Ilusiones

Creo que... eres... engreída, mandona y demasiado superficial...

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Muy buenas... ;) aquí llego con un "semi-nuevo" relato que espero que les guste... espero sus comentarios, gracias por leerme y valorarme. No hay mucho que decir, así que sin más preámbulo, les dejo el primer capítulo a ver qué les parece...

1 Primera

El despertador sonó en la amplia habitación, espaciosa, iluminada, bien ordenada. Solamente se vio una mano salir de debajo de los cobertores de la cama, cayó pesadamente a un lado del reloj,  una vez más, la mano se levantó y esta vez sí pudo apagar el molesto ruido del aparato.

-Buenos días – se oyó una voz arrastrada debajo de los cobertores, los cuales en ese instante fueron desplazados rápidamente, para mostrar a una chica de cabello negro con unos dos mechones a los lados teñidos de castaño más claro que hacían un buen contraste, ojos color marrón claro y piel blanca.

Se levantó estirándose y dando un bostezo de flojera. Eran las 6:30 de la mañana, primer día de escuela. Aquello que había deseado durante años, aquél milagro de la ampliación de las vacaciones pedagógicas de verano nunca se le había hecho realidad. Resopló y se puso el uniforme tranquilamente luego de asearse. Se miró al espejo que tenía en su habitación, observó su figura atentamente, comprobando si había engordado o no durante las vacaciones, observando si su cabello estaba bien planchado y arreglado en aquella piraña que siempre le había gustado llevar en el cabello. Observó bien el maquillaje que se había puesto en los ojos, arreglando un poco, revolviéndose las pestañas, poniéndose las pulseras a las muñecas, comprobando su apariencia, pensando “Ojalá fuera otra persona para casarme conmigo…” rió para sí ante su pensamiento y bajó a desayunar con sus papás y su hermana menor. Su familia era muy normal, común y corriente, tenían el dinero de una clase media alta. Su madre abogada y su padre ingeniero. Su hermana menor de once años casi idéntica a ella pero en pequeña y con el cabello natural, sin mechones teñidos de algún color.

-Hola hija – saludó su padre mientras desayunaba apurado - ¿lista para el primer día de clases?

-Pues… como siempre, ya sabes – dijo la chica triunfalmente.

-Qué simpática se puso mi hija – observó la madre, también apurada – ten cuidado hoy, eh…

-See… - respondía la chica, observando a su hermana menor, quien comía lentamente – apúrate Jessi, ya son las siete, no debemos atrasarnos el día de hoy, debo ver a mis amigas.

Terminado el desayuno, fueron caminando hacia la escuela.

-Te portas bien – recomendaba la chica cuando estaba a punto de despedirse de su hermana.

-Tú también!!!! – exclamó la niña corriendo hacia su aula para encontrarse con sus amigas.

Ella simplemente sonrió para sí y fue hacia su propia aula, que quedaba en un lugar muy alejado. Entró al curso y se encontró con sus amigas, los clásicos abrazos y besos y teatros de los grupos populares de chicas. Cuando hubo terminado con eso, buscó un lugar donde sentarse y allí le vio y su corazón dio un vuelco. “Rayos!!!” se dijo a sí misma “Los intentos de toda la vacación no funcionaron…”. Resopló y como si un imán le jalara, sin pensarlo fue a sentarse cerca a esa chica, justo a su lado.

-Lo siento!! Yo me lo gané primero!!! – le gritó un chico – disculpa jejeje… - se veía nervioso, era obvio, le estaba negando un asiento a la chica más popular del curso hasta el año pasado y ella no pensaba dejar de serlo; pero por primera vez en su vida, accedió a regañadientes a sentarse delante del muchacho.

Se dio vuelta y observó a la chica, que yacía apoyada en su mano, mirando hacia la ventana. Cabello castaño oscuro, ojos marrones, llevaba gafas de aumento.

-Alison… - llamó. La susodicha dio media vuelta y le miró con expresión gruñona, como molesta.

-¿Qué quieres? – preguntó a la defensiva. La chica frunció el ceño y se enojó al ver que no, ni siendo la chica más popular ni la más bonita del curso ni absolutamente nada de nada, ni así, esa chica se fijaba en ella.

-Oh!! Alison!! – Decidió molestar como en anteriores años - ¿no me vas a saludar bien? Es decir… tanto tiempo sin verte! – Exclamó sarcásticamente – Y ni  siquiera saludas bien…

-No molestes Laura – gruñó la otra volviendo su atención a la ventana una vez más.

Laura no lo aguantó, se levantó de su asiento y lo primero que encontró a su alcance fue la mochila de la chica que yacía allí guardada en la parrilla. La sacó con violencia.

-Hey!! – gritó Alison; pero no hizo nada, algo que siempre le extrañó a Laura, que Alison no hacía nada cuando le molestaba. Sólo se quejaba; pero nunca se levantaba a defenderse.

Sin poner atención a nada de lo que Alison decía, botó al piso las pocas cosas que había llevado a la escuela en aquel primer día. Botó enojada la mochila y volvió a su asiento, enojada, más que enojada, ofendida. Había intentado por todas las formas llamar la atención de Alison. La primera vez que le vio fue hace tres años, cuando tenían catorce años. No pudo evitar sentir esas malditas mariposas en el estómago y todo aquello; pero en cuanto se acercó a hablarle para al menos ser su amiga, ella le contestó con un “No me gusta tener amigos, son molestos” .

Le había dado tanto coraje, ella siempre fue una chica orgullosa y a la que nadie le negaba lo que quería; pero esa chica le rechazó su amistad y todo durante casi medio año. Hasta que Laura, luego de tantos intentos vanos, decidió buscar otra forma de llamar la atención de Alison. Se hizo la chica más popular, arregló su propia imagen y todo el resto de cosas; pero cuando de todas maneras la chica seguía mostrándole indiferencia, se enfureció y decidió molestarle, hacerle la vida imposible o cualquier cosa; pero ni siquiera así Alison le miraba diferente. Entonces Laura comenzó a odiarla y amarla al mismo tiempo. Se sentía rara sintiendo eso, hasta enferma.

El año pasado antes de vacaciones decidió dejar de molestarle y de una vez olvidar que alguna vez llegó a gustarle y que le mostraba esa indiferencia asesina. Había trabajado mucho interiormente durante todas las vacaciones para ya no sentir nada por ella; pero en cuanto la vio, volvió a sentir esa maldita atracción. Urgentemente necesitaba a alguien que le quitara el aliento aún más que esa méndiga Alison Miranda, que a simple vista durante los enojos y desesperación de Laura no tenía nada de especial, ¿qué podía tener de bonita o especial una cuatro ojos gruñona y altanera? ¿Qué? ¿Se creía lo máximo y por eso no quería hablar con nadie, ni con ella, la chica más popular y supuestamente la más linda?

“Yo odio a Alison!!” se repetía Laura a sí misma muchas veces mentalmente luego del incidente, sentada en su asiento sin moverse y sin hablar con todo el curso como siempre hacía. Se dio vuelta a mirarle de nuevo con el ceño fruncido, “Yo te…” estaba a punto de decirle que le odiaba mentalmente; pero Alison volteó y le miró directamente a los ojos, al haberse dado cuenta de que Laura le miraba. “Qué linda… O.O”, la chica se quedó perpleja mientras Alison levantaba las cejas.

-¿Qué? – dijo Laura, a la defensiva - ¿qué me miras?

-Tú me mirabas primero…

-Yo miro lo que quiero! – respondió la chica agresiva, dándose la vuelta “Soy una tontaa!!!” se dijo mentalmente mientras se golpeaba la frente con la mano.

-Laura ¡Qué estresada te ves! – Oyó la voz de una chica, era la voz conocida de una de sus amigas, Verónica que se sentó a su lado - ¿qué hacías hablándole a esa “X”?? Osea... no seas Loser!!

-Err… - en ese mismo momento no le quedó otra opción más que hablar igual que ella y negar rotundamente que estaba hablándole a una “X” como supuestamente lo era Alison.

Desde el momento en que entró al mundo de la popularidad se había acostumbrado a imitar o simplemente aparentar miles de cosas que en ella sí eran superficiales, muchos lo decían todo de manera natural tal vez; pero ella no, siempre fingía y era así, fingiendo como llegó a ser tan popular, tener tantos amigos y amigas por todas partes, en aquellos tres años desde que conoció a Alison, había perdido la cuenta del número de novios y algunas novias que había tenido. Los novios los tenía públicamente; pero a las novias siempre las tenía escondidas. Aún con los miles de novios, Alison nunca se mostró interesada o celosa o molesta por eso con ella específicamente.

Al principio creyó que su indiferencia era un escudo para ocultar que tal vez a Alison también le gustaba Laura; pero descubrió que trataba así a todo el mundo.

Por fin inició la mañana y Laura seguía atenta a sus pensamientos metidos al cien por ciento en Alison y sólo Alison y nadie más que ella y lo tonta que era por no poder conseguir su atención. Pensando seriamente en que era hora de olvidarle, buscar a alguien que no sé… consiguiera ganarse su amor de verdad…

-Señorita… - oyó a lo lejos – señorita!!

-Eh? – reaccionó, todos estaban sentados y callados. Vio frente a ella el rostro de una mujer desconocida para ella, frunció el ceño.

-¿Cuál es su apellido señorita? – preguntó la mujer, se veía joven; pero tenía una mirada demasiado seria y dura.

-Yo… Laura Ríos… Ríos – respondió la chica, distraída. Escuchó algunas risitas.

-Bien, Ríos, acabamos de hacer el saludo y usted no se levantó – regañó la mujer, Laura le miró con las cejas levantadas “y esta quien se cree para regañarme?” .

-Ah… - musitó.

-Acabo de presentarme, soy la nueva maestra de Filosofía y tutora de este curso, Natalia Cortés, si es que usted no lo oyó – continuó la tipa con aquél tono odiosamente estricto. Pero Laura al instante abrió los ojos de par en par, no podía ser… ¿Esa era la maestra? Dios mío, ¿cuánto había decaído la escuela para contratar gente tan joven que tal vez ni siquiera tenía hoja de vida?

Y así fue como Laura se hizo enemiga de la tediosa maestra aquél primer día de clases. Los tres primeros periodos de clases parecían eternos pues los pasaron con ella toda la mañana. Laura no dejaba de voltear de rato en rato para encontrarse con la indiferente mirada de Alison que yacía vista a su cuaderno escribiendo y escribiendo, haciendo cualquier cosa menos atender a las indicaciones y normas que daba la maestra.

Por fin pasó la clase y toda la mañana en sí. Horrible.

A la salida, pensó en molestar a Alison, como siempre; sin embargo decidió no hacerlo por ese día, pues la maestra esa a la que no le había caído bien, seguía allí sentada en el escritorio haciendo cualquier cosa que Laura no pudo identificar qué era y sabía que si se ponía a molestar a alguien, la tipa esa se pondría a buscar cualquier motivo para hacerle problemas.

De mal humor, salió del curso y fue por su hermanita al bloque donde estaba su aula. Juntas volvieron caminando a casa. Laura sólo se quejaba.

-Esa maestra nueva… grrr… - decía recordando a Alison – Jessica – llamó a su hermanita menor – crees que soy fea? – la niña le miró y lo único que hizo fue romper en carcajadas – hey lo digo en serio!! – se enojó Laura sin evitar contagiarse un poco de la risa de la pequeña.

-Debes estar desesperada por saberlo si me lo preguntas a mí – se burló – pues pregúntale a otra persona, yo no sé de esas cosas – respondió inocentemente.

De allí surgió una nueva idea, sí, se lo preguntaría a Alison para saber qué pensaba ella, sí, sí, era una muy buena idea; pero lo haría en un día en que no le haya molestado en ninguna parte de la mañana.

Así pasaron dos días, llegó el miércoles. Día en que comenzaron con todas las actividades académicas y las materias en sí. Laura no pudo evitar dormirse en la clase de Filosofía, una muy mala decisión pues la mandaron fuera del aula. “Qué estricta maestra… larguirucha desabrida…” pensaba en su interior mientras se quedaba fuera pensando en cómo le preguntaría a Alison si creía que era bonita o no. Rayos! ¿Por qué esa chica nunca se fijaba en ella? ¿Qué le faltaba? Una extraña palabra con “S” vino a su mente… “Sinceridad” sí, eso le faltaba, sinceridad. Pero espera, cuando conoció a esa chica era totalmente sincera y honesta, le mostró como era realmente y ella seguía con lo mismo “No me gusta tener amigos… los amigos son molestos…”. Rayos! Maldita Alison, no la entendía, no entendía su forma de pensar… rayos! Eso le volvía loca.

Pero no, debía controlarse, no todo estaba perdido aun le quedaba esa dichosa pregunta que realmente en su interior no sabía para qué rayos podría servir…

Después del receso, tuvieron una clase de deportes en el patio mismo, los chicos separados de las chicas tuvieron la clase en el gimnasio con la entrenadora; mientras el entrenador de las chicas les mandó a correr diez vueltas a toda la escuela como “calentamiento”. Pero todo el mundo allí sabía que el periodo se pasaría en correr las dichosas vueltas.

Laura se resignó y corrió a su ritmo, tranquilamente. Sus amigas iban por delante de ella, llamándole para que vaya a su lado. Llegaron a la tercera vuelta, ¡rayos! ¿Por qué tenían que hacerles hacer eso en su primera clase? ¿Por qué simplemente no les daban a jugar algún deporte? Laura seguía muy cansada mientras pasaban por el camino por donde entraban los buses escolares, sus amigas estaban muy adelante ya; pero comenzaron a gritarle.

-Laura!!! Perdedora!!! Qué lenta estás!!!!

-Sí Laura!!!! Jajajaja!!! La carita bonita es lenta!!!!

“Con estas amigas para qué quiero enemigas ¬¬” se dijo a sí misma.

-No puedes Laura!!! – seguían con el griterío.

-Qué “X” eres!!!!!

Un momento… Le habían llamado “X”? A ella, Laura Ríos… le habían llamado “X”? No, no… eso no estaba permitido, además de que ya le había enfurecido el hecho de que le empiecen a gritar todas esas cosas de antes. Hasta que oyó la gota que rebasó el vaso.

-Laura Loser!!!!

Fue lo último, ¿por qué dijeron eso? Despertaron al “monstruo” dormido. Sobre aquello que estaba corriendo lentamente, aceleró de la nada y corrió a toda velocidad por aquél camino en subida por el que iban, las amigas vieron eso sorprendidas “aún le queda energía???”. Triunfalmente Laura les rebasó y comenzó a bajar a toda velocidad por el camino en bajada, volteó a mirarles haciéndoles una señal obscena con el dedo del medio (así era el trato normal con sus amigas).

-JAJAJAJA!!! USTEDES SON LAS LOSERS!!!! JAJAJAJAJA!!! – reía casi dementemente; pero con un vuelco al corazón, sintió cómo su pie derecho se estrellaba contra una imperfección del suelo, graciosamente movió sus brazos hacia adelante en círculos mientras su cuerpo era vencido por su peso, su rodilla izquierda impactó contra el cemento, se raspó fuertemente mientras apenas alcanzaba a poner sus manos para no estrellarse de cara contra el piso.

Todo pareció ocurrir en cámara lenta; pero sus amigas y otras chicas ya pasaban por su lado. Unas dos chicas con las que no hablaba mucho. Se pararon a preguntarle si estaba bien; pero los gritos del entrenador les hacía seguir con las vueltas.

-Ajjj rayos!! – decía Laura sujetándose la rodilla con las ardientes manos. Sangraba irremediablemente a chorros y el dolor del golpe era horrible – buaa mi rodilla – se quejaba.

-RÍOS MUÉVASE!! – oyó a lo lejos al entrenador. A Laura le dio ganas de hacerle la misma señal obscena que les hizo a sus amigas; pero sabía que si lo hacía, sería suspendida al menos una semana, la primera semana de escuela.

-¿Estás bien? – escuchó una voz, levantó la vista mientras el quemante sol hacía sombra al rostro de la persona que le había hablado, sólo veía su silueta, por un momento creyó que sería un ángel o algo así. Cuando la persona se agachó, vio a Alison. “¬¬… ¿Por qué me pasa esto a mí?” se preguntó, mientras miraba atentamente a la chica – mmm… - levantó las cejas la chica de gafas – mientras palpaba los rededores de la herida.

-Auch – dijo Laura, aletargada, en modo automático mientras sentía el toque… EL TOQUE… EL TOQUE!!!!!! Por un momento bendijo mentalmente aquella imperfección del piso.

-Te lastimaste feo… por andar corriendo mirando hacia atrás ¬¬ - resopló Alison. ¿Eh? ¿Cómo sabía eso? ¿Eh? Entonces sí le había mirado???? Entonces sí??? Por una vez en su vida se fijó en lo que hizo???

-Como lo sabes? – preguntó Laura atontada.

-Todas las chicas vieron el escándalo que hiciste – murmuró la chica – ven, te ayudaré a ir a la enfermería…

-MIRANDA!!!! ¿POR QUÉ SE PARÓ???!!!! – se oyó el grito del entrenador.

-Qué le importa – musitó Alison en voz baja para sí misma mientras ayudaba a levantarse a una Laura totalmente embelesada y fuera de su consciencia, ya no le dolía la herida ni nada, estaba como en el cielo, siendo sostenida por los gentiles brazos de esa chica que… espera, ¿por qué le ayudaba?

-¿Por qué me ayudas? – preguntó mientras subían con cuidado hacia la enfermería.

-No sé – se encogió de hombros Alison, con indiferencia – como nadie te ayudaba, no me agrada la gente que no hace nada cuando hay alguien lastimado…

-Ah… ¬ - rayos! Cada vez era más perfecta para Laura. Pasó un rato mientras llegaban a la enfermería. Era el momento, era el momento justo para preguntarle qué pensaba acerca de ella – oye Alison – le llamó, ella sólo volteó y le miró con esa neutralidad que tenía de manera natural - ¿Qué piensas de mí?

-Eso tiene algo de relevancia? – preguntó la chica levantando las cejas y acomodándose los lentes con el brazo que no sostenía a Laura.

-Sí, sí tiene – respondió cortante la otra.

-Creo que… eres… - Alison parecía pensar – engreída, mandona y demasiado superficial…

Por poco Laura se daba un tiro en la cabeza, se quedó helada con la respuesta y ya le dio miedo preguntar por las otras cosas; pero se armó de valor.

-Y… ¿crees que soy fea? – preguntó casi al borde de las lágrimas.

-Creo que… eres… - de nuevo la chica de gafas parecía pensar y le miró fijamente – una chica común y corriente ¬¬…

Y era así como mataban de un solo tirón la autoestima que tenía Laura. Común y corriente… engreída, mandona… superficial. Estalló en su interior en un enojo tremendo y empujó a Alison, tambaleándose al ya no tenerla de apoyo.

-No me hables!!!! Vete no quiero tu ayuda!! – le gritó. Por primera vez la expresión de la chica de gafas cambió de indiferencia a confusión – vete Alison!! – le gritó – yo puedo ir sola a la enfermería!! – subió las gradas.

-Bueno – se encogió de hombros la otra. Pero para la maldita mala suerte de Laura, se tropezó al final de aquél bloque de gradas por el que subía y cayó de bruces de nuevo. Sintió los brazos de Alison ayudándole de nuevo.

-No te dije que eres orgullosa también? – rió burlonamente mientras le ayudaba a ir a la enfermería. Laura le miró caprichosa.

Te odio Alison x.x…