Ideas de una Cenicienta

Algunas personas tienden a decir que la homosexualidad es un defecto, o miles de tonterías más con respecto al tema. No los entiendo, aunque no los juzgo, porque ¿Cómo vamos a juzgar algo que no conocemos? Solo sé que mis gustos son diferentes y que mi corazón esta prendado de Samantha.

Mi nombre es Edith. Me han contado muchos cuentos infantiles, desde Cenicienta, La bella Durmiente hasta Blanca Nieves. Cuentos de hadas lindos y perfecto...

Nací en la capital de mi país; Una ciudad industrializada, importante, con muchos avances… pero que ha pesar de todo me permitió crecer y vivir con la fantasía de la literatura infantil.

Hoy a mis 26 años es tanta la inseguridad que hay en mi país, que muchas personas ya no quieren vivir aquí, por tanta incertidumbre, por tanto crimen, por tantos secuestros, asesinatos y violencia injustificada, entre otras cosas. Tal vez no pueda hacer mucho, pero como Trabajadora Social, trato de ayudarlos de la mejor manera que puedo.

Convivo en mi trabajo principalmente con mujeres, gente desvalida y menores de edad. La mayoría de ellos víctimas de la violencia intrafamiliar.  No gano mucho, mi salario es poco. Pero vivo muy feliz porque al menos ya son varias las personas que veo sonreír. Mi interés esta principalmente en la gente humilde, porque muchas veces son las que menos oportunidades tienen de salir adelante.

Trato de defender las causas que me parecen difíciles, pero aunque en mi trabajo siempre soy objetiva y hago todo de manera realista, aun sigo soñando con la magia de los cuentos de hadas, con la única diferencia que la princesa no es salvada. Ella es la heroína, capaz de salir delante por si misma, en mi imaginación tienen algún dejo de mi personalidad: Fuerte y decidida, orgullosa y emprendedora.

Aunque no puedo decir que soy valiente para el amor. Estoy profundamente enamorada de la mujer mas maravillosa y tierna del mundo, la niña mas risueña y la mas inteligente. Al menos así la ven mis ojos; Ella es Samantha Quintero, una abogada que al igual que yo esta interesada por los casos difíciles y desesperados. Ella desde hace años es mi mejor amiga, mi confidente y casi hermana, al menos así me dice ella, dice que soy su hermanita a la que nunca dejar de cuidar

Es tan hermosa que la veo y mi corazón suspira de felicidad, nada mas me importa y todos mis problemas los olvido. Juntas hacemos un buen equipo, yo detecto los casos de personas en riesgo o vulnerabilidad, platico con ellos y hago una leve investigación. Después los casos yo se los canalizo a Samantha. Sé que ante el gran cuerpo de justicia nuestras alternativas de triunfar no son numerosas, pero tratamos de hacer lo mejor posible

Ayer vino a mi oficina Maryjose Plasencia, palideciendo porque acaba de vivir una pesadilla. A causa de que su hijo fue victima de un secuestro exprés. Traté de apoyarla con asesoría lo mejor que pude. Desafortunadamente la delincuencia esta a la alza y aunque tiene miedo de seguir con el proceso judicial, la exhorté a que siga. La justicia a veces será lenta, pero tengo fe en que el bien siempre triunfa.

Desafortunadamente hay muchas personas que sufren a causa de lo mismo. Como es el caso de Omar, un muchachito que fue asaltado con lujo de violencia. Afortunadamente parece que ese caso ya lo ganamos.

Suena ilógico lo que diré, porque los miedos a veces se sobreponen a la lógica. Sé que legalmente no hay ningún problema con la homosexualidad, y bueno, también sé que la sociedad debería de aceptarnos con plena libertad, debería pero no lo hace. ¿Por qué? Porque aun a la gente le es difícil aceptar a quienes son diferentes a unos. Llamémosle, inseguridad, rencor, trauma, o lo que sea; Pero no deja de ser discriminación.

Así que efectivamente me gustan las mujeres, pero no todas, como ya dije, estoy enamorada de Samantha mi mejor amiga y compañera de departamento. Ella al igual que yo es lesbiana,  la diferencia es que ella, no tiene ningún problema en aceptarlo, no es algo que lo sepa todo el mundo, pero si su familia y amigos mas cercanos.

Algunas personas tienden a decir que la homosexualidad es un defecto, o miles de tonterías más con respecto al tema.  No los entiendo, aunque no los juzgo, porque ¿Cómo vamos a juzgar algo que no conocemos?  Solo sé que mis gustos son diferentes y que mi corazón esta prendado de Samantha.

En ella solo puedo ver virtudes, pero yo amo su belleza más allá de su físico, mas allá de su fisonomía (aunque no dejo de ver lo perfecto que es su cuerpo) Yo amo su ternura, pero ¿Cómo le digo que la quiero tanto? ¿Como decirle que la veo como una mujer más que como una hermana?

Por si fuera poco, yo soy de escasos recursos, y ella es de clase social alta, goza de un prestigio notable, en ese sentido me siento tan diferente y tan inferior a ella. Hace unos meses que me sugirió me fuera a vivir a su casa, no es muy grande, pero si muy hermosa y ampliamente cabemos las dos. Mi habitación esta junto a la de ella, a veces me cuesta dormir imaginándola del otro lado de mi habitación, durmiendo… con su respiración tan calmada, su bello rostro descansando. Algunas veces no cierra su habitación y cuando duerme desde la puerta de su cuarto la miro, la contemplo, la idolatro, me pierdo en mis sueños; muriendo y viviendo al mismo tiempo a causa de ella.

Paso grandes minutos contemplándola e imaginándola.  A veces es como si sintiera cuando e baña, la imagino duchándose, acariciando su cuerpo con su jabón, a veces quisiera ser el agua que cae de la regadera, como la inunda y admira con su humedad; Como es besada y acariciada con cada molécula de su bella piel.  Me pierdo ayudándola a vestirse ¡Pero solo en mi mente! Envidio su ropa tan exquisita acariciando su perfumado y suave cuerpo.

Samantha tiene algunas amigas, pero hay una que se ve es muy liberal y atenta con ella. La visita cada vez que puede y sin disimularlo la abraza y le dice cosas muy cariñosas; Al principio veía a Samantha incomoda pero yo al no poder evitar los celos, sentí como que mi amiga se dejaba mas hacer.

Todas estamos en confianza, pero cuando se acarician yo prefiero retirarme, alguna vez Samantha se dio cuenta, intento detenerme y creí ver un dejo de tristeza en su rostro, pero al negarme yo a regresar rápido se fue con su amiga…  Al momento de oír cerrar la puerta, rompí a llorar desconsoladamente.

Ya imagino lo que sigue: besos, caricias, juegos amatorios y liberales. Ya los “estoy viendo” tiernos y apasionados. Demostrándose su entusiasmo y las locuras en medio de unas copitas.

Todo lo que se les ocurriera está permitido, si tan solo… ¡Si tan solo me atreviera a hablar con ella! A decirle lo mucho que la amo, muero y desespero por estar con ella.

Pero lo que pasó esa noche con su amiga no fue lo peor. Sino fue su llegada cuando ella me pretendí contar con lujo todos los  detalles de lo que hacia, repito nada es malo, pero saberla con besos y caricias, saber que su ropa desaparece cuando ellas se quedan solas entre las tinieblas

Se tantos detalles íntimos de ella, sé que es tan apasionada y a la vez tan tierna, que no puedo evitar vivirlos y sentirlos. Cuando estoy sola me gusta recrearme en mi intimidad soñándome con Samantha, convertirme en su amante, su adoradora de su cuerpo… pero cuando despierto sé que ella esta del otro lado de mi cuarto, durmiendo o fantaseando con… ¡ojala fuera conmigo! pero desgraciadamente eso es solo en mis sueños.

Últimamente ha estado saliendo mas a menudo con ella, se nota que se quieren mucho, algunas veces ella ha pasado la noche en su casa. O mi querida Samanta en la casa de ella. Comienzo a creer que la estoy perdiendo. Es una gran mujer, una gran persona, pero hay un gran abismo entre ella y yo. ¡Como quisiera decirle que la amo! pero no me animo, no me atrevo.

Si quisiera vivir con ella tendría tan poco que ofrecerle. Imagino que a su lado querrá una chica con dinero y a su altura. Alguien de clase y sociedad, no una pobre trabajadora social que nada tiene y poco sabe de etiqueta. Como dicen no importan las buenas intenciones sino saberlo hacer. Además que no puedo dejar de olvidar que me dice “hermanita”.

Así he pasado un año viviendo con ella, Ella ha seguido viendo a la otra mujer, aunque no son novias a mí no deja de dolerme. Me dice que son solo amigas, pero la verdad que salen muy frecuentemente.

En mis noches de soledad o peor, cuando ellas duermen juntas, mi vida la siento que es un infierno, tanto, por lo que oigo, lo que imagino, lo que intuyo ¡y lo que mi corazón siente! Tengo que morderme los labios para no llorar, tengo que aguantarme las ganas locas de correr fuera de la casa y no regresar jamás, pero amo a Samantha y estoy con ella para al menos mirarla sonreír.  Aunque mi vida se me vaya soñando con hacerle el amor.

Un día me dijo:

—En algunas semanas organizare un baile de mascaras. Estoy muy emocionada, quisiera me ayudes a organizarlo. Irán mis mejores amigas y por supuesto quiero que vayas tú, nos divertiremos mucho y…

—Pero yo no sé de etiqueta— la interrumpo apenas dándome cuenta de lo que decía.

—No importa— dice emocionada— yo quiero que tu vayas, te enseñare lo que sea necesario.

—Pero…

—¿Iras? Es muy importante para mí— le note un brillo en sus ojos.

Un brillo que la verdad me llenó de miedo y más por reacción que por inteligencia o deseo grite: —¡No quiero ir!— Samantha me miro admirada por mi reacción. Quise componerlo hablando más pausada— La verdad no me gustan esos bailes, lo siento pero no iré.

A pesar de que quise arreglar las cosas vi que Samantha bajo la cabeza y desilusionada dijo:

—Está bien discúlpame no quise presionarte… Adiós hermanita

—Sami… yo…

Y sin esperar mas se fue, mire su rostro al cerrar la puerta de su casa y note una gran desilusión, una gran tristeza. Quise correr hasta ella y abrazarla. Pero no lo hice, la cobardía ante descubrir mis reales sentimientos, pudo mas que yo.

Se fue y como una estatua me quede, llorando y suspirando. Dios mio aun no alcanzo a comprender como es que… ¿por qué lo hice?

Tenía tantas ganas de ir con ella, de verla tranquila y sonriente, pienso y medito en la opción de ir al baile, pero pienso en ella y en lo mucho que significa el baile, le da mucha importancia: aprovechara para tratar de conseguir apoyos para la gente más necesitada. Ira gente importante, de su esfera social. Algunos políticos y personas significativas de negocios ¿Qué hará una sencilla trabajadora social ahí?

Definitivamente lo mejor es que no vaya de seguro la pondría en ridículo, y a la larga terminaría odiándome. Ese día Samantha no fue a dormir, no me extraño mucho. Lo hace de manera regular, pero me hizo mucha mas falta que de costumbre

Era como si un vacío se adueñara de mi cuerpo, como si un abismo me carcomiera, no comprendí como es que yo soy tan valiente para unas cosas pero tan cobarde para el amor

Paso un día, y Samantha no viene a la casa, paso otro y sigo sin verla, sin una llamada, sin nada. En mi trabajo tampoco la veo, trata de mandarme los documentos necesarios con su secretaria. Ese rechazo me duele muchísimo, más de lo que me puede decir con palabras. Para no incomodarla yo también evito encontrarla, así que todos los asuntos laborales se ven entre intermediarios.

Prácticamente parece que Samantha y yo nos dejamos de hablar. Nunca creí le doliera tanto mi rechazo. Me siento tan avergonzada, creí que lo mejor seria irme de su departamento. Esa noche no dormí. Entre lágrimas, maletas que tengo arreglar y sobre todo mirando su fotografía y un corazón que urge componerlo… elegí irme de su departamento a la mañana siguiente.

No le avise, no le dije nada, simplemente una pequeña nota le deje en la sala... y Salí, con lagrimas en los ojos, con mi corazón sangrante y sintiendo mi alma la dejaba en aquel departamento que a pesar de todo tan feliz me hizo

Paso un día y no la vi, paso otro y luego otro y parecía que el destino nos había dejado claro que no nos veríamos nunca mas. Trato de resignarme a no estar con ella

Pero un día al pasear por un parque, al que fui solo para consolar mis penas me la encontré con esa amiga a la que tanto había frecuentado. Para mi más que su amiga era su pareja, pero bueno Samantha nunca la había dicho así. Nos encontramos casi de frente, mi cuerpo quería temblar, sentí que si seguía junto a ella mis nervios me traicionarían y tenía miedo de cometer un error. Ella la vi con intenciones de hablar conmigo sus ojos brillaron.

Me retire casi corriendo. Sentí que se me iba el aire, me senté en la primera banca que encontré y vi frente a mí caminar a Samantha con la otra chica, la tomo de la mano y a escaso metros de mi la besó, fue un beso largo y profundo, de tierno paso a intenso.  Sentí que me moría, trate de fingir que no pasaba nada. Cuando Samantha se retiraba me lanzo una mirada como si con ello despidiera fuego…

Capítulo 2 (Final)

El gran amor de mi vida y su acompañante se fueron yendo. Eso  rompió mi corazón pero intente hacerme la fuerte.

Evidentemente Samantha con su gesto algo me quiso decir. Pero en ese momento no pude o no quise comprenderlo… ¿Sera que me ama? Yo…yo no puedo hacer nada por estar a su lado. Soy muy poca cosa para ella, merece a alguien mucho mejor… y además… además me ve como hermana; Definitivamente estoy equivocada en mis apreciaciones.

Me fui a mi modesto departamento y como siempre intente desahogarme escribiendo. Las letras son mi debilidad. Trataba de hacer una carta pero más parecía una prosa poética… Escribí su nombre una y mil veces seguido de “Te amo… Te amo”. No recuerdo que otras cursilerías le conté. Lo cierto es que me desahogue de todo a todo.

Esa noche Sam fue la chica de mis sueños y deseos, esas curvas no pudieron hacer otra cosa que estragos en mi ser, derramando sensualidad, pensé en ella y sus excelsos senos. Ya mordía sus aureolas, su parte íntima era presa de mis instintos. Mientras que las palabras más pasionales no paraban de salir de mí.

Lo único malo… ¡Que eran solo fantasías!

A la mañana siguiente tuve que ir al trabajo, pero hice todo lo posible por no encontrármela ¿Por qué? Tal vez un tonto orgullo.

Siempre llegaba a mi casa y lo primero que hacía era escribir poemas y cartas de amor. Empezar a escribir se convirtió en mi refugio en mi manera de desahogarme

« ¿Y si le mando todo lo que escribo? » Lo pensé alguna vez. Pero solo de recordar que sale con alguien más, rompí a llorar. Así que con el transcurso del tiempo mis cartas eran solo para mí.

Sin embargo no podía quedarme tanto tiempo callada, aunque sea de alguna manera tenía que decirle lo mucho que ella significa para mí… Movida por un gran y creciente impulso, escribí la más tierna y apasionada historia de amor que pudiera imaginar:

La hice... sin pensarlo, sin razonarla. Solo me movían los deseos y las emociones, movida por el gran embrujo de amor del que era poseída; expresándole cuanto la amo, cuanto la deseo, cuanto todo… quise tanto firmar con mi nombre, pero algo me hizo detenerme.

Solo firme:

“Atentamente

Perla… Negra”

¿Por qué escribí Negra? No lo sé, ni siquiera hoy comprendo el significado. Ha de ser porque a ella le gusta mucho vestir de color negro, porque… porque simplemente el color negro es tan elegante, tan sofisticado, tan enigmático

Al día siguiente temblando pero decidida me acerqué a la oficina de mi amor secreto. Tan peculiar pero sincera declaración de amor pero sincera declaración de amor… era una carta sencilla, perfumada con una dulce loción a rosas… No lo pensé dos veces, lance la carta debajo de la puerta... y me fui temblando. ¡Dios! ¿Qué acababa de hacer? Simplemente me deje llevar por mis impulsos… Pero bueno ya lo había hecho, corrí a mi oficina y con mi corazón a mil por hora espere a que pasara Samantha rumbo a la suya.

Ya nada más ocurrió: Solo la misma rutina de siempre… ¡Lo que hubiera dado por saber la reacción de Samantha al leerla! Pero era más que obvio que no podía preguntarle. Pasaron dos días, y nada extraño o anormal veía en su comportamiento.

«Tal vez mi carta no le gustó» fue lo primero que pensé, pero algo dentro de mí no me dejaba tranquila. Pasaron los días y aunque veía poco a Samantha la notaba normal, bueno a veces creía sentir que me miraba de vez en cuando.

En esos días como cosa a propósito me encontré a Olga, una amiga de la facultad: — ¡Hola Edith! Que gusto verte. Me abrazó con fuerza, yo correspondí con la misma intensidad. La plática se dio entre las dos, fue muy amena. Fuimos a un bar gay y poco a poco comencé a desinhibirme. Las copas hicieron su efecto  y ya estaba besándome con mi amiga. Los deseos se hicieron latentes “tantos meses sin sexo hicieron lo suyo” Veía a mi amiga tan sexi y pasional que… Bueno, una  entrada al motel, sus curvas, la ropa fuera y… todo terminó en una noche de pasión.

Decidí que ya era tiempo de olvidar a Samantha, por lo que comencé a salir con ella. Pero la determinación no me duró por mucho tiempo. Unas semanas llegue a mi casa y presa de la desesperación rompí a llorar; Comencé a escribirle otra carta, firmada igual “Perla Negra” esta carta era más dulce y más tierna. Al igual que la otra vez la avente por debajo de la puerta

En ese día, todo fue diferente la vi más emocionada, con un pretexto cualquiera fue a mi oficina, me hablo de trabajó y como haciendo creer que se le escapó me dijo que tenía una admiradora secreta. Mi corazón casi se volcó de cabeza, latió aceleradamente y bueno, Samantha estaba muy cerca de mí hablándome de su admiradora y yo sintiendo que me moría.

Me excuse con lo primero que se me vino a la cabeza, salí de mi oficina y camine, sin saber a dónde, solo quería tomar aire, quería aclararme las ideas y decirle «TE AMO»  «pero yo no le convengo me respondía yo sola después.

Dure no sé cuánto tiempo fuera de la oficina. Cuando volví Ya no estaba. Al día siguiente no podía concentrarme en mi trabajo, no hacía más que ver la fotografía de Samantha. Comencé a escribirle otra carta « ¿Y si se la mando por correo electrónico? »  Tal vez así podamos entablar mejor comunicación, pero me detuve… Ella pudiera rastrear mi IP de mi computadora y entonces si me sentiría perdida.

Hice la carta normal, agregándole como las anteriores, detalles tiernos como dibujos de corazones, pintándole algunas cosas y sombreando palabritas, la verdad que me sentía como una adolescente ¡pero nada me importaba!

El tiempo siguió su curso, yo le mandaba una carta diario. A veces me portaba más pasional. Y en ocasiones me portaba un  poco más atrevida. En fin, que como PerlaNegra hacia lo que no podía como

Una vez me aventure a dejarle una rosa debajo de la puerta. A diario iba Samantha iba a mi oficina y me platicaba con gran ilusión de su enamorada secreta, afirmaba que evidentemente la conocía muy, muy bien. Decía que su corazón se lo estaba ganando.  «Si supieras» me decía a mí misma

¿Por qué era tan insegura?

A veces quería parar este juego de la enamorada secreta, sentía que a ningún fin podría llegar, pero tampoco podía dejarle de decir cuánto la quiero. Los días siguieron pasando, los detalles y cartas de PerlaNegra continuaron. En esa ocasión me tocó ver como Samantha pasaba por mi oficina riendo y platicando con esa rosa que yo le di con todo mi amor.

Era una tortura deliciosa saberla emocionada por mis detalles, pero sin embargo yo no me sentía digna para acercarme. «Muchas veces me dijo que era su hermana» Me lo repetía sin cesar.

Al día siguiente cuando estaba por mandarle la carta, vi un sobre pegado sobre la puerta de su oficina que decía:

“Para: PerlaNegra”

Sentí que mi corazón se salía de mi pecho por el nerviosismo, la tome con manos temblorosas y corrí a mi oficina

Nerviosa lo leí y en pocas líneas decía:

“Gracias por tan hermosas cartas, me tienes completamente fascinada. Quisiera por favor saber más de ti. Conocerte al menos un poco más… Ve por favor al baile de la próxima semana. Me encantaría que fueras.

Tú y yo sabemos quién eres

Yo también te amo

Samantha”

En el sobre también estaba un boleto para dicho evento… tome el boleto, lo mire una y otra vez girándolo sobre mis dedos y lo guarde de nuevo en su sobre. Leí su cartita mil veces, parecía que quería aprendérmela de memoria, no podía creer lo que decía, definitivamente tenía yo que estar soñando.

Un problema había conmigo, uno muy fuerte que yo no podía enfrentar, me sentía inferior a Samantha. Ella quería que yo fuera al baile, me lo pidió bajo mis dos identidades, pero de ninguna manera podía ir. Ella merece a alguien mucho mejor que yo. Cerré el sobre y di por terminado el asunto.

Pero mi corazón no dio por terminado nada. Me sentía más triste y sola que nunca, decidida estaba a hacer feliz a Samantha, y conmigo no lo podía lograr.

Al día siguiente ya no le mande ni carta, ni detalles, ni nada… Un día después al pasar por la oficina de samanta, vi por debajo, un sobre que decía “Para PerlaNegra” apresure el paso nerviosa sin fijarme por donde iba, cuando me doy cuenta que casi choco ¡Con Samantha!

No le di tiempo a que me dijera nada, fui corriendo desesperada y me pongo a llorar como una niña en los baños, no me importaba en ese momento nada, solo quería sacar todo mi dolor y frustración. Quería estar con ella, pero no podía, sabía que era una tontería el hecho de sentirme menos que ella solo por mi posición económica. Es una estupidez, yo lo sé, pero mientras más alejada de Samantha estoy; más sola y vacía me siento.

Una tontería, pero así me sentía y así era. ¡Una tonta incapaz de luchar por la mujer que amo! Ideas que me fueron plantadas por un padre machista que además solo se preocupa por el que dirán. La sociedad, ah los niveles sociales, les damos mucha más importancia de la que tienen y ni siquiera existen

Hablaba sola en el baño y decía cosas como estas sin querer, no me importaba nada de lo que estaba pasando solo me quería desahogar… creí sentir que alguien está en las fueras, quise ver quien era, pero de pronto ese alguien se alejó presuroso o presurosa… En ese momento la cordura vino a mí. Me seque las lágrimas y fui a mi oficina, al pasar por la de Samantha no m fije en el sobre, ni que la oficina estaba cerrada

Definitivamente me sentía mal, muy triste, descorazonada. En fin, todo siguió sin más cambios por ese día.

A veces Samantha pasaba por mi oficina y me volteaba a ver. Su mirada se veía triste, y la mía mucho más, pero ninguna de las dos nos decíamos nada.

Llego el fin de semana y decidida estaba a no ir al baile… El gran día se presentó, y una hora antes del tiempo en el que estaba previsto el inicio del mismo. Oí que tocaron la puerta, abro vuelta un mar de lágrimas, pues… esa noche estaba inconsolable al creer que perdí a Samantha para siempre.

Abrí la puerta y vi a una hermosa mujer con un largo vestido de baile, todo negro, pero hermosamente elegante y con un antifaz

—Vengo a verte PerlaNegra

Yo me puse pálida, quería que el cielo me tragara...  Nunca había imaginado que estaría en la realidad frente a Samantha y sin embargo ahí estaba

Se quitó el antifaz y me miro de una manera tal que me hizo estremecer. Casi me voy de espaldas por la impresión. Estaba hermosísima.

—Sam yo… estas equivocada…

—Edith— Me interrumpe— Desde siempre supe que eras tú, desde tu primera carta. Tus sentimientos y manera de expresarte tan hermosa y romántica no podían ser de otra persona. Nunca lograste engañarme

—Pero… yo no soy ella— insisto

—Calla por favor y ya no te alejes de mí…. — toma mi mano— Yo también te amo y quiero que seas tú misma. ¡Acéptate que yo lo hago desde hace mucho tiempo…! Desde que vivías en mi departamento

—Pero… ¿y tu amiga?

—Ella era solo para celarte— Dice mientras me acaricia las manos mirándome fijamente a los ojos— Nunca hiciste caso a mis insinuaciones ni nada. Quería que te dieras cuenta de cuanto te amo, pero al parecer ninguna de las dos nos supimos expresar

Sin darme tiempo a responder, me da un gran y dulce beso... ¡El mejor que me han dado en toda mi vida!

—Yo no te convengo— le dije retirándome— tu eres de alta Sociedad y yo…

—Tú eres de la misma sociedad que yo… No pienses en esas nimiedades ¿cómo es posible que luches tanto por personas desamparadas y no te preocupes por tu misma persona? No te fijes en cosas insignificantes, vine por ti para llevarte al baile y que todos sepan que ¡Eres mi novia!

— ¡¿Qué?!

—Quiero que seas mi novia… las dos llevamos mucho tiempo amándonos.

Yo no podía decirle nada, las palabras no me salían. Simplemente estaba admirándola en silencio

—Te dejaría en ridículo— Dije al fin

— ¡No puedo creer que aun tengas ideas del siglo pasado…! por favor no me digas que no… No dejes ir tu felicidad por unas ideas tontas… Ideas que no significan nada, que solo son cadenas que nos aprisionan y no nos dejan ser libres…

Dos horas más tarde, entrabamos Samantha y yo al gran salón tomadas de la mano y con la promesa que lucharíamos por siempre por nuestro amor