Imperio Etenea (Continuación)

Día 17 del mes Noveno del año 981 de la Era Nueva. Reinado de Políbulo Quinto, Emperador de Tenea. Dimocia, capital del Imperio de Tenea. Escuela de Reclutamiento del Ministerio del Sexo.

Día 17 del mes Noveno del año 981 de la Era Nueva.

Reinado de Políbulo Quinto, Emperador de Tenea.

Dimocia, capital del Imperio de Tenea.

Escuela de Reclutamiento del Ministerio del Sexo.

De acuerdo con los últimos registros que se tienen del Mundo Antiguo, en una época incierta entre los años 1950 y 2460 después de Cristo, la caída de las religiones tradicionales en el mundo, el descubrimiento de flora y fauna extraterrestre en el grupo de los Planetas Azules y las primeras rebeliones robóticas, dio lugar a una serie de conflictos armados que provocaron la caída de la mayor parte de gobiernos y países. El caos se apoderó de los cinco continentes. El orden establecido durante siglos quebró en pocas décadas. De esta serie incesante de guerras y guerrillas, alianzas y traiciones entre los antiguos países no hubo vencedores.

Todos los historiadores coinciden en que la unificación de los cinco continentes no hubiera sido posible sin el uso por el antiguo Estado Chino de la Paz del arma de destrucción masiva más letal conocida contra los antiguos Estados Unidos de América. La Gran Explosión Atómica (GEA) marcó el inicio de la Era Nueva y el final del Mundo Antiguo. Más de la mitad del continente americano había quedado arrasada y aunque el Estado Chino de la Paz obtuvo la ansiada paz mundial, el desastre nuclear que sufrió pocos años después le impidió obtener el control del planeta. La Explosión Atómica China (EAC), en el año 12 de la Nueva Era, dejó a Euroáfrica (actualmente conocida como Tenea), como el único territorio donde la Nueva Era podría desarrollarse en el futuro.

Hoy, casi un milenio después de aquellos días, la paz impera en todo el mundo y el ser humano, unificado y gobernado bajo un único Imperio, disfruta de la época más larga de prosperidad desde que se tienen registros. El Imperio de Tenea se extiende desde los mares del norte hasta las tierras antárticas y desde las orillas del océano Atlántico hasta las tierras radioactivas de las antiguas regiones de India, Mongolia y Siberia.

El emperador Políbulo Quinto es justo con sus súbditos. Gracias a sus sabias decisiones, los ciudadanos de Tenea viven en una sociedad regida por la justicia y la paz. Todos son iguales. Cada hombre y mujer ofrece a la sociedad lo mejor de sí mismo y a cambio, recibe el derecho a vivienda, seguridad y orden.

Desde el siglo VII de la Era Nueva, el Ministerio del Sexo ofrece a jóvenes de diecisiete a veinticinco años, la posibilidad de triunfar en una carrera llena de éxitos y reconocimientos, que enorgullecen a la sociedad de Tenea. Anualmente, a mediados del mes Noveno, tiene lugar la Campaña de Reclutamiento en todas las regiones de Tenea. Todos los varones en la edad de participar están llamados a registrarse, pero solo ciento setenta lo consiguen. El resto son declarados no aptos o bien se les concede la posibilidad de presentar nueva candidatura en la siguiente Campaña.

Aquellos que son elegidos se convierten en Agentes Especiales del Sexo. Su misión es satisfacer los deseos sexuales de la Élite Gobernante de Tenea, desde los diecisiete años (mayoría de edad) hasta los veinticinco. A partir de esa edad, reciben del propio Emperador la más alta distinción social: la medalla del Sexo. Durante el resto de su vida disfrutarán del privilegio de no tener que trabajar, y también podrán ocupar altos cargos en el Ministerio del Sexo. Pertenecer al cuerpo de Agentes Especiales del Sexo es un honor para estos jóvenes, que desde bien pronto entrenan en sus pueblos y ciudades, en sus institutos, para poder superar las duras pruebas que les permitan clasificarse como uno de los ciento setenta candidatos seleccionados para formar parte de este grupo.

Darío Diecinueve deja de leer. El tren ha llegado a su destino. Nunca ha estado en Dimocia, la capital del Imperio de Tenea, y lo que ve le resulta extraño. La Estación Ochenta y Siete de Dimocia, como todas las demás, están repletas de público de todas las edades que esperan con impaciencia la llegada de los vagones. Las cámaras de visión y los periodistas son los únicos que tienen acceso al andén. Vigilantes del Ejército Teneano impiden que nadie más pueda acceder al breve espacio entre los vagones y los coches que llevarán a los candidatos a la Sede del Ministerio del Sexo.

Darío observa a sus compañeros. Hay unos cien chicos en el vagón y aunque no los conoce a todos, la mayoría le resultan familiares. Los ha visto en su aldea o pueblos vecinos. Ahora todos viajan juntos y comparten un mismo sueño.

-Parece que hemos llegado -dice Pirso Cuarenta y Uno. Es el único a quien Darío conoce bien. Sus familias viven en la misma calle del Sector. La familia Diecinueve y la familia Cuarenta y Uno no han tenido una buena relación generalmente, pero en estos momentos han dejado atrás las viejas historias y todos se han volcado en apoyar a los muchachos.

-Joder, deja de tocarte la polla -protesta Kylian Seiscientos Doce. Darío y Pirso le han conocido en el tren. Se subió en una de las paradas intermedias antes de abandonar la región.

-Me toco lo que me da la gana -responde Pirso-. Además, esta puta faldilla me pone cachondo.

Todos los chicos llevan puesta una faldilla de algodón que les cubre desde la cintura hasta las rodillas. El color blanco indica que son candidatos a las pruebas. Es la única ropa que llevan, además de unas finas suelas de goma adherentes. En las muñecas llevan una pulsera provisional identificativa que les entregaron antes de subir al tren. La ropa de calle está guardada en sus maletas, que han sido enviadas en otro tren al Ministerio y les serán devueltas a quienes no superen las pruebas y deban regresar a sus aldeas.

-Pues no eres el único -dice un chico que viaja junto a ellos. Tiene una enorme erección que eleva la tela de la faldilla hasta su ombligo.

-Tú te callas -le dice Pirso.

-¡Calmaos! -grita Darío-. Vamos a salir en todas las pantallas del país dentro de un rato. Nuestras familias nos estarán viendo. Tenemos que mostrarnos tranquilos.

-Hablas como si fueras a pasar las pruebas, Darío.

-No sé si las pasaré -dice Darío-. Pero todos tenemos el derecho a intentarlo. Todos queremos una vida mejor que la que tenemos en la aldea, ¿o no?

-Yo necesito pasar las pruebas -dice Pirso-. Solo el precio de este viaje es lo que mi familia gana en la mitad del año. Desde el mes Segundo del año pasado mis padres ya estaban ahorrando. Estamos arruinados.

-Todos estamos igual -intenta tranquilizar Darío.

-Tú que vas a saber. A ti te van a dar la beca, ya lo verás.

-¿Cómo? -saltan al unísono Kylian y el otro chico desconocido-. ¿Has pedido la beca?

Darío asiente con la cabeza. El Ministerio del Sexo ofrece a las familias más pobres del imperio una beca que les paga todos los gastos del viaje y las pruebas. La única condición es que el candidato debe ser virgen. A los solicitantes de la beca se les realiza una prueba adicional, y si obtienen el Certificado de Virginidad, son subastados públicamente. En estos casos se suelen recaudar sumas muy altas de dinero, parte del cual se entrega al candidato como compensación por los gastos del viaje.

-¿Crees que la conseguirás, Darío?

-Soy virgen. Todos estos años he sabido que mi familia no podría pagarme el viaje.

-Espero que consigas el Certificado de Virginidad. Al menos si no pasas las pruebas, todo esto no habrá sido en vano. Yo me volveré loco si no consigo pasar -dice Kylian.

-Darío siempre ha tenido las ideas muy claras. Cuando todos los chicos del instituto estábamos en la aldea y nos pasábamos las tardes de verano follando en el río, Darío siempre se mantenía al margen. Seguro que tiene el culo más cerrado de todo el Imperio de Tenea.

-Debes de tener los huevos a reventar -sonríe Kylian.

-Tranquilos todos -dice Darío-. Ahora vamos a salir del tren con la cabeza bien alta. Lo haremos lo mejor posible.

Las puertas del vagón se abren y entran algunos periodistas. La mayoría de chicos tratan de salir pero los reporteros les acosan con sus preguntas.

-¿Habéis follado mucho durante el viaje?

-¿Crees que tienes posibilidades de superar las pruebas?

-¿Qué harás si te conviertes en Agente del Sexo?

Un periodista, no contento con las respuestas que le dan algunos candidatos, toma a un chico desprevenido que camina al lado de Darío y le baja la faldilla. De inmediato los videocámaras enfocan al ano del chaval. El periodista le toma de las manos y le inmoviliza.

-¿Cuántos centímetros de polla crees que puedes meterte?

-Pues... No lo sé... -titubea el chico, desconcertado. Pero pronto llega un Vigilante y golpea al reportero con su arma reglamentaria.

-¡Vamos, circulad! ¡Largo de aquí!

El chico se agacha para subirse la faldilla y sigue caminando.

Darío y los demás llegan a la zona de los vehículos. Hace algo más de frío en la calle y poco a poco oscurece. Los chicos se agrupan, semidesnudos, para evitar el aire fresco. Un funcionario del Ministerio da algunas indicaciones.

-En orden de llegada, debéis subir a los coches de la derecha. Catorce chicos por vehículo como máximo. ¡Catorce! ¡Vamos, de uno en uno! ¡Se hace tarde!

Darío se ajusta su faldilla. Está tan delgado que se le puede caer en cualquier momento. El muchacho apenas siente el hambre en su estómago. Desde que abandonó su aldea rumbo a la ciudad para participar en las pruebas de la Campaña de Reclutamiento, hace casi una semana, apenas ha comido algo de pan y frutos secos. Los nervios previos a la prueba le tienen sumido en un estado de ansiedad a la que no está acostumbrado.

-Vamos, Darío. Te has preparado para esto durante toda tu vida. Tranquilízate -se repite el chico una y otra vez. Entra en un vehículo y se cierran las puertas. Pirso y Kylian han entrado con él, pero el chico desconocido del tren ha subido a otro coche. El vehículo tiene los asientos dispuestos en forma de círculo y en el centro hay una pantalla esférica que muestra una película porno.

-¡Vamos, no me lo puedo creer! Ese es Dan Veintiuno. Pasó las pruebas hace tres años. Todo el mundo le conoce. Vivía en mi ciudad, pero ahora vive aquí. ¿En serio no le conocéis, chicos?

Los muchachos observan la pantalla. En la película, Dan Veintiuno penetra una y otra vez a un mulato tumbado encima de una mesa de madera sintética. Su pene entra y sale con facilidad pasmosa del ano moreno.

Nadie le reconoce. Darío no le ha visto en su vida. Es normal. En la aldea solo los ricos pueden permitirse el acceso a la información y a las películas que llegan cada mes de la capital del imperio. El resto de habitantes se contentan con lo poco que tienen.

-Por cierto, me llamo Ruk. Ruk Mil Trescientos Noventa y Dos -se presenta el chico.

-Encantado, Ruk -dice Darío-. Yo me llamo Darío y éste es Kylian.

-Ojalá algún día sea como él -dice Kylian. A mí me cuesta meterla tan rápido.

Ruk suelta una carcajada.

-Puedes practicar conmigo.

-¡Claro! -una sonrisa cruza los labios de Kylian.

-Se rumorea que Dan Veintiuno es uno de los reclutadores este año. Daría lo que fuera porque me hiciera él las pruebas -dice Ruk Mil Trescientos Noventa y Dos. Luego se vuelve hacia Kylian, se baja la faldilla, separa las nalgas de su culo y dice-: Vamos, ya está bien de charla. Métemela.

Mientras los dos chicos follan en el asiento del vehículo y el resto les observa con entretenimiento, Darío observa por la ventana la fachada del Ministerio del Sexo. Sus sueños parecen más cercanos que nunca.


Al llegar al Ministerio, los vehículos dejan a los chicos en una zona de estacionamiento donde esperan cientos de funcionarios dispuestos a guiar a los candidatos hacia las zonas de alojamiento. Durante los próximos días todos deberán realizar las Pruebas Primas. Darío y los demás se reúnen con los miles de chicos que esperan en el apeadero. Desde ahí, por grupos, son trasladados a una gran sala vacía, sin asientos. Las paredes están cubiertas por pantallas gigantes que muestran fotografías de célebres candidatos de ediciones pasadas, muchos de los cuales son concidos en el mundo del cine como los mejores actores porno de Tenea. Auténticas celebridades que un día no hace mucho, estuvieron en el lugar de estos chicos.

-Es una pasada -dice Kylian.

-No nos separemos. Hay demasiada gente aquí -dice Darío-. Quiero que estemos juntos en esto. Es mejor que seamos amigos a partir de ahora. Tendremos más posibilidades de éxito.

-Si tú lo dices... Me va a resultar difícil no follarte hasta que no tengas el puto certificado de virginidad. Cada vez que veo tu culo me vuelvo loco.

-No te preocupes. Además, aquí hay miles de chicos que pueden ayudarte a no perder la cabeza -dice Darío. Pero antes de terminar de hablar, ya se ha dado cuenta de que Kylian está tratando de meter su pene en el culo del chico que está delante.

-¿Cómo te llamas? -le pregunta.

-Soy Zed Dos Mil Setecientos Cuarenta y Nueve -responde el chico, entre gemidos-. Hazlo con cuidado. Me duele si me la metes tan rápido.

La mayoría de chicos, aburridos de la espera, también se han puesto a follar. Se lamen las pollas, se penetran, se acarician, se besan.

Suena un zumbido en los altavoces del techo y se encienden unas luces que iluminan una tarima en el centro de la sala.

-¡Dejad de follar un momento y escuchadme! -grita un hombre uniformado con una faldilla roja. Se ha acercado al micrófono de la tarima. Las fotografías de las paredes desaparecen y son sustituidas por el rostro del hombre, ampliado. Aparenta unos veinticinco años. Hay murmullos. Darío no sabe quién es, pero por el silencio que reina en la sala, parece alguien importante en Tenea.

-Bien -dice el desconocido. Varias cámaras de visión se acercan a él-. Bienvenidos todos a la Campaña de Reclutamiento. En nombre de nuestro glorioso Emperador Políbulo Quinto y del Ministro del Sexo, me presento y os doy la más calurosa bienvenida a esta nueva edición. Soy Pewed Noventa y Nueve, el Máximo Instructor. Soy el responsable del éxito de esta campaña y desde hoy hasta que tengamos la lista de los ganadores, cualquier decisión que deba tomarse pasará por mi. Me he follado a todos los Instructores que os van a adiestrar en el manejo del sexo y el placer durante estos días, y podéis estar seguros de que también os follaré a todos los que resultéis vencedores. Podéis considerarlo, como es natural, un gran honor.

Hay un aplauso generalizado. Kylian, que sigue follando en silencio a Zed, aplaude como puede y coloca de nuevo sus manos en el culo de Zed. Darío siente algo de sueño y hambre. Tan solo desea que el discurso termine y puedan marcharse a dormir. Pero el Máximo Instructor continúa hablando.

-Es importante que me prestéis atención. Ahora mismo, millones de hogares en todo el Imperio de Tenea están viéndonos a través de las cámaras. En vuestras casas, vuestras familias tienen muchas esperanzas depositadas en cada uno de vosotros. No nos decepcionéis.

Silencio.

-Para los que todavía no sabéis cómo funcionan las pruebas, os haré un breve resumen. Desde esta noche hasta que termine la campaña vais a dormir en el Follódromo que se encuentra en este Ministerio. Aquellos que sois vírgenes y habéis solicitado el certificado tendréis que vigilar bien vuestros culos durante la noche. Mañana por la tarde tendréis la oportunidad de demostrar vuestra virginidad ante el Comité Médico, peor hasta entonces, id con cuidado.

Hay una carcajada general. Kylian le da una palmada a su amigo. Darío esboza una sonrisa. Desde luego que tendrá cuidado.

-Imagino que muchos de vosotros -dice el Máximo Instructor-, venís de regiones donde el agua corriente y la higiene diaria no son tan habituales como aquí, en la capital. Para vosotros os digo que no tenéis que preocuparos. Los Instructores os enseñarán a lavaros y respetar vuestro cuerpo a partir de ahora. Algo importante que debéis recordar es que está prohibido ingerir alimentos sólidos. Pasaréis una primera semana de ayuno para depurar vuestros cuerpos y soltar toda la mierda que pueda haber en vuestros culos. Después de eso, estaréis limpios.

La mayoría de chicos, en efecto, provienen de zonas rurales y aldeas donde existe la más alta tecnología informática y se conocen al minuto los resultados de cada Campaña de Reclutamiento, pero el agua corriente es un lujo que solo las familias más ricas, los caciques y latifundistas de cada región se pueden permitir. Los obreros, granjeros y trabajadores en general apenas tienen una exigua ración de agua potable al día que se suele destinar a usos medicinales o culinarios. No puede desperdiciarse.

-Sé que esto os resultará extraño a muchos. Pero no temáis. Estáis aquí para aprender. El día de mañana aquellos de vosotros que superéis las pruebas viviréis del sexo. Seréis profesionales del placer. No podemos permitirnos que la falta de higiene perjudique lo que tanto nos ha costado conseguir aquí. Os lo demostraré -indica el hombre. Hace un gesto que pocos entienden, alzando la mano. De pronto una nube de aplausos estalla en toda la sala. Un negro ha subido a la tarima.

-¿Quién es? -pregunta Darío.

Kylian, que ha terminado de follarse a Zed, le da una colleja en la nuca.

-¿Estás tonto o qué te pasa, Darío? Ese de ahí es Cyan Cincuenta y Cuatro. Fue el primer ganador de la Campaña del hace tres años. ¿Cómo no te acuerdas?

-Todo el mundo en Tenea le conoce -dice Zed-. Debería darte vergüenza.

Darío trata de defenderse, pero el Máximo Instructor continúa hablando cuando cesan los aplausos.

-Aquí tenéis un ejemplo de la gloria de nuestro Imperio. Cyan Cincuenta y Cuatro es, como sabéis, el favorito del Emperador. Sus méritos hablan por sí solos. Pero Cyan está hoy aquí para daros una lección de limpieza. Cyan, ponte de espaldas.

Las cámaras enfocan al culo del negro y sus nalgas aparecen aumentadas en todas las pantallas. En un gesto rápido, el Máximo Instructor introduce su dedo índice en el dilatado ano del joven y lo saca para mostrarlo a las cámaras.

-¡Limpieza! -exclama. Todos los chicos de la sala repiten la palabra entre aplausos.

-¿Vosotros sabíais eso? -pregunta Zed a Kylian y a Darío.

-No teníamos ni idea, ¿verdad, Darío? En la aldea como mucho había un río donde te podías bañar si te hacía falta. Pero de ahí a sacarte el dedo limpio y reluciente hay un mundo.

-En mi pueblo es igual. Cuando quieres cagar, te limpias con hojas de los árboles del bosque y punto -protesta Zed-. Me da rabia que estos idiotas de la capital se crean con el derecho a darnos lecciones.

Cyan sonríe a la cámara y el Máximo Instructor indica a varios chicos de las primeras filas que suban para repetir la operación introduciendo cada uno su dedo en el culo del negro y mostrándolo al público sin un ápice de suciedad. Cuando Cyan Cincuenta y Cuatro abandona la tarima entre aplausos y el auditorio recupera el silencio, el Máximo Instructor sigue hablando:

-Pues bien, os enseñaremos a limpiar bien vuestros anos, vuestros huevos, vuestros glandes, y todo vuestro cuerpo. Os convertiremos en máquinas de gloria y sexo. Pero a partir de ahora cualquier alimento lo tomaréis en batidos líquidos para evitar que tengáis la necesidad de cagar. Una vez estéis monitorizados, todo aquél candidato que sea descubierto cagando o con su culo sucio, será expulsado y enviado de regreso a su región. Aquellos que cumpláis esta norma no tenéis nada que temer. Llegaréis tan lejos como vosotros queráis.

Aplausos.

-Quizá no sea tan mala idea -indica Kylian-. Así podré follarte mejor.

Zed sonríe.

-Después de tomaros las mediciones a cada uno de vosotros, el Comité de Selección decidirá quienes pasan la primera de las Pruebas Primas. Los que no la paséis, como sabéis, os convertiréis en esclavos sexuales de los chicos que pasen a la siguiente fase. Ser esclavo sexual es todo un honor para vosotros. Ningún ganador ha llegado donde está sin la necesaria ayuda de un buen esclavo sexual que le presta su culo y su polla siempre que es necesario. Seréis un orgullo para vuestras familias y vuestras aldeas.

Más aplausos.

Al final del discurso, los chicos son conducidos hasta un largo pasillo repleto de puertas. Cada una accede a uno de los Dormitorios, con capacidad para trescientas camas. Pero caben muchos más chicos, pues la costumbre es que una cama suele compartirse por cuatro o cinco muchachos, los cuales pueden pasarse toda la noche follando.

En la puerta de cada Dormitorio hay un Instructor. Los Instructores son antiguos ganadores de otras Campañas que trabajan para el Ministerio y tienen entre veintitrés y veinticinco años.

-Desnudaos. ¡Vamos! -gritan los Instructores-. Nadie que tenga una faldilla cubriéndole las pelotas entrará en los Dormitorios.

Los chicos se bajan las faldillas y las dejan en el suelo.

El Instructor que está en la puerta del Dormitorio Trescientos Setenta y Dos, donde Darío y Kylian están destinados, es alto y musculado. Su cabello negro está cortado a la moda de Dimocia y su faldilla azul indica que es un antiguo vencedor. La breve tela que oculta sus genitales no puede disimular las formas curvas de su culo.

Cuando comienza a hablar a los muchachos que esperan para entrar en su Dormitorio, todos callan.

-Antes de dormir vais a ducharos todos. Luego os secaréis y podréis descansar. No quiero tonterías. Tendréis tiempo de follar durante los próximos días. Ahora centraos en obedecerme y seremos buenos amigos. Vuestro éxito depende de mí y de seguir mis consejos. A partir de ahora soy vuestro mejor amigo pero puedo convertirme en vuestro peor enemigo.

-Disculpad, Instructor -dice uno de los chicos más cercanos a él. Tiene una erección que ha sido aprovechada por un compañero, quien le está lamiendo la polla sin parar-. ¿Tenemos que ir desnudos?

El Instructor asiente. El chico que lamía la polla al otro se detiene y le presta atención mientras se levanta poco a poco.

-Durante esta semana todos estaréis desnudos. Antes de empezar el proceso de selección seréis depilados, rasurados y puestos a punto para dar lo mejor de vosotros mismos. Después, aquellos que pasen la primera Prueba Prima, recibirán una nueva faldilla blanca. Quienes no superen la prueba, serán devueltos a sus aldeas. En el caso de que sean seleccionados para servir como esclavos sexuales y encuentren un amo que les tutele, se les permitirá quedarse, pero se mantendrán desnudos durante toda la Campaña de Reclutamiento. Así que ya lo habéis oido. A la ducha todos... eh, espera. Vosotros dos os quedáis conmigo.

El Instructor ha seleccionado a dos chicos mulatos que muestran unas erecciones descomunales ahora que se han retirado la faldilla. Les obliga a ponerse de cara a la pared. Mientras el grupo de chicos se dirige a las duchas y abandona el Dormitorio, el Instructor penetra al primero de los dos muchachos. Los chicos apenas se quejan. Darío toca a Kylian por su hombro.

-¿Has visto?

-No te preocupes, Darío. Tienes una de las pollas más grandes de toda Tenea. Es cuestión de tiempo que se fijen en ti. Deberías estar más tranquilo. Sé paciente.

-He sido muy paciente. Tengo diecisiete años y todavía soy virgen.

-Ya lo sé. Entonces, ¿de qué te quejas? Aunque quisieras, el Instructor todavía no puede follarte. Primero tienen que darte el certificado y subastar tu virginidad. Luego te podrás meter todas las pollas que quieras, incluída la mía, claro.

-Vosotros dos, dejaos de charla -dice el Instructor, que se dispone a penetrar al segundo mulato-. Id a la ducha, como los demás.


A la mañana siguiente, Darío nota algo extraño en su boca. Darío abre los ojos, muerto de sueño. Tiene una polla en la boca. Su propietario, un chico rubio de la misma edad que él, duerme en la misma cama que él. Cuando Darío se da cuenta se levanta de un salto y le da un empujón. El chico se cae al suelo.

El Instructor entra en ese momento en el Dormitorio para despertar a los chicos.

-Bien, ¡ya habéis dormido suficiente! ¡Levantaos! -grita el Instructor. El chico rubio se levanta del suelo y se encara con Darío.

-¿Qué mierda te pasa? ¿Estás loco o qué? -protesta el rubio.

-¿Quién te dio permiso para meter tu polla en mi boca?

El chico rubio finge sorpresa y exclama:

-¿Se supone que ahora se tiene que pedir permiso para todo?

Darío está indignado. ¿Qué se ha creído? Él debe mantenerse virgen hasta superar la prueba y conseguir el certificado. Le asesta un puñetazo en la cara. El rubio apenas tiene tiempo de reaccionar y cae al suelo de nuevo. Se levanta lo antes que puede. Un grupo de chicos se ha dado cuenta y están acercándose a los combatientes con curiosidad.

-¿Cómo te atreves a golpearme, hijo de puta? -dice el rubio antes de lanzarse sobre Darío. Los dos chicos se enzarzan en una pelea sin cuartel hasta que una voz les interrumpe a sus espaldas.

-¿Qué está pasando aquí? ¡Quietos, vosotros dos! ¡Ahora mismo!

Un Instructor se ha acercado a ellos. Aparenta veinte o veintiún años. Su faldilla azul destaca con su piel oscura. Su glande asoma por debajo de la tela. El coro de chicos que observaba la pelea se dispersa ante la llegada del negro. El chico rubio y Darío se quedan inmóviles en el suelo. Darío trata de justificarse.

-Esta noche este... este idiota se ha acostado en mi cama y me ha puesto el pene en mis labios.

El Instructor suelta una carcajada pero Darío no ha terminado de hablar. Explica que es virgen. Al oír eso, el Instructor se muestra contrariado.

-¿Es eso cierto?

Dario asiente. Kylian, que estaba entre la multitud, da un paso al frente. Como de costumbre tiene la polla tiesa de buena mañana pero a él no parece importarle.

-Eso es cierto, señor. Conozco a Darío desde pequeños. Su culo nunca ha sido perforado.

El chico rubio, atemorizado, se arrodilla suplicante.

-Lo lamento mucho. No lo volveré a repetir. No he hecho nada... Apenas le he rozado los labios con mi boca. Juro que no he tocado su culo, ¡lo juro!

El Instructor disimula su erección llevandose una mano a la entrepierna. Con la otra se rasca la barbilla y duda unos instantes.

-¿Cómo te llamas, rubio?

-Kel Ochocientos Treinta y Seis, señor. Podéis estar seguro de que no he tocado a ese chico más allá de sus labios.

-Esta bien. Vosotros dos -dice mientras señala a Darío y al chico rubio- vendréis ahora conmigo. Las pruebas para el Certificado de Virginidad son esta tarde. Los demás, largaos de aquí. Esto no es asunto vuestro.

Kylian avanza hacia los tres hombres.

-Por favor, Instructor, ¿puedo ir con vosotros?

-¿Para qué?

-Mi amigo Darío es virgen, pero Kel no lo es. Me encantaría follármelo si es posible.

El Instructor asiente con la cabeza y se pone en camino hacia la salida del Follódromo. Los tres chicos le siguen.

-¿Dónde vamos? -pregunta Kel.

-Prometedme que no contaréis nada a nadie.

Los tres chicos miran con extrañeza al Instructor. En el pasillo nadie puede oírlos. Asienten con la cabeza.

-No. Prometédmelo de verdad. ¿Sabéis hacer el Juramento de las Pollas? -pregunta el Instructor. Venga, juradlo.

Uno a uno, cada chico coloca su glande junto al del Instructor. El Instructor cubre con la piel de su prepucio el glande de cada chico. Hacen el Dock Cock y cuando le toca el turno a Darío no puede evitar eyacular y llenar de semen el suelo.

-Lo... lo siento..

-No te preocupes, es normal. Eres virgen y debes de tener los huevos a reventar -le tranquiliza el instructor-. Estás muy bueno y eres muy follable. Pero ya me ocuparé de ti en otro momento.

Dirigiéndose a los tres, continúa:

-Bien, lo que vais a ver no debéis contárselo a vuestros compañeros. Si lo hacéis, me aseguraré de que seáis devueltos de inmediato a vuestras aldeas. Como sabéis, los expulsados no pueden repetir las Pruebas Primas nunca más. Nadie os dirá esto, pero para ganar las pruebas, es necesario que tengáis un padrino dentro del Ministerio. Podéis ser los mejores folladores, enculadores o mamadores de todo el Imperio, pero necesitaréis algo más para distinguiros del resto.

-Entonces -pregunta Kel-, ¿dónde nos llevas?

-A un lugar cuya existencia negaré ante los demás chicos de vuestro Dormitorio. El Baño de los Instructores. Hemos llegado. Es esta puerta. Adelante...