Image Taboo [Arizu] (05).

Invasión Fake.

Capítulo 05.

Invasión Fake.

―1―

Después de que Arizu se defendió de varias veces de las falsificaciones generadas con Image Taboo, creía tener la situación controlado. Ese tal Aglaya seguía generando videos, a pesar de que eran menos los que creían que fueran reales. Esto le dio coraje para avanzar en su nuevo proyecto: hablarle de sexo a sus seguidores.

Hizo dos intentos de grabarse mientras reflexionaba sobre este tema; se puso tan nerviosa que las palabras no fluyeron. Eso era atípico en Arizu, ella llevaba años hablándole a una cámara, ya estaba curtida.

No permitiría que este tema le bajara la autoestima, algo debía hacer para tomar coraje. Recordó la sesión de fotos con Melisa Nevares y la charla que tuvo con ella, sobre el video de Kamila Funes, la profesora de fitness. Miraron juntas un video sexualmente explícito y en ningún momento Arizu se sintió inhibida. Tampoco le ocurrió eso cuando tuvo que desnudarse ante la cámara de Melisa. ¿Qué había sido distinto? Bueno, estaba ante una persona de confianza, sin dudas ese era un factor importante. Pero Arizu sabía que no era el único.

Llegó a la conclusión de que pudo encarar el tema sexual porque estaba excitada. Muy excitada. Se había masturbado mientras miraba el video de Kamila Funes, y la calentura le duró todo el tiempo que Melisa estuvo en su casa.

Si quería hablar con soltura de sexo, tenía que estar excitada. Sí, esa era la clave. Y si no lo era, no perdía nada con intentarlo.

Se quitó el pantalón, quedando en bombacha, y se sentó frente a su gran pantalla.

Lo que más le sorprendía de TuVip era la cantidad de gente que usaba nombres falsos, y aprovechaban el anonimato para descargar toda su líbido con ella. Seguía creciendo el número de hombres que se la querían coger, y las mujeres que soñaban con lamerla toda. Recibió muchos pedidos de desnudos. Querían verla sin ropa, le rogaban que al menos mostrara las tetas. Durante años Arizu se hubiera escandalizado con esta propuesta inmoral, y la hubiera rechazado sin pensarlo. Sin embargo se encontraba en un momento de grandes cambios en su vida, tal vez desatados por los videos falsos de Aglaya. Veía algo morbosamente divertido en mostrar las tetas ante la cámara. Le causaba curiosidad ver la reacción de la gente. Tal vez esto le daría esa satisfacción sexual que tanto añoraba. Ese deseo la había llevado a posar desnuda frente a la cámara de Melisa Nevares; pero no se animaba a mostrar las tetas abiertamente a su público. Eso era demasiado.

Buscó entre las tendencias de TuVip. Sus videos seguían siendo los primeros, esto le provocaba un secreto orgullo. El video de Kamila Funes seguía entre los más vistos. Había más cosas, y casi todas relacionadas con el sexo.

Una de las imágenes captó toda su atención, se trataba de una cara conocida. En la portada del video aparecía, sonriendo, una chica de largo y lacio cabello negro, ojos celestes, acompañados de una nariz respingada y un par de pómulos altos que rayaban la perfección. Esa chica era Selina, otra influencer Moralista que competía en popularidad con Arizu. Si bien Arizu casi siempre lideraba los tops de tendencias, la única que parecía capaz de alcanzarla en ciertas ocasiones, era Selina. La competencia que existía entre ellas era puramente motivacional. En realidad se llevaban muy bien, porque eran defensoras de los mismos ideales. En varias ocasiones habían trabajado juntas para generar contenido, o simplemente para hacer charlas en vivo con sus seguidores.

Selina podría ser su amiga, tal vez hasta su mejor amiga; porque era una de las pocas personas del país que entendía qué era ser una afamada influencer moralista. Sin embargo no coincidían en determinados gustos. Arizu prefería pasar tiempo en su casa, sola, sin nadie que la molestara. Las reuniones con muchas personas solían resultarle un tanto asfixiantes, ella se convertía rápidamente centro de atención; aunque no quisiera. Le gustaba la atención mediática, a través de una computadora, sin embargo le aterraba la atención personal. En cambio a Selina parecía ocurrirle todo lo contrario. Ella adoraba las multitudes, las reuniones y las fiestas. Le gustaba ser el centro de atención y lidiaba muy bien con grandes cantidades de admiradores. Esto le había hecho ganar muchísima popularidad. Su belleza también era un factor determinante, muchos incluso aseguraban que era más hermosa que Arizu. Selina no tenía tantas tetas como ella, pero lo compensaba con sus delicadas facciones, y con un cuerpo de tenues y llamativas curvas.

En la miniatura del video Selina aparecía, con su radiante sonrisa, y una pija erecta en la mano. Lo primero que pensó Arizu fue: “Era obvio que la siguiente en caer víctima de Image Taboo sería Selina”.

Cuando salieron a la luz las falsificaciones de videos de Arizu, Selina le escribió, solidarizándose con ella. Intercambiaron algunos mensajes, dándose apoyo, y Arizu le dijo: “Preparate, porque si Image Taboo se pone de moda, los siguientes videos van a ser tuyos”. Selina le contestó que ya había pensado en eso, y que la idea le aterraba.

“Bueno, Selina… bienvenida a mi infierno”, pensó Arizu, al mismo tiempo que empezaba la reproducción del video.

La secuencia de imágenes fue confusa, la cámara se movía demasiado como para poder distinguir algo. Al detenerse se pudo ver una puerta blanca entreabierta, una mano apareció desde la esquina inferior derecha de la pantalla, pertenecía a la misma persona que estaba filmando. De fondo podía escucharse una estridente música moderna, de esa que suele abundar en las fiestas y que Arizu no era capaz de tolerar.

La mano abrió la puerta y empezó lo bueno.

Arizu se quedó boquiabierta al ver a su colega, Selina, en cuatro patas, sobre una cama. Estaba completamente desnuda, sus tetas se sacudían de adelante hacia atrás y ella parecía estar sumergida en un mundo de puro placer. Un tipo se bamboleaba detrás de ella. Selina, con la boca abierta y los ojos cerrados, estaba recibiendo una enérgica cogida. Arizu empezó a estimular su vagina, nunca imaginó que le produciría tanto morbo ver a Selina en esa situación. Tal vez porque nunca pensó que ella pudiera ser capaz de hacer una cosa así. No, eso era mentira… sí que lo pensó… y más de una vez. A Arizu no le gustaba admitirlo, pero nunca confió en la integridad de Selina. Esa chica amaba demasiado las fiestas, y seguramente habría estado más de una vez en una situación como la que se mostraba en pantalla.

―¡Ay, no… no me filmes, tarado! ―Dijo Selina, entre risas.

Esto también le sorprendió mucho a Arizu, si alguien hiciera un video falso como ese, la reacción más lógica sería que ella se asustara al ser sorprendida si alguien la sorprendía desnuda… y cogiendo con un tipo. Sin embargo Selina parecía divertirse con la situación. Se tapó la cara con una mano y luego la estiró, como intentando cubrir el lente de la cámara. Su risa se mezcló con los gemidos, el tipo que estaba detrás de ella aceleró el ritmo y le agarró las tetas.

―Cómo te gusta la pija, puta ―dijo el que sostenía la cámara―. Acá tengo una bien grande para vos ―enfocó hacia abajo y mostró que, efectivamente, tenía una buena pija erecta entre manos―. Y él también te la va a dar.

La cámara giró hacia la izquierda y apareció otra verga, allí Arizu comprendió que en esa habitación había tres hombres, junto con Selina… y ella…

“Quiero ver ―pensó Arizu―. Quiero ver cómo se la cogen”.

Se coló los dedos en la concha y aguardó hasta que el camarógrafo hizo eso que ella tanto estaba esperando. Se situó detrás de la joven y filmó su carnosa concha siendo penetrada por una gruesa verga, los hilos de flujos chorreaban y se sacudían con cada nueva embestida.

―¡Ay, no! ¡No filmen! ―Volvió a pedir, no hizo ningún intento por cubrir su vagina.

―¿A quién le importa? Dejá que filmen.

El que habló era el tipo que le estaba metiendo la verga, parecía ser bastante mayor que ella. Selina tenía veintitrés años, pero ese sujeto pasaba los cuarenta y cinco, fácilmente. Eso aumentó el nivel de morbo en Arizu, su cuerpo se estremeció. Ella tenía debilidad por los hombres maduros. Le fascinó ver que Selina era una Moralista lo suficientemente corrupta como para dejarse coger por un tipo que podría ser su padre. Porque sí, Arizu no dudaba que el video fuera real. Ella estaba convencida de ello… o quería estarlo. La fantasía era más potente si ella aceptaba que todo había ocurrido tal y como las imágenes lo mostraban.

―¡A mí me importa! ¡Si ven esto voy a quedar como una puta!

―¿Será porque sos puta?

―¡No soy puta! ―Ella no mostró señales de enojo, respondió entre risotadas, como si todo fuera parte de un morboso chiste.

―Dejalos que filmen, total todo el mundo va a pensar que está hecho con Image Taboo.

“Yo no ―pensó Arizu―. Yo creo que todo es verdad”. Castigó su concha, sin escrúpulos. Estaba caliente y no sentía culpa por ello.

Las fervientes estocadas contra la concha de Selina continuaron y los gemidos fueron opacando su risa.

―¿La puedo coger yo también? ―Preguntó el que acompañaba al camarógrafo. Por el timbre de voz Arizu supuso que se trataba de alguien más joven, tal vez de unos veinte años.

―Sí, claro…

―¡NO! ―Interrumpió ella―. No me van a coger.

―Dale… ―dijo el camarógrafo―. Si te encanta la pija, todos lo saben. Te morís de ganas de coger con tres.

―No… ni loca me dejo coger por los tres. Si fueran dos, tal vez…

―Entonces vos andate ―le dijo el camarógrafo al otro.

―No, ni loco, yo no me voy a ningún lado. ¿Sabés las ganas que le tengo a esta putita? Me re calientan las pendejas que se hacen las Moralistas y son tremendas putas.

―No soy puta ―se quejó Selina.

―Pero tampoco es que seas muy Moralista, nena ―dijo el que se la cogía―. Bien que te dejás meter la poronga…  las chicas Moralistas no se tienen que portar así, y lo sabés. Te encanta la verga.

―¡Ay… es que cuando me cogen bien…!

―Ahora te voy a coger yo, y te va a encantar ―Aseguró el camarógrafo.

―No… no… les dije que no. Son muchos. No quiero. Ni loca.

―Dale, no nos vas a dejar con la poronga así.

―Se las chupo, pero nada de coger.

―Por mí está bien ―dijo el compañero del camarógrafo―. Es mejor que nada.

―Yo le quería meter la pija…

―Se la metés otro día ―dijo el que se la cogía―. Si esta puta entrega fácil.

―Bueno, está bien… si le pone onda a la chupada.

El corazón de Arizu se detuvo un instante, cuando vio a Selina ponerse de rodilla ante los tres tipos, y empezó a latir a toda velocidad cuando ella se llevó a la boca la ancha verga del camarógrafo. Se la tragó casi toda, con suma facilidad. Miró hacia la cámara, como si estuviera sonriendo con los ojos, y empezó a chupar cada vez más rápido.

Lo que siguió fue la escena más obscena que Arizu vio en su vida como Moralista. No estaba acostumbrada al sexo, ni al porno… y allí estaba, una chica con la que había compartido largas charlas, comiéndose tres pijas. Pasando de una a la otra, como una petera experta. Repartiendo lamidas, chupones, juegos extraños con la lengua…

“La muy puta sabe lo que hace”, pensó Arizu, que nunca había mostrado semejante destreza al chupar una verga. Tomó nota mental de cada movimiento de Selina. Si algún día tenía la oportunidad de chupar una verga, pondría en práctica lo aprendido. Sus dedos mantenían un ritmo constante y sus propios gemidos llenaron la habitación. Allí no había nadie para escucharla, podía dar rienda suelta a sus pulmones.

Mientras miraba a su colega chupando tres vergas a la vez, Arizu hacía gestos con su boca y su lengua, como si estuviera haciendo esa misma tarea. Cuando fue consciente de esto comenzó a reírse, porque se sintió ridícula. “No puedo estar tan desesperada por chupar una pija”, se reprochó, mentalmente. Todo este exceso de contacto con imágenes sexuales había despertado en ella el deseo reprimido durante tantos meses de abstinencia. Lo más difícil para Arizu, como Moralista, fue experimentar el sexo y después tener que suspenderlo de un día para otro. Más de una vez se vio tentada a aceptar la invitación de algún tipo conocido que, claramente, se la quería coger. Pero en todas y cada una de esas ocasiones Arizu se negó, manteniendo firmes sus convicciones como influencer moralista. “No puedo comportarme de esa manera, sería muy peligroso para mi carrera, y para mi futuro en general”. ¿Qué pasaría si alguien la veía entrando a un hotel con un tipo? Podrían sacarle una foto o incluso filmarla. ¿Qué ocurriría si algún paparazzi la sorprendía mientras ella le estaba chupando la pija a alguien?

“Pero ahora existe Image Taboo”, pensó.

Esas imágenes no valdrían de nada. Ella podría decir que eran falsas. Así como Selina diría que esa chica que se tragaba una verga tras otra, con devoción, había sido generada con Image Taboo. Hasta podría agregar que ella jamás haría una cosa semejante; pero Arizu pensaba distinto. Para ella la escena cuadraba con la Selina que tenía en mente. La imaginaba capaz de hacer algo así… y eso la calentaba todavía más. Sin embargo el punto más alto de su excitación sexual llegó cuando una de las pijas empezó a salpicar semen en la cara de Selina, ella lo recibió con total naturalidad, mientras chupaba otra verga. Ni siquiera se apartó, ni emitió queja alguna. Las líneas irregulares de semen le cubrieron toda la cara, y casi al instante se sumó una segunda descarga. Dos vergas le eyacularon en el rostro y la tercera, después de seguir chupando durante unos segundos más, acabó dentro de su boca. Ella abrió la boca, para mostrar cómo su lengua estaba completamente cubierta por espeso semen, y luego lo tragó. Al abrir la boca una vez más, ya no había señales del néctar blanco, al menos no en su lengua; porque su cara estaba completamente cubierta.

Arizu no pudo más, alcanzó un orgasmo muy potente, que le hizo estremecer todo el cuerpo, y estuvo seguido por otro. Un segundo orgasmo que parecía estar diciendo: “Este va por toda la leche que se tragó esa puta”, porque esa fue la imagen mental que acompañó a la rubia mientras frotaba su concha durante este segundo pico de clímax sexual.

―2―

Impulsada por la calentura que le produjo ver el video de Selina, Arizu encendió la cámara. Ésta la enfocaba de la cintura para arriba, se encargó de que aquí fuera. Por eso no necesitó cubrir su concha. Le dio mucho morbo iniciar la grabación en ese estado. Sus espectadores no podrían adivinar que, en ese preciso momento, Arizu no llevaba nada que cubriera su concha, y que ésta rebosaba de flujos sexuales.

―Este video no le va a gustar nada a los “Viejos Moralista” ―dijo, con la clara intención de poner en circulación ese término, el que usaría para separar de ella a aquellos Moralistas más ortodoxos―. Les prometí que les hablaría sobre sexualidad, y aquí estoy, cumpliendo con esa promesa.

Algunos Moralistas sostienen que prácticamente todo acto sexual es inmoral, lo cual me parece una pelotudez ―se dio cuenta de que ese término podría resultar ofensivo para algunas personas, por lo que volvió a repetir esa última parte. Ya luego arreglaría el video, durante la edición―. Lo cual me parece una exageración. El sexo es lo que nos da vida, todos nacimos de un acto sexual; bueno, los que hayan nacido por inseminación artificial tal vez no; pero ya saben a qué me refiero. El sexo nos sirve para procrear, y es placentero para que lo intentemos más de una vez. Si es placentero ¿por qué deberíamos prohibirlo totalmente? Comer da placer, y claro, si se hace en exceso puede traer problemas. Entiendo que el sexo en exceso pueda ser considerado inmoral; pero en su justa medida no tiene nada malo. Creo que es hora de que empecemos a evaluar las ideologías con las que regimos nuestra vida, y no quiero oponerme al Moralismo; mi intención es que aprendamos a ser más flexibles. El sexo no es nuestro enemigo. Podemos practicarlo dentro de un lineamiento Moralista que sea coherente con la realidad.

Por ejemplo, muchas veces Moralistas como Eulogio Méndez han dicho que el sexo oral es una aberración y que nunca debería ser practicado. ―Sabía que la sola mención de Eulogio haría que él (y sus seguidores) se pusieran en su contra inmediatamente―. Y yo me pregunto: ¿Por qué no? ¿Acaso es tan malo? Es solo una forma más de brindarle placer a la otra persona, ya sea hombre o mujer. No digo que se haga con cualquiera que nos crucemos por la vida; pero no creo que tenga nada de malo hacerlo con una persona a la que se le tiene mucho aprecio, en alguna ocasión especial.

Hizo una pequeña pausa, en la que se dedicó a acariciarse la concha, esto la calentó no solo por el roce físico de sus dedos contra el clítoris, sino por el morbo de hacerlo a mitad de uno de sus videos. Luego miró a la cámara y prosiguió, ya más envalentonada.

―Esto va a sorprender a muchos, pero lo quiero contar para que entiendan qué tan comprometida estoy con esta causa. Yo chupé una verga, en más de una ocasión. Sí, como se los digo. Más de una vez probé el sexo oral, y no me parece algo tan malo como lo pintan. Ojo, tampoco piensen que es algo que hago todo el tiempo. Dije que lo hice más de una vez, no que lo haya hecho mil veces… o cien. Considero que el acto del sexo oral está muy demonizado por los Viejos Moralistas. Esos que piensan que el sexo se hizo solo para procrear, y no como un acto de amor, o de complicidad. No digo que todas las mujeres deberían hacerlo con cualquier hombre. ¿Pero qué problema hay en chuparle la verga a tu novio de vez en cuando? ¡Ninguno! Es un acto íntimo, entre dos personas. Algo que los puede ayudar a conocerse mejor, a confiar uno en el otro. De eso se trata: de generar confianza con tu pareja. Por eso mismo creo que el sexo oral es tan importante. Cuando lo hice, me gustó. Me sentí culpable, sí… porque todos los códigos Moralistas dicen que está mal hacerlo; sin embargo para mi fue un acto que generó mucha complicidad entre ese hombre y yo. La relación al final no prosperó, pero en ese momento yo no lo sabía. Creí que estaríamos juntos durante mucho tiempo. Tal vez me apresuré, y ese fue mi error. Desde que corté con él… mi segundo novio, no volví a hacer una cosa así. Dudo mucho que lo haga de inmediato con mi tercer novio, posiblemente dejaría que pasaran un par de años. No lo sé. Estoy hablando de meras suposiciones. En fin, no quiero dilatar más este tema. Quiero saber qué opinan al respecto y si todo marcha bien, tal vez les dé más detalles sobre lo que hice y cómo lo hice.

Dio por concluido el video y continuó masturbándose. Sabía que no se hubiera animado a tanto de no estar excitada, y puede que confesar tanto sea un error… o tal vez la calentura le estaba dando la motivación necesaria.

Decidió aprovechar ese estado de algarabía sexual para editar el video, cortando todo fragmento en el que ella aparecía tocándose la concha, y prestando mucha atención a que solo se la viera de la mitad del torso para arriba. Que su concha estaba desnuda sería un secreto que solo ella conocería.

Subió el video a TuVip, antes de arrepentirse. Sin embargo ese arrepentimiento no llegó. Estaba feliz, sentía que por primera vez estaba siendo realmente honesta con sus seguidores.

―3―

De a poco Arizu estaba descubriendo las posibilidades de TuVip. La plataforma era mucho más completa de lo que ella imaginaba. Existía una sección en la que se podían publicar imágenes, y era muy cómodo mirarlas desde una tablet o un celular. Ella prefería usar la tablet, no se llevaba bien con las pantallas pequeñas. Tal vez fuera cierto eso que le dijo su oftalmólogo unos meses antes: “Puede que dentro de un tiempo tengas que usar anteojos para leer”. Arizu, que aún conservaba ese sentimiento de ser inmortal que suelen tener los adolescentes, hizo caso omiso de esa advertencia. Sin embargo al leer cada vez le costaba más fijar las letras sobre las páginas; éstas se volvían borrosas y empezaban a moverse como hormigas. Generalmente este efecto solo duraba unos segundos, pero se estaba haciendo cada vez más habitual. Algo muy parecido le ocurría con el celular.

Por eso se tiró en el sofá con la tablet de diez pulgadas en la mano, allí sí podía revisar imágenes, sin perderse detalles. Arizu empezó a revisar la galería de imágenes de TuVip, no se centró en ninguna persona en particular, sino que fue a las que estaban causando mayor tendencia en ese momento.

La tablet estuvo a punto de caer al piso, por la sorpresa que se llevó Arizu; no se hubiera roto, porque el piso estaba cubierto por una mullida alfombra blanca, pero aún así ella hizo un gran esfuerzo para agarrarla en el aire. Se quedó mirando la pantalla, con la mandíbula desencajada y los ojos muy abiertos.

―¡No puede ser! ―Dijo en voz alta, a pesar de que no había nadie que pudiera oírla―. ¡No, no! ¿Pero qué mierda es esto?

En la pantalla aparecieron nueve miniaturas que la mostraban a ella… en ropa interior. No tenía puesto un conjunto cualquiera, no… era el mismo que había usado en la sesión de fotos con Melisa Nevares. ¡El mismo!

Con el corazón en la garganta, Arizu deslizó el dedo por la pantalla, aparecieron más imágenes, algunas muy reveladoras, donde se veía su culo en primer plano y la tanga apretándole los labios vaginales. No necesitó ver más, se puso de pie de un salto. Buscó su teléfono celular, el cual estaba en una pequeña mesita ratona, junto al sofá. Llamó a Melisa y la fotógrafa respondió casi al instante.

―¡Arizu! ―Había terror en su voz―. Laura… te juro que no sé qué pasó.

―¿Cómo pudiste hacer una cosa así? ―Arizu estaba llena de rabia, y sus ojos lagrimeaban.

―Yo no hice nada. ¡Te lo juro!

―¿Ah no? ¿Acaso alguien más tiene esas fotos? Porque ni siquiera yo las tengo. La única persona en todo el mundo que las tiene… que las tenía, eras vos. ¡Vos, Melisa! ¡Vos!

―Laura… por favor.

―¡Me cagaste! ―Arizu empezó a llorar copiosamente, como no lo había hecho en años―. No puedo creer que hayas hecho una cosa así. Yo confiaba en vos, de verdad que confiaba en vos.

―Yo no…

No esperó a que Melisa terminara la frase, cortó la llamada y arrojó el celular sobre el sofá. Caminó deprisa hasta su dormitorio y se tiró sobre la cama, a llorar mientras abrazaba una almohada.

¿Por qué la gente tiene que ser tan mierda?

Ella había confiado ciegamente en Melisa Nevares. Nunca se le cruzó por la cabeza que su amiga (tal vez su única amiga) podría hacerle una cosa así. Ahora todo el mundo que tuviera acceso a TuVip podría verla medio desnuda… y esta vez no era gracias a Image Taboo, esas fotos eran totalmente reales, y ella lo sabía. Sería cuestión de tiempo a que alguien más lo supiera, y se correría la voz.

―¡La puta madre! ―Exclamó, poniéndose de pie otra vez―. ¡La puta madre!

Volvió sobre sus pasos, de nuevo al sofá, donde había dejado la tablet. Muerta de miedo, con el corazón acelerado, revisó las imágenes otra vez. Fue más allá, siguió explorando.

Allí estaban.

Se dejó caer pesadamente sobre el sofá. Estaba abatida, como si le hubieran dado un fuerte golpe en la cabeza.

No solo podrían ver las fotos de Arizu en ropa interior, sino que además podrían verla completamente desnuda, metiéndose los dedos en la concha.

En ese momento sonó la alerta de mensajes en su celular, ella lo revisó instintivamente. Melisa le estaba escribiendo. No tenía ganas de hablar con ella, solamente abrió el chat para decirle eso, pero no llegó a escribir ni una sola palabra. En pantalla aparecieron una serie de imágenes que la dejaron confundida. A su cerebro le tomó varios segundos darse cuenta de que eran fotos de la propia Melisa Nevares… desnuda. Hubo una en particular que captó la atención de Arizu. La foto estaba tomada desde abajo, en un plano contrapicado. Lo que más ocupaba la pantalla era la concha de Melisa, cubierta por unos pelitos prolijamente cortados. Más arriba asomaban sus tetas, pequeñas y con pezones erguidos. En la parte superior se podía ver la cara de Melisa, con una radiante sonrisa, mirando hacia la cámara.

Justo debajo de esta foto había un mensaje:

.

―4―

La mente de Arizu estaba a punto de colapsar, tenía que evaluar demasiadas cosas. ¿Por qué Melisa Nevares subiría esas fotos a internet? ¿Qué ganaba ella? Solo conseguiría perder su trabajo. Además ella no era la única modelo con la que trabajaba Melisa. Arizu no tenía que hacer más que llamar a sus otras conocidas para contarles lo ocurrido, y ninguna de ellas volvería a contratar los servicios de Melisa.

No tenía sentido, era un suicidio profesional.

Además Melisa le había mandado un buen paquete de fotos de ella misma… desnuda. Algunas imágenes eran de lo más sugerentes. Arizu, por despecho, podría subirlas a internet. No sabía qué pensar; o Melisa se había vuelto completamente loca, o era cierto que ella no tenía nada que ver en el asunto.

Si no era ella, ¿entonces quién?

Un nuevo mensaje en el celular la arrancó de sus pensamientos. Creyó que sería Melisa otra vez, pero no. En la pantalla apareció el nombre de Selina.

<¡Necesito hablar con alguien, por favor!>, decía el único mensaje.

Un segundo después apareció la alerta de “videollamada entrante”. Arizu no quería responder en ese estado, aún tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Sin embargo era muy probable que Selina estuviera en el mismo estado, si es que el video que se subió de ella era real… y Arizu estaba convencida de que sí lo era.

A pesar de su estado deplorable, atendió la videollamada y permitió que la cámara del celular enfocase su rostro.

Efectivamente, Selina también estaba hecha una piltrafa. Arizu nunca la había visto así. Tenía el maquillaje corrido, por haber llorado, aún se podían ver algunas lágrimas corriendo por sus bellos pómulos. Estaba despeinada, como si se hubiera levantado de la cama recientemente.

―Imagino que ya habrás visto el video ―dijo Selina.

Arizu no necesitó más explicaciones, sabía perfectamente a qué se refería.

―Sí, lo vi. Y por tu cara me da la impresión de que es real.

―Sí ―dijo Selina, y se quebró. Empezó a llorar copiosamente.

―Calmate, Seli… te va a hacer mal llorar tanto ―dentro de Arizu se revolvió un torbellino de morbo, ahora sabía, sin lugar a dudas, que Selina había chupado tres pijas a la vez.

―¿Cómo me voy a calmar? ¡Es una vergüenza! Todos mis seguidores me van a dejar.

―¿Por qué? Ellos no saben si el video es real… podrías decir que está hecho con Image Taboo.

―Pero no está hecho con Image Taboo… es real.

Arizu apretó los dientes. Algo que siempre le molestó de Selina es que sea tan tarada. Era simpática, sí; bonita; alegre; atractiva; pero no tenía muchas luces. Selina no era capaz de elaborar un pensamiento complejo, ella actuaba guiada por unas estructuras mentales básicas, y le costaba mucho salir de ellas. Arizu aún recordaba los malos ratos que pasó al tener que explicarle, más de quince veces, principios básicos del Moralismo, para que Selina pudiera recitarlos en sus videos.

―La gente no tiene por qué saber que es real ―dijo Arizu, intentando mantener la calma.

―Tengo que decirles la verdad. Mentir va en contra de los principios Moralistas.

―Y andar chupando tres pijas también; pero lo hiciste.

―¡Ay, no me digas eso, que me pongo peor! ―De nuevo se ahogó en llanto―. No sé por qué lo hice, fue una locura… una estupidez. Estaba en una fiesta y… no sé… ese tipo es tan lindo, me llevó a la pieza y… y bueno, vos ya lo viste todo. Después aparecieron los otros dos…

Arizu no supo si enojarse más o empezar a reírse a carcajadas. Selina era tan estúpida que se la cogieron con el primer cuento que le contaron. Seguramente ese tipo ni siquiera tuvo que trabajar mucho para convencerla. La habría toqueteado un poco, hasta dejarle la concha mojada, y después de eso ella se ofreció como regalo, con moño y todo… como seguramente había hecho más de una vez.

―Selina ―continuó Arizu, haciendo un enorme esfuerzo por no mandarla a la mierda―. No tenés por qué decirle a la gente que el video es real. Eso podría arruinar tu carrera como influencer. Vas muy bien, sos una de las Moralistas con más seguidores. Te mandaste una cagada… y eso quedó grabado; pero ahora, con Image Taboo, nadie va a creer que el video sea real.

―¿Te parece?

―Sí, porque Image Taboo es muy bueno para crear imágenes que parecen reales.

―¿Alguno de tus videos es real?

―No, ninguno.

―¿En serio?

―Sí, de verdad. Son todos falsos. Completamente falsos, te lo juro.

―¡Wow! Parecen reales. Yo creí que eran reales.

―¿Me imaginás haciendo una cosa así? ―Preguntó Arizu, irritada.

―Sí, ¿por qué no? Sos una chica muy linda, seguramente debés tener más propuestas de sexo que yo… y yo tengo muchas.

―Ya me lo imagino… y seguramente accederás a varias de esas propuestas.

―Algunas… ¡pero no todas! ―Dijo esa frase como si un simple “pero” pudiera anular la realidad.

―¡Ay, Selina! ¿Qué anduviste haciendo?

―¡No sé! ¡Te juro que no sé! Soy una boluda. La gente va a pensar que soy una puta.

“Y tal vez tengan razón”, pensó Arizu.

―Solo van a pensar eso si decís que el video es real.

―Es que… no me gusta mentirle a mis seguidores.

―Nunca les contaste de esas… andanzas, y no te importó.

―Es diferente. Una cosa es no contar algo, y otra es mentir. Faltar a la verdad.

Arizu volvió a apretar las muelas y los puños. Esa frase “faltar a la verdad” se la había enseñado ella, y Selina no hacía más que repetirla como un loro, en prácticamente todos sus videos, creyendo que la hacía ver más inteligente.

―A ver, yo también estoy pasando un duro momento ―dijo Arizu, mostrando un poco de su fragilidad; necesitaba hablar con alguien y supuso que Selina sabría comprenderla, porque se hallaban en situaciones similares―. Seguramente ya viste las fotos que se subieron a TuVip ―Selina asintió con la cabeza―. Esas fotos sí son reales.

―¿Qué? ¿De verdad?

―Sí. Me las sacó Melisa Nevares, hace unos días. No sé cómo terminaron en TuVip, yo no las subí, y Melisa dice que ella tampoco lo hizo. Pero la cuestión es que están ahí.

―¡Mierda! ¿Y qué vas a hacer?

―Lo mismo que deberías hacer vos, Selina. Voy a decir que son falsas, que están hechas con Image Taboo. Por supuesto, habrá gente que no me crea; sin embargo sé que me van a creer la mayoría de mis seguidores.

―No sé… puede ser. Hace poco hiciste un video que me dejó helada… en ese donde contás la vez que chupaste una pija.

―Sí ―Arizu agachó la cabeza―. No debí grabar eso, me fui de boca. Lo hice sin pensar.

―Como yo… cuando le chupé la pija a esos tres tipos. No estaba pensando.

“Vos nunca pensás”, dijo la voz interna de Arizu. Se estaba cansando de hablar con ella y apuró la conversación para que finalizara lo antes posible.

―Bueno, Seli, lo importante de todo este quilombo es que podemos zafar diciendo que todo fue generado con Image Taboo. Sé que vos tenés mucha fe en eso de “siempre decir la verdad”; pero a veces la verdad te puede joder la vida.

―Es cierto.

―Así que intentá quedarte tranquila ―eso también lo dijo para ella misma―. Dentro de un tiempo ya nadie se va a acordar de estos videos, o de las fotos.

―Está bien, gracias por escucharme, Arizu. Sos la mejor. Siempre te admiré mucho. Algún día tenemos que juntarnos a grabar juntas un video.

―Dale, cuando quieras.

Se despidieron y Arizu se apresuró a cortar la llamada. Selina, con su insípida boludez la había hecho enojar. Sin embargo ahora sabía, sin lugar a dudas, que ese video en el que Selina se comía tres pijas, era real. Totalmente real.

Tuvo que encender la computadora y buscar ese video una vez más, lo miró salteando las escenas que más le aburrían y fue directamente a lo bueno: cuando Selina se ponía de rodillas y empezaba a degustar esas pijas una por una. Arizu volvió a masturbarse con esas imágenes y repitió varias veces el momento en el que a su amiga le llenaban la cara de semen.

“Podrá ser una boluda, pero es hermosa”, pensó, cuando llegó al orgasmo.

―5―

Al día siguiente Arizu se llevó una gran sorpresa, fue como recibir un baldazo de agua helada en una mañana de invierno. Uno de los titulares de un diario que ella solía consultar decía: “Se presume que se filtraron fotos reales de Arizu desnuda”.

No estaba tomando desayuno, pero de haberlo hecho, lo hubiera escupido contra la pantalla. Sabía lo de las fotos, y seguramente más de uno sospecharía que eran reales; sin embargo un diario tan importante no pondría semejante titular sabiendo que la misma Arizu los atacaría. Allí fue cuando una idea se le vino a la mente. Una loca y absurda idea… por la que sería capaz de matar a esa imbécil. Bueno, tal vez no matarla, pero sí que se enojaría mucho.

Revisó el canal de Selina y, en efecto, había un video nuevo, titulado: “La verdad sobre las filtraciones”. Arizu se puso más pálida de lo que ya era y apretó el botón de reproducción.

―Tengo que confesarles algo ―comenzó diciendo Selina, a sus espectadores―. Hace poco se filtró un video en el que yo estoy en pleno acto sexual con un tipo… y después entran dos más. Podría mentirles, diciéndoles que el video fue generado por Image Taboo, sin embargo eso va contra mis principios. No me gusta mentir. Considero que la mentira es uno de los mayores males de este mundo. ―Arizu apretó los dientes. Le molestaba mucho que Selina hablara repitiendo las mismas frases que en todos sus videos, como eso que había dicho sobre la mentira. Aunque lo que más le molestaba era que fuera tan estúpida como para confesar que el video era real―. Lo que hice estuvo mal, lo admito. Una chica soltera no debería estar acostándose con hombres, y mucho menos debería… chuparle la verga a tres a la vez. Pueden juzgarme si quieren, porque no tengo excusa para lo que hice. Sé que estuvo mal, actué de forma irresponsable. Me gustaría que comprendieran que una chica como yo, en mi situación, recibe muchas propuestas sexuales. Más de las que se imaginan. Y es algo muy tentador. Puedo decir que no a la mayoría, pero a veces se me hace muy difícil. Lo que vieron en el video ocurrió durante una fiesta, yo estaba un poquito “alegre”, había tomado de más y… bueno, pasó eso. Sé que estuvo mal y que nada puede deshacer lo que hice, puedo dejar estos actos inmorales atrás, y para eso necesito la ayuda de todos ustedes. Por eso les pido que no me odien ni me juzguen. Quiero ser una buena chica, de verdad. Pero no puedo hacerlo sola. No tengo amigos, solo “conocidos”, y nadie me da buenos consejos ―estas palabras conmovieron a Arizu. Ella no podía considerar que Selina fuera su amiga, más bien era su colega, una persona con la que compartía profesión. Nada más―. Me siento muy sola y eso fue lo que me llevó a cometer esas locuras. ―Esto Arizu lo entendió perfectamente, ella también se sentía sola―. Estoy segura de que, con el apoyo de ustedes, voy a poder comportarme como una chica Moralista. Ustedes me siguen desde hace años, no me dejen ahora, cuando más los necesito. Cometí un error y quiero enmendarlo. ―Arizu tuvo que reconocer que la táctica de Selina no era tan mala, ella estaba apelando a las buenas intenciones de sus seguidores, y seguramente más de uno se conmovería con sus palabras. Incluso ella sintió la repentina necesidad de ayudarla―. La única persona que tal vez me comprenda totalmente es Arizu ―dijo Selina―. Ella es la única que tiene más seguidores que yo, además ella también sufrió con esto de las filtraciones. ―A Arizu se le puso la piel de gallina, sus sospechas resultaron ser acertadas―. Me confesó que varias de las fotos en la que ella aparece desnuda son reales. Al igual que yo, no tiene idea de cómo llegó este material a TuVip, pero ahí está.

―¡La voy a matar! ―Gritó Arizu, apretando los puños―. ¡Pendeja hija de puta, estúpida de mierda, te voy a matar!

―Necesitamos su ayuda, seguramente ella hará un video más tarde, hablándoles de esas fotos. Sé que yo haré más videos explicando qué fue lo que pasó esa noche de fiesta en la que todo se fue al carajo. Se los quiero contar, pero ahora mismo no puedo. Necesito acomodar mis ideas.

―¡Sos una hueca de mierda! ¿De qué ideas hablás?

―Muchas gracias por escucharme. Los aprecio mucho, y Arizu, cuando veas esto quiero que sepas que yo te voy a apoyar en todo. De esta vamos a salir unidas.

―¡Puta de mierda! ―Gritó Arizu a la pantalla, aún sabiendo que Selina no podía oírla―. ¡Puta de mierda! ¿Por qué carajo te metés en mi vida?

Se apresuró a buscar el teléfono, llamó a Selina y aguardó impaciente, caminando de un lado a otro como una fiera enjaulada.

―¡Arizu! ¡Qué bueno que me hayas llamado! Justo estaba pensando en vos.

―¡La puta que te parió, Selina! ¿Qué mierda hiciste?

―¿De qué hablas?

―Del video hablo, no te hagás la pelotuda. ¿Por qué mierda dijiste que las fotos eran reales?

―Em… porque son reales ―respondió Selina, como si estuviera rindiendo un examen muy difícil.

―¿Pero quién mierda te dio derecho a decirlo? ¡Yo te conté eso en confianza! Te lo dije para que no te sintieras tan mal. No para que se lo contaras a todo el mundo. Ahora están hablando de eso hasta en los diarios. ¡La re puta madre que te parió! ―Arizu posó una mano sobre sus ojos y la bajó, deslizándola por toda la cara, hasta el mentón―. ¿Sos imbécil?

―¡Ay! ¿Por qué te ponés así? No me trates de esa manera. No me gusta. Yo te estoy tratando bien. Lo dije porque es la verdad. Somos Moralistas, Arizu. Se supone que siempre tenemos que decir la verdad. Siempre.

―¡La verdad mis tetas! ¡Vos lo hiciste apropósito! Sabías que no tenías que contarlo, y lo contaste. Escuchame una cosa, pelotuda: si vos querés aprovechar toda esta movida para hacer publicidad, es tu puto problema. Pero no me metas a mí, ¿está claro? Si vos querés quedar como una puta, por andar chupando pijas a dos manos, ese es tu problema. ¡A mí no me metas!

―Me pone muy mal que me digas esas cosas ―Arizu notó que Selina estaba llorando―. Te juro que no hice nada de lo que estás diciendo. Solo dije la verdad porque consideré que era lo correcto, no busco publicidad.

Arizu se sintió mal, tal vez era cierto que Selina no buscaba publicidad… o quizás solo estuviera actuando. De todas maneras…

―Eso no te da derecho a estar contando mis intimidades, Selina. Podrías haber contado lo de tu video, sin tener que mencionarme a mí. Yo había tomado una decisión: no pensaba hablar de esas fotos. ¿Pero sabés qué? Ahora voy a hablar, voy a decir que son falsas.

―Eso me haría ver como una mentira.

―No me importa. No voy a permitir que me cagues la vida. Lo hubieras pensado antes… ¡Pero qué digo! ¡Si vos nunca pensás! ¡Sos una pelotuda!

―¡Ay, no me digas eso! De verdad, Arizu… no lo hice con mala intención…

―Me importa una mierda tu intención. Lo que hiciste me metió en un quilombo, y yo voy a salir diciendo lo que más me convenga. Bancatela y no vuelvas a hablar de mí en tus videos.

Cortó la llamada antes de que Selina pudiera responderle. El corazón le rebotaba dentro del pecho y resoplaba por la nariz, como un caballo que acaba de terminar una carrera. Las lágrimas le caían por las mejillas y lo único que podía pensar era en lo jodida que estaba. Podría grabar un video en ese mismo instante, diciendo que las fotos eran falsas; pero sería un error. Todo el mundo se daría cuenta de que estuvo llorando recientemente, además estaba hecha una furia. Este tema debía encararlo con calma e inteligencia.

Necesitaba ayuda. No podía lidiar con todo eso ella sola; pero no podía confiar en nadie. Dos personas allegadas a ella la habían traicionado. De pronto su casa le pareció más grande y más vacía que nunca.