Iker y johnny

Continuación de la saga "Zapas amarillas". Iker le cuenta a Fran como desvirgó a Johnny, cómo su pollón le desgarró la primera vez.

IKER Y JOHNNY

Continuación de la saga “Zapas amarillas”

…una corrida salvaje

Ya en la cama, bebiendo y fumando me dijo que teníamos que repetir, yo le dije que teníamos toda la noche para lo que quisiéramos.

Me contó su historia con Johnny.

Su amigo era hetero hasta hacía poco tiempo, tenía novia, amigotes, moto Harley y toda la parafernalia de chupas, botas, cascos etc. En fin, macho total. A Iker le había gustado desde que lo conoció, su pecho con vello rubio bajo el chaleco de cuero negro tachonado le impactó,  y decidió esperar el momento adecuado que se presentó un día que llegaron al bar un poco bebidos.

Iker era un hombre rudo de aspecto pero culto y refinado en sus costumbres y gustos. Siempre iba con camisa de cuadros remangada y desabrochada, camisetas de tirantes ,pantalones  y botas de trabajo. Había abierto una granja en donde se alojaban chicos de todas partes para aprender los conceptos de las granjas ecológicas y de sus productos vivían. Cuando entrabas en su casa pensabas que te ibas a encontrar con la típica casa de labores y sin embargo te sumergías en un lugar lleno de libros, mesas de trabajo y música clásica, ópera o relajante. En fin, era todo un personaje. Pero en lo relativo al sexo, se transformaba en un auténtico animal.

Llegaron un poco bebidos a casa de Johnny después de una fiesta motera. Subieron a las habitaciones y como su novia estaba durmiendo, Johnny le preguntó a Iker si no le importaba que durmiera en su habitación. El momento adecuado en la situación adecuada. La suerte estaba echada.

Cerró la puerta, se acercó a su amigo y se amorró a él. Al principio Johnny se resistió, pero Iker lo inmovilizó y no quitó sus labios de los de su amigo hasta que éste se relajó y se dejó hacer. Abrió la boca para recibir la lengua del campesino y eso fue su final y su principio. Iker aprovechó la rendición momentánea de su amigo para morrearse con él. Sus lenguas se acariciaron y en Iker comenzó a salir la fiera sexual que, en un principio, se demostró en morder los labios de su amigo que cada vez se dejaba hacer con más placer. Las manazas le acariciaban el pecho y el vientre y bajaban hasta atenazar su entrepierna. Iker notó cómo la polla de su amigo se había endurecido y le gustó acariciar el pantalón de cuero que la cubría. Le quitó el chaleco, levantó sus brazos sujetándolos sobre su cabeza y olió y lamió sus sobacos. Johnny se retorcía de placer y de excitación ante los estímulos sexuales de su amigo, el campesino. No pudo contener el deseo de acariciarle, bajó los brazos y los metió bajo la camiseta y apretó los músculos de la espalda y del pecho mientras Iker seguía morreándolo y acariciándole el sexo. Luego, le cogió la mano y se la puso en su bragueta para que su amigo sintiera el poder de su sexo y éste no pudo evitar el acariciar el trabuco de Iker que en ese momento estaba hinchada y dura como piedra, su sexo en todo su esplendor.

El campesino se quitó la camisa y la camiseta dejando al descubierto su pecho musculado y velludo y se arrimó más a su amigo. Le desabrochó el pantalón y lo dejó caer, luego le quitó el slip y después de sobarlo y provocar una total erección, bajó directamente a la polla y la comenzó a mamar. Johnny se retorcía y gemía mientras la lengua de su amigo recorría su pene hasta que se la metió en la boca y comenzó a follarle. Los gemidos de Johnny subían de tono.

Lo siguiente fue que le tumbó en la cama y él se desnudó dejando al aire sus huevos y su pollón oscuro y gordo mirando hacia el techo y manando preseminal.

Dio la vuelta a Johnny sin miramientos y le abrió las nalgas para comenzar a lamer su culo. A su amigo no le habían hecho nada igual en su vida y esto le provocó tal excitación que levanto las caderas para dejar vía libre a la líbido del campesino, que aprovechó la ocasión para lamer, escupir, meter algún dedo y dilatar en lo posible lo cerrado del esfínter, objeto de su deseo.

Deseo que se convirtió en furor y en el empeño de follarle como única meta.

Lubricó la entrada de su amigo y a su gordo falo, se colocó en posición y apretó abriéndole el culo con las dos manos. Costó que entrara su capullo pero al final lo consiguió a la vez que un alarido atronó la estancia. Paró. Le besó. “Lo peor ha pasado”… “Tranquilo… relájate…” y mientras le besaba y le susurraba, fue introduciéndole el salchichón poco a poco. Johnny lloraba de dolor y temblaba mientras Iker iba moviendo las caderas poco a poco. El motero fue calmándose mientras que el campesino se movía sin parar dándole pequeños golpes en los huevos con sus cojonazos. Notó cómo su amigo había dilatado el ano porque su polla casi entraba y salía del todo hasta que la excitación fue tal que se corrió en su interior.

Iker sabía que su amigo no se había corrido por el dolor que le había causado por lo que decidió ayudarle. Le dio la vuelta y le mamó la polla hasta que el motero se tensó y descargó en la boca del campesino. Éste, se acercó y apoyó su boca en la de su amigo para que probara su propio jugo. Se lamieron, se abrazaron. Johnny comenzó a llorar como un niño e Iker le abrazó con más fuerza. Poco a poco se fueron quedando dormidos.

A la mañana siguiente. Iker se despertó y vio que Johnny no estaba en la cama, oyó ruidos en el baño. El chico se estaba limpiando el culo y el papel estaba manchado de sangre. “¿Qué me has hecho… hijoputa…?

“Tranquilo. Es normal. Se te pasará. Dúchate  y luego te doy una pomada…No pasa nada. No te preocupes”.

Metió la cánula y aplicó un buen chorro de pomada en el interior de su amigo, cosa que le alivió, luego le masajeó con el dedo los alrededores del ano que estaba enrojecido. Johnny sintió alivio y se relajó. “Luego te doy más. Deja que actúe unas horas”.

Las sesiones de cura fueron la culminación de la relación entre los dos hombres.

Iker se despojaba de su camisa, camiseta y pantalón. Se quedaba en slips blancos donde se podía apreciar el bulto creado por los cojones y el pollón en estado de reposo, que, aun así, llamaba la atención.

El alivio y el frescor que le proporcionaba la pomada en su interior le calmaba y el masaje en el exterior le excitaba de alguna manera. Los dedazos de campesino de Iker se transformaban en algo sumamente delicado cuando de dar los masajes en el ano de su amigo se trataba. Las dos sesiones diarias le fueron pareciendo necesarias y deseadas. Iker aprovechó estas sesiones para, según le masajeaba, le iba introduciendo un dedo, al principio, luego, ante la pasividad del dañado, introducía el segundo hasta que era admitido sin dificultad, jugaba con ellos en su interior. Al principio Johnny lo asumía con tranquilidad, juego notó que aquello le excitaba, más tarde soltaba algún gemido de placer, así fueron pasando los días en los que las sesiones se convertían más en darle gusto que en curarle. Iker se empalmaba con los masajes, Johnny también. Cuando fue a meter el cuarto dedo, Iker le dijo que ya estaba curado y que no necesitaba más sesiones a lo que Johnny le respondió que ahora no podía dejarlo porque creía que estaba preparado para ser follado sin problemas. Iker apartó el lacio pelo rubio del cuello de su amigo y se lo besó. “¿Estás seguro?”.

“Si. Creo que si. Al menos quiero intentarlo. Quiero que me folles y sentir placer. Quiero que me hagas tuyo de verdad. Sin sufrir”.

La polla de Iker se removió lo mismo que sus cojones que se movieron solos al pensar en hace suyo al hombre de su vida.

“Esta tarde. Después de la sesión. Cuando estemos solos”- dijo el campesino.

Así fue. Llegó, se desnudó como siempre, dejando el slip puesto. Se acercó a su amigo y le acarició el pecho, el cuello y se acercó para besarle. “¿No me vas a curar antes?”.

“Si quieres…”

Johnny se puso en postura e Iker aprovechó para inyectarle más pomada de lo habitual, luego comenzó con el juego del masaje en el ano metiendo poco a poco los dedos y esta vez sí, esta vez llegó a los cuatro para dilatar la entrada al máximo. El motero gemía sin consuelo hasta que el campesino le dio la vuelta y comenzó a mamarle la polla. La suya estaba a punto de reventar el slip. Le bajó todo el prepucio pálido para dejar el capullo al aire, el capullo rosado e hinchado de excitación. Le acariciaba los huevos cubiertos de vello castaño mientras le pajeaba con la verga en su boca. Notó cómo él se humedecía. Se levantó y besó al amigo, le besó con ternura al principio, pero luego se fue transformando y los besos se transformaron en muerdos hasta que los labios de Johnny enrojecieron y las marcas de sus dientes dejaban sus huellas en cuello y hombros.

El motero, presa de la lujuria más intensa, llevaba su cabeza hacia atrás para dejar su cuello a disposición de la bestia. Metió su mano por el slip para acariciar el sexo que iba a profanarle, primero los huevos, luego la verga gorda y húmeda y le pajeó delicadamente notando como su suave piel bajaba y subía por el tronco imposible.

Iker lo llevó a la cama, se tumbó boca arriba: “Siéntate sobre mí. Hoy lo vamos a hacer de otra forma. Te dolerá menos. Ven. Siéntate sobre mi vientre”.

Johnny le obedeció. Se sentó sobre su amado amigo, se inclinó para besarle y entonces notó que el glande de Iker le acariciaba su entrada… y lo entendió. Comenzó a moverse y a provocar la erección y la secreción de su hombre. Cogió un chorro de líquido y se lo untó en el ano, luego llevó su cuerpo hacia atrás para que el enorme capullo de su amigo fuera entrando en él.

“Espera… estás dilatado y hoy te dolerá menos, pero cuando entre y llegue al esfínter interior, no lo fuerces, relájate y deja que vaya entrando. Lo hará, eso seguro, pero no quiero dañarte”.

Johnny lo miró, le sonrió y le besó mientras notaba el pollón de su amigo en tensión y directo a la penetración. Fue moviéndose hacia atrás y abriendo las piernas hasta que notó cómo iba entrando la longaniza del campesino en su interior. Se incorporó para que fuera más fácil la entrada, abría el culo lo que podía y se ayudaba con las manos y notaba como entraba y entraba. Aquello le daba tal placer que gemía con agonía, si tuviera que morir, que fuera en ese instante. Siguió sentándose sobre el tronco para empalarse el sólo. Notó dolor. El esfínter interior no estaba dilatado. Respiró hondo, se relajó e hizo el esfuerzo para que entrase… y entró hasta que se sentó sobre él y sintió el vello pubital en sus cojones. Lo había conseguido. Tenía el trabuco entero dentro de él. Descansó unos segundos y luego comenzó a cabalgar sobre su amor. Sintió tal placer que creía que iba a perder el sentido. Cabalgaba sobre Iker mientras éste le acariciaba, le pellizcaba los pezones y tiraba de los pelos de sus axilas hasta dolerle. Le pajeaba mientras cabalgaba, mientras sentía tal excitación y placer que se creyó el rey del mundo con el pollón de su amado dentro de él  como si fuera un cetro real.

No pudo contenerse más y gritó que se corría. Sus huevos estallaron y su cañón disparó salvas de leche que llegaron hasta la barbilla de su hombre. Iker se incorporó, le abrazó hasta hacerle daño mientras se corría en su interior gruñendo como un oso y con las venas de su cuello y su frente a punto de reventar. Al fin se descargó del todo, se tumbó en la cama llevando a Johnny con él y, abrazados, se volvieron a morrear.

“Esta vez si me ha gustado. Ahora si soy tuyo para lo que quieras. Te quiero”. Y así, abrazados, se quedaron en la cama notando como la luz se tornaba violeta.

“Desde aquel momento todo cambió. Johnny se separó de su mujer y se convirtió en mi amante. Hace todo lo que yo le diga, no pone condiciones ni pegas. No llega a ser mi perrito, pero casi. Le quiero con toda mi alma”.

“Con lo que me has contado, me has vuelto a poner cachondo. Estoy a tope, macho”.

Puso su mano en mi verga y confirmó lo que le decía. Yo hice lo mismo y noté como la suya también estaba a punto de caramelo. Le acaricié los huevos y el vello pubital, le agarré la polla y se la meneé. Se volvió hacia mí y me besó los labios.

“¿Sabes que me gustas mucho?”

Y tu a mi”.

Y comenzamos de nuevo…