In your blue eyes...

Habría que imaginar, como en nuestros mejores sueños húmedos, como sería encontrarte esa Diosa a tu lado en la cama y recordar la intensa noche pasada. Sin duda verte con Megan cara a cara debe dejarte un tanto… en shock…contemplar esos ojos azules de aspecto felino recorriendo tu cuerpo y notar esa sonrisa pícara en sus labios. Eso es justo lo que sucedió.

In your blue eyes

Habría que imaginar, como en nuestros mejores sueños húmedos, como sería encontrarte a Megan a tu lado en la cama y recordar la intensa noche pasada. Sin duda verte con Megan cara a cara debe dejarte un tanto… en shock…contemplar esos ojos azules de aspecto felino recorriendo tu cuerpo y notar esa sonrisa pícara en sus labios. Eso es justo lo que sucedió. No dudé en acercarme para poder rozarlos con los míos, poder morderlos e introducir mi lengua poco a poco para jugar con la suya. Era un sabor dulce, podría estar toda la noche besándola con fiereza, pero tenía cosas mejores que hacer con ella. Beber de sus labios no es nada comparado con poder acariciar su cuerpo, perfecto, con curvas y piernas infinitas. Ir bajándole la cremallera del vestido descubriendo su espalda decorada con esos tatuajes que la hacen aún más sexy Dejé caer su vestido y la acorralé contra la pared más cercana para notar su cuerpo contra el mío. Encajaba a la perfección, cadera con cadera, mis pechos contra los suyos sobre la tela de la ropa que aún llevábamos. Calidez mutua… advertir su agitada respiración provocada por mi caricias me daba más valor para continuar con aquello.

El conjunto de ropa interior le sentaba bien, pero estaría mucho mejor sin él, por lo que mientras trataba de quitarle el broche del sostén perdida aún en esos carnosos labios rosados ella se deshizo de mi ropa dejándome en idénticas condiciones. Me separé de ella y la miré desafiante, pero solo ella consiguió intimidarme con esa voz tan sugerente guiándome a la gran cama de la habitación. Verla allí tumbada esperándome hizo que fuera hacia ella con ganas de poseerla toda la noche, de admirar su cuerpo de cerca.

Acechando a la presa cual felino gateé quedándome sobre ella, inclinándome para besarla pero dejarla con la miel en los labios, esquivándola y atacando su cuello embriagándome con su perfume, jugando con mi lengua, bajando por la clavícula, tironeando del sujetador aprovechando que estaba suelto lanzándolo fuera de la cama. En la penumbra podía contemplar sus pechos, redondeados, firmes y todos para mí aquella noche. Pude atrapar uno de sus erectos pezones entre mis dientes estimulándolo a la vez con la punta de la lengua. Casi siempre lo había hecho con hombres, pero ella me había hipnotizado y me estaba poniendo aún más caliente. Sí…la podía escucharla gemir y gruñir, aferrándose a las sábanas sedosas que recogían la forma de su cuerpo de diosa. La hice sufrir mientras bajaba una de las manos por su abdomen, bajando hasta alcanzar el borde elástico de su tanga a conjunto con el sostén perdido ahora. Alcé la mirada para comprobar como se retorcía y se mordía el labio inferior al ir notando como mi mano, entre la piel y la tela, descubría su monte de Venus suave y cada vez más mojado a medida que bajaba. Con mis dedos acariciaba cada pliegue incrementando la intensidad en la zona de la entrada a su vagina aprovechando para rozar su clítoris con mi dedo pulgar. Sonreí con malicia incorporándome susurrándole al oído palabras que la estremecían y también la animaban a luchar contra mi sujetador reventando el broche trasero quitándomelo con ansia. Nadie mejor que una mujer para darle placer a otra mujer, y eso es lo que prendía incitándola... No pensé que fuera tan salvaje e impulsiva, pero invirtió las posiciones reteniéndome contra el colchón, besándome con fuerza y rozando sus caderas contra las mías. Si supiera el calor que estaba pasando Ella solo quería avivar ese fuego y acariciando mi costado con la punta de sus uñas se aferró al borde de mi última prenda haciéndola descender deslizándola por mis piernas, acomodándose entre ellas. Podía ver aquella mirada celeste brillante, perdiéndose, besando mis pechos, mi abdomen, la zona del ombligo Me faltaba el aire… notaba la garganta reseca… aquello era una tortura demasiado placentera para ser real. Miré para creérmelo y vi su cabellera rebelde color chocolate con el resto de su figura a mis pies. -Ahh Tironeé de las sábanas tratando de reprimir los gemidos que amenazaban con salir. Su lengua pasó por toda mi zona íntima, entrándose en juguetear con mi clítoris que ardía y mandaba descargas eléctricas cada vez que ella lo atrapaba entre los dientes. -Joder…-ella lo hacía tan bien que tenía que controlarme para no correrme al instante. En un movimiento constante recorría toda la zona haciendo que me volviera aún más descontrolada. Introducía la lengua hasta lo máximo que podía, hacia el interior de mi vagina ayudándose de un par de dedos ocasionalmente. Respiraba de manera irregular y notaba las vibraciones ascender por mi cuerpo. Algo ida volví a abrir mis orbes esmeraldas encontrándome con su rostro pegado al mío, se había situado totalmente tumbada sobre mí y no dudé en declararme dueña de sus labios empapados de lo que ella misma había provocado. Necesitaba notar que moría en mis brazos y yo en los suyos, por lo que volví a buscar a ciegas su entrepierna, esquivando su tanga que acabó roto por los movimientos de mi mano masturbándola. Cada vez que ella introducía sus dedos en mí yo se lo devolvía y acallábamos nuestros jadeos y gemidos desgarradores en la boca de la otra, recubiertas por una fina capa brillante de sudor. Notaba mi mano cada vez más mojada y me costaba concentrarme. La mano libre había ido directa a sus pechos y viajaba a su trasero fugazmente. Nos movíamos a la vez, fusionando nuestros cuerpos, dejándome que fuéramos una. Trataba de profundizar en su coño y era fácil por lo húmeda que estaba, moviendo mis dedos para acentuar aquel placer. Era yo la que estaba haciendo que gimiera cerca de mis labios, que me insultara para que no parara, que temblara de puro placer…y ella también lo sabía. -Ahhh…Megan En una batalla suicida nuestras lenguas sucumbían al sentir que nuestros cuerpos se daban por vencido, que ya era insoportable aquel calor. No tenía porque combatirla Arqueé la espalda dejándome ir pegada a ella, sintiendo las contracciones de su vagina presionando mis dedos empapados de ella, bajando por su entrepierna y mojando la mía propia. Con un lastimero y provocador gemido contra mi oído se desplomó a mi lado exhausta. Traté de recuperar el aire que necesitaba y me giré hacia ella. Estaba espectacular con su melena revuelta, con la frente y el resto de su cuerpo empapados en sudor sin borrar esa sonrisa de satisfacción de su rostro. Estaría preparada para hacerlo de nuevo solo con verla así a mi lado. Megan se volvió a los pocos segundos y acarició mis labios humedeciéndolos con mi elixir para después volver a probarlos, alargando aquel beso hasta que lo finalizó cerrando los ojos apoyándose en mi pecho relajada al fin, caldeando mi cuerpo con el fuego de su piel dorada iluminada por la luz de la luna de media noche que entraba por la ventana.

Pasé mis brazos sobre ella para evitar que pudiera escapar en mitad de lo que quedaba de noche, para encontrarla a la mañana siguiente aún a mi lado

Este relato y muchos están también en el blog de : Mi Botón Divertido ( www.mibottondivertido.com ) grandes fans de Todorelatos.com.

Foxie! Bksksk