Ibiza (parte2)
Continúa el apasionado encuentro entre los dos desconocidos. Ahora desde el punto de vista de ella.
2
Cruzo la calle a toda prisa agarrando a Luis de la mano, desesperada por ser follada cuanto antes. En un escaparate veo su reflejo, mirándome el culo y con una erección enorme abultando en sus pantalones. ¡Que polla tiene el cabrón joder!. Me tiemblan las rodillas nada más verlo, igual que la primera vez que lo vi en la playa nudista apenas tres horas antes, cuando mi amiga Laura intentaba consolarme de la ruptura con mi novio.
- Pero si Fernando era un gilipollas- me decía Lau- además, ya han pasado dos semanas, aprovecha para disfrutar de las vacaciones y tírate a cualquier tio bueno, que con ese cuerpazo tienes a quien quieras.
Lau seguía hablando aunque yo dejé de escucharla cuando vi salir a Luis del agua. Descubrí su cuerpo poco a poco, lo apetecible de su cara de tio curtido, con su barba de tres días, su espalda ancha y unos pectorales deliciosos. Con un tatuaje tribal que le cubría desde el cuello hasta el hombro y un piercing en el pezón q invitaba a morderlo. EL agua seguía descubriéndole y me relamí con sus abdominales marcaditos. Calculé desde esa distancia que era un tío enorme, me sacaba tres cabezas por lo menos, me imaginé como una muñequita en sus brazos. Y entonces emergió su polla del agua. Enorme, incluso para su altura. Gorda y morena, con su vello publico depilado, para poder verla en toda su extensión. Tuve que cruzar los muslos porque la humedad en mi chochito desnudo fue instantánea. Notaba el la hinchazón de mi coño mientras veía alejarse ese culito duro que daban ganas de azotar.
Laura seguía hablando, boca abajo en la arena sin percatarse del tiarrón que acababa de pasar.
- Ya verás, esta tarde hay un fiestón en una terraza que te va a hacer olvidar tus penas.
Yo me sentí mucho mejor, pero no fueron las palabras de Lau las que me consolaron, fue mi chochito pidiendo guerra. Lo entendí enseguida. Yo llevaba dos semanas sin Fernando, pero de mal rollo llévabamos mucho más. Lo que significaba que hacía dos meses que no follaba, que no tenía mi ración de sexo diaría. A Fernando sabía exprimirlo bien, y la repentina sequía después de años de polvos continuos me tenía desesperada. Mis prioridades cambiaron en ese instante. Ya no echaba de menos el cariño o los momentos de ternura con Fernando. Estaba hambrienta de sexo.
Por eso cuando le volví a ver en la fiesta de la terraza me lance a por él como una gata en celo: lo quería para mí y lo quería cuanto antes.
Nada más entrar al portal del edificio, suelto la mano de Luis para agarrar su polla a través de la tela. Le guío así hasta la puerta del apartamento, con mi tanguita empapado al comprobar que apenas puedo rodear su miembro duro con mi mano. "Me va partir en dos" pienso mientras me abraza empujando su aparato contra mis nalgas cuando intento torpemente abrir el cerrojo. "Me va a partir en dos" pienso cuando veo nuestro reflejo en el espejo de pared frente a la entrada. Me veía muy pequeñita al lado de esa bestia que me sujetaba fuertemente con sus brazos de gorila. Con un gesto de su mano desabrocha el botón de mi minifalda, q cae al suelo. Mis labios hinchados se marcan contra la tela del tanga, que está semitransparente por la humedad. Luis se fija en el tatuaje que tengo sobre la rajita, justo dónde debería haber pelo: una letra F, por supuesto de "Fernando", mi ex. Era una niña tonta enamorada cuando me lo hice; nada que ver con la mujer ansiosa de sexo que veía ahora reflejada.
¿Y esta F qué significa?- Me pregunta acariciando el tatuaje. Mi cuerpo se eriza por la proximidad de su mano áspera en mi sexo.
Fóllame.
Sin quitarme el tanga me agarra el coño con su mano y mis rodillas tiemblan.Me rodea con su otro brazo y me empuja contra el espejo; pongo mi culo en pompa buscando su polla. Muevo mis caderas bailando con su mano en mi sexo.
Mírate- Luis me coge del pelo y tira de él haciéndome levantar la cabeza. Miro mi cara de viciosa reflejada en el espejo, con el pelo enmarañado tapándome media cara, mordiéndome el labio con ansia. Mi pecho respira agitado, mis pezones duros clavándose en el bikini
Estás chorreando.
Sube su mano y mete los dedos en mi boca, llenándola. Los chupo mirándole, con ansia hasta casi atragantarme. Noto el sabor de mis jugos mezclado con el de su piel. N
oto su polla en la entrada de mi coño, empujando contra la tela de mi tanguita. No sé en que momento se la ha sacado. La miro por primera vez en el espejo, morena y gorda,enorme, dura como una piedra, monstruosa entre mis muslos. Presiona fuerte, haciendo que el tanga se tense dentro de mí, noto su glande en la entrada de mi cuevita y gimo ansiosa empujando mi sexo contra el suyo, intentando rasgar la tela. Veo sus ojos clavados en mi, en mi boca babeando mientras me la viola con su mano.
Luis endereza su enorme cuerpo, haciéndome poner de puntillas empujando en mi coño con su polla. El tanga tira de tal forma que me aplasta el clitoris.
Mi coño está abierto, palpitando, chorreando en su miembro, pero la tela aguanta. Me muevo ansiosa, jadeando.
¡Métemela ya cabrón!- le suplico mordiéndole los dedos.
Joder puta- Luis empieza a empujar con más fuerza- Me estás poniendo muy cachondo. Cuando te la clave te juro q te rompo en dos.
Lo sé... -se nota la desesperación en mi voz- hazlo ya, por favor.. fóllame ya... lo necesito
Saca sus dedos de mi boca y empieza frotar fuerte mi clitoris por encima del tanga. Nunca habían tratado mi botoncito de forma tan ruda y nunca lo había necesitado tanto. Mi cuerpo se tensa, mis jadeos se transforman en gritos.
No aguanto más... me corro.
T
odo lo demás deja de existir, el placer me recorre entera, un escalofrío de gusto partiendo de mi coño, extendiéndose violento por todo mi cuerpo. S
oy suya, soy de su mano, soy de su polla.
Su polla... Luis aparta a un lado mi tanguita con su mano y me la clava entera. Todavía estoy corriéndome cuando la veo desaparecer dentro de mí en el espejo. La noto dura, contra mis entrañas, gruesa, llenándome entera.
Sus dedos ahora están directamente en mi clítoris hinchado, sin tela en medio, moviéndose rápido. Su polla no, su polla está dentro quieta, abrasándome, ensanchando mi chochito, haciéndolo palpitar. Mi orgasmo se intensifica. No puedo con tanto placer.
Gimo como una perra.
Mi cuerpo empieza a temblar de gusto. Me falla la fuerza en las piernas, y apoyo todo mi peso sobre su verga. Luis hace una mueca de placer.
- ¡Qué coñito mas estrecho tienes dios! Me estás ahorcando la polla.
Y empieza a bombear. Fuerte, levantando todo el peso de mi cuerpo con cada embestida. Grito descontrolada. EL cabrón sabe follar, su polla atravesándome está llevando mi cuerpo al límite de nuevo. Quita su mano de mi coño y la chupa mirándome con vicio.
- Mmmm... tenías razón... dulce como un melocotón.
Agarra mis tetas con rudeza y me la clava más duro. Más rápido. Como un martillo pilón ¡Dios, me va a reventar! Mis piernas ya no tocan el suelo en ningún momento. Vuelvo a mirarle en el espejo; sus músculos están totalmente tensos, su enorme cuerpo brilla por el sudor. Sé que está empleando toda su fuerza en follarme. Es insoportable tanto gusto, mi corazón está a mil por hora, empiezo a patalear en el aire, noto que me viene un orgasmo descomunal. Empiezo a respirar cada vez más rápido.
- ¡Me estás matando, joder, joder! ¡Sigue cabrón! ¡Sigue! Fóllame cab...
Me agarra del cuello y aprieta justo cuando empiezo a correrme. Me corta la respiración cuando más lo necesito, para coger aire, para gritar, para gemir como una perra. Es como si quitándome el aire no diera vía de escape al orgasmo, como si me obligara a tenerlo dentro, prolongando el placer, multiplicándolo... Mi cuerpo empieza a convulsionarse, tenso, mi coño se contrae y afloja con fuerza alrededor de su polla, como queriendo ordeñarla. Es demasiado. Me estoy asfixiando y el aire es lo de menos.
Y entonces me suelta el cuello. Cojo aire. Gruño de placer como una bestia.
Mi coño da latigazos por todo mi cuerpo.
Estoy llorando de placer, con la cara desencajada. Me saca su pollón y caigo al suelo boca abajo. Todavía la noto dentro, todavía mi coño se abre y cierra con fuerza, como si me follara el aire. No puedo controlar mi cuerpo; las caderas se mueven solas, con fuertes espasmos, noto como mi coño expulsa con fuerza mis jugos. Jamás me había corrido tan fuerte. Me pongo boca arriba en el suelo, mientras poco a poco mi cuerpo se va calmando. Le miro: me está observando, deleitándose en los últimos estertores del mejor orgasmo de mi vida... sus músculos perfectos... su cara de vicio.
- Eres la cosita más morbosa que he visto en mi vida, Carol. Me duele la polla de lo dura que la has puesto.
Me arranca un gemido sólo con sus palabras. Su verga está hinchada, enorme, venosa y brillante, empapada de mi coño. Su glande parece que va a estallar. Me relamo golosa cuando una gotita de presemen sale de ella. Es un reclamo. Me abalanzo sobre ella. Necesito devorarla.