INCONFESABLE (cuarta y última noche)

Esperé un poco más antes de irme a la cama, pero no mucho mas, quería asegurarme que mi padre todavía estaría despierto esta vez.

Para información del lector que acceda por primera vez a este relato, le pongo en conocimiento que es la última entrega de un total de seis. Los capítulos anteriores son:

1º INCONFESABLE (Primera noche)

2º INCONFESABLE (Primera noche y segundo día)

3º INCONFESABLE (Segunda noche y tercer día)

4º INCONFESABLE (Tercera noche)

INCONFESABLE (cuarto día))

…. Antes de retirarse a la habitación con su hermana, mi madre estuvo toda la tarde dándome indicaciones de qué hacer con los múltiples táperes con comida que me había preparado para llevarme, y que no se me ocurriera salir temprano sin despedirme. Entré en la habitación para decirle adiós a mi tia que decía que ya estaba muy buena y que se iría a su casa como debía ser, aunque en la siguiente frase se quejaba de no haber dormido bien, de que la cena no le ha sentado bien y que los mareos no acaban de quitársele. En fin, mi tia en todo su esplendor.

Antes había pasado por casa mi tío Luís para ver y darle un paseo a su mujer y enterarse de cómo me había ido en las pozas. Cuando le dije (al oído) que me había bañado con el panadero siguió con la broma y me dijo que era lo mejor que podía hacer, así por lo menos trabajaría y me quedaría en el pueblo.

Estábamos ya en el salón mi padre y yo solos y no parecía que tuviéramos mucho que decirnos. Él se levantó y vino hacia mi diciendo –Bueno, Andresillo, me voy a la cama que mañana trabajo. Que tengas un buen viaje y llama cuando llegues. Ya sabes que ésta sigue siendo tu casa. –Sí, lo sé, ésta es mi casa y tengo un padre y una madre que me quieren mucho. –Eso no lo dudes siquiera. –No lo dudo, siempre lo he sabido y lo he podido comprobar estos días. –Pues aquí está tu padre para todo lo que necesites, para todo lo que sueñes y te haga feliz. Y me abrazó y me dio dos besos en las mejillas. No me soltaba y yo le dije que me llamara por la mañana para decirle adiós. –No, Andrés, es muy temprano, es mejor ahora . Y volvió a besarme, esta vez en la boca, un beso largo con los labios semicerrados.

Cuando se fue al dormitorio eché un vistazo por el salón. Tenía el mismo mobiliario que recordaba de niño y me di cuenta que el marco encima de la chimenea tenía una foto mía donde antes estaba una foto de mi boda. Igual les he fallado y hubieran querido tener un hijo mas tradicional, que les diera algún nieto, pero a pesar de todo sé que me querían.

En la poza se me había pasado por la imaginación un plan para esta última noche. Esperé un poco más antes de irme a la cama, pero no mucho mas, quería asegurarme que mi padre todavía estaría despierto esta vez.

Estaba mi padre en la cama acostado de lado, dándome la espalda, pero esta vez estaba totalmente desnudo. Me fijé, como no, en sus huevos, le caían hacia el mismo lado y reposaban en su muslo. Me pareció que su polla estaba morcillona. Estaba hermoso así. Sin meterme en la cama me desnudé y me toqué un poco el pene para que se me levantara, no hizo falta mucho meneo. Me dirigí hacia él que estaba con los ojos cerrados y respirando un poco agitado y le puse la punta de mi polla en sus labios entrecerrados, si le sorprendió, no lo manifestó. Entonces con mis manos separé un poco su mandíbula y abrió la boca un poco más, ahí empecé a introducírsela. Igual tenía que haberla lubricado antes, pero lo normal es que me la lubricara su saliva y, en efecto, noté como su lengua se movía en torno a mi uretra saboreando mi agujero, y mi padre empezó a ensalivar. Sus labios se cerraron sobre mi capullo y yo empecé a mover mi pelvis. Aunque la postura para mí no era muy cómoda, le aguantaba su cara y quería introducirla más. Pero eso era complicado, yo la tengo también gorda y debería abrir mucho la boca. Ahora su lengua recorría ya todo el glande, y abrió mas su boca para introducírsela mas adentro. Seguía con los ojos cerrados y era yo el que me estaba follando su boca. La luz del despertador iluminaba su cara y veía como, a ratos se atragantaba, y expulsaba mi miembro fuera.

Entonces acerqué mis huevos y sacó la lengua para lubricarlos bien. Con los labios intentó atrapar un huevo y luego siguió lamiendo mi tronco. Aunque no estaba totalmente activo, sin embargo si chupaba succionando y lamiendo mi cipote. Yo seguía moviendo mi pelvis, aunque se me estaba encogiendo algún músculo en la nalga y el muslo por la postura que tenía. Ahora succiona la punta del nabo, lo lame, lo chupa y lo cubre con sus labios, me está gustando y no esperaba yo tanta cooperación por su parte. Observo que mientras me la chupa una mano suya se menea su pito que está bien tieso. Siento entonces que mi leche empieza a querer salir disparada, por un momento quiero correrme en su boca, pero luego me parece demasiado y lo abandono y echo el primer trallazo en su pecho, luego sigo por el vientre y en la mano que menea su miembro.

He tenido una corrida brutal, puedo notar el brillo de mi semen en casi todo su cuerpo. Veo que recoge parte del semen derramado entre sus huevos gordos y los usa como lubricante para seguir con la lenta paja que se está haciendo, entonces no me lo pienso. Me arrodillo a la altura de su pelvis y empiezo a chupar la polla que él sigue meneando. Sabe a mi semen, y sus manos también huelen a mí. Le retiro la mano y ahora soy yo el que intenta tragarse todo el capullo, por un momento mis labios rozan su vello púbico, con mucho esfuerzo la he tragado entera, pero me duele mucho la mandíbula y hago lo mas cómodo, lamer y chupar el glande. Una de mis manos manosea sus huevos y con la otra me aferro a la cama para no caer. ¡Dios qué huevos! Imposible abarcarlos con una mano y con la boca solo hago un intento y enseguida vuelvo a la polla de mi padre.

Aunque él mueve su pelvis, soy yo el que lleva toda la iniciativa subiendo y bajando mi cabeza con mis labios en torno a su capullo. Mi padre jadea, y entonces noto sus manos apretando mi cabeza sobre su polla y me la trago un poco más. Quiero que me suelte, pero en ese momento noto el primer trallazo de semen que saborea mi lengua y empiezo a ahogarme con la cantidad de semen que arroja en sucesivos espasmos. No es que me la trague, porque la postura que tengo lo impide, además al abrir la boca el semen cae sobre su pelvis y huevos, pero he tenido la boca llena de la leche de mi padre. Tengo la sensación de haber tragado algún trallazo cuando escupo el semen de mi boca junto con saliva.

Descanso sentado en el suelo. Mi padre aún jadea. Él no ha tenido ningún miramiento para correrse en mi boca. No es que me importe. Igual lo hubiera querido yo cuando empezara a correrse, no sé, es algo que he hecho otras veces con otros hombres y, aunque no me gusta especialmente, noto que el otro disfruta mas así. En mi posición sus huevos parecen mas gordos todavía. Los acaricio y manoseo con las dos manos. Están pringosos, por supuesto. Entre una corrida y otra mi padre está bien regado.

Entro en la cama y mi padre se da la vuelta mirando hacia mi. En todo momento lo he visto con los ojos cerrados y ahora quiere abrazarme. Yo también me pego a él y lo abrazo metiendo uno de mis brazos bajo su cuerpo. Mala idea, en cinco minutos lo tengo dormido, así que busco una mejor postura para estar abrazados. Aprieto también mi pelvis a la suya y mi polla aprieta sus huevos. Noto yo también mi cuerpo pringoso, pero no me importa, me gustaría dormirme así. Pensando en esto mi padre explora mi boca con su lengua, recoge trazos de semen ya secos alrededor de mi boca y luego hunde su lengua en mi boca. Me dejo hacer y su saliva me chorrea por las comisuras de la boca.

¿Es buen final para una estancia inconfesable en casa de mis padres? No lo sé, a veces los sueños no terminan como queremos.

NOTA DEL AUTOR

Este relato es totalmente ficticio y sus personajes no están inspirados en ninguna persona real que yo conozca. Aunque el tema es el incesto, quiero resaltar que padre e hijo son adultos, y para mí cualquier tipo de relación sexual entre dos personas adultas en plena capacidad mental es válida siempre que no sea impuesta, sino consentida y querida por ambas partes.

Aunque puede parecer que el final es abierto, en principio no tengo intención de continuar el hilo narrativo que he abierto con este relato. Tengo intención de abordar otros temas y situaciones que a mí me producen morbo y curiosidad sexual, pero nunca dejo una puerta totalmente cerrada.

Por último, dar las gracias a los lectores por su opinión y comentarios que me han hecho llegar tanto a través de la web como de mi propio email.