndola con una mirada de lujuria y burla ¿Tú también vas a querer "respeto" o vas a ser buena perrita?- y luego agrega - déjame verlos Eva con cara de susto y lágrimas en los ojos lentamente empezó a levantar su camiseta. El hombre da un paso atrás para ver el espectáculo. Poco a poco la piel morena de la chica se va revelando conforme ella sube la prenda lentamente.
Desde el otro lado de la habitación Aída le grita a Eva que no lo haga que no les dé gusto el hombre se muestra molesto y grita al otro hombre Saca de aquí a esa perra y destrózale el culo En eso Eva termina de sacarse la camiseta mostrando sus pechos firmes. El hombre pellizca los pezones de la chica y le dice a su subordinado Espera no te la lleves déjala que vea esto- El soldado termina de romper la blusa de Aída con el cuchillo y luego corta los tirantes del sostén de la chica exponiendo sus pechos. Con un jirón de la blusa hace una amordaza y la coloca en la boca de la chica y la obliga a voltear hacia donde se encuentran Eva y su jefe.
El jefe del grupo de hombres se saca la polla y le dice a Eva vamos a ver que tan bien la mamas- Ella se inclina un poco hacía adelante, y toma el rabo del hombre con las manos y lo introduce tímidamente en su boca. Su captor aprovecha y mete la mano dentro de pantaloncillo corto que la chica lleva puesto, como se atora un poco estira la mano pidiendo el cuchillo al otro hombre y con él corta el la tela haciendo que caiga pero respetando el calzón de la chica.
Aaah!! -exclama el tipo que bien mama esta perra Aída trata de gritar por encima de la mordaza pero sólo salen leves sonidos. Al crecer la polla del tipo alcanza la parte posterior de la garganta de Eva quien tose. El jefe aprovecha y le ordena quitarse la última prenda que le queda. Eva voltea a ver a Aída y lentamente desliza la prenda por sus piernas y queda totalmente desnuda mostrando una abundante mata de vello en el pubis. El hombre le ordena caminar por la habitación para observar su bien torneado cuerpo, ella lo hace con paso tímido y él la increpa diciéndole que lo haga de manera sensual y se acerca a ella, toma una de las cervezas que hay en la mesa y la pone en la boca de la chica, tirando su cabeza hacia atrás obligándola a tragar todo el contenido y luego se aleja para verla hacer el paseo que le ha exigido. Ella lo hace sintiéndose un poco mareada por el licor pero un poco mas relajada.
Mientras el hombre que empezó a desnudar a Aída, termina su labor, cortando la presilla del pantalón. La chica trata de retorcerse para ocultar su expuesto sexo pero es inútil. El tercer hombre en la habitación se acerca a la chica que permanecía amarrada a la columna y le muerde y aprieta los senos, le mete la mano en la entrepierna ante los ruidos de desaprobación y los inútiles movimientos que ella hace para librarse de esa tortura. El tipo introduce dos dedos en la cueva de chica, pellizcándole el clítoris lo que hace que la chica se retuerza aún más.
Mientras tanto Eva sigue haciendo un esfuerzo por mostrarse sexy pero las lágrimas asoman en sus ojos. El hombre, que ha seguido bebiendo cervezas se acerca a ella y la abraza, con una de sus grandes manos sujeta las dos nalgas de la chica y la levanta, con la otra mano limpia la mesa de los platos y vasos en que habían comido las chicas, deposita a la chica en la mesa, sus piernas cuelgan por un lado de la misma, toma otra cerveza la abre y la mete en la boca de la chica obligándola a beberla hasta que vuelve a sentir que se ahoga. Entonces vacía lo que resta del contenido sobre los pechos de la chica y se arroja sobre ellos para lamer el líquido de éstos y de su abdomen. Al recostarse sobre la chica su miembro, parcialmente erecto, roza la abundante mata de pelo en el conejito de ella y alcanza una erección completa. Su polla presenta un tamaño respetable pero de una anchura mayor a lo normal. Mostrando fuertes efectos por el alcohol el policía toma las piernas de la chica y sin mayor miramiento la penetra. Ella esta húmeda resultado de la cerveza y la estimulación recibida. Como puede él acelera el movimiento logrando que ella alcance un orgasmo que no quisiera tener y cuando él esta a punto de venirse saca la verga y arroja toda su leche sobre el abdomen y los pechos de la chica. Mientras descansa ordena a la chica limpiar la lefa con la mano y chuparla, lo que ella hace sin protestar.
Después el hombre jala a la chica y la baja de la mesa y ambos se dirigien a la habitación que esta al fondo de la cabaña y le dice a sus subordinados saquen a esa perra de aquí y enséñenle la clase de respeto que quiere ja, ja . Diviértanse
Los dos hombres que también han bebido mucha cerveza y que ya están empalmados por el espectáculo que acaban de ver, liberan las muñecas de la chica sólo lo necesario para soltarla de la columna e inmediatamente vuelven a sujetar sus muñecas por la espalda. La llevan casi a rastras hacia fuera de la cabaña, ahí se les une un tercer soldado que recién llega Vaya putón que conseguimos esta vez- exclama mientras agarra y pellizca los ya maltrechos senos de la chica.
Afuera en un espacio de pasto tenuemente iluminado por un foco que atrae a los insectos. Los tipos forman un triangulo y empiezan a arrojarse a la chica de uno al otro, empujándola preferentemente de los pechos, las nalgas y la panocha. Aída difícilmente mantiene el equilibrio y repetidamente cae al suelo, en cada ocasión los soldados la patean y luego la jalan violentamente para levantarla riendo e insultándola con frases como vamos puta levántate para darte todo el respeto que querías- los dos hombres que empezaron a molestarla adentro tenían ya sus pollas afuera y al levantar a la chica se la paseaban por la cara y los pechos. También mientras ella está en el suelo escupen sobre ella. Cuando la chica esta muy débil para ponerse en pie, la colocan de rodillas frente a uno de ellos quien mete la tranca en la boca de la chica y empieza a follarla con fruición, antes de venirse otro toma su lugar y luego el tercero.
Finalmente toman a la chica y la depositan sobre una hamaca que cuelga de dos pilares del porche de la cabaña. La arrojan boca abajo y atravesada con respecto al eje principal de la hamaca. Uno de los tipos se mete debajo y hace que los pechos pasen por el entretejido de la hamaca y empieza a morder los pezones desde abajo. Otro se coloca enfrente de la chica y mete su polla en la boca de la chica y empieza a moverse de arriba abajo, el tercero de los tipos se coloca por detrás y abre las piernas de la chica clavándole la pija. Los hombres que follan la vagina y la boca de la chica se vienen casi al unísono el de la cueva se viene dentro de la chica y el de la boca la saca para bañar la cara de la chica con su leche.
Cuando han acabado sus compañeros el que esta debajo y que se ha entretenido mordiendo y chupando los pechos de la chica a través de la red de la hamaca sale de ahí, coloca a la chica paralela al eje de la hamaca pero boca abajo y con las piernas colgando a cada lado, escupe en el culo de la chica y sin miramiento encaja toda le verga de una sola vez, Aída lanza un grito ensordecedor con las pocas fuerzas que aún le quedan, entonces el tipo empieza un mete y saca muy violento, cada movimiento se ve aumentado por el movimiento de la hamaca y lo hace más doloroso para la chica cuyo culo gradualmente se acopla a la tortura. El tipo se corre dentro del intestino de la chica y saca el rabo de su estuche para disfrutar la vista de su propia leche saliendo del ano de la chica.
Antes de retirarse los tres hombres amarran los tobillos de la chica a la misma cuerda que une sus muñecas y le colocan un collar de perro que esta sujeto por una correa muy tirante a un árbol. Aída tiene muy poco movimiento pero esta exhausta para notarlo. El sol empieza a aparecer en el horizonte y las moscas se acercan a los resabios de semen que ella tiene por todo el cuerpo.
Si les gustó y quieren saber que mas pasó escríbanme.