Incesto en la última etapa de nuestras vidas
Gracias amigo por contestar , como te comenté te quería contar mi historia , quizás muy diferente a otras , pero también diferente a muchas, esta es 100% real. Somos dos hermanos , ya mayores que en la soledad de nuestras vidas , nos apoyamos mutuamente en todo, incluso en el sexo.
“ Gracias amigo por contestar , como te comenté te quería contar mi historia , quizás muy diferente a otras , pero también diferente a muchas, esta es 100% real. Somos dos hermanos , ya mayores que en la soledad de nuestras vidas , nos apoyamos mutuamente en todo, incluso en el sexo. Espero tu publicación , ya que no soy buenos para escribir … saludos “
Mi nombre es XXX , uno del medio de 8 hermanos, como era en los viejos tiempos. Por ser de una familia humilde, ya a temprana edad comenzamos a trabajar y uno a uno fuimos saliendo de casa, algunos se casaron, otros se fueron a trabajar a otras ciudades, quedando solo una hermana viviendo con mi madre, ya que mi padre falleció a temprana edad, en un accidente.
El tiempo pasó, formé mi familia, tuve hijos, pero ya cuando estaban grandes, la vida con mi mujer era insoportable y preferí sepárame para llevar la fiesta en paz. A mis 57 años , volví a vivir con mi madre y mi hermana. Era la mejor opción, yo las apoyaba económicamente y ellas me atendían, me cocinaban, me lavaban la ropa etc. Así transcurrieron los años, todo en paz, me dedicaba a mi trabajo, juntas con amigos y de vez en cuando alguna mujer caía por ahí , para saciar mis deseos carnales. Sumido en esa rutina por años, pasó el tiempo, ya mi madre estaba muy viejita, cayó al hospital y ya no salió, donde después de varios meses, falleció.
Así continué mi vida, viviendo solo con mi hermana. Mi rutina era del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Ya había cumplido los 65 años, pero no me jubile para hacer algo, si no me moría de aburrimiento, ya que no hacía nada, solo los fin de de semana iba al estadio, a veces salía a jugar billar, pero nada más. Con mis hijos tenía muy poco contacto, ya ni mis otros hermanos nos visitaban como cuando estaba mi madre con vida, fuimos cayendo en una rutina. Éramos como cualquier matrimonio, yo cumplía un rol de sostenedor del hogar, y mi hermana, que no trabajaba, de dueña de casa, típico matrimonio de viejos, solo que no teníamos sexo.
Nunca vi a mi hermana con otros ojos, menos ahora estando tan vieja. Es mayor que yo por 2 años, tiene 67 años, es tetona y culona, como cualquier mujer de esa edad entrada en carnes, lentes, pelo corto canoso, vestida siempre con vestidos largos, para nada insinuante. Si tuvo algunos novios por ahí y más que seguro que no era virgen, pero por su forma de ser tan recatada y pudorosa, se quedo solterona.
Le había dicho a mi hermana que al otro día , me levantaría temprano, porque tenía que ir al centro hacer unas cosas, pero en la mañana a último momento, me dio flojera y decidí no ir. Igual levanté temprano y me coloqué arreglar mi moto, al fondo del patio. Nuestra casa es muy grande, casa vieja, de campo, por eso mi hermana no se había percatado que yo estaba en casa. A media mañana me metí a una bodega que está afuera de la casa, justo al lado de la pieza de mi hermana, a buscar una herramienta que me faltaba, cuando estaba en eso , miro hacia la casa, la ventana de su cuarto estaba abierta, la cortina corrida y mi hermana entrando en toalla. Seguramente pensó que yo no estaba en casa y por eso no la cerró.
Reconozco que sabía lo que iba a pasar, es más, lo quede esperando. En vez de marcharme o mirar a otro lado, me quedé oculto, expectante. Sin preámbulo, mi hermana se saca la toalla y termina de secar su cuerpo, dándome por primera vez una completa visión de su cuerpo desnudo.
Como un adolecente, me empalmé de inmediato, tocándome por sobre mi pantalón, admirando como pasaba la toalla por sus tetas, por su enorme culo y en especial, por su entre pierna. Pero el espectáculo no termino ahí, una y otra vez, volvió a secarse su sexo, más de la cuenta, hasta que ya sin toalla, comenzó a masturbarse. Un par de minutos tocando su entrepierna, cerrando los ojos disfrutando de sus caricias, para luego recostarse en la cama. Ya de ahí no pude ver más desde mi posición, incluso busque algo para subirme y tratar de mirar, pero solo alcanzaba a ver sus rodillas y parte de sus piernas, nada más.
Desde ese día, todo cambio. Comencé a verla como la mujer que era, con necesidades sexuales igual que yo, ambos solos, sin vida intima, siempre solos en casa, perdiendo estúpidamente el tiempo masturbándonos solos, pudiendo satisfacernos mutuamente. Comencé a ser más atento con ella, incluso le llamo la atención que lo hiciera. Fue un lento avance de meses, lanzando algunas indirectas que nunca fueron recibidas, yo creo que ni se le pasaba por la cabeza lo que yo pretendía, hasta que llegó el día de su cumpleaños. Salimos a comer afuera, donde el vino nunca faltó, también había comprado otra botella para tomarla luego en casa. La idea era embriagarla y no me costó mucho. Ya del restaurant venia algo mareada y luego de dos copas mas en casa, estaba muy borracha, se reía de todo. Yo también estaba algo borracho, pero consciente de lo que tenía que hacer, acercándome mucho a ella , tocándola , tocándole las piernas , hasta que de frentón le dije primero en broma que ella y yo podríamos llegar a tener algo entre nosotros, solo lo tomo como broma riéndose ebria. Volví a insistir en mi broma, que estábamos ambos solos, que podríamos terminar su cumpleaños de otra forma, tampoco me tomo en cuenta y ya la tercera vez , algo más serio le dije que lo que le proponía no era broma , que ambos estábamos solos, que me atraía como mujer y que tanto ella como yo teníamos deseos que podríamos cubrir mutuamente, sin que nadie lo supiera.
Su risa cambió a reclamo, enojo, ira, incluso me lanzó un golpe diciéndome que como se me podía ocurrir eso, que lo había echado a perder, que como podríamos seguir viviendo juntos después de eso, se puso a llorar y yo tratándola de consolarla, pero me alejaba golpeándome. Ya sin más nada que decirle, pidiéndole mil disculpas, arrepentido de mi mala idea, me fui a mi cuarto, ya hasta la borrachera se me había pasado. Escuchaba que mi hermana aun estaba rondando por la casa. Apague la luz y me acosté recriminándome por mi estúpida idea.
No sé cuanto rato abra pasado, yo ya estaba dormido, cuando mi hermana entra a mi cuarto sigilosamente, se acuesta a mi lado y me pide disculpa por haberme tratado tan mal, que yo no me lo merecía por ser tan bueno con ella. Que no había sabido cómo reaccionar, que era una propuesta desquiciada, una locura, que era pecado, pero que a pesar de todo eso, que lo había pensado mucho y que ella me quería mucho, que había sido un excelente hermano ,que siempre me había preocupado por ella, que la mantenía etc y que por todo eso, estaba dispuesta hacer todo por mí , incluso eso.
Tratando de asimilar todo lo que me dijo, le pregunté si estaba segura, que no quería abusar de ella por su estado de embriaguez y me aseguro que estaba algo emborrachada, pero completamente consiente sobre lo que me estaba diciendo.
Quizás para muchos, lo que pasó ahí lo pueden encontrar aburrido. Dos hermanos ya viejos, gordos de físico, el cuarto completamente oscuro, mi hermana con su vestido largo de siempre, pero para mi era exquisita , un morbo tremendo. Solo me di vuelta, nos abrazamos, sin besarnos. La toque por encima de la ropa, metí mis manos bajo su vestido, agarrándole por primera vez el culo. Mientras apoyaba mi cara en sus grandes tetas, aun cubiertas. Le bajé los calzones hasta donde pude, ella misma terminó de sacárselos. Abrió las piernas, me metí entre ellas y comencé a tratar de metérselo. Estaba seca y yo a pesar de estar tan caliente, algo adormilado, con demasiado alcohol en mi cuerpo no la tenía muy parada, por lo que entre mi flacidez y lo nerviosa que estaba ella, mas algo de dolor, costo un poco para entrar, pero cuando lo conseguí, fue maravilloso. Se sentía tan rico estar penetrando a mi propia hermana, que la verdad no aguante mucho, al poco rato, afirmado de sus nalgas, ya no pude aguantarme más y acabe dentro de ella. Ella no demostró mucho interés, mas dolor que placer, pero ya lo habíamos hecho y a pesar que no fue como yo esperaba, fue grandioso. Me salí de ella, me acosté a su lado, no dijimos nada, y al poco rato, al menos yo me quede dormido, al despertar , ella no estaba.
Ese día, fue un muy día complicado. Ambos sentíamos algo de vergüenza, conversamos poco, una comunicación forzada. No tocamos para nada el tema, hasta que llego la noche. Vimos un rato televisión, como lo hacíamos todos los días. Luego ella se fue a acostar y me quede sentado , sabiendo que podía ir a su cuarto. Esperé un buen rato, para asegurarme que estuviese acostada. Apague todas las luces, me fui a mi cuarto, me saqué toda la ropa , quedando solo en ropa interior, y me fui al cuarto de mi hermana . Me quede frente a su puerta un buen rato , tomando valor, hasta que entré. Todo a oscuras, ella acostada dándome la espalda. Me metí a la cama y la abracé por detrás. Se hacia la dormida, me apegue detrás de ella y lleve mis manos a sus tetas, acariciándoselas por primera vez. Sin mucho preámbulo, le baje los calzones y se la metí por detrás. Esta vez dure mucho más, pero mi hermana, siempre dándome la espalda no reaccionaba, se hacia la dormida, como si nada estuviese pasando.
La noche siguiente pasó lo mismo, me descargue detrás de ella sin recibir ninguna motivación de su parte. A pesar de estar contento por estar cogiéndome a mi hermana, tenía un peso de conciencia que estaba abusando de ella, que ella no lo disfrutaba como yo y a pesar de que me moría de ganas de volver a cogérmela, preferí dejar de hacerlo.
Pasaron varios días, tratábamos de hacer una vida normal, aunque ambos sabíamos que todo eso no había sido normal, estaba tensa nuestra comunicación, hasta que una noche, luego de mirar televisión en el sofá, ella se despide y se va a acostar. Pasaron unos 10 minutos y vuelve a sentarse a mi lado y me pregunta tímidamente, el por qué ya no iba a meterme a su cama. Le dije que me sentía mal abusando de ella, que mi idea nunca había sido esa, que disculpara mi actuar. Me comienza a decir que la verdad se sentía muy confundida, que al estar tan apegada a la iglesia sabía que lo que habíamos hecho era una aberración , un pecado enorme , que ni siquiera había sido capaz de confesar ese pecado ante el cura de su iglesia, que se sentía muy mal, pero que me tenía que confesar que le había gustado mucho lo que habíamos hecho, solo que le daba mucha vergüenza decírmelo.
La miré a los ojos y le pregunté directamente si quería seguir haciéndolo y me dijo que sí. Aun algo cohibida, me dijo que le diera unos minutos y fuera a su cuarto. Me quedé solo, ansioso de entrar en su cuarto. Sabía muy bien que esta vez sería completamente diferente. Me lave los dientes, un aseo rápido al cuerpo, apague todas las luces de la casa me fui a mi cuarto a sacarme la ropa y solo con calzoncillos, y me fui al cuarto de mi hermana.
Me pidió por favor que no encendiera las luces. Le hice caso. Me metí en su cama , al buscar su cuerpo, me encuentro con la grata sorpresa que se encontraba completamente desnuda. Bese su cueyo , sintiendo la desnudes de sus pechos sobre el mío. Por primera vez, los llevé a mi boca y se los chupé con todas mis ganas, sintiendo leves gemidos de su parte en aprobación a mis caricias. Mis manos buscaron sus grandes nalgas, apretándolas hacia mi, sintiendo cada vez su respiración más agitada. Me deleite con sus tetas por largo rato, no quería apresurar las cosas. Mi hermana era inexperta en este arte, por lo que no quería que se viniera tan rápido, quería hacerla disfrutar, quería alargar lo más posible ese momento. Lleve mi mano a su sexo y con mucha suavidad la masturbe, sintiendo como mis caricias hacían efecto. Ya de ahí me metí entre sus piernas y ahora su sexo mojado, no tuvo problemas para recibirme. Comenzamos a coger deliciosamente, pero todo sin besos en la boca. La di vuelta y se la metí por atrás, consiguiendo que se colocara en cuatro para darle sin contemplación. Fue completamente diferente, estaba deseosa de tener sexo, me lo confesó. Le dije que todo lo que quisiera hacer, que no tuviese vergüenza en pedírmelo, pero ingenuamente no sabía ni que pedir. La monte sobre mí, me deleite chupando sus tetas, mientras ella se movía de adelante hacia atrás, gozando con mi verga metida en su cuerpo, donde ya no aguantó más y acabó deliciosamente, al mismo tiempo que yo. Hubiese querido cogérmela de nuevo, pero a mi edad, ya una vez que acabo , debe pasar mucho rato para repetir , y eso fue en la mañana , cuando desperté al lado de ella, ahora ya la veía , su cuerpo desnudo y lo hicimos deliciosamente en la mañana.
Ya han pasado unos años, seguimos cogiendo, no como al principio, pero bien para nuestra edad, dos veces en la semana, no está mal. Perdió la vergüenza, fue más osada en la cama, pero lo único que no he podido conseguir es que me la chupe, no hay caso, le da asco, aunque a ella le fascina que yo se lo haga. Muchas veces me dice que no quiere, que no tiene ganas, pero igual consigo que me masturbe y a veces en eso le dan ganas y cogemos.
Nunca nadie se ha enterado, lo que hacemos mi hermana y yo, dentro de esas cuatro paredes, ya que ni siquiera estando en casa, nos damos muestra de cariño, solo cuando vamos a coger nos demostramos el amor y el deseo por el otro.
Saludos, gracias por escucharme y ojala puedas escribir mi historia