Ilegalmente tuya 1

Espero les guste este nuevo relato... quisiera darle las gracias a la hermosa venezolana que me ha estado ayudando a traducir del español mexicano al español venezolano, besitos a todos!

Patricia se estiró con pereza en su cómoda y tibia cama; eran aproximadamente las seis de la mañana y se sentía genial, había dormido como una bebe y se sentía relajada y tranquila; era un lunes bastante frio del mes de enero, lo cual no era raro en Puebla, pensó Patricia minutos después, mientras enrollada en su bata predilecta disfrutaba su café frente a la ventana de su moderno apartamento, ubicado en la zona residencial de La Paz; disfrutó de la vista de los hermosos volcanes Popocatépetl e Ixtaccihuatl o Mujer Dormida, que completamente nevados y majestuosos, parecían custodiar la ciudad; vio el reloj y decidió poner manos a la obra, así que se dio un rápido duchazo, se puso un moderno traje sastre de pantalón y saco en color chocolate, su abrigo, su bufada y unas cómodas botas a juego, aplicó un ligero maquillaje y cepilló su cabello castaño, dejándolo suelto.

Antes de salir de su departamento, dio un poco de comida a sus peces Max y Pet, reguló la temperatura del agua y se dio un último vistazo en el espejo del vestíbulo; éste le devolvió la imagen de una elegante mujer de 28 años, 1.70 mts de estatura, cabello castaño claro al hombro; su piel blanca tenía un ligero tono sonrosado y lozano, fondo perfecto para sus grandes ojos aceitunados, una nariz respingona que le daba un toque de niña caprichosa y una boca con labios carnosos, demasiado grande para su gusto, pero que muchos encontraban deliciosa; Paty, como le decían sus mas allegados, pensó que tenía un aspecto común, y aún cuando la naturaleza había sido pródiga con ella regalándole un cuerpo espigado, adornado con un par de senos 34C y un trasero que hacía que muchos se detuvieran, era una mujer con un estilo mas bien clásico, usaba pocos escotes y muy rara vez, utilizaba ropa entallada o que revelara sus bien distribuidas curvas; tenía mucho que ver su profesión, pues era abogada y laboraba para uno de los despachos más importantes de la ciudad, a cuyo cargo se encontraban las cuentas de algunos bancos y empresas, así que tenia que ser cuidadosa de su aspecto; con una sonrisa, recordó lo que uno de sus maestros decía: si bien el hábito no hace al monje, si quieres ejercer como abogado, empieza por parecerte a uno.

Una hora después, a bordo de su potente auto deportivo, llegaba a la hermosa casa antigua donde se encontraban las oficinas del despacho Montes de la Yglesia y Asociados, bufete donde laboraba desde su época de estudiante, por lo que ya tenía poco mas de ocho años ahí; recordó que cuando llegó como una simple becaria, sus funciones eran de lo mas simple: sacar copias, archivar documentos, auxiliar a los demás abogados titulares de cartera con sus asuntos, algo de cobranza telefónica, etc., y como poco a poco, conforme avanzó en experiencia y conocimiento, desde dos años antes, era ya titular de su propia cartera. Esto le daba ciertos privilegios dentro del despacho, pues contaba con su propio privado, una secretaria personal y tenía a su cargo a cuatro o cinco pasantes que la auxiliaban en sus asuntos, esto sin contar con los fabulosos ingresos de mas de seis ceros al año, que le permitían darse ciertos lujos y una que otra extravagancia como su hermoso BMW Z4 Roadster recién adquirido; ella era la mas joven entre el grupo de 10 abogados titulares, capitaneados todos por el temible Doctor en Derecho Pedro Alfonso Montes de la Yglesia y Labastida; no pudo evitar sonreír cuando recordó que la primera vez que oyó el nombre de su actual jefe, pensó que tenia nombre de personaje de telenovela, aunque debía reconocer que el nombre pegaba perfecto con el muy conservador abogado.

Cuando llego a su trabajo, con cierto fastidio, se dio cuenta que el lugar donde habitualmente se estacionaba, ahora se encontraba ocupado por un pequeño V.W sedán un tanto exótico: era de un tono verde pistache impresionante y aún cuando se encontraba en perfectas condiciones era obvio que sus mejores épocas ya habían pasado; algo irritada por tener que dejar su auto mas lejos de lo habitual, por fin encontró acomodo al fondo del estacionamiento y se dirigió a paso firme hacía sus oficinas:

  • Buenos Días Blanca –saludó a su secretaria con gesto adusto;
  • Hola licenciada, Buenos Días
  • Podrías averiguar por favor quien se metió en mi lugar en el estacionamiento, le dices que mueva su auto y ponga el mío de inmediato? – respondió entregándole las llaves del deportivo;
  • Ahh!, quizá haya sido la chica nueva que se integró hoy
  • Nueva?, que chica nueva? A quién se la asignaron??
  • No sabría decirle licenciada, llegó muy temprano y está con el Dr. Pedro, pero en cuanto salga veo que mueva su vehículo y le pido a Guicho que acomode el de Usted?
  • Guicho maneja?, que no se dedica nada mas a la limpieza y los mandados?
  • Si, si maneja, en ocasiones lleva el auto del jefe, y supongo que no lo hace tan mal, pues ya para que le confíe su adorado Mercedes… - dijo Blanca
  • Ok, ok, pásame mis recados y los expedientes de las audiencias de esta semana.

Una vez en su privado, puso su cafetera, se quitó el abrigo y la bufanda, y empezó a revisar expedientes; su espacio laboral era muy pequeño, pero funcional y cómodo, contaba con un escritorio, una credenza, un librero repleto de libros y un archivero, todos en nogal obscuro, que le daban un toque sobrio al lugar; un pequeño sofá de dos plazas en piel, dos sillas de visita en cuero y nogal completaban el mobiliario del sitio; un amplio ventanal con una vista hacía un jardín interior, proporcionaba una gran fuente de luz natural, una de las paredes se encontraba adornada con el cuadro de un búho resaltado en bronce que parecía observar todo lo que sucedía en el lugar, pero que a ella en lo personal, le encantaba; la pared que se encontraba a su derecha, la había bautizado como "la egoteca" pues ahí se encontraban su título y un montón de diplomas y reconocimientos que avalaban sus estudios y algunos logros profesionales; sobre su escritorio, dos pequeñas estatuillas de bronce, una representando a la justicia y otra a la libertad, completaban la decoración en tanto que un pequeño bonsái descansaba sobre el archivero, un tanto solitario.

El repentino timbre del teléfono la sacó de su concentración, por lo que dejó de lado el grueso expediente en el que se encontraba trabajando y tomó la llamada:

  • Licenciada, vaya por favor a la oficina del Dr. Pedro, quiere verla de inmediato.
  • Si?, te dijo para qué Blanca?
  • No, solo me pidió que fuera de inmediato
  • Gracias, ya voy.

Seguramente quiere saber como voy con este asunto –pensó Patricia para sus adentros, por lo que tomó unos documentos y se dirigió donde su jefe. Al entrar al privado de éste, lo primero que vio fue una delgada espalda con una melena negra castaña, lacia, a los hombros y a la imponente figura del titular del despacho:

  • Dr. Buenos Días!, me llamó?
  • Buen día abogada, tome asiento –respondió su jefe muy serio –le quiero presentar a Carolina, a partir de hoy se integra al despacho; queda a cargo de Usted, dele tareas y me reporta cada mes como va, alguna pregunta? –indicó con su acostumbrada parquedad;
  • Eh? Pues… si… Carolina es abogada o pasante –preguntó Patricia ignorando momentáneamente a la chica que sentada a su izquierda la veía con atención;
  • Estudiante, pero va a hacer sus prácticas aquí, si funciona, se queda a hacer su servicio y mas adelante veremos, le entrego sus documentos y asígnele algo –concluyó su jefe poniéndose de pie;
  • Una última pregunta Doctor, y no me lo tome a mal pero… ya tengo a varios pasantes conmigo y estamos… eh… digamos… completos –dijo Patricia esperando que su jefe no explotara como lo hacía a menudo;
  • No importa, le di una orden, puede o no puede cumplirla? –dijo su jefe en tono impaciente;
  • Si claro que la puedo cumplir, entonces… no se hable más… Carolina… sígueme por favor… - dijo ya resignada.

Caminó con rapidez rumbo a su privado conteniendo su irritación; bonita cosa! Ahora me pone de niñera de esta… estudiante!.... bah! –pensó para sus adentros. Carolina mientras tanto, trataba de seguirle el paso a Patricia, los altos tacones que traía le impedían caminar tan a prisa como su nueva jefa, aunque el cadencioso movimiento de ésta le pareció de lo mas delicioso; vaya con mi jefa! Está guapísima… y es más atractiva de lo que se puede pensar… Carolina! Concéntrate en caminar o irás a dar al piso, jejeje! Que locuras se te ocurren… pero… con ese genio, la pica una mapanare y seguro se envenena!

Una vez en el privado de Patricia, ésta le indicó que tomara asiento y parándose de pie frente a ella, con los brazos cruzados, respiró intentando controlarse; una vez que lo logró, le dijo:

  • Veamos… Carolina?
  • Si, Carolina Ríos Moreno y Usted? –respondió la chica con un acento que a Patricia le sonó un tanto extraño;
  • Mmm… Patricia Corral Fuentes –respondió Patricia observándola fijamente;
  • Bueno, pues mucho gusto –dijo Carolina extendiendo la mano y brindándole su mejor sonrisa;
  • Mucho gusto –dijo Patricia estrechando la pequeña mano que amablemente se extendía;
  • Lic… creo que no está Usted muy contenta, pero prometo dar mi mejor esfuerzo y no darle problemas, si? –dijo Carolina conciliadora;
  • Vaya! Eres perspicaz eh! –dijo Patricia con sarcasmo- por supuesto que no darás problema, al primer indicio de que vayas a causar uno, te vas, estamos?
  • Si claro, pero
  • Permíteme dejarte claras las reglas Carolina –interrumpió Patricia
  • Si, pero
  • Sin peros!, regla uno: las órdenes las dos yo; regla dos: la única que grita aquí soy yo y regla tres: no te quiero chacoteando por todo el despacho, estamos? –remató Patricia con dureza.
  • Si licenciada, algo mas? –dijo con cierta ironía Carolina -lo que te faltó fue pegarme hija de tu madre! que humor! –pensó para sus adentros
  • Si, guárdate tu ironía para otro lugar
  • Irónica? Esto es el colmo, me traga me vomita y dice que la irónica soy yo! que bolas!! –pensó Carolina empezando a irritarse
  • Ahora… ve con Blanca y dile que te pase la cartera de bancos que esté rezagada; una vez que tengas todo regresas para que te de instrucciones.
  • Ah! Quién es Blanca –preguntó la joven
  • Ufff! –digo Patricia con impaciencia- es mi secretaria, la chica que está allá afuera, dile también que te asigne un cubículo en la caballeriza;
  • En la caballeriza??? –cuestionó la sorprendida Carolina;
  • Si, así le llaman al área de los pasantes, ve eso por favor y regresa, estoy ocupada con un asunto, así que has lo que te dije y no molestes ok?
  • Que ácida es esta mujer! Pero de aquí no me voy así de fácil! No me asusta! –pensó la joven estudiante mientras se retiraba.

Mientras se dirigía a buscar a Blanca, Carolina iba pensando que lo que su nueva jefa tenía de linda físicamente, lo tenía de pesada, grosera, pedante, odiosa, antipática y egocéntrica - que mujer tan linda? No seas ridícula!!!, es insoportable, que mala suerte la mía, que justo mi primer trabajo en un despacho, me toca está tipa que está de camisa de fuerza y un sedante urgente carajo! que horror!!!.

Patricia mientras tanto, intentó continuar con su trabajo; no sabía porque le había irritado tanto que le asignaran a esa chica; pudo ver en el expediente personal que le entregaron que tenía 23 años, que estaba en el último año de la licenciatura en derecho y que era extranjera, venezolana para ser precisa; que se encontraba estudiando en una de las mas prestigiosas universidades de Puebla, con una beca de excelencia académica; eso explicaba el acento y tal vez, el que fuera tan bella; tenía un cabello castaño y sedoso, que lucía excelente en esa corta melena al hombro, sus ojos eran por demás expresivos, enmarcados por unas pestañas obscuras y tupidas, una nariz pequeña y una boca pequeña con unos sonrosados labios un poco gruesos, un cuerpo delgado y atlético en el que se marcaban algunas interesantes curvas, hacían que todo el conjunto, resultara muy atractivo, haciéndole honor a lo que se decía de las mujeres venezolanas: que eran hermosas y sexis.

  • Basta! A ti que te importa si es bonita o fea??? –pensó Patricia un tanto sorprendida por el rumbo que habían tomado sus pensamientos, a ella no le atraían las chicas, por lo que no veía porque le importaba si su nueva pupila era bella o no.

De nueva cuenta intentó concentrarse en su trabajo, sin mucho éxito, pues justo cuando estaba tomando el hilo de nuevo, hizo su aparición Carolina, quién sin previo aviso apareció frente a ella:

  • Hola, ya estoy de regreso, me dio Blanca todo esto y ya me acomodó y presentó con los muchachos –dijo Carolina alegremente.
  • Mmm… ok, ahora toma todos esos expedientes y realiza llamadas, ya sea a celular, domicilio, trabajo, referencias, etc., en cada uno vienen los datos de los deudores, todos deben diversas cantidades de tarjetas de crédito, trata de negociar pues será recuperación extrajudicial, o sea, sin demanda, anotas en tu bitácora el resultado de tu gestión y agenda tus pagos para el seguimiento, me darás un reporte semanario; conoces la ciudad? –preguntó Patricia sin despegar la vista de sus documentos;
  • No muy bien, pero con un mapa, llego al fin del mundo –respondió Carol.
  • Consíguete una guía Roji… tienes auto? – cuestionó de nuevo Patricia
  • Guía Roji?? Que es eso pues?? Y si, si tengo auto, un V.W modelo 69 que funciona de maravilla! –dijo Carolina un tanto sorprendida;
  • Que??? De casualidad es uno verde chillón????–dijo Patricia sin contener su enojo
  • Siii, ya lo vio? Está lindo no? –respondió la joven con una alegre sonrisa;
  • No, no me parece lindo… me parece de muy mal gusto que una abogada traiga semejante… cosa… -respondió Patricia con desagrado;
  • Pues lamento que no le guste, pero no hay plata para algo mejor, además, no soy abogada, aún soy estudiante, recuerda? –respondió Carolina sin poder contener un cierto tono irónico;
  • Que sea la última vez que lo pones en mi cajón de estacionamiento, estamos? –dijo Patricia con tono amenazador;
  • Si, no sabía que cada quien tenía su lugar para estacionarse, en cuanto me asignen uno….- respondió Carolina un tanto apenada;
  • Jajaja! No, no… los cajones "exclusivos" son para los abogados titulares, tu te estacionarás donde puedas y basta ya de tanto bla bla, ponte a trabajar por favor! –dijo Patricia dando por terminada la plática –Ah! Y una última cosa, antes de entrar toca la puerta ok?

Carolina salió del privado de su nueva jefa bastante enojada; le habían entrado unas ganas enormes de llevarle un café con cianuro!!!; como iba ella a saber que no se podía estacionar en cualquier lugar?, además… que rayos era esa… Guía Roji?, donde podría conseguirla???... definitivamente, solo porque sabía que ese despacho era una buena oportunidad y que no a cualquiera admitían ahí, trataría de soportar a la loca de manicomio que le había tocado por jefa; lástima que fuera una mujer capaz de parar el trafico en plena autopista Caracas-La Guaira, debía reconocer que enojada se veía divina – ganas me dieron de plantarle un beso a lo arrecho para que dejara su enojo y se relaje... acaso es de piedra esta tipa??. –pensó mientras se retiraba a sus labores.

El resto del día, cada una se dedicó a sus actividades; Patricia sacó algunos pendientes que tenía en la oficina, arregló sus documentos para las audiencias del día siguiente y llamó a su nueva pupila:

  • Abogada, necesito que mañana estés a las 9 de la mañana en los juzgados civiles, sabes donde están?
  • No, pero ahora mismo averiguo –respondió Carolina de inmediato;
  • Está bien, por favor, no se te vaya a ocurrir llegar con jeans o algo peor, estamos? –preguntó Patricia;
  • No licenciada, como cree, suelo ser muy propia para vestirme –dijo la joven mujer;
  • Ok, nos vemos entonces, hasta mañana, ya te puedes retirar.
  • Oiga, puedo preguntarle algo –dijo Carolina con cierto recelo;
  • Si? Dime?
  • A qué hora sale uno a comer?, desde que llegué no he probado bocado
  • Comer? –preguntó Patricia como si le hubiera preguntado la fórmula del Teorema de Pitágoras;
  • Si, ingerir alimentos, almorzar… -dijo Carolina sin poder ocultar el sarcasmo;
  • Ahh… pues… en realidad cada quien come a la hora que puede, así que busca el modo de hacerte un espacio en el día, estamos?
  • Estamos jefa, me retiro entonces, hasta mañana, que descanse –dijo Carolina mientras se dirigía hacía la puerta;
  • Hey! Hey!! No me digas jefa, esto no es una pandilla! Con que me digas abogada, licenciada o por mi nombre es suficiente –agregó Patricia.
  • Está bien, Paty –dijo Carolina, remarcando el diminutivo;
  • Patricia! No Paty, no me gustan los diminutivos –dijo Patricia lanzándole una fulminante mirada;
  • Ohh! Ok, entendido –concluyó la joven mientras pensaba si siempre era así de desagradable.

Una vez que Carolina salió, Patricia se quedó pensando que tenía la chica que la irritaba tanto, se consideraba una persona tranquila y por lo general amable, aunque si bien tenía un carácter fuerte, con sus pupilos solía ser paciente, pues ella misma había sufrido los malos tratos de algunos colegas mayores y con mas experiencia cuando recién iniciaba como litigante; sabía lo terrible que eso podía ser para la autoestima de cualquiera y lo frustrante que resultaba para alguien recién egresado y con ganas de aprender, el trato déspota y grosero de un superior… el sonido de su celular, la sacó de sus reflexiones, y cuando vio la pantalla, se sintió aún mas irritada: era Sebastián, su novio.