Idas y vueltas. 1
En memoria de las noches que pasé inventando una historia.
Primera parte
Yo había estado muy ansiosa la noche que pasaba. No logré conciliar el sueño y contar números, ovejas o cualquier otra invención que utiliza la gente no habría ayudado demasiado. Mis pensamientos se resumían en potentes atentados contra el destino. Mis pensamientos iban una y otra vez a lo que había sido el verano, y en general, los últimos tres meses.
Hace tres meses no me encontraba preguntando si el destino existía. Sólo sabía que estaba perfectamente perdida en los hermosos rasgos genéticos que se hallaban en los ojos de Simona.
1
Hace tres meses.
Me encontraba emocionada con lo que respecta a ese día. Habían terminado las evaluaciones del último semestre del año. No más arduas horas estudiando, no más café inyectado a la fuerza, no más deberes. Significaba descanso. Significaba que las ojeras que aparecieron por las noches en que reemplazaba la almohada por un libro se irían. Los azules visores volverían a adquirir el brillo que traía la alegría del verano, de las juergas, la diversión de la playa y los amigos.
-Llevo prisa, nos vemos esta noche chicas - dijo Camilo, mientras arrastraba su mochila a la espalda para marcharse apurado.
Camilo, Ámbar y yo éramos amigos desde que había iniciado el camino del saber y buenas costumbres en la escuela. Camilo era un chico atlético y bien parecido, alto de pelo castaño y sonrisa amable. El tipo de chico que suele tener muchas conquistas por su cercanía a la mano de Dios…
- ¿Él está actuando muy extraño no crees?- cuchicheó Ámbar.
Ámbar era la chica que intentaba escaparse de lo que las demás querían ser. El prototipo de mujer hueca e inteligente ella lo reparaba con inteligencia y originalidad. Aunque no tenía nada que envidiar a ninguna. Lo digo yo, admirada de su belleza. Sólo como amiga, claro.
-Dijo que quería presentarnos a alguien hoy- respondí tratando de contestar a su intriga.
Por último estaba yo. La chica diferente que por consecuencia hacía interesante nuestro grupo también. Yo no aceptaba citas, yo podría simplemente haber pasado un día completo viendo películas de ciencia ficción en compañía de mi cama. A mí no me iban los hombres y si, con eso intento decir que si me iban las mujeres. Aunque tampoco salía con ellas. No había relaciones, ni amores que marcaran mi corazón, no más que encontrones, pequeñas aventuras que significaban la experimentación.
Yo comencé a creer que soy del tipo que no le tomaría tanta dificultad salir con alguien. No es que sea toda una modelo, pero tampoco soy horrible. Es sólo que no me llamaba la atención y era todo lo que necesitaba saber.
-Bueno, hoy lo descubriremos. No faltes Paula, adiós - Dijo Ámbar, despidiéndose y tomando rumbo a su casa que quedaba a unas cuantas cuadras de la mía.
Cuando me encontraba ya en mi casa comencé a sentirme curiosa por fin por lo que Camilo me había dicho sobre presentarnos a alguien. Si se trataba de una chica era demasiado extraño, él no iba por ahí formalizando relaciones con nadie en especial.
Esa noche lo descubriría…
2
Llegamos yo y Ámbar al pequeño bar que reunía a algunos jóvenes de la ciudad y digo algunos porque bueno, era un ambiente que se alejaba de la tendencia que existía en aquel entonces. La alternativa que nosotros buscábamos era música de buen gusto, que remontaran a épocas de tragos, butacas rojas y algunos tontos que se creían intelectuales.
Esperábamos encontrar ahí a Camilo, sin embargo ni señales del personaje en alguna parte. Recuerdo la urgencia por utilizar un baño en ese mismo instante. Era una misión de vida o muerte. Dejé un segundo a Ámbi, ( si, así le decimos de cariño ) para buscar mi objetivo. En eso que entro, la hago cortísima, veo mi imagen en el espejo y salgo, pasó lo mejor que me podría haber pasado en ese u otro momento; la veo a ella. Discutiendo quién sabe qué cosa con un hombre, pues en ese momento no sentía conexión con el mundo a mi alrededor, sólo podía ver caras, formas moverse. Sólo podía ver una mujer intentando sutilmente no hacer un escándalo y era simplemente encantador.
Y entonces me perdí entre Woman in Chains que sonaba de fondo y su imagen. La potente luz que provenía del umbral del baño detallaba perfectamente sus rasgos. Precioso cabello, preciosa silueta, preciosos ojos. Yo estaba totalmente jodida.
-¡Déjala imbécil!- mi mágico momento se vio frustrado por la voz de mi mejor amigo gritando e insultado al hombre junto a la chica, entonces, puse pausa para entender que estaba sucediendo.
El idiota salió dando insultos y Camilo abrazó a la chica. Sólo entonces pude ver que significaba todo esto, recordé a mi mejor amigo queriendo presentarnos a alguien y bueno, mi corazón se estaba quebrando y no lo estaba disfrutando.
-¿Paula?- captó mi atención, por fin dándose cuenta que yo estaba ahí. –Paula, yo estaba buscándolas ¿Dónde está Ámbar?- preguntó preocupado.
-En la barra- le respondí, tratando de beber el presente mal trago que me dejaba verlo a él junto a ella. Ella intentaba pasar la angustia que le había generado el altercado. Comenzó a mostrar curiosidad.
Camilo me animó para que les acompañara a la barra a buscar a nuestra amiga. Yo obedecí en silencio tratando de derrumbar mi cara de frustración intentando parecer ansiosa.
-Por fin las tengo a todas juntas- exclamó Camilo, notando que ya habíamos llegado al encuentro de Ámbar – bueno, chicas, yo quería presentarles a Simona, mi novia- anunció con una sonrisa y el pecho muy inflado, al parecer.
Con que Simona. No sé si estaba lo bastante encantada con aquella chica pero jamás me había puesto a pensar en la buena sintonía que hacía un nombre con la propia persona. A ella, sólo a ella le quedaba perfecto ese nombre. La hacía aún más especial.
Y por primera vez después de algunos segundos noté el detalle. Camilo dijo que era su novia. ¿Qué se supone que sucedió ahí? yo estaba lo bastante segura de que Camilo no tenía novias.
-Hola, soy Ámbar- interrumpió mi mejor amiga con su presentación – Un gusto, creo que Camilo nos tenía una gran sorpresa- mirándolo como diciendo ¿Cómo sucedió esto? (al igual que yo).
-Yo sólo quería encontrar el momento indicado- decía Camilo tratando de explicar y entonces me miró esperando que dijera algo también. Algo amistoso suponiendo por su cara de terror.
Y yo sólo quería decir “hola Simona, creo que eres la mujer más hermosa que he conocido, mi mejor amigo es un idiota. Un idiota guapo, afortunado, pero idiota. No te merece, ahora, corre por tu bien.” No dimensiono lo horrible amiga que habría sido.