Íbamos sólo a mirar, pero no pudimos resistirlo y

Tras nuestra primera experiencia en el pub, pasamos a ver cómo otra pareja tenía sexo delante nuestro. Pero tanto placer nos lleva a dar un paso más y perdimos el control en nuestra primera salida...

Gracias por vuestros correos y comentarios, me animan a seguir escribiendo y a aprender.

Os recuerdo que somos Mireia y Mario, vivimos juntos desde hace 14 años y tenemos 39 y 43 años.

Tras nuestra agradable y morbosa experiencia de aquella noche en el pub,  decidimos continuar dando rienda suelta a nuestras fantasías.

Pasaron algunas semanas y una tarde de sábado mientras estábamos en el sofá, empezamos a tontear y a buscar videos en la sección voyeur de una conocida página de videos.

Después de un par o tres de videos, apareció uno en la que una pareja más o menos de nuestra edad, veían como otra pareja mucho más jóvenes que ellos comenzaban a besarse y a acariciarse en el sofá de enfrente.

Mi polla que ya estaba dura, dio un respingo de inmediato y dirigí la mirada hacia Mireia y sus ojos brillantes, pícaros y llenos de sensualidad lo dijeron todo.

Tras comentarlo, nos besamos apasionadamente y nos pusimos a buscar en una página de contactos, alguna pareja que buscara algo parecido, es decir parejas que les gusta ser vistas mientras practican sexo.

No teníamos ni idea que esto gustara a tanta gente, lo que aumentó aún más nuestra hambre de experimentar ésta nueva fantasía.

Tras visitar varios perfiles, encontramos uno que nos agradó a los dos, era una pareja Andrea y Jaime de 23 y 25 años, disponían de varias fotos, incluso alguna practicando sexo, por lo que pudimos apreciar la hermosa verga que tenía el chico y los pechos grandes y aparentemente naturales que tenía su pareja.

No lo pensamos, decidimos llamarles. Queríamos quedar éste propio sábado así que suponíamos que dispondrían de algún plan, pero para nuestra sorpresa no era así y pudimos quedar esa misma tarde noche.

Llegamos al lugar del encuentro, un parque cercano a nuestra casa  y estábamos como un flan de nerviosos. Fueron puntuales, nos presentamos, intercambio de besos, manos y miradas cómplices. Nos cayeron muy bien desde el primer momento, él era más alto de lo que parecía en las fotos, delgado, fuerte y ancho de espaldas. Ella también nos pareció más alta que en las fotos, pero sobre todo lo que nos encantó fue sus curvas redondeadas y sus pechos, definitivamente eran naturales y preciosos.

Nos fuimos a un café cercano, y empezamos a hablar de todo tipo de cosas, de todo menos de sexo, cuestión que aprendimos posteriormente que es muy importante, ya que conoces mejor a la pareja e intuyes si realmente tienes feeling.

Pasaron aproximadamente unos 40 minutos, Mireia y yo nos miramos y decidimos invitarles a venir a nuestra casa, a lo que ellos también accedieron rápidamente.

Durante el trayecto ellos siempre se mostraron muy cariñosos entre sí, se les notaba que llevaban muchos años juntos y que sabían a lo que iban a pesar de su corta edad.

Llegamos al piso, saqué una botella de vino blanco que tenía en la nevera y continuamos charlando y bebiendo. Antes de seguir dejamos bien claro que sólo íbamos a mirar y a disfrutar, como mucho masturbarnos entre mi pareja y yo, pero que para nada pretendíamos hacer intercambio de parejas.

Nos situamos en el mismo sofá en L que tenemos en casa, nosotros en la parte de las dos plazas y ellos en las de tres. Sinceramente yo pensaba que romper el hielo iba a ser más difícil, pero ellos demostraron tener mucha experiencia y nos lo pusieron muy fácil.

Tras pasar unos 15 minutos, Jaime se situó detrás de su mujer, la abrazó y empezó a rozar los pechos y pezones por encima del vestido. Empezó a besarla en el cuello al tiempo que dirigió la mirada hacia nosotros. Andrea  tenía los ojos cerrados y se dejaba llevar, dejando aún sus manos quietas. Sus bocas se cruzaron en un beso profundo, sus lenguas se entrelazaron, momento que se le escapó el primer gemido a la chica porque él ya estaba hurgando dentro del vestido y había llegado con sus dedos a su sexo.

Andrea levantó el culito, se subió el vestido dejando al aire unas piernas preciosas y unas braguitas que ya se veían húmedas en el momento que las abrió para dejar paso a la mano de su chico.

Jaime aún continuaba detrás, aún con el vestido puesto, le bajó la parte de arriba dejando al aire unos pechos preciosos, grandes, redondos y blancos como la leche. Las venitas se le notaban a través de la piel, y eso sabe Mirea que me pone muyyyyy cachondo.

Jaime, volvió a levantar su mirada y se cruzó con la de Mireia, metió los dedos dentro de las braguitas y empezó a acariciar el clítoris con mucho cuidado y sin prisas. Situado aún por detrás le besaba los lóbulos, acariciaba con una mano los pechos, estiraba los pezones, y con la otra daba círculos alrededor del clítoris, pero aún con las braguitas puestas.

Andrea gemía cada vez con más cadencia y fuerza, acompañando con sus caderas los movimientos circulares de su amante. Su culito se movía al compás de los dedos como si quisiera metérselos dentro todos de golpe. Sin duda alguna necesitaba ya dentro suyo una verga bien dura como la de Jaime.

Mireia no quitaba la vista de encima a Jaime,  una mirada que él también le devolvía, desafiante, sensual, morbosa. Mi polla estaba ya a punto de reventar, Mireia y yo ya estábamos abrazados, casi en la postura en la que estaban ellos mismos, y mi mano ya estaba dentro del pantalón de mi chica que estaba totalmente empapada.

La situación era muy morbosa, mi esposa sin dejar de mirar a Jaime, estaba a punto de correrse imaginando que era él quién le estaba masturbando. Dejé de repente de acariciar labios y clítoris de Mireia, no quería que se corriera aún, quería que ella disfrutara del espectáculo, quería que aquella situación durara más y más y más.

Jaime le quitó entonces las braguitas a Andrea, y un olor fuerte a sexo húmedo, caliente, invadió el trocito de habitación en la que estábamos. Yo hice lo propio con Mireia, pantalones y braguitas fuera, y ahora la mirada de Jaime se iba directamente al coñito depilado de mi esposa.

Mi cabeza no paraba de darme vueltas, Jaime no paraba de mirar a Mireia intercambiando las vistas entre el sexo húmedo y su cara desencajada de placer y Mireia mordiéndose el labio, recibiendo las caricias de mis dedos, pero viendo cómo un chaval de 25 años estaba dando placer a su novia pero pensando en su cuerpo y sexo maduro.

De pronto, Jaime paró de masturbar a Andrea, se puso en pie y se dispuso a quitarse el resto de ropa. Su cuerpo joven, duro, sin apenas grasas, esculpido por los ejercicios de gimnasio pero sin grandes masas musculares. Tenía las espaldas  y hombros muy anchos como el cuerpo de los nadadores de alta competición, y eso a Mireia le vuelve loca.

Andrea miró a Mireia y su cara era un poema, el placer que estaba recibiendo de mis dedos y la vista del cuerpo de Jaime, con su verga dura, gorda, venas hinchadas, y a punto de estallar la estaban llevando el séptimo cielo.

Andrea también acabó de quitarse la ropa, sus pechos grandes, jóvenes y duros quedaron totalmente al descubierto, así como también su culo redondo y las curvas redondeadas de su joven cuerpo.

Andrea se volvió a sentar en el sofá, y colocando a Jaime entre sus piernas engulló su pene hasta casi la mitad y abriendo todo lo que pudo su boca, comenzó a dejar entrar y salir aquel miembro de entre sus labios. Jaime tenía un miembro más que respetable, sobre todo era más gordo que el mío, y le costaba meterse en la boca de su novia.

Jaime y Mireia no paraban de cruzarse las miradas, cada empujón de Jaime, era como si se estuviera metiendo en la boca de mi mujer. Yo sabía que si continuaba así, Mireia no iba a poder aguantar mucho más, así que me acerqué a su cuerpo, y comencé a dar movimientos más fuertes a su clítoris y abriendo sus labios vaginales notaba que sus jugos no paraban de salir.

Mi esposa comenzó a mover su pelvis hacia delante, señal inequívoca que se iba a correr allí mismo. Comencé a besar la nuca, morder el lóbulo de su oreja, a morder su hombro y dar cada vez más fuerte con mis dedos. La mirada de Mireia estaba fijamente en los ojos y en el pene erecto de Jaime, empezó a convulsionar, sus piernas se abrieron y estiraron de repente, y su cuerpo comenzó a temblar al compás de mis dedos.

  • Mariooooo…. Cariñooooooo me voy a correrrrrrrrrrrrrrrr…. Sigueeeeeeeeeeeeee sigueeeeeeeee por favorrrrrrrrr……Diosssssssssssss me viene yaaa…. Me viene yaaaaaaaaaaa No paressssssssssssss aghhhhhhhhhhhhhh aghhhhhhhhhhh

Jaime al ver cómo convulsionaba mi mujer, le dio más fuerza aún a las embestidas en la boca de su novia, como si fuera él el que la estuviera follando.

Mi mujer se quedó relajada, y su respiración poco a poco volvía a su normalidad, cuando de repente Jaime paró de bombear la boca de su novia, se acercó su oído y la miró a los ojos. No sabía lo que estaba pasando, pero Andrea con una sonrisa en los labios y un movimiento de cabeza dijo que sí.

A continuación, Jaime que aún tenía los pantalones a la altura de sus tobillos, se los quitó y vino hacia nosotros quedándose a unos 20 centímetros de los labios de Mireia. Su pene era hermoso, bien dimensionado, estaba húmedo aún de la saliva de Andrea, la cabeza púrpura asomaba fuera desafiante.

Mireia abierta de piernas, una mujer madura con su sexo más que mojado por la fuerte corrida que acababa de tener, era un objeto más que apetecible para aquél joven de 25 años que exponía su verga dura como una piedra a la altura de sus ojos.

Mi mente seguía dándole vueltas al extraño placer que me proporcionaba estar viviendo aquella situación, nunca hubiera imaginado que podíamos llegar a tanto, pero algo dentro de mí, algo muy intenso y que venía desde lo más profundo de mi ser, me llevó a empujar la cabeza de Mireia hacia aquel pene maravilloso.

Mireia se giró hacia mí, y mordiéndose nuevamente los labios me preguntó al oído si estaba seguro. Mi respuesta fue un beso profundo y con lengua, para decirle que la quería con locura, pero aquello estaba sobrepasando mis límites y que necesitaba verla engullir esa verga hasta el fondo delante de mí.

Mi esposa, se acercó y mirándole fijo a los ojos a Jaime, tomó con su mano derecha los 20 cm de carne gruesa y se los metió en la boca devorándolo centímetro a centímetro.

Jaime recogió la melena de Mireia y colocando su mano en su nuca comenzó a follarle los labios, muy despacio, profundo, demostrando la larga experiencia que tenía a pesar de su corta edad. Mientras tanto, la mano izquierda de Mireia ya había bajado hacia su coñito húmedo y empezó a masturbarse.

Para aquel momento, yo ya me había despojado de toda mi ropa, me situé justo enfrente y comencé a masturbarme y a disfrutar de la situación. Vuelvo a repetir que lo que estaba pasando en estos momentos, no lo hubiera imaginado en la mejor de nuestras fantasías.

Jaime le quitaba aquella golosa golosina de vez en cuando de la boca y le daba golpecitos en los labios y en las mejillas, a lo que Mireia contestaba con un gemido profundo lleno de placer.

Al poco tiempo, Jaime colocó a Mireia a cuatro patas en el sofá, se colocó detrás de ella y cogiendo sus caderas, empezó a meter con ganas, aquel miembro espléndido y grande dentro del coñito prieto de mi mujer.

Mireia comenzó a gemir con fuerza, a cada arremetida de Jaime, se producía un grito de mi esposa que cada vez estaba más entregada. Aquel joven jinete, le daba de vez en cuando un cachete en el culo, que era correspondido con un  ¡!siiiiiiiiiiiiiiiiiiii dameeeeeeeeeeeee!! De Mireia.

Conozco a mi esposa y sabía que el segundo orgasmo no iba a tardar en llegarle, comenzó a gemir más y más fuerte, lo que provocaba que la excitación de Jaime fuera en aumento más y más. Los gritos de mi mujer eran cada vez más fuertes y largos….y los empujones de Jaime cada vez más bruscos, lo que anunciaba que también se iba a correr pronto…

En ese momento ni se me pasó por la cabeza que Jaime no se había puesto condón, pero tampoco a Mireia le había importado, su excitación pudo más que esos pensamientos.

De repente, Andrea que se estaba masturbando junto a la pareja que formaban mi mujer y Jaime, se acercó a mí y poniéndose de rodillas, empezó a chupar y lamer mi pene de forma larga y profunda. No me lo esperaba, tampoco era mi intención en esos momentos de follarme a Andrea, sólo quería disfrutar de la escena que estaban protagonizando Jaime y Mireia.

No aguanté mucho tiempo… estaba muy excitado, cogí de la nuca a Andrea y formándole una coleta en su pelo rubio empecé a bombear sin parar esa boca dulce y húmeda que iba a provocarme un orgasmo de un momento a otro.

Jaime seguía bombeando a Mireia y desde dónde estábamos se escuchaba su verga resbalar por el coño chorreando y los golpes de su pelvis contra el culo de mi mujer.

Mireia ya no podía más, estiró su mano hacia atrás y cogiendo el lado de las caderas de Jaime empezó a gritar….

-Dámelo neneeeeeee, dámelo todo yaaaaaaaaa… estoy a puntoooooo… me voy a correrrrrrrrrr, lléname de tu leche neneeeeeeeee. Quiero notar tu leche caliente en mis entrañassssss… Diossssssss cariñooooooooo cómo lo notooooooo cómo noto su vergaaaaaaaaaaa… me voyyyyyyyy a correrrrrrrrrrrrrr aghhhhhhhhhhhhhhhh aghhhhhhhhhh yaaaaaaaaaaaaa yaaaaaaaaaaaa.

A lo que Jaime gritando como un poseso le respondió con duras embestidas que acabaron en una corrida majestuosa dentro del coño de mi mujer….

Jaime se retiró de mi mujer, dejándole el coñito con la forma del tamaño de su pene y desde dónde estaba pude ver cómo a Mireia se le salía el resto de esperma que momentos antes le había echado dentro.

Esa imagen fue la última que pude ver, porque cerré los ojos y  todo mi ser se estaba yendo dentro de la dulce boca de Andrea que no paraba de succionar mi pene y de recibir golpe tras golpe toda la excitación acumulada hasta entonces.

Andrea devoraba mi verga, limpiando con su lengua cualquier resto de esperma que pudiera haber quedado a lo largo y ancho de mi miembro.

Abrí los ojos y pude ver a Jaime y Mireia abrazados en el sofá besándose dulcemente y recobrando la respiración tras el tremendo polvo que acababan de pegar.

Nuestras miradas se cruzaban cómplices y nos reímos con gozo de los momentos que acabamos de disfrutar.

Nos lavamos y limpiamos un poco, nos vestimos y despedimos a nuestros nuevos jóvenes amigos. Mireia totalmente satisfecha, se colgó de Jaime de su cuello y cogiéndole de la nuca le proporcionó un beso largo y húmedo como agradecimiento por el placer que le había proporcionado.

Eso es todo amigos, espero que os guste y agradecería cualquier comentario que quisierais hacer.