Identidad Desconocida
Carola, una mujer divorciada decide ir a una fiesta de mascaras para encontrar un amante y disfrutar de una noche. Dicho amante viene con una sorpresa...
Para Carola marido era sinónimo de molestia, no se sentía cómoda después de su divorcio con el padre de sus dos hijos y hoy a sus 38 años se dedicaba completamente a ellos, era feliz cuidando de Alejandro el menor y a veces visitando a Ismael con su esposa. Podríamos decir que es una mujer joven con dos hijos bien grandes ya, esto se debe a que dio a luz a Ismael cuando apenas tenía 18 años y dos años después nacería Alejandro. Hoy por hoy su vida sexual es prácticamente nula, a veces se masturba pero nada más y tampoco es que le moleste, es feliz así y lo disfruta. Con un cuerpo bien puesto a pesar de su edad y esas tetas, grandes y jugosas que siempre cubre con mucho pudor para darle ejemplo a sus hijos. Esa tarde debía ir a la universidad para buscar a Alejandro ya que llovía torrenciales y este no se podía venir en bus como acostumbraba. Caminaba hacia el carro para subir junto a su pequeña chihuahua Liz, manejaba cantando una música muy propia de su época, Kool and The Gang – Celebration; mientras manejaba saludó a varios vecinos para luego acelerar hasta la institución.
-Bendición mamá- Su hijo menor se subió todo empapado.
-Dios te bendiga amor, cuidado con Liz que la vas a matar- Se río para mirar como Alejandro lanzaba el bolso hacia un costado del bolso y se montaba a Liz en las piernas.
-Lo sé, perdón beba- Le dio un beso a su madre para luego jugar con la chihuahua y reír –Está lloviendo como si abrieron la compuerta de una represa Dios, y hoy que es viernes quería ir de fiesta con mis amigos-
-Pues nada, te quedarás en casa y harás fiesta tú solo- Le tocó corneta a un vecino para acelerar rumbo a su casa
-Mamá, no me quites la ilusión de que escampe-
-Pues no te la quito, solo estoy siendo realista hijo- Soltó una carcajada para estacionarse en el garaje –Cubre bien a Liz que no le vaya a dar un resfriado-
-¿Y yo no cuento madre?-
-Nada chico ella es más vulnerable- Alejandro giró sus ojos para salir corriendo con Liz en el bolso hasta llegar a la entrada.
A ella no le importó mucho, salió del carro con toda su calma dejando que el agua empapara todo su vestido dejando ver sus hermosos atributos. Alejandro sin querer miró el cuerpo de su madre mientras se dirigía a la puerta, recordó cuando unos de sus amigos le dijo “¿No me quieres de padrastro?” Y tenía bastante razón, su madre era hermosa con esos labios carnosos y esos lindos ojos verdes, además de ese busto súper enorme que ahora se marcaba en el vestido por el agua que le había caído. Tosió y entró rápidamente a la casa para soltar a Liz y subir a su cuarto.
-Bebé ¿No vas a comer nada? Aquí te dejé comida hecha-
-Si mamá pero déjame ducharme, al menos está escampando tengo esperanza-
-Estos jóvenes y su energía. Vale, ve a ducharte, sácate esa agua de lluvia bien. Ven Liz, ven mami para darte comida- Cargó a su pequeña para dirigirse a la cocina y dejarle en su platico su ración de perrarina.
Luego de unos minutos ya había cesado la lluvia y podía escuchar a Alejandro hablar con sus amistades, se iría de fiesta y vendría mañana. Bueno aprovecharía e invitaría a Julián, un amigo de la infancia que se encontró haciendo unas compras, salieron a beber café y congeniaron muy bien, sentía algo lindo por el pero era algo simple y no deseaba que llegara más lejos. Su pequeño se veía bien guapo con esos jeans ajustados de su moda extraña y esa camisa negra, le sonrío y le sirvió su plato.
-Bebe invitaré a Julián a la casa esta noche para cenar-
-¿Julián? ¿Quién es ese mamá?- La molestia se hizo evidente en la cara de Alejandro.
-El hombre con él que hablé en el súper cuando estábamos haciendo mercado, hemos hablado bastante por mensajes y hoy le hice una invitación para cenar-
-Bueno, solo no quiero que se pase contigo. Trataré de llegar temprano-
-Pero ¿No regresabas mañana?- Lo miró incrédula.
-Con un hombre raro en mi casa y mi madre sola, no creo poder estar tranquilo—
-Tranquilo hijo yo no tengo nada con ese hombre, es solo una cena-
-No creo que quiera una simple cena mom, tu eres demasiado bella, ese viene con doble intención-
-Está bien bebe, le diré que no puedo atenderlo hoy ¿Así estás tranquilo?-
-Mejor ¿Por qué no te vas a casa de mis tías? Así no te quedas sola-
-Tranquilo, saldré a comer mientras estás con tus amigos. Yo ya tengo 38 años hijo, no tengo que cohibirme, también tengo derecho-
-Mamá solo te cuido-
-Lo sé, pero déjame ser feliz también, te permito salir con tus amistades y o me ando quejando- Se retiró algo molesta y tomando a Liz subió las escaleras para tomar una ducha. Entendía la preocupación de su pequeño pero tenía un verano que ansiaba quitárselo, pero viendo Julián no era el indicado, negó con la cabeza y se adentró en la ducha para acariciar su cuerpo, luego de unos minutos, salió desnuda por su habitación, giró de golpe al ver a Alejandro abriendo la puerta.
-¡Hijo! Estoy desnuda- Muy tarde Alejandro ya estaba dentro.
-Ma…- Se giró sofocado, hace años no había visto a su madre desnuda, junto a la frase de su amigo, su madre sí que estaba buena Dios. ¿Por qué pasaba toda esta clase de guarradas por su cerebro ahora?
-Ay hijo perdón, dime-
-Me voy ya mom, vengo mañana creo, aunque no sé, lo más probable es que regrese temprano-
-Ok bebe- Se envolvió en la toalla para acercarse a su pequeño y besar su mejilla –Se cuida y ya sabe si tiene sexo con condón, nada de jeringas, nada de locas, nada de marihuana aunque sé la inhalas-
-Ya sé mom, me cuidaré- Se despidió de el para luego sonreír sino podía estar con un hombre naturalmente, contrataría a uno. Sacó un lingerie negro con encajes hermoso, se lo colocó junto a unos tacones negros que la hacían ver como una puta. Acarició su cuerpo frente al espejo sonriendo. Se colocó un vestido blanco algo ceñido. Si, se sentía bien hermosa y ganosa por lo que iría a una fiesta que una de sus vecinas la había invitado donde llevaría máscaras y no se vería con quien estaría.
Luego de un tiempo estaba con la vecina, todos llevaban máscaras y tenían prohibido decir sus nombres. Carola atraía miradas curiosas de jóvenes y hombres maduros que ansiaban semejante cuerpo tan exuberante encima de ellos o estampada contra los muebles rojos que había en cada habitación. La luz era tenue y se prestaba para la seducción, había pétalos por todo el lugar y cortinas rojas. Estaba algo nerviosa porque no sabía a donde ir, no había salido a lugares así hace años, cuando iba a buscar apoyo en su compañera, esta ya se estaba besando con un hombre. Suspiro y le dedicó una sonrisa suave para caminar un poco hasta la barra de tomar, pidió una copa de vino y se sentó, conversó con varios caballero pero ninguno llamó su atención, se sentía algo decepcionada. Por un momento pensó en irse pero se levantó del bar ya algo mareada para dirigirse a los cuartos cuando un joven la interceptó.
-¿A dónde va dulce dama?- Su voz le resultó sumamente familiar pero no le hizo caso.
-Oh joven, a una de las camas a ver si llega algún amante-
-No hace falta ya tiene uno- La tomó de la mano para llevarla a uno de los cuartos.
-Oh vaya, no sabía que eso se podía- lo siguió algo excitada ya, entraron y cerraron la puerta, soltó un pequeño gritó cuando este chico desconocido la estampó contra el colchón, vaya energía tenía. Se besaron con deseo y sin mediar palabras buscaba su coño entre el vestido y el lingerie que llevaba puesto.
-Esto estorba joder- Rasgo sin ninguna contemplación su vestido y retiró sus bragas dejándola expuesta. Lo veía a los ojos ¿Por qué le era tan familiar? Se volvieron a besar con más deseo y dio un brinco al sentir como dos dedos entraban en su coño sin pedir permiso, estaba húmeda por el hecho de que era más joven, nunca había estado con un chico tan joven como se veía este pero agradecía su vitalidad.
-Oh que fuerte eres- Le dijo para abrazarlo entre sus piernas, los dedos de aquel desconocido la taladraban con fuerza mientras su cuello era besado y mordisqueado, ella lo ayudó retirando todo el encaje para quedar desnuda frente a él, solo las medias y tacones. Se sentí puta y deseada por ese desconocido, una madre debería estar en casa no aquí cogiendo. Aquel pensamiento la excitó en sobremanera.
-Es usted una madura bien buena, mire estas tetas- las apretujaba en sus dedos para luego enterrar su cara en ellas, las lamia con deseo mientras acariciaba ese coño jugoso que escurría tan solo con tocarla –Sé que está prohibido pero ¿Cuál es su nombre?-
-Carola bebo ¿Y el tuyo?- Quedó petrificado al escuchar ese nombre, se quitó la máscara para luego ayudarla a quitársela de ella.
-Hijo…- Lo miró impactada pero no le dio tiempo a reaccionar porque su bebe ahora la volvía a besar con deseo.
-Ya cruzamos la línea, no hay marcha atrás- Abrió sus piernas de una manera muy brusca para destrozar los botones de su camisa, abrió su pantalón y la empaló con deseo –No voy a parar mamá, ni que me ruegues-
-Oh Ale.. jandro- Apenas y podía hablar por los gemidos que le producían semejantes estocadas, sus cuerpos chocaban con deseo mientras su labios se encontraban en besos apasionados. Por un momento quizo parar esta locura pero algo le decía que no, su cuerpo ansiaba a Alejandro, quería más de este encuentro prohibido. La giró y la dejó encima, joder esas tremendas tetas rebotaban en su cara, la abrazó con fuerza mientras ella lo cabalgaba con ansias, enterró su rostro en ese dulce y exuberante busto para chuparlas con fuerza mientras su polla entraba y salía de ese coño delicioso y apretado.
-¿Quién es tu dueño mamá?- La tomó de las caderas haciendo que se me moviera con fuerza y con mucha rapidez.
-Tu mi amor, eres mi dueño- Le dijo moviendo sus caderas en círculo para luego gritar al verse en cuatro. No le dijo nada, sencillamente tomo ese culo y lo empaló con deseo, más de 10 años sin sexo la habían dejado sumamente cerrada y ahora gemía de dolor al ver como la gruesa polla de su hijo la abría con deseo por detrás. Que puta había de verse, Alejandro la taladraba con mucha fuerza mientras lamía y besaba su cuello, joder que deliciosa mujer tenía en casa y no se daba cuenta. Aquel culo se dilataba más con cada estocada y ese coño escurría de una manera muy sucia.
-Mami que puta, mira como escurre ese coño- Le susurró al oído para meterle dos dedos en el coño y masajeárselo fuerte, gemía gustosa y empujaba sus caderas contra la pelvis de ese joven que había salido de ella pero ahora ansiaba como un loco estar dentro. En cada embestida se acercaba más al orgasmo por lo que la embistió lo más que pudo para correrse dentro de ese culo –Límpiala mami-
-Si bebe- Se giró para quedar arrodillada y comenzar a darle una mamada con muchas ganas, entraba y salía de su boca dejando rastros de semen en esta, que vigor tenía, aún estaba dura.
-Prepárala bien mamá porque te voy a dejar ese coño bien rojo- Carola asintió con ganas y apoyando sus manos en el suelo la engullía como una experta, no dejaba cabida, solo los huevos de Alejandro quedaban fuera. Joder jamás se imaginó que su madre diera semejantes mamadas, bajaba hasta sus huevos y los succionaba con ganas para luego golpear el tronco contra su cara, aquello lo estaba volviendo loco. La tomó haciéndole un moño y le comenzó a follar la boca sin piedad, las arcadas eran fuertes y sus ojos estaban llorosos –Cómetela entera mami- Le dijo para sacarla y meter dos dedos en su boca y moviéndolos la hizo tener una fuerte arcada que hizo que vomitara mucha saliva. Aquello tenía su coño escurriendo, siempre soñó con ser la puta de alguien no de su hijo, pero allí estaba dándole un oral intenso. La engullía con tanta fuerza que Alejandro gemía de dolor, estaba cerca de correrse por lo que la levantó y la dejó bien abierta en la cama. Se miraron por unos segundos y sin mediar palabras la penetró como un desquiciado.
-Oh bebe, te amo- Se besaron con mucha lujuria mientras que Alejandro la sostenía de las piernas y cogía su dulce coño con ansias ¿Por qué tenían tantas ganas? ¿Por lo prohibido? Gemía con mucha fuerza y aruñaba su espalda como una gata en celo, la polla entraba y salía de su coño haciéndola delirar en cada estocada, era gruesa, grande y jovial. Su apretado coño la recibía sin chistar y ansiaba ser llenado. Lamía sus hermosas tetas con lujuria, las mordía y gruñía como un animal, las embestidas eran tan salvajes que los cuerpos chocaban y la cama crujía. Lo giró y ahora ella cabalgaba ese cuerpo joven y duro, la abrazaba como un psicópata y mordía esas dulces tetas que brincaban con mucha fuerza, lo estaba montando como una potra salvaje, se movía con descaro y muy rápido, no podía aguantar mucho más se correrían y lo sentían ambos. En un fuerte grito Su coño recibió ese semen con gusto, se miraban silenciosos, sudorosos, cansados.
-Hijo… Yo…- UN fuerte besó silenció sus labios para luego mirarla.
-Nada mamá, ya pasó y lo disfruté mucho- Larguémonos de aquí.
-pero amor, que pena-
-Olvídalo mamá, de ahora en adelante me meteré a tu cuarto y te follaré como un animal, vamos a casa que mañana tengo un partido y debo dormir-
Tomo la camisa de su hijo para cubrirse, al llegar a la casa la montó encima del mesón para besarla con fuerza y bajar hasta sus tetas para morderlas y mirarla –Mía, mamá es mia y de nadie más- Aquellas palabras tan duras la volvieron encender, sin duda esto no acaba aquí…