INCONFESABLE (segunda noche y tercer día)
Por un momento pensé que yo había sido un inconsciente y eso solo podía significar el desprecio de mi padre.
Para información del lector que acceda por primera vez a este relato, le pongo en conocimiento que es la tercera entrega de dos relatos anteriores llamados
1º INCONFESABLE (Primera noche)
2º INCONFESABLE (Primera noche y segundo día)
… yo me había girado y colocado de lado mirando hacia él que me daba la espalda. Mi mano empezó a subir y bajar por la raja de su culo a través del calzoncillo. Cada vez iba acercando más mi cuerpo a su cuerpo, pero sin atreverme a rozarlo. Ahora pasaba mi mano totalmente abierta, sobando sus nalgas, mientras intentaba que mi dedo corazón marcara la raja de su culo hundiéndolo un poquito, al final del recorrido noté sus huevos, uno de ellos debía asomar por la pernera de su calzoncillo porque pude tocarlo, piel arrugada y colgona, con mucho vello y al apretarlo notaba una gran bola dura que se movía lentamente a lo largo del escroto. Al mismo tiempo que lo abarcaba y apretaba con la mano, mi dedo pulgar presionaba en lo que yo consideraba que era su ojete. Y al rato volvía a subirlo hasta la parte superior de sus nalgas. En una ocasión metí un par de dedos por el elástico del calzoncillo a la altura de la cintura, y lo noté muy holgado. Debía de estar ya flojo el elástico porque pude bajarle el calzón hasta tener todo su culo al aire. Ahora volvía a recorrer con mi mano todas sus nalgas y trataba de introducir alguno de mis dedos en su raja. Era una maraña de pelos, mis dedos se enredaban en pelos rizados que poblaban el culo de mi padre. Ahora ya no podía tocarle el huevo pues el calzón arroyado al final del culo lo tapaba, pero a cambio podía deleitarme con el agujero de su culo. Con el pulgar y el meñique separaba un poco sus nalgas e introducía el dedo corazón hasta tocar su ojete.
Era una delicia. Hacía movimientos circulatorios en torno a su agujerito y luego apretaba y notaba como su esfínter intentaba tragarse el dedo. Estaba bastante mojado por ahí, el sudor del culo estaba pringando los pelos que lo poblaban. Saqué mi mano y olí mis dedos. Por supuesto olían a culo y eso me excitó más.
Me escurrí hacia abajo en la cama para que mi pelvis se pegara a su culo, haciendo la cucharita. Ahora me bajé mis slips y mi polla rozó sus nalgas pringándolas de precum. Acoplé mi pene a su raja, aunque solo superficialmente y pegué más mi cuerpo al suyo. Ahora mi pecho rozaba su espalda y me preguntaba qué pasaría si lo abrazase fuerte por detrás y empezara a mover mis caderas golpeando su trasero, mi polla dura intentando encontrar un cálido y húmedo agujero donde colarse y derramar toda la leche en su interior. Me entraron ganas de abrazarlo y ver qué pasaba.
En ese momento empezó a moverse y darse la vuelta. Yo me despegué rápidamente y me dí la vuelta mientras intentaba subirme el slip. Respirando agitadamente cerré los ojos y me acurruqué esperando qué se yo… una reprimenda, un guantazo, que me llamara y me preguntara qué hacía, yo había sido un inconsciente y eso solo podía significar el desprecio de mi padre.
Pero nada de eso pasó. Al rato constaté que mi padre aún dormía, aunque ahora estaba boca arriba y apenas podía oir su respiración. Su hombro y su pierna izquierda estaban pegados a mi, y su mano volvía a estar a la altura de mis genitales. Volví a mirarlo. Desnudo de cintura para arriba, brazos fuertes y velludos, el pecho levemente subía y bajada, me fijé que sus tetillas eran muy oscuras y gordas, parecían de mujer. El vello rizado y medio canoso del pecho bajaba haciendo fila por su barriga hasta su ombligo y continuaba hasta sus huevos. Como tenía el calzoncillo bajado por detrás, ahora lo tenía muy bajo por delante y mostraba todo su vello púbico, poblado y rizado y todavía mas negro que canoso. Por la bragueta del calzoncillo asomaba la punta de su nabo cubierta de piel, me entraron ganas de correr el pellejo hacia atrás y liberar su capullo, pero no era cuestión de tentar mas a la suerte. Estuve un rato hipnotizado mirándole lo que se veía de su polla y, sobre todo, lo que se notaba de sus pelotas. Miré su cara y me dieron ganas de besarlo en la boca.
Tenía que pensar en otra cosa y olvidar estos momentos de lujuria y depravación, porque no quería perderlo. Lo quería con toda mi alma, pero también lo quería con todo el deseo de mis tripas.
En esos pensamientos estaba cuando lo noto moverse. Se levanta de la cama y lo oigo después en el baño. Miro el reloj y veo que son las 6, es hora de que se vaya. He pasado la noche en blanco pero no lo cambiaría por nada. Me hago el dormido, al rato lo vuelvo a sentir junto a la cama. No tardará en irse, pero lo noto aproximarse a mi lado y agacharse sobre mí. No sé que estará haciendo porque no me atrevo a abrir los ojos, siento que está subiéndome el slip que lo tenía por las rodillas, como mi polla continúa medio erecta le cuesta cubrirla con tan diminuto slip y en ese trance noto que sus manos se rozan con ella varias veces. Evidentemente no lo consigue y me tapa con la sábana. Al ratillo entra mi madre y hablan muy bajo entre ellos. Solo escucho que mi madre dice que tenía que coger sábanas y almohadones y no sé qué mas que ha pasado con mi tita, que si el niño no tenía frio sin pijama, mi padre le dice que no se preocupe que el niño está bien caliente, continúan hablando pero ya fuera de la habitación y dejo de escucharlos poco a poco.
Son las nueve cuando salto de la cama corriendo al baño. Después de una larga meada voy a ver si mi madre y mi tia necesitan algo. Ya están las dos mas que preparadas. Mi madre me dice que esta vez va ella con su hermana a la otra casa, que tiene mucho que limpiar allí y preparar comida para dejársela. Volverán por la tarde. Que desayune yo y en el frigo tengo un taper con hígado aliñado y otro con carne en salsa, que yo la caliente y me la coma. Y que me divierta.
No desayuno ni me ducho. Con el pantalón corto y una muda me dirijo a la piscina para nadar un poco y luego ducharme allí. Tan temprano solo hay dos señoras mayores. Cuando termino y voy a los vestuarios veo a un joven bajo la ducha, no lo había visto en la piscina. Me fijo en que tiene una buena erección y, aparentando jabonarse, no para de tocársela. Es una pija larga y delgada y el joven lleva su pene y huevos depilados. Bueno lleva depilado todo el cuerpo o es lampiño. Mientras se toca su largo pene no deja de mirarme. Lo ignoro, entro en una ducha con puerta antes de desnudarme y me ducho y salgo rápidamente. El joven sigue ahí.
La mañana va a ser calurosa. Mejor doy un paseo ahora y así duermo la siesta después. Instintivamente empiezo a andar hacia las pozas del rio, pero al pasar frente a un huerto veo a mi tio Luís y éste agita las manos al verme. Paso con él el resto de la mañana ayudándole a regar, coger algunas hortalizas y limpiar y dar de comer a las gallinas y los cerdos. Cuando se acerca el mediodía la calor se nota. Estamos sudando. Mi tio dice que ya está bien por hoy, que se vuelve a casa. Me pregunta si quiero refrescarme antes de irme. –No sabía que tenías piscina aquí. – No, chico no, pero hay una goma cerca de la acequia y te puedes refrescar. –Bueno, no me vendría mal. – Mira coge esa goma y abre aquél grifo, apunta hacia aquí. Y, ante mi asombro, mi tio se quita el mono que llevaba y no lleva ropa interior, está desnudo y en pelotas me dice que lo riegue con la goma, yo apunto hacia él mientras se va dando la vuelta e indicándome mas arriba o mas abajo mientras se refriega una pastilla de jabón verde. -Ahora el culo, que lo llevo muy sudado y los huevos pero no pongas el dedo para que salga a presión . Y yo me sonrío y me acuerdo de aquel verano en la poza, porque su polla sigue arrugada y apenas se le ve entre el pelambre que lleva entre las piernas. Mientras lo riego me fijo en él, uno o dos años mas joven que mi padre, pero su cuerpo es mas destartalado. Aunque ahora lo veo desnudo no siento atracción física por él, y me alegro que sea así.
-¡Ahora tú, venga vete desnudando y dame la goma! A ver quién le dice que no, así que me pongo en su lugar y ahora es él que apunta hacia mí el chorro de agua y yo voy dando vueltas y refregándome el jabón mientras mi tio me habla. –Tienes el mismo cuerpo que tu padre, pelos por todos lados y ya se te nota algo de barriga. Y la churra también es como la de tu padre, gorda y cortita. Aunque comparada con la mia es bien grande. Y se rie felizmente mientras se toca su picha y la intenta estirar, porque sigue desnudo mientras me riega. El riego me ha sentado bien, estoy de mejor humor e incluso se me ha alegrado algo ahí abajo porque escucho que mi tio dice: - Bueno, parece que tan cortita no es . Y me miro mientras me seco y veo que tengo una erección incontrolada. Me rio y le tiro la toalla.
De vuelta a casa vamos hablando de todo un poco y cuando me pareció oportuno le pregunté . –Tio, ¿tú por qué dices que mi padre y yo tenemos igual hasta el pito?, yo nunca lo he visto desnudo.– Porque muchos domingos, cuando no va a la finca, viene por aquí y nos duchamos igual que hemos hecho tú y yo. Hay veces que estamos desnudos hasta arreglando los animales. Aunque en los huevos no has salido a tu padre. ¡El muy cabrón tiene los cojones más gordos del pueblo! Y así entre risas y charlas llegamos al pueblo. Mi tio Luís se quedó a comer conmigo porque le dije que mamá y su mujer estarían limpiando y no lo esperaban seguro. Compartimos el hígado, la carne, vino blanco muy frio y dos tajadas de sandía. Luego le dije que se tumbara a dormir la siesta, pero no quiso, se fue a su casa. Yo tampoco me acosté. Aunque cuando mi padre apareció por la puerta yo estaba adormilado en el sofá. -Hijo, ¿todavía dormido? Esta noche no tendrás sueño y esta noche te toca a ti dormir y no despertarte.
No entendí muy bien lo que me quiso decir, pero no me atreví a preguntarle.
Continuará en el siguiente capítulo.