Imaginad vosotros.

Un juego con vuestra imaginación. El “trabajo” tendréis que hacerlo vosotros.

Vais a trabajar vosotros. Vais a ponerle imaginación. Yo no os voy a contar. Sólo os voy a sugerir.

¿Tienes ganas de follar? Búscate alguien que te guste; alguien al que tengas ganas de empalar. No me digas que no hay nadie por ahí... Seguro que hay más de uno que te gusta.

Ah. ¿Qué no quieres follar y quieres que te follen? Piensa en alguien que te apetezca.  Alguien que quieras que te dé un buen gustazo. Ponle cara, cuerpo y polla. ¿Lo tienes ya?

Bien. Ya sois dos. Y cada uno sabe lo que quiere el otro y está dispuesto a dárselo. Ahora a disfrutar.

Follador, ¿ya estás empalmado? Si es que no o estás sólo a medias, te toca trabajar a ti, follado. Venga. Acaricia con los labios la polla del follador. No uses las manos. Sólo la boca. Acaríciala todo a lo largo. Mordisquéala suavemente. Si tiene el capullo cubierto, apáñate para descubrirlo sin usar las manos y después trátalo como si fuera un chupa-chups. Suave. Que está muy rico.

Follador, ¿ya estás de polla tiesa? Míratela. Mira como te la ha puesto el tío que vas a follarte. Hasta está reluciente por su saliva. ¿Te gusta? No sería malo que te pusieras un condón o que se lo dieras para que te lo pusiera él. Seguro que le gusta hacerlo. Ponte de rodillas y después cúrvate hacia atrás apoyándote en tus manos puestas detrás de ti. Preséntale tu herramienta al que va a ser follado. Que la vea bien. Está deseando clavársela. Y tú estás deseando tenerla dentro de él, metida en un sitio calentito, suave y agradable. Enséñasela. Que la vea bien. Que le entren más ganas de las que ya tiene. Pero deja que sea él quien empiece el trabajo. Tú déjate. No te muevas.

Follado, ponte delante del follador. A cuatro patas. ¡No! ¡Así no! ¡No eres un perro! A cuatro patas, pero como si fueras una mariposa. Apóyate sobre pies y manos y levanta el cuerpo con la cara hacia arriba. Separa las piernas todo lo que puedas y trata de posarte sobre la polla del follador.

Follador, trabaja tú también un poco, joder. Puedes dejar libre una de tus dos manos y tirar de la mariposa hacia ti. Ayúdale a posarse en tu polla.

¿Ya estáis? Follador, ¿ya tienes al follado escarranchado sobre tu polla? Puedes descansar y volverte a apoyar sobre tus dos manos puestas detrás de ti. Aguantaros las ganas de poneros burros. Disfrutad un momento, sólo un momento. ¿Sabéis como vibran las mariposas cuando están posadas?  No te preocupes, follador, y aguanta. El gusto que está sintiendo el follado lo hará vibrar como si fuera una mariposa. Y tú notarás su vibración en tu polla. Te gustará. Te gustará tanto que sentirás unas ganas locas de moverla. No lo hagas. Pero si no puedes resistirlo, muévela, Pero sólo un poquito. Muy poquito, ¿eh?

Vale ya, follador. El follado vuelve a necesitar tu ayuda. Está intentando incorporarse para abrazarse a ti sin desclavarse. Puede que esté intentando pasar una de sus piernas por detrás de ti. Hasta puede que quiera amarrarse con las dos a tu cintura. Cuando ya esté agarrado a ti, quizás tengas su boca al alcance de la tuya. Si el follado es alto, a lo mejor su boca queda demasiado arriba. Pero entonces podrás mordisquearle el cuello. Y el follado se va a retorcer de gusto. Hazlo.

Follado, tienes su polla clavada en tu interior. Estás disfrutando. Pero no seas egoísta. Haz contracciones con tu esfínter para que él note como se la aprietas. Trátasela con cariño. Dale apretoncitos. Que note tu deseo. Morréalo. Volveros un poco locos. Pero no os paséis porque todavía no llegó el momento. Es tan bueno lo que estáis haciendo que tenéis los dos la obligación de hacerlo durar.

Y es tiempo ya de hacer un cambio de postura. Follador, túmbate boca arriba. Agárrate la polla y enséñasela al follado. Que vea lo que tuvo dentro y lo que va a volver a tener. Míratela tú también. Te gustará ver como está; ver como te la ha puesto. Está con ganas de volver a meterse en el refugio calentito. Hasta salta con las ganas que tiene. Está viva.

Follado, siéntate sobre la polla mirando hacia los pies de tu follador. Clávatela despacio para que él sienta como se va hundiendo poco a poco dentro de ti. Bien apretada. Y tú siéntela también entrando centímetro a centímetro. Mira hacia abajo. Lo que ves entre tus piernas son los cojones del follador. ¿Te gustan? Sigue clavándote un poco más. Un poco más. ¡Más!, hasta que llegues a sentir sus cojones rozando los tuyos. Ahora la tienes toda dentro. Dale unos apretones con el esfínter. Que él los note.

Follador, cuando sientas el contacto sobre tus cojones, te darás cuenta de hasta donde has llegado. Tira del follado hacia atrás. Haz que quede tumbado boca arriba sobre ti y separa tus piernas. Déjalo descansar un poco. Puede que quiera empezar a moverse. Impídeselo y no te muevas tú tampoco. Sólo pasa tus piernas por encima de las suyas. Ahora tienes tú todo el control. Lo tienes bien amarrado sobre ti.

Follado, mira las piernas que te sujetan. ¿Verdad que te ponen? Son las de tu follador. Las del mismo que ahora tiene su polla metida dentro de tu tripa. ¿La sientes? Él seguro que sí. Apriétasela un poco, anda, que tiene ganas de guerra. Tócate la tripa. Explora, que hasta  puede que llegues a sentir en tu mano la dureza que tienes dentro y que te está dando tanto gusto.

Follador, agarra a tu follado. Sujétalo por las caderas y pégalo contra ti. Estírate. Aprieta con tus piernas sobre las piernas del follado y cúrvate un poco empujando con tu vientre sobre sus nalgas. Sujétalo fuerte porque a lo mejor, cuando él sienta lo profundo que le estás entrando, quiere separarse. No lo dejes. Sujétalo fuerte y aprieta. Penétralo bien. Agárralo fuerte por las caderas y siente como se estremece. Pero tampoco te pases. No te importe que grite. Pero que grite de placer. No es cosa de que destroces al follado de un pollazo. Te está dando gusto y te va a dar todavía más si no lo rompes. Trátalo bien. Déjalo descansar un poco entre embestida y embestida. Disfrutad los dos del contacto de piel desnuda con piel desnuda.

¿Cuántas embestidas van ya? ¿Estáis los dos que ya no aguantáis más? Pues llegó el momento. Follador, impúlsate y haz rodar al follado para quedar tú encima de él. Que sienta que te tiene encima, con todo tu peso. No tienes ni un centímetro de tu piel que descanse en otra cosa que no sea el cuerpo del follado. Disfruta el contacto con el cuerpo calentito que tienes debajo. Siente como tu tripa descansa sobre unas nalgas redondas. ¿Las notas? ¿Verdad que te está gustando notar esos dos montes debajo de ti? Él también está notando la presión de tu vientre sobre ellas. Y se está deshaciendo de gusto al sentirte encima, con tu polla bien clavada. Restriégate sobre él. Hazle girar un poco la cabeza para darle un morreo. O si no, éntrale otra vez a su cuello. No te desclaves. Él está disfrutando al sentir tu polla dentro y a tu polla también le está gustando. Tanto le gusta, que ya quiere disparar. No dejes que dispare.

Follador, usa tus piernas para juntar las piernas del follado y después ponte a horcajadas sobre sus muslos. Tienes una buena montura, así que debes de estar a tono y ser un buen jinete. No pierdas la compostura. Ya sabes la norma: “a caballo y a la mesa la espalda tiesa”. Y a cabalgar. Tu polla va a entrar un poco forzada pero, cuando trotes, va a golpear directamente contra la próstata del follado. Dale. Dale pollazos en la próstata, que él se va a volver loco de gusto. Y tú también… Haced una competición. Ganará el que consiga aguantar más y retener por más tiempo. Sed buenos compañeros y procurad que sea el otro quien gane. Así a lo mejor tenéis la suerte de que la competición termine en empate. ¡Lo mejor que puede pasar! Después de todo, lo normal es que caballo y jinete lleguen juntos a la meta. ¿O no?

¿Habéis sido buenos chicos y os habéis imaginado todo bien? Pues ahora os falta la parte mejor: hacer realidad lo imaginado. Venga, dejaros de leer chorradas y poneros a follar. Suerte y pasadlo muy bien. Ya me contaréis.