Idus de marzo del odio al amor. capitulo 5

Insaciable

Capítulo 5

(INSACIABLE)

Helena estaba sentada apreciando la tormenta desde la ventana de su oficina. Ya habian pasado dos días después de su encuentro con Alex y gracias a los Dioses esta no se había aparecido aun en la comisaria, por estar trabajando por fin en el caso Rizzo como lo habian denominado. Sin embargo, desde aquel el encuentro no había podido dejar de fantasear con ella y temía que pudiera estársele notando en la cara cada vez que alguien pronunciaba su nombre.

-          Eran cuatro y con Jackson five

-          ¿Qué?

-          Hermanita… llevo sentado aquí más de cinco minutos tratando de llamar tu atención ¿Qué te pasa?  - Pregunto Nicolas que más que preocupado estaba intrigado por saber que la pasaba a su hermana

-          Nada. Es solo que mañana llega este agente de interpol a trabajar con nosotros. Tu sabes, a investigar cual fue el grupo de mafiosos que nos atacó en la boda. Y como no tenemos prácticamente nada que mostrarle pues estoy algo preocupada – Dijo mientras se hacia la que buscaba informes revolviendo sobre varias hojas en su escritorio

-          Aja… Como no. A ti los agentes de la interpol te importan un carajo. Siempre has dicho que solo son una organización con criterios puramente estéticos, que sirve para limpiar la imagen de los miserables y perversos líderes del mundo. Si ni siquiera pudieron evitar que los chinos desaparecieran a su director

-          ¿Yo dije eso? – contesto con una fingida expresión de confusión – Pues no importa lo que allá dicho en el pasado, solo sé que tenemos que trabajar con ellos y hay que poner la casa en orden

Nicolás estaba dispuesto a refutarla, cuando de la nada se abrió la puerta. De nuevo Alex entraba sin tocar y seguramente él iba hacer otra vez testigo de la bronca que le iba a echar Helena por ser tan atrevida, así que solo se acomodó en su puesto para hacer su papel de testigo sin rostro. Era extraño, pero a él le parecía que Alexis Santana ni siquiera sabía cómo se llamaba, ni mucho menos que era el hermano de Helena. Las únicas palabras que intercambiaban de vez en cuando era un hola o un adiós

-          Buenos días Teniente – Alex puso una carpeta sobre el escritorio de Helena como si nada – Este es el informe detallado del caso Rizzo. Como me pidió estuve vigilándolo durante 36 horas seguidas. Allí está, que hizo cada media hora y con quien, también hay una lista detallada de los alimentos que ingirió, por cierto, que al individuo le gusta poner queso dentro de su café, lo que a mí en particular me pareció repugnante

Alex había llegado a la comisaria con toda la determinación de dejar las cosas claras con su jefa. Cuando despertó sola en la cama, se dio cuenta que había sido utilizada por ese maldito engendro. Le iba a decir, que ella no era el juguete sexual de nadie y que no iba a volverle a permitir saciar sus bajas pasiones con ella, pero al entrar tuvo que contener sus impulsos al ver al pretensioso hermanito de Helena sentado frente a ella. Era otro insecto al que odiaba, porque el chico le había ganado el puesto de perfilador criminal por el que ella había luchado tanto. Cuatro pruebas distintas le dieron a ella el segundo lugar y al niño genio el primero, sin tener sus mismo cuatro años de experiencia, así que nadie podía culparla por detestarlo

-          ¿Quieres darme más ordenes absurdas y fuera de las normas laborales? ¿O ya me puedo ir?

-          Vete. No te necito por ahora – “¿Cómo se atrevía esa idiota a actuar así? ¿Como si lo ocurrido entre ellas no tuviera la más mínima importancia?” Se preguntaba la Teniente, mientras veía el hermoso trasero de la castaña salir por la puerta

Para Nicolas parte de la trama estaba descubierta al ver a su hermana completamente desconcertada al tener a Alex delante de ella. Algo grave había pasado entre las dos. Y aunque Helena le dijo que las heridas que tenía en la cara eran por culpa de una maleta que le había caído encima, lo que no tenía sentido por la precisión de cada golpe, ahora, estaba completamente seguro que había tenido un encontronazo con Alex porque ella tenía otras tantas heridas en su rostro

-          Entonces. No te aguantaste las ganas de golpearla y por supuesto ella tampoco se contuvo de darte una paliza. Por eso es que estas así

-          Si Nico. Eso fue lo que paso – Dijo rápidamente antes de que su brillante hermano sacara otra conclusión – Cuando supe que había desobedecido mi orden y que estaba en un club, fui a buscarla. Tuvimos una discusión que se salió de control y nos dimos unos cuantos golpes en el baño del local. Eso fue todo. Ahora si no te importa debo ir a hablar con Cristian sobre el recibimiento del agente de interpol – Helena se levantado de su asiento invitando a su hermano con un gesto a salir de la oficina

-          Ayyy… Hermanita – Dijo levantándose lentamente de la silla - Solo espero que hayas saciado tus impulsos y por fin puedas dejarla en paz

(Si supieras hermanito la forma en que termine saciando mis impulsos) Pensó, al tiempo que se dirigía con Nicolás hacia la puerta.

Alex no estaba haciendo nada en particular. Era la primera vez en meses que la agreste de Helena la dejaba descansar y sin embargo ella tampoco podía dejar de pensar en la noche de pasión que paso con la teniente.

Fue lo más intensos que experimento alguna vez con otra mujer y si tuviera que usar una palabra para definirlo sería “brutal”. Del odio pasaron a la pasión en cuestión de segundos y eso la tenía descolocada. Helena sin duda era hermosa. Una morena, con ojos almendrados de un extraño color azul ámbar, de rasgos árabes heredados seguramente de su abuela turca, un cuerpo hermosamente tonificado y aparte era más alta que ella por lo menos cinco centímetros y sin embargo nuca sintió ningún tipo de atracción por aquella mujer, ni siquiera física. Entonces ¿porque no la detuvo cuando comenzó a besarla? es que ni siquiera intercambiaron una palabra durante el acto

-          ¿Qué te paso hermosa? – Carolina la saco de sus cavilaciones, acariciando suavemente una de las heridas que tenía en su rostro

-          Nada, me pelee con una puerta

-          Y por lo visto ella gano – Ambas sonrieron. Alex adoraba eso de la pelirroja, siempre trataba de no importunarla y la hacía sentir apreciada con su ternura. Era realmente horrible que no pudiera ofrecerle algo más que sexo ocasional – Lamento mucho no haberme ido contigo la noche anterior, pero…

-          No digas nada más – La interrumpió Alex tomándola de las manos – Yo soy la que debe darte una disculpa. No debí pedirte que te fueras conmigo esa noche. Fui muy egoísta y entiendo que tu hijo siempre debe ser lo más importante

-          Entonces ¿Estamos bien?

-          Pero por supuesto que estamos bien. Es más que te parece si vamos a cenar juntas esta noche. Creo que este día la bruja me dejara en paz

-          ¡¿Enserio?! – Dijo emocionada – Entonces, voy a darme prisa con toda la información que tengo que procesar. Nos vemos a las siete ¿Te parece?

-          Es una cita

Alex despidió a Carolina con una triste sonrisa. Ella estaba muy consciente de que hacia mal dándole esperanza a esa noble chica, así que el juego tenía que acabar. Esperaba que no la odiaran por mucho tiempo, porque en verdad quería muchísimo a Carolina, pero solo como amiga

-          Por Dios, pero que ternura. Tienes una Fan enamorada dispuesta hacer tu obediente esclava. Seguro que lo aprovechas bien – Y de nuevo no faltaba es cometario Sardónico de Daniela ¿A qué clase de idiota se le había ocurrido poner su escritorio justo al lado del de ella? Ahh… Por supuesto a Helena

-          Danielita ¿Aun no has aprendido que la envidia es mejor despertarla que sentirla? ¿Qué te pasa? ¿Tu maridito no te está dando lo que deseas? – Por supuesto que no. Ni él ni nadie podía darle a Daniela lo que deseaba. Porque lo que más ansiaba era tener nuevamente a Alex entre sus piernas, adorándola como en el pasado

-          ¿Porque eres así conmigo? Todo el tiempo tratas de hacerme sentir como un gusano

-          Tu si eres cínica ¿Esperas que te ofrezca lo que tú no me has dado? No solo te cargaste mis sueños, además viniste a instalarte aquí solo para fastidiarme ¿Y todavía quiere que te trate con cariño? por favor - Daniela se sentó en la silla que estaba frente a al escritorio de Alex

-          Llevo años buscando tu perdón. Sin importar lo que diga, tu siempre me haces el feo o ni siquiera me determinas. No tienes idea de lo mal que se siente

-          Claro, porque a ti solo te basta con pedir perdón “Lo siento. Destruí tus sueños, rompí tu corazón y ahora trato de hacer de tu vida un infierno. Perdóname ya y pasemos a otra cosa” – Intento imitarla lo mejor que pudo - Así es como funciona en tu egoísta mente ¿cierto?

-          ¿Y qué quieres que haga? No puedo devolver el tiempo

-          Entonces podrías empezar por dejarme en paz. Y decirle a todo el ejercito de idiotas que se creen todos tus chismes, que yo no deje a Valentina herida y tirada en el piso de un baño para salvar mi vida. Porque no tenía idea que había una bomba en ese salón de recepciones. Y hasta que no resuelvas eso, no tenemos nada más que hablar, así que a Dios

-          Espera… –  Intento detenerla, pero Alex simplemente tomo sus cosas y salió de ahí. No soportaba estar mucho tiempo en presencia de aquella mujer

Helena llevaba más de dos horas en ese despacho, tratando de ponerle atención al jefe de operaciones especiales y su mano de derecha Cristian Duval, pero no había caso, la cabeza de Helena seguía estando con Alex y aquella noche y aunque Cristian intentara ponerla al corriente, sobre las indagaciones que tenían del atentado en el que había muerto Valentina, no lo iba lograr, aunque se lo dijera de cabeza, utilizando un megáfono.

-          Algo me dice que no me estas prestando atención – Dijo Cristian con su linda sonrisa de comercial de dentífrico

-          Lo siento, pero tengo la cabeza en otra parte. Mañana llega ese tipo de interpol y tengo la sospecha que viene para algo más que ayudarnos

-          Lo sé. Para nadie es un secreto que siempre intenta interferir en cada agencia de inteligencia más que ayudar, por supuesto por órdenes de sus amos norteamericanos

-          Cristian. Nosotros no somos más que los comodines del CNI (centro nacional de inteligencia). Nos envían los casos para los que ellos no tienen tiempo. No entiendo entonces porque tienen que enviarnos a la artillería pesada

-          Ahora si me convencí de que no escuchaste absolutamente nada de lo que te dije – Tomo el informe y se lo entregó a la teniente en una página especifica       - Helena, los sujetos que nos atacaron el día de tu matrimonio son un grupo muy bien organizado. Si lees el informe te vas a dar cuenta que tal vez son un célula de algún grupo terrorista o de un cartel de drogas.  Por las armas de alto alcance que utilizaron y los dispositivos de última tecnología que encontramos, se puede inferir que tienen millonarios recursos y además que planearon el ataque por mucho tiempo

-          ¿Y porque dirigieron el ataque contra nosotros, si apenas somos un cuerpo de treinta y siete agentes?

-          Precisamente eso es lo que debemos averiguar. Tal vez solo quería medir su poder destructivo o lanzar una amenaza contra todo el CNI

-          Eso tendría sentido si estos infelices no siguieran en el anonimato. Nadie se ha reivindicado el atentado, así que debe haber algo mas – Suspiro mientras masajeaba su tabique con dos dedos – Pero no tengo cabeza ahora para analizar esto ¿No te importa si lo leo esta noche en casa y mañana hablamos?

-          Por supuesto Helena, tu eres la jefa, pero me gustaría almorzar contigo esta tarde en un plan completamente de amigos, te prometo que no te hablare de trabajo ¿te apetece?

-          Está bien que te parece a la una

-          Perfecto

Helena acepto con algo de recelo. Cristian desde hace un tiempo le estaba coqueteando y eso no le estaba gustando demasiado. Si bien era bisexual sentía más atracción por las mujeres y aunque que el joven oficial era muy atractivo con su cabello negro, su barba corta cuadrada y sus profundo ojos grises. En ese momento no estaba interesada en nadie, bueno en prácticamente nadie porque Alex no era alguien que se pudiera tomar en serio ¿O sí?

Ya pasaban de la seis de la tarde y Alex estaba echada sobre uno de los sofás de la habitación de descanso. Por lo general nadie lo usaba para dormir, pero ella estaba tan cansada y gracias al cielo Helena no la había fastidiado en todo el día, que fue fácil recostarse sobre el confortable mueble de cuero y quedarse dormida como una foca. Pero para su desdicha alguien entro a interrumpir su sueño de una forma muy violenta, tapándole la boca y besándola por todo el rostro

-          Te voy a descubrir la boca si prometes no gritar – Propuso su atacante -  Afirma con la cabeza si estás de acuerdo – Alex afirmo

-          ¡¿Qué diablos te pasa Helena?! ¡¿Ahora te crees con el derecho a violarme cada vez que quieras?!

Helena era consiente que prácticamente si estaba abusando de Alex, pero no tenía planeado verla ahí acostada con la camisa medio levantada mostrando ese maravilloso abdomen tonificado, mientras iba por su cazadora que siempre dejaba en la habitación de descanso, así que fue inevitable no asegurar el pestillo y lanzarse sobre su suculenta presa

-          No es violación si tú también lo deseas – Continúo besándola – Dime que no te gusta y me detengo

-          Ummm… No me gusta – Dijo en un susurro prácticamente indescifrable, mientras sentía la boca de Helena succionando y mordiendo el lóbulo de su oreja mientras sus manos exploraban todo su cuerpo

-          Eso no vale. Tienes que ser más convincente – Esta vez saboreo su boca

-          Idiota – Alex pronuncio molesta más consigo misma que con la teniente, por ser incapaz de detener sus avances. Simplemente intensifico el beso y con una mano empezó a desabrochar el pantalón de su “violadora” deslizando su mano por dentro de su ropa interior – Estas muy mojada. Apuesto que has pensado todo el día en mi

-          ¡Tú solo hazlo y ya! – Prácticamente grito

-          Está bien, pero tú tienes que hacerme lo mismo que yo te haga – Helena ni siquiera lo pensó, simplemente desabrocho con urgencia el pantalón de Alex e introdujo sus dedos con algo de brusquedad. Ambas iniciaron una penetración acompasada, la una empujando el cuerpo hacia la mano de la otra, hasta lograr llegar al orgasmo juntas

Helena se desplomo sobre Alex sin aliento. No tenía la menor idea de porque hacia lo que hacía ni siquiera podía culpar a Santana de estarla seduciendo, porque sus dos encuentros fueron propiciados por ella, así que simplemente deicidio dejarlo ser, sin embargo, Alex si necesitaba explicaciones justo en ese momento, así que quito de encima a Helena, para poder ponerse de pie, apuntar su pantalón y confrontarla

-          No te voy a preguntar si estás loca porque es evidente que lo estas, pero si quiero saber ¿Porque tengo que ser yo la victima de tus ataques histéricos, maniaco, agresivos, compulsivos y de tu ninfomanía?

La teniente no tenía respuesta para esa pregunta, así que solo empezó a reír como tonta, después del reclamo de Alex. No sabía si en verdad estaba loca o solo nerviosa, pero lo que si sabía era que estar con aquella mujer le producía una sensación liberadora

-          ¿De qué mierda te ríes? ¿Te estas burlando de mí? – Alex se acercó peligrosamente a Helena con toda la intención de darle otra golpiza

-          Espera…Espera… No me vayas a golpear – Dijo retrocediendo de su alcance -  No sé cómo explicarte lo que me pasa. Es solo que en el día me dan ganas de golpearte y en la noche, pues… - Se volvió a acercar sugestivamente a la detective, depositando un pequeño beso en sus labios -  Tú ya sabes

-          Pues sabes qué… - La empujo un poco - No me interesa que ahora te creas un licántropo, a mí no me jodes más y te lo digo literalmente – Alex le dio la espalda para encaminarse hacia la puerta

-          ¿Estas segura? – La abrazo por la espalda, apretando su pelvis contra el trasero de la detective mientras volvía a chupar su lóbulo. Sin duda Helena había identificado perfectamente sus puntos débiles

Alex se retorció de pura excitación, sin embargo, no estaba dispuesta a seguir siendo el juguete de esa loca, así que se giró para enfrentarla cara a cara, lo que fue un error porque Helena atrapo su rostro con sus manos para volver a besarla intensamente, hasta que alguien empezó a forcejear con la cerradura de la puerta.

-          Ves lo que logras ¿Ahora que vamos hacer? Nos descubrieron – Alex empujo a Helena hacia el sillón, despertando por fin del hechizo

-          No… Nadie puede saberlo… ¿Cómo le vamos a explicar lo que está pasando entre nosotras? Van a creer que éramos amantes desde que Valentina seguía con vida

-          O… también… Podría decir que me estas acosando sexualmente. Es creíble, ya que me acosas en los demás aspectos y todo el mundo se ha dado cuenta

-          No serias capaz

-          Claro que soy capaz. Es más, voy a gritar ¡Auxi…! – Helena logro tapar su boca justo a tiempo

-          No es momento de hacer chistes ¿Puedes ser seria por una vez en la vida?

-           Entonces propón algo

-          Que te encierres en el armario. Ve rápido – Básicamente se lo ordeno como siempre

-          Ja. No mi vida. Yo hace mucho tiempo salí del closet y no me pienso volver a meterme por mi propia voluntad, además sufro de claustrofobia

-          Pero….

-          ¡¿Alex estas ahí?! – Grito la mujer al otro lado de la puerta

-           Es Carolina, así que, a la que le toco encerrarse es a ti. No te vayas a acostumbrar. Entra de una buena vez – Alex la metió a empujones en el armario, con una amplia sonrisa de satisfacción. Por fin podía darle poquito de su propia medicina, sin que tan siquiera le pudiera replicar – Si Caro, estoy aquí. Espera un momento ya te abro

Alex intento arreglarse un poco antes de abrir, pero le preocupa que se hubiera impregnado del olor del perfume de Helena. Eso sí podía delatarlas, porque no tendría sentido que ella oliera a Ralph Lauren, cuando había gritado a los cuatro vientos que odiaba a esa esencia solo porque la teniente la usaba

-          Hola princesa ¿Sucede algo?

-          No… Bueno si, pensé que te habías ido y me habías dejado plantada – Dijo Carolina con un triste mohín

-          Yo podre ser una porquería de ser humano, pero si algo tengo es palabra y creo que siempre te lo he demostrado

-          Tú no eres una porquería. No te sigas tratando de esa forma – Carolina la abrazo – Eres una persona noble, honesta, valiente, confiable y a mí me gusta todo de ti

-          Pues gracias. Es bonito que alguien tenga ese criterio, después de toda esa mierda que oído sobre mí en estos meses

A Helena le sorprendió mucho oír hablar Alex en esos términos de sí misma. Siempre creyó que a la detective le resbala todo lo que la gente pensara de ella, pero era evidente que no era así. Se dio cuenta que las palabras mal intencionadas de los demás incluidas las de ella, habian calado profundamente en los sentimientos de Alex y eso le genero cierto remordimiento

-          Sabes bien que mucha gente en la comisaria te quiere y esos son los que importan, y yo te quiero mucho más que todos ellos

-          Caro, tu sabes que yo no pue…

-          No digas nada más. No es necesario que me des explicaciones – La calló poniendo un dedo en su boca, a la vez que daba un vistazo rápido dentro de la habitación de descanso – ¿Estás sola? ¿Creí haberte oído hablar con alguien más?

-          Estoy sola. Tal vez me escuchaste hablando dormida – Alex tomo de la mano a Carolina al tiempo que cerraba la puerta tras ellas – Vamos, que tengo mucha, mucha hambre

Helena por fin salió del “Closet” cuando escucho cerrar finalmente la puerta. Sin embargo, tenía un malestar que no podía definir que era. Sentía algo eléctrico que empezaba en sus dedos y terminaba su pecho dejándole vació, la gente enamorada lo llamaría angustia por celos, ella prefería llamarlo exceso de trabajo, Si eso tenía que ser, entonces lo mejor era irse a descansar.


Mil gracias por leer.