Imagen reflejada
Mírame los ojos y dime que realmente no quieres hacerlo. No me des ninguna otra excusa mas que tu misma.
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EL AMO: mírame a los ojos y dime que realmente no quieres hacerlo. No me des ninguna otra excusa mas que tu misma. No me digas que estas casada ni tampoco me digas que siempre hay tiempo para hacerlo ni aun menos te atrevas a decirme que no te atreves. Mírame a los ojos y dime simplemente que no es tu deseo el que te domine. ¿Por que balbuceas? ¿Por que te tiemblan las manos? ¿Por que se te humedecen los ojos? ¿No eres capaz, verdad? Lo estas deseando, con todas tus fuerzas, desde hace demasiados años y te has construido tantas excusas alrededor de ese sentimiento que has acabado creyéndotelas todas, como la biblia de los cobardes. Crees firmemente que no debes hacerlo, y crees en ello con el bálsamo del "siempre estoy a tiempo". Mírame a los ojos cuando te hablo. Eso es. Mentira, eres una mentirosa y lo peor de todo es que te mientes a ti misma. No hay persona mas peligrosa en este mundo que el que se cree sus propias mentiras. Yo lo se, fui uno de esos. Ahora ya no. Ahora no me importa reconocer que quiero tenerte atada a una cama, que necesito escupirte e insultarte. Ahora no me importa reconocer que cuando te veo vestida te imagino desnuda y atada a mi cama. Ahora no me importa reconocer que disfrutaría follandote por todos lados y haciéndote llorar de placer y de dolor. Yo se lo que quiero, tu sabes lo que quieres. Ambos deseamos lo mismo con la misma intensidad. ¿Verdad que parece estúpido no hacerlo?
LA SUMISA: te miro a los ojos pero soy incapaz de decirte que no quiero hacerlo. Abro la boca y de ella solo salen estúpidas excusas que reconozco como tales. He pasado tanto tiempo repitiéndolas que ni yo misma me las creo pero continuo recitándolas como la tabla de multiplicar. Te miro y te deseo, necesito sentir que te pertenezco, que mi vida tiene mas sentido sirviendo a tus ordenes. Se que eso seria así pero vuelvo a abrir mi boca y continua saliendo la tabla de multiplicar. Mi entonación es como una de esas cajeras de telepizza. La entonación es automática, el mensaje también. Miro tus manos y desearía que ahora mismo estuvieses apretándome los pechos con fuerza. Tengo que bajar la vista porque comienzo a temblar. No me digas que te mire. No puedo. Se que si te miro y asiento ya no habrá vuelta atrás y aunque lo deseo desde hace años con todas mis fuerzas... me aterra. Ayúdame. Ponme una mano en el hombro y haz que me arrodille frente a ti. Solo necesito eso. Que me obligues, que destruyas mis excusas con una sola de tus manos. No puedo pedirte ayuda. Ayúdame.
EL AMO: ven, arrodíllate. No tengas miedo. Te has arrodillado cientos de veces delante de tu marido. ¿Cual es la diferencia? Si, existe una diferencia ¿verdad? Ahora tienes miedo. Estas aterrorizada. Ahora no controlas la situación. Pero debes saber que ese miedo es necesario, tan necesario como el café de la mañana o el beso de la noche. Pero puedes estar tranquila, tu mundo no va a derrumbarse. Sabes lo que tienes que hacer así que hazlo, levanta tu mano y baja la cremallera de mi pantalón. Hazlo y no pienses en nada mas.
LA SUMISA: Has puesto tu mano en mi hombro y ahora estoy arrodillada. Alguna vez hemos hablado de esto, es lo primero que les haces a tus sumisas. Las obligas a mamartela. A mi al principio no me parecía profesional... no quiero ser sumisa para que el primer aficionado me haga chuparle la polla. No busco eso. Después intenté comprender por que lo hacías y quizás pude llegar a imaginar que estar de rodillas dando placer a un desconocido sin esperar nada a cambio es la mejor manera de comenzar a humillar a alguien. Pero no estoy segura. Ahora ha llegado mi hora, estoy arrodillada frente a ti y debo tomar una decisión. Mi mano se dirige a tu cremallera y la baja, luego meto los dedos y toco tu pene erecto que saco fuera. Entonces cierro los ojos y abro la boca,
EL AMO: Eso es, quizás no lo entiendas ahora. Quizás creas que lo que vas a hacer lo podrías hacer con cualquier otra persona, sea amo o no. Pero eso no es así. Abre la boca, eso es. Ahora comienza a chuparmela, eso eso. Siéntela, no te precipites, no espero la mejor mamada del mundo. Solo quiero que cierres los ojos y te dediques a darle placer a tu amo. Te cogo del pelo y cada vez meto mas adentro mi polla. Has de sentirte utilizada. Has de sentirte humillada. Crees que lo que estas haciendo lo podrías hacer con cualquier otra persona, quizás esa sea la clave... que tu esperabas ser dominada y estas siendo simplemente utilizada... la ligera decepción aumenta ese sentimiento. Te sientes mal pero sigues chupándome la polla. Eso es. Siéntela, abre la boca todo lo que puedas, métetela en la garganta, siente las arcadas subiendo por el esófago. Eso eso. Siéntete simplemente utilizada, después ya habrá tiempo para que te sientas dominada.
LA SUMISA: No lo entiendo, estas utilizando mi boca simplemente. ¿A que viene esto? Yo había imaginado que me atarías, que me azotarías, que me insultarías. Yo no esperaba esto. Tu polla me esta ahogando. No puedo respirar, la saliva se escapa a borbotones por las comisuras de mis labios manchando mis ropas y el suelo. Cada vez me follas la boca con mas fuerza. Tus manos se cierran sobre mi pelo. ¿Que estoy haciendo? Soy una mujer casada, tengo dos hijos, soy una buena trabajadora, una mujer honesta y decente. ¿Pero que estoy diciendo? No importa amo, follame la boca si ese es tu deseo. Por fin lo comprendo.
EL AMO: Estoy a punto de correrme. Eso es, por fin lo entiendes, ya no te resistes. Simplemente te dejas hacer. Eso es. Aprieta un poco mas los labios alrededor de mi pene. Eso es. Saco mi polla de improviso y dejo que mi leche caiga por tu cara. Tu no haces nada, simplemente cierras los ojos. Entonces te hago levantar y te llevo hasta un espejo. Te digo "abre los ojos" y tu los abres. Mírate, eres tu.... el ama de casa honesta y decente. Tu cara esta repleta de semen, estas despeinada, el pintabalbios corrido y el rimmel. ¿Que te parece? ¿Te reconoces debajo de esa puta? Eres tu.
LA SUMISA: Sacas tu pene y eyaculas en mi cara. Cierro los ojos y no digo nada. Nunca antes había permitido que nadie eyaculase en mi cara ni aun menos en mi boca. Mi marido tampoco. No quiero sentir eso. Pero ahora estoy sintiendo tu semen caliente corriendo por mis mejillas, el sabor salado en mis labios. No quiero abrir los ojos. Siento tu mano que me levanta y me lleva a algún lado. Me dices que abra los ojos y yo los abro. He aprendido a obedecer sin pensar. Miro mi imagen reflejada en el espejo, tengo el pelo desordenado y eso que hoy había ido a la peluquería para ti. Me había maquillado con mimo, quería gustarte, Y ahora el maquillaje esta corrido y tengo tu semen por mi cara. ¿Quien es esa persona que veo reflejada? ¿Soy yo? Si, soy yo. Soy una sumisa.
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