Impotencia y placer

La impotencia es como tener un carro lleno de gasolina, con el motor caliente y sin la llave para echarlo andar. Busco a quién pueda tener esa llave, con ganas de tomar su tiempo para satisfacer mi cuerpo caliente de las ganas de explotar encima de alguien o dentro de alguien que se anime y que le guste los desafíos. ¿Tienes tú la llave?

Impotencia y placer.

Llegué un día a casa. Dispuesto a dar batalla. En esta ocasión no tomé la píldora del vigor que hace que se le pare con dureza y firmeza la verga que uno tiene para darle placer a la mujer que quiere uno te haga todo.

Al ser un hombre preocupado y conciente de que a la mujer los hombres solo se la cogen y no la poseen, opte por toda mi vida ser el que siempre da placer, lograr que ellas sean las del orgasmo primero y luego esperar que ellas tomen su tiempo y me den lo que a mi me gusta, el placer oral y la eyaculación en su boca o en sus pechos o en su rostro.

Desde hace 10 años que soy impotente. He sido humillado, rechazado, y hasta dejado. Pero es esa ocasión llegué listo a complacer y ser complacido.

Prepare la habitación con velas aromáticas, música suave, romántica, las luces a medio tono, las sábanas de color, una botella de champaña, una buena ducha, y listo para el encuentro.

Ella llegó arreglada, con su ropa interior transparente. Nos miramos cada uno. Mi mirada iba más allá de lo que veía, con ella la desnudaba completamente. Me acerqué a ella y empezó a jugar con su pelo, empecé a oler su rica piel. Me acerqué a sus oídos a su cuello, y empecé a besarla profundamente.

Su rostro se giró hacia mí y me plantó un beso en la boca, como una muestra de afecto y de aceptación y de agradecimiento, porque empezaba a sentirse mujer.

Le dije que se recostará y con mis manos empecé a masajear su cuerpo. Unté en ella una loción especial para que su piel se sintiera más sutil, y más fragante para sentir mi cuerpo.

Fui recorriendo su espalda. Hasta el orificio de su precioso culito que cuando entro mi dedo, gimió y no dijo más.

Empecé a masajear sus nalgas, un poco resecas, por los que unté más loción para sentirlas parte de su todo. Fui pierna por pierna, muslo por muslo, hasta llegar a los dedos, y empecé a lamerlos uno por uno.

Le pedí que se volteara boca arriba. Empecé a besarla en la frente, en toda su cara y por supuesto en sus labios ardientes que pedían más y más.

Me dirigí hacia su cuello y la besé tantas veces que ella mismo me dirigió hacia sus pechos. Sus pezones estaban a punto de reventar y uno por uno empecé a succionar. Gemía al sentir lo picoso de mi barba, una barba que me dejó crecer por uno o dos días para este tipo de ocasión.

Al tiempo mis manos se dirigen hacia el clítoris y mis dedos masajean esa parte tan sensual, tan delicada, tan hermosa de la mujer. Mis labios recorren todo su torso, sus senos, su pecho hasta bajar, pasando por el ombligo al cual también le toca lo suyo.

Después llegue al clítoris, el cual están esperándome. Mi lengua aceptó la invitación. Mientras que mis dos dedos pulgares sienten lo húmedo de su vagina. Lamía desde el clítoris hasta la entrada de su vagina la cual ya escurría de placer.

Empecé a succionar y ella pedía más y más y más y más. Sentí que temblaba y noté que empezaba a tener su primer orgasmo.

Así que aproveché y seguí lamiendo empecé a meter dedo por dedo hasta tener cuatro de ellos frotando su interior. Empecé a besar los lados de los labios de su vagina. Y ella pedía más, más, más, y más hasta que reventó con el primer orgasmo.

¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAH!

Se quedó semiparalizada, me pidió que esperara un momento y luego se dirigió a mi boca y empezó a besarme apasionadamente compartiéndole sus jugos que con placer me tome de su interior.

Le pedí que se acomodara en cuatro y mi dedo pulgar entró en tu ano y mis cuatro dedos en su vagina y me pidió que fuera lento pero preciso ya que por el dolor necesitaba más lubricante. Mi lengua entró en acción y puse nuevamente la loción en mi pulgar para dilatar tu culito hermoso.

Mi otra mano le dio un masaje por la espalda y empecé a ordeñar sus senos, exprimiéndolos

Hasta que empezó a gemir y sintió de nuevo un segundo orgasmo.

AHHHHH AHHHHHHAHHHAH AHHHHHHHHHHHAHHHHH.

La recuesto de espalda y mi lengua empieza a besar su vagina y a tomar de sus ricos jugos, esperando que ella me dijera dame tu deliciosa verga. Pero no hace nada. La coloco para un 69 y continuó lamiendo todos los labios de su vagina, su culo, y ella sólo llega a besar la punta de mi  verga, pero al no tener erección no siente ganas de estimularla.

Me pregunté por que, nunca lo sabré. Sin embargo ella toma mi cabeza y dirige rítmicamente el movimiento para succionar su vagina y de nuevo llegó a su tercer orgasmo.

AHHHHH AHHHHHHAHHHAH AHHHHHHHHHHHAHHHHH AHHHHHHAHHH.

Una vez que quedó  satisfecha le pedí  con dulzura que me hiciera sentir oralmente y que se tomara la leche acumulada por mucho tiempo. SU respuesta fue que solo se dirigió a mi verga y simplemente le dio un beso. Y me quedé así sin poder venirme en su boca, ni en sus pechos ni en su cara.

La próxima vez tomaré Viagra y esperare quien me ordeñe mi leche.

La impotencia es como tener un carro lleno de gasolina, con el motor caliente y sin la llave para echarlo andar.  ¿Tienes tú la llave? Avísame a laga1954@hotmail.com para conocerte. Ya sabes de lo que soy capaz.