Incesto con mi hijo
Les cuento mi primer experiencia de incesto con mi hijo.
Mi nombre es Marisa. Soy madre soltera. Actualmente tengo 42 años. Tengo un hijo de 19 años que se llama Pablo.
Me considero una mujer atractiva por mi edad, me miran mucho los hombres de todas las edades, sobre todo los pendejos. A muy temprana edad empecé a trabajar como modelo en unas campañas, aunque no llegué muy lejos y terminé trabajando de promotora unos cuantos años. Esta vida me hizo conocer cualquier cantidad de hombres, experiencias de todo tipo, muchas buenas otras tantas malas pero bueno, fue la vida que elegí. Es por eso que creo que el incesto no fue algo extraño en mi, mas que cuando era mas joven lo expirementé con un familiar cercano.
Mi hijo siempre fue un chico introvertido y con problemas para relacionarse sobre todo con las mujeres, unos meses atrás, me llamó una vecina gritándome y me contó que mi hijo había manoseado a su hija sin su consentimiento, amenazó con llamar a la policía, pero logré calmarla y decirle que mi hijo no se acercaría nunca más a su hija. Por suerte ese hecho quedó ahí.
La semana pasada estábamos en la casa de mi hermano, era un día común, yo me encontraba hablando con mi cuñada, cuando lo escucho gritar como nunca lo había oído a mi hermano, de pronto veo a mi hijo corriendo de la habitación y yéndose de la casa.
Mi hermano me contó que sorprendió a Pablo masturbándose delante de mi sobrina, que era menor que el.
No quería creerlo pero mi hijo estaba fuera de control. Me disculpé con pude y me fui derecho a mi casa. No vivía lejos de la casa de mi hermano, así que me fui caminando, pensando que hacer con mi hijo, me sentía culpable, quizás como lo críe, no se tantas cosas se pasaron por mi cabeza. Tenía que hacer algo con mi hijo antes de que se metiera en problemas. Se me vino una idea en la cabeza, pensé en contratarle una prostituta, para que se descargue con ella, pero no sabía como lo iba a tomar mi hijo mas por lo introvertido que es, y terminé descartando la idea. Finalmente se me cruzó por la cabeza algo, no sabía como lo podría tomar Pablo, o si le haría peor, pero necesitaba ayudarlo y pronto, por lo que tomé coraje y me animé.
Llegué a mi casa, fui derecho a la habitación de mi hijo y ahí lo encontré a Pablo, sentado frente la computadora, seguramente estaría viendo pornografía como siempre.
Mi hijo no me miraba seguía compenetrado en la pantalla, sabía que sentía vergüenza por lo que había hecho y no se animaba a mirarme. Quise hablarle, pero tampoco me salieron las palabras y preferí hacer con lo que me siento más cómoda, aunque nunca me imaginé hacerlo con mi hijo.
Con mi mano izquierda la apoyé sobre su hombro y lo hice girar sobre la silla giratoria hasta quedar enfrente mio. Me arrodille delante de el, y metí mi mano derecha por debajo de la bermuda de mi hijo y agarré su pene flácido, lo manosee un poco y su pene se puso como un mástil de lo dura que estaba en menos de un par de minutos, le bajé la bermuda junto a su boxer hasta los tobillos sin que se levante de la silla.
Me sentía tan acalorada, mi cara la sentía explotar del calor que producía la vergüenza que sentía, mis manos las sentía traspiradas. Por lo que cerré los ojos, con mi mano derecha agarré la pija de mi hijo por el tronco y me la metí en la boca. Tuve que abrir mi boca bastante para meterme su pedazo de miembro, hacía tiempo que no veía el pene de mi hijo, y no lo recordaba tan grande. Era lo suficientemente grande para llenar mi boca con ese pedazo de carne. Empecé lamiendo su cabeza, mientras le sostenía su pene con mi mano derecha y con mi otra mano masajeaba sus huevos, de a poco fui metiendo su miembro mas adentro, sentía ese poderoso miembro entrar en mi garganta, me daba mucho trabajo tragarlo pero quería tenerlo todo adentro.
No habían pasado más de 2 o 3 minutos cuando mi hijo, se estremeció, como si tuviese convulsiones, y me tomo por mi cabeza con sus dos manos y me hundió más su pija dentro de mi garganta. Hice fuerza para zafarme, tratando de sacar de mi boca su miembro pero escuche un gran grito de desahogo de mi hijo y seguido sentí como eyaculaba dentro de mi garganta. Sentí un chorro muy fuerte de semen ingresaba dentro mio produciéndome ganas de vomitar, mi hijo seguía hundiendo mi cabeza contra su miembro por lo que tragué todo su semen hasta la última gota.
Me tuvo en esa posición hasta que su pene empezó a perder su dureza. Sus manos soltaron mi cabeza y tiré mi cabeza hacia atrás. Cuando liberé mi boca de su pedazo de carne, respiré hondo, y traté de recuperarme. Me sentí algo asqueada, de todo el semen que había tragado, suelo practicar seguido sexo oral a los hombres, y también me trago la leche, pero esta vez fue como demasiada cantidad, como si me hubiese llenado mi estomago, me sentía como empalagada por decirlo de alguna manera.
Escuchaba la respiración de mi hijo agitada, el seguía en su silla, yo en la misma posición arrodillada y no me anima a mirarlo. Pasaron unos minutos, levanté la mirada y le dije:
Pablo ..... Y empecé a toser, sentía mi garganta adolorida y además no sabía como expresarme, si bien sabía que decirle me costaba armar las palabras y que salgan de mi boca. Finalmente pude expresarme.
Hijo, no podes hacer las cosas que haces, primero porque esta mal y segundo vas a terminar preso o peor aún con un balazo en la cabeza de un padre que te sorprendió.
Me miraba relajado, me escuchaba atentamente pero no me respondía nada.
- Se que esta mal lo que hicimos, pero prefiero que si tenés deseos de hacerle algo a alguna chica sin su permiso, vengas y me lo hagas a mí, sea lo que sea así te desahogas. Quedó claro?
Asintió con su cabeza.
Me levantaba para irme.
Esperá mamá. No te vayas quiero hacer algo mas.
Que cosa? le pregunté.
Te la quiero meter por la cola me dijo.
No me esperaba eso. Pero estaba dispuesta a hacer lo que sea por mi hijo.
Como lo querés hacer, le contesté.
Ponete en cuatro en el piso si puede ser dijo mi hijo, con algo de vergüenza.
Me quité las sandalias, me desabroché el jean, me lo saqué junto con la tanga, y quedé de la cintura para abajo sin nada de ropa. Me puse en cuatro sobre el suelo dándole mi cola a mi hijo.
Sentí como se arrodillaba detrás mio, su pulgar empezó a rozar mi ano, acariciándolo lentamente, y de a poco me fue metiendo el dedo. Me sentía tan vulgar en ese momento, y avergonzada, pero solo cerré lo ojos y esperé que suceda.
Las manos de mi hijo, me tomaron por la cintura, sentí la cabeza de su pene tocar mis nalgas, luego puso su pene entre mis nalgas en la entrada de mi ano, y finalmente me apretó por mis caderas y tiro de estas hacia atrás enterrando su pene dentro de mi cola, sentí mucho dolor, no era virgen en el sexo anal, pero mi hijo no tenía experiencia, no me había lubricado ni mi ano ni su pene y era brusco como cualquier pendejo que esta perdiendo la virginidad, que aprendió como coger viendo películas porno, donde el hombre le revienta la cola a las actrices porno y hacen parecer que el sexo anal es tan fluido como si una lo hiciese todos los días. Empezó con unas embestidas muy duras, ya su miembro estaba completamente dentro de mi cola, su cuerpo chocaba contra mis nalgas una y otra vez, aprestaba mis caderas y me hundía violentamente contra su cuerpo. Sentía su sudor chorrear sobre mis nalgas, por momentos olvidaba que era mi hijo, no podía pensar que tenía a mi hijo cogiendome por la cola y de esa manera tan brusca, todo parecía un sueño. Al final termino eyaculando dentro de mí luego de varios minutos. Yo me quedé inmóvil, esperando que saque su miembro de mi interior, pero antes de hacerlo, pasó sus dedos por mi vagina, y me la acarició, luego me metió un par de dedos dentro mi concha. No me había dado cuenta hasta ese momento, pero estaba muy mojada, sentí una vergüenza fatal. Pensaba que me estaba sacrificando por mi hijo, pero al final lo había disfrutado, nunca me había pasado de mojarme mientras me practicaban sexo anal. Me levanté y le dije a mi hijo que me iba a duchar así me ponía a cocinar.
- Gracias mama, me dijo Pablo.
Me fui sin contestarle y me dirigí derecho a la ducha, abrí la canilla y me quedé un buen rato bajo el agua, sacándome todo el sudor tanto mío como de mi hijo, mientras me enjabonaba pensaba en Pablo, en su miembro tan masculino y sin darme cuenta me estaba masturbando con el jabón, frotándomelo sobre mi clítoris, tiré el jabón y empecé a meterme 2 dedos de mi mano izquierda mientras frotaba mi clítoris con mi mano derecha, finalmente acabé como pocas veces.
Mientras cocinaba Pablo se me acercó por detrás me sacó la bata y empezamos de vuelta.