Incesto deseado y conseguido
Una mujer desesperada por su necesidad de sexo, consigue que finalmente su hijo le de todo el sexo que necesitaba, con el beneplácito de su esposo...
Como consecuencia de poner en alquiler un apartamento de mi propiedad, entablé amistad con una señora interesada en alquilarmelo...
Conversamos varias veces de diferentes temas hasta que llegamos a establecer lo que llamaríamos “una amistad virtual”, me conto que llevaba casada 35 años, tenía dos hijos, uno de 26, soltero y otro de 31 casado. Que a su Esposo se le había declarado una diabetes severa, hace cerca de 10 años y que esto contribuía a un deterioro total de su vida intima a lo que se sumaba un carácter insoportable, que la mantenía prácticamente prisionera en su propia casa.
Al momento que conversábamos, ella tenía 51 años y su Esposo 69, que le llegó la menopausia, “sin pena ni gloria” y que se hizo experta en “autosatisfacción”, porque hacía casi 10 años que no tenía relaciones sexuales, que pensó varias veces en el divorcio, si bien sus hijos le apoyaban, especialmente el menor, la presión familiar y social no le permitieron dar este paso al punto de llegar a la resignación.
Dormía en la misma habitación que su Esposo pero en camas separadas...
En una de esas tantas charlas, me conto que, empezó a notar que algo raro sucedía con su ropa interior, las dejaba en una cesta luego de ducharse y a los pocos minutos las bragas desaparecían, pero a la noche volvían a aparecer en el lugar donde las había dejado en la mañana.
Su angustia se hizo presente pensando en que tal vez ella tenía principios de alzhéimer. Fue a un Medico y esto fue descartado, pero su angustia aumento.
Algo estaba sucediendo, quizás su Esposo quería desquiciarla, así que empezó a poner más atención.
El pasaba todo el día en casa pues estaba Jubilado y su hijo no podía ser.
Al tener un solo baño, los horarios para utilizar la ducha en las mañanas eran:
A las 6 am, entraba ella, a las 7 am, su hijo y a las 9 am su Esposo.
El primer día las 10 a.m luego de que los tres habían ya utilizado el baño, entro y sus prendas ya no estaban.
Recriminó a su esposo por lo que ella consideraba una “mala broma”, y este se puso furioso, le dijo que estaba loca, que ponga atención donde deja sus cosas y que no le moleste con estas estupideces.
Conociendo a su Esposo y la reacción que tuvo, sabia que este, no le estaba mintiendo.
¿Entonces? ¿En realidad, se estaba volviendo loca?.
Le vino un pensamiento inquietante. ¿Seria su hijo?. ¿Pero porque?. Cual seria su intención en jugarle esta pesada broma?... Entro en sospechas...
Al día siguiente en cuanto su hijo, se duchó, desayunó y salió para su trabajo, entró al baño, y…sorpresa… sus bragas ya no estaban.
La angustia, el malestar se apodero de ella. ¿Porque su hijo le estaba haciendo esto? ¿Cual era su intención?, ¿Que le estaba pasando?.
Esperó a la noche a que regrese. Ella entro al baño, y…..ahí estaban nuevamente sus bragas.
No sabía qué hacer. Esperó al día siguiente y cuando su hijo entró a ducharse, por una pequeña abertura en la puerta lo espió...
Terminó su baño matinal, se secó y... otra sorpresa….
Su hijo tomo sus bragas, las aspiro profundamente, se las paso por sus genitales y lo impensable…..¡¡se las puso!! y salió...
Quedo temblorosa, no sabia que pensar ni como reaccionar.
¿Sería que su hijo era homosexual? ¿Porque nunca lo noto? Si él lo hubiera manifestado, ella lo habría apoyado, porque no es homofóbica.
Quizás por el temor a su padre lo ocultó y su hijo estaba viviendo una tragedia en silencio sin poder manifestarlo. A los 26 años, no tenía novia y cuando ella le insinuaba que busque una chica, él siempre le respondió como en broma…que su novia era ella...
Terminó esta parte de su relato y me preguntó que opinaba de lo que me estaba contando.
Procese inmediatamente la conversación y le dije que extraía de todo esto las siguientes conclusiones:
Que si el aspiraba sus bragas, las pasaba por sus genitales y luego se las ponía, esto me hacía suponer un deseo sexual de su hijo por ella...
Confirmaba mi pensamiento, cuándo a su sugerencia de tener novia, el respondía, que ella lo era...
Que no pensaba que su hijo sea homosexual, que podía ser el Complejo de Edipo no concluido.
Le pregunte si su hijo la había visto desnuda de adolescente o ya de adulto.
Me respondió que sí y que ella en varias ocasiones le habia pedido le ayude con la cremallera de sus vestidos y lo hacia y a veces sentía qué, al pegarse a sus nalgas, tenía el pene erecto, pero que pensaba que era coincidencia, porque al ser su hijo no podría ser deseo de el por ella, pues es su mamá y aunque le inquietaba, apartaba estos pensamientos por saberlos prohibidos y pecaminosos.
Le pregunte si esta inquietud que ella tenía al sentir el pene erecto de su hijo, era más fuerte que lo que pensaba sobre el pecado, lo prohibido o lo perverso.
Me respondió, por la confianza que yo le inspiraba, que le agradaba la sensación, pero que como sabia que eso no era más que una coincidencia por ser su hijo, lo disfrutaba el momento que ocurría, pero que nunca se detuvo a pensarlo, menos a crear fantasías, porque sabía que no estaba bien.
El morbo se estaba apoderando de mi, imaginando la situación y motivado por su franca respuesta le pregunté , si ella, lo haría con su hijo, si se diera la oportunidad...
Me respondió, que no lo había pensado nunca, pero que con nuestra conversación, le había invitado a imaginar, que quizás lo haría, si su hijo se le insinuara, por lo necesitada de sexo que estaba y sin esperanza, pero que ella sabia que eso nunca iba a suceder.
Empecé a contarle a breves rasgos lo sucedido con mi madre, mi hermana y mi hija, pero diciéndole que no era mi experiencia, sino la de un amigo que me la había confiado.
Al terminar, me dijo que le había parecido una historia hermosa, excitante y que como le gustaría que esto le sucediera a ella, pero que igual le parecía utópico, pero que esta historia la utilizaría para su auto satisfacción y se rio nerviosa...
A partir de ese día cada vez que conversábamos, le motivaba a seducir a su hijo, ella se reía y me decía qué era lo que más deseaba, me confesó, que luego de hablar conmigo o incluso mientras conversábamos, ella se masturbaba y con eso conseguía alivio a lo que se le estaba convirtiendo en una desesperante obsesión..
que su hijo la posea...
Pasaron unos meses y se produjo un terremoto de proporciones que afectó todo el país, especialmente a la costa, la llame para saber si estaba bien y si no habían sido perjudicados, pero fue imposible la comunicación.
Al cabo de algunos días, finalmente logre la comunicación, me agradeció la preocupación y me dijo que su vida después del terremoto, había cambiado, que ahora tiene un nuevo sentido, que estaba muy feliz y que quería compartir conmigo esta felicidad.
Que me llamaba en la noche.
Quede con la curiosidad e impaciente de saber qué tenía que contarme.
Llegada la noche me llamó, entre las primeras cosas que me comento, fue que el relato que le había hecho de mi amigo de la relación con su madre, hermana e hija, siempre le quedo sonando en la cabeza y que encontraba que pese a los prejuicios e hipocresía social, le parecía lo más lógico y natural que estas cosas sucedan, que lo impide el temor, la tradición y el sometimiento religioso.
Me gusto su comentario y pensé que quizás era el momento de confesarle qué era mi propia historia, pero me contuve.
Me dijo que el relato le daba fuerza y confianza para contarme lo que le había ocurrido después del terremoto.
Que como debía saber, todos los días y casi a cada momento se producian las replicas y que esto le causa miedo en la idea que se vuelva a producir otro sismo de proporciones.
Qué luego de este trágico evento, no podía dormir y le angustiaba porque su Esposo ponía la cabeza en la almohada y se quedaba profundamente dormido.
Que le dijo que tenía miedo y él le respondió, “ve a dormir con tu hijo y no jodas”.
Que en principio le molestó esta respuesta grosera de su Esposo, pero luego, se acordó de mí, recordó la “historia de mi amigo” y sin pensarlo más, se puso una bata de dormir sugestiva, le dijo a su Esposo, que eso iba a hacer, el le repitió “que no joda, que le deje dormir”
Se dirigió al dormitorio de su hijo, lo encontró en torso desnudo, con shorts cortos, (allá hace calor es trópico), tumbado encima de la cama, viendo la televisión...
Entró a la habitación, notó que su hijo abrió los ojos sorprendido, le recorrió el cuerpo con la mirada y ella sin esperar ninguna reacción o pregunta, le dijo que sentía miedo por las replicas, que su papá se había puesto molesto y que le había “mandado” a dormir con el, para que no le molestara mas con sus miedos...
Le preguntó si no le molestaba hacerle un espacio en la cama, al menos hasta que esta situación se estabilice.
El hijo casi tartamudeando, le dijo que si y con la mano golpeo una parte de la cama invitándole a acostarse.
Se acostó, se metió entre las sabanas y sintió como su hijo temblaba, ella le dió las gracias, se puso de espaldas a el en posición fetal, cerro los ojos y fingió dormir.
Sintió como su vagina se iba humedeciendo ante la cercanía del cuerpo de su hijo, se sentía excitada, estaba decidida, si su hijo se atrevía seria esa noche... Estaba predispuesta a darle todas las facilidades... Lo deseaba...
Pasó mas de una hora y su hijo seguía sentado viendo la televisión, intuyó que se estaba acariciando los genitales, pero ella no se movió, para que el creyera qué estaba profundamente dormida..
Empezó a desesperarse, quería a su hijo dentro de ella, lo necesitaba... pensó en tomar la iniciativa, pero temió equivocarse y aguardó.
Cuando menos lo esperaba, el levantó las sabanas, intuyo que me estaba contemplando, se recostó junto a mi, me llamo con voz suave, ”mama,..mama”, puso la mano sobre el hombro muy despacio y me movió, al no tener respuesta supuso qué estaba profundamente dormida, hizo un movimiento lento, saco su pene y lo puso erecto hacia arriba entre mis nalgas y empezó a frotarlo muy despacio... Saqué un poco las nalgas para facilitarle la deseada penetracion, él se detuvo, esperó un momento y al poco continuó con sus movimientos...
Yo no sabia que hacer, estaba sobreexcitada, deseaba que apartara mis bragas y metiera su verga dentro de mi... Pero no quería hacer nada que lo asustara y lo disuadiera, asi es que permanecí inmovil, dejandole hacer...
Puso su mano sobre mi vientre y pensé que había llegado el momento... ¡¡Mi hijo me iba a penetrar!! aprovechando que estaba dormida...
Mi vagina latía desesperadamente... quería el pene de mi hijo dentro de mi, imaginaba su semen quemándome las entrañas, hacia esfuerzos por contener algún gemido de excitación, deseaba que mi hijo me "violara"..
Estuve a punto de “despertarme” para que todo se consumara y facilitar la entrega, que me penetre....
Me quemaban las ganas de meterme el pene de mi hijo a la boca, chuparselo, que se corriera en mi boca, que me hiciera de todo, estaba caliente como una perra en celo... Buffff
Pero de pronto mi hijo paró, se retiró muy despacio, dejándome calientes las nalgas, se levantó, salió de la habitación sin hacer ruido y se dirigió al baño.
Me sentí frustrada, decepcionada, excitada y rabiosa. ¿Que le pasó? Solo tenía que mover mi braga a un lado y metérmela toda, estaba mojada, su pene iba a resbalar dentro de mi sin mayor resistencia...
Mi hijo tardaba mucho en regresar, lo que permitió que mi vagina y mi cabeza se enfríen. Justifiqué que no lo hizo por temor y respeto, soy su madre, no sabia como yo podría reaccionar y seguramente en este momento se estaba masturbando pensando en mi.
Regresó del baño y se acostó, espalda con espalda.
Esa noche casi no pude dormir, deseaba a mi hijo, él me deseaba a mí, tenía que facilitarle su deseo, algo tenía que hacer...
Él ya se había atrevido a poner su pene entre mis nalgas, lo había frotado muy despacio, estaba claro que me deseaba, que le hubiera gustado meter su verga dentro de mi, pero no se habia atrevido a dar el ultimo paso, por el respeto de que sea su madre... Asi es que, ahora me tocaba a mí, yo tenia que ayudarle a dar ese paso y estaba dispuesta a hacerlo...
Al día siguiente era sábado por lo que todos nos levantábamos tarde, no tenía apuro de preparar desayuno, etc, etc.
Me levanté como a las 6 am, muy despacio para no despertar a mi hijo, me cepillé los dientes, refresque mi vagina quitando los rastros de humedad que se me habían derramado la noche anterior.
Estaba excitada y decidida, no tenia ni pudor ni miedo, hoy mi hijo me poseería, explotaría dentro de mí o no lo haría nunca...
Regresé a la habitación sin bragas, mi hijo seguía en la misma posición en la que se durmió, me acerque, me recosté a su lado, empecé a besarle el cuello, el cabello, los hombros, abrió lentamente los ojos y me susurro: “mama"..., le respondí: “Si hijo soy tu madre", ¿Porque no me lo hiciste anoche?..
Volvió a cerrar los ojos y susurro: “Eres mi madre, por favor perdóname”...
Baje mi mano hasta su pene, lo tenia erecto, se lo acaricie y le dije: “Soy tu madre y deseo lo mismo que tu”...
Me retire la bata de dormir quedando completamente desnuda, y le dije: “Olvida mi amor que soy tu madre, mírame, soy una mujer y te deseo”.
Abrió su ojos, se puso de espaldas a la cama, me miro, sin decir una palabra, tomo uno de mis senos, me puse sobre el con mis piernas abiertas e introduje su pene dentro de mi vagina empapada de deseo.
Entraba y salía con desesperación, sentí que mi hijo iba a terminar, me di la vuelta para impedirlo y que resista un poco mas, me puse en cuatro en posición de perrita, volvió a penetrarme a meterme y sacarme, yo empezaba a sentir ese enorme placer casi olvidado del sexo, cuando sentí que apretaba mi cintura y se corrió con un reprimido gemido, su semen estaba dentro de mí, sentí como su calor inundaba mis entrañas...
Si bien yo no había llegado al orgasmo, sentí una sensación hermosa de ternura, mi hijo me había hecho el amor, depositó su semen dentro de mí, tuve una sensación hermosa, indescriptible...
Se retiró muy despacio, diciendo: “Perdona mama no me pude contener”.
Tome su rostro, le dije: “Te amo, te amo, nada tengo que perdonarte, me has hecho muy feliz”.
Nos besamos apasionadamente, ya era su mujer y mi hijo sería mi amante, lo haríamos cada vez que pudiéramos.
Esa noche dormiría nuevamente con el, a mi Esposo le diría que sigo con miedo y así hasta que me sea posible.
Salí al baño, me duché y fui a la habitación de mi Esposo...
Estaba como leyendo un periódico, pero note que las sabanas se movían muy despacio a la altura de los genitales.
Le pregunte si deseaba ya desayunar, me respondió: “No, lo que quiero es que muevas la cama de tu hijo un metro a la derecha”.
Me sorprendió, le pregunte de como así deseaba que haga eso. Me miro fijamente, pero no en forma agresiva o desafiante y dijo: “Quiero ver bien como tu hijo te coje”.
Me sobresalte, le pregunte qué si estaba loco. Me respondió que no, que hoy se levantó al baño y al pasar observo por una rendija, que yo estaba cabalgando a mi hijo, que me comprendía, y que mejor que sea nuestro hijo quién me penetre y que por eso quería la cama un poco más al centro para ver bien cuando me coja de nuevo...
Me quede de una sola pieza, pensé que algo malo tramaba, pero, me tomo el rostro y con una mirada dulce, no acostumbrada en el, me dijo: “Esto yo lo pensé hace mucho tiempo, pero no me atreví a proponértelo, temiendo ofenderte, ahora que ya lo han hecho, quiero que, si él lo desea, duerman juntos de aquí para adelante”.
Me senté al borde de su cama, tome su mano y le pregunte si en verdad lo que me decía era sincero, que me sentía muy avergonzada.
Me volvió a mirar y me respondió, qué era sincero y sentido, que si bien él no lograba una erección, se excitaba y que cuando yo entré a su habitación, se estaba acariciando.
Que en sus fantasías siempre imaginaba a otro hombre o a nuestros hijos haciéndome el amor. Que no piense que es un pervertido, pero que quería hacerme solo un pedido.
Le mire con un poco de incredulidad, le pregunte que cual era su pedido. Para mi sorpresa me dijo, que, el sabia que por nuestro hijo ser muy joven, por la excitación que le produciría penetrar a su madre, estaba seguro, lo haríamos todas la noches y que él quería vernos, por eso quería que mueva la cama y abriera un poco mas la rendija, pero que, no quería que nuestro hijo sepa qué nos observaba. Que al vernos esa noche, le gustó mucho y se excitó.
Me convenció, era sincero, me provocó ternura y hasta un poco de compasión. Le bese en la frente y salí a preparar su desayuno. Cuando regrese, me tomo la mano y como si hubiese adivinado mis pensamientos, me dijo, que no lo haga por pena o compasión, que al contrario, sepa que, los tres lo ibamos a disfrutar.
Mi hijo estaba terminando su desayuno, los sábados tiene por costumbre hacer deporte, cuando terminó, me preguntó, que si no estaba arrepentida, le respondí que no, que era lo más bello que me había sucedido, se puso de pie, levanto mi bata de dormir, que aun la llevaba puesta, apretó mis nalgas, y me dijo, que esta noche no me fallaría, que le diga a su padre que aun seguía con miedo y que dormiría con el.
Los dos nos reímos, yo asentí con mi cabeza.
Durante la mañana nos pasamos mi Esposo y yo reubicando los muebles de la habitación de mi hijo, hasta que quedaron en el lugar en el que podía observar con mayor claridad totalmente la cama.
Mientras el me dirigía, yo ardía de deseo, estaba empapada, quería pedirle que me haga sexo oral, pero a el nunca le gusto, decía que nunca lo había hecho ni lo haría, que no entendía como a otros hombres les gusta y lo hacen, asi es que a duras penas, reprimí mis ganas.
Paso la mañana y la tarde, mi hijo llegó, almorzamos, cruzábamos miradas de deseo y complicidad, mi Esposo nos miraba de reojo sin que él lo notara.
Al llegar la noche y luego de la cena, mi hijo me llevo a un lado y me pregunto por que había cambiado la ubicación de sus muebles, le comenté que su padre me había dicho que podía quedarme a dormir con el hasta cuando yo quisiera y que si no me echaba, quería darle un toque mío en la que seria nuestra habitación.
Mi hijo sonrió, me beso y dijo que estaba bien.
Me despedí de mi Esposo y fui a la habitación de mi hijo y cerré la puerta dejandola entreabierta, tal y como habia quedado con mi Esposo...
Mi hijo se abalanzo sobre mí, me quitó toda la ropa, me desnudó completamente, me llevo a la cama, me recostó de espaldas, abrió mis piernas y empezó a hacerme sexo oral en forma desenfrenada, que a ratos me provocaba algún dolor...
Me hizo terminar muy fuerte en su boca, despues me puso en cuatro, y me penetro, yo estaba muy sensible, sin embargo poco a poco empecé a sentir placer, hasta terminar, sensación que no la sentía hace muchos años.
El saber que, probablemente mi Esposo nos estaba observando, aumentaba mi excitación y placer...
La juventud de mi hijo y su deseo, le habían convertido en un coloso sexual, me hizo el amor unas cinco veces durante toda la noche, me penetró de todas las formas posibles, oral, vaginal, anal... sentía que me había lastimado, sin sexo durante tantos años, esto era demasiado, me dolía, pero fue delicioso...
Yo era una hembra deseosa de sexo y el un joven y vigoroso macho que tenia mi cuerpo a su entera disposición y ya sin ningun tipo de tabues, dió rienda suelta a todas sus fantasias reprimidas durante años...
Llenó de caricias, besos y semen todo mi cuerpo...
Se corrió en mi concha, en mi boca, en mi ano, en mis tetas... Terminé bañada en su semen por fuera y llena de semen por dentro...
Nos dormimos desnudos y exhaustos, sin ánimo ni de ducharnos... Y por si no hubiera sido suficiente, desperté con mi hijo encima, entre mis piernas y bombeándome aceleradamente, dandome una buena cogida, casi no me dio tiempo a reaccionar, cuando termino una vez mas dentro de mí...
Durante toda la noche, solo repetía agitadamente: “Te amo mama, te amo”...A lo que yo respondía: “Y yo a ti mi amor y yo a ti... Ese fue todo nuestro dialogo, entre gemidos, jadeos y gritos contenidos de placer...
En la mañana, mi hijo dormía placida y profundamente, me levante muy despacio, fui al baño, maltrecha y dolorida, pero feliz.
Me duché, preparé el desayuno para mi Esposo, se lo llevé, me sentía un poco avergonzada, me miro, me pidió me siente en el borde de su cama , tomo mi mano, y me dijo: “Hace tiempo no te digo cuanto te amo, pues si, te amo y soy feliz viéndote feliz”.
No hacían falta más palabras...Nos había visto...
Besé su mano y le respondí: “Yo también te amo, gracias por regalarme esta felicidad”.
El me Replicó: “Nuestro hijo nos la está dando”.
Desde entonces, mi hijo y yo seguimos siendo amantes con la euforia y la pasión del primer día, no existe en nosotros ningún complejo, ni sentimiento de culpa, somos los tres, inmensamente felices.
Al terminar este delicioso y sugestivo relato, sentí la obligación de decirle a mi amiga, la verdad, sobre la historia que le había contado, que no era de ningún amigo imaginario, que era mi propia historia.
Le pasé hace tres días, la dirección de la página Todo Relatos y que busque un relato bajo el título de “Con mi madre, mi hermana y mi hija”.
Mi amiga, me propuso hacer una reunión con mi madre y mi hermana a la que asistiría ella y su hijo. Piensa, al igual que nosotros, que esta realidad luminosa del Incesto no se la puede compartir con nadie que no la viva o la haya vivido.
Lo estoy pensando, pero intuyo que si se diera esta reunión, existe la posibilidad de dar un paso mas allá, si bien me excita la idea, sé que por mi hermana no habrá problema, pero no se como reaccionaria mi madre.