I “Conociendo al enemigo”

En realidad no se donde debería ir este relato, pero aquí está... Con cariño Zafi de Cienfuegos (AF)

Edgar: y... ¿vas a darme tu mail?

Eleonor: En realidad no lo sé, no suelo venir a estos lugares y hoy que lo hice, no quiero tener una relación cibernética con alguien.

Edgar: No pierdes nada, es solo para estar en contacto, me has agradado.

Eleonor: Es que no quiero darte mi mail, no se lo doy a nadie.

Edgar: ¿Como sabes si esa persona ha de ser importante en tu vida algún día? ¿Pretendes perderlo por un prejuicio?... Sabes muchas parejas y grandes amigos se han conocido por chat y redes sociales, luego de juntarse encuentran en el otro a alguien importante para sus vidas, no tengas miedo, no te voy a morder...

Eleonor: Ok Anota...

En realidad no lo iba a agregar, solo di la excusa de que debía irme para que no empezara a insistir como muchos otros con los que había hablado ese día, pero llegada la mañana y al parecer con un claro corto circuito en mi cabeza, corté y copié su mail y ahora era parte de mis contactos.

Luego de una larga conversación a través del chat y con el ordenador apagado, estaba lista para analizar a este hombre que había conocido. Era un tipo raro, demasiado maduro, se notaba astuto e intimidante, aunque debía admitir que todo el mundo era intimidante para mi, era una chica de poco carácter, extremadamente asustadiza y tímida, y este personaje con su forma  de escribir y expresarse me atemorizó hasta la médula,  quizá era mi esencia que todo lo hiperbolizaba, que todo lo complicaba, pero sentía miedo y a la vez fascinación por él, y fue esa mezcla la que logró que mi curiosidad se disparara e inexplicablemente esperaba el siguiente día para encontrarlo conectado y charlar de cualquier cosa que me hiciera descubrir quién era, pues estaba completamente segura que detrás de esa forma de escribir un tanto cortante, había un hombre distinto, extraño y totalmente fascinante.

La mañana siguiente me preguntaba que o quien sería él, que quería y por qué había insistido en tener mi mail, si de todos modos, era una más de tantas otras que se  conectaban al chat, y quizá las otras podrían darle algo más que yo, pues no tenía pensado en crear lazos de amistad, menos una relación de pareja ni nada parecido, solo entré buscando una conversación que me mantuviese alejada de la melancolía que sentía en esos momentos, me sentía sola y quería hablar de lo que fuese, pero solo eso. Las clases de repente se volvieron lentas y poco interesantes, toda la basura que tenía que escuchar no quería hacerlo, me refugié en aquel lugar cálido donde solía ir cuando estaba aburrida o agotada o deprimida, e imaginé que él estaba con ahí mirándome desde lejos, riéndose de mi cara de sueño, de mis gestos de niña caprichosa y de algunas locuras que hacía cuando nadie me miraba. El timbre de salida sonó como a las 10 horas después según mi reloj interno, me levanté y camine hacia el bus intentando parecer atenta a la conversación de mi amiga, que otra vez  hablaba de un chico que le gustaba y que no estaba segura si era correspondía, estaba a punto de tomarla del cuello y gritarle - ¡Claro que eres correspondida, eres hermosa las niñas hermosas siempre son correspondidas! -  Pero mi mente se encontraba más entretenida divagando en el recuerdo de aquel personaje, aún no entendía que lo hacía tan atractivo para mis sentidos, por eso mientras pensaba en él, intentaba entenderlo todo.

Mi madre me esperaba con el almuerzo recién preparado, estaba caliente en la cocina y el olor me despertó el apetito, me senté con ella y hablaba de cosas que realmente no me importaban, casi no toqué la comida porque mi mente andaba en otro lado, con otra persona, cuando mi estómago reclamó con crueles gruñidos un poco de alimento,  introduje algunos bocados y ni me entere cuando el plato quedó completamente vacío, pedí permiso argumentando que debía hacer un trabajo para el Instituto y partí casi corriendo y tropezando con todo lo que había a mi paso para mi cuarto. Llegando a la habitación, el ordenador sobre el escritorio me daba una bienvenida un tanto macabra, las cortinas negras y pesadas dejaban entrar solo una pequeña porción de luz, que llenaba el cuarto de sombras y en la pared se proyectaba el ordenador, se veía grande y un tanto misterioso, entonces me castigué por llenar mis pensamientos de fantasías tontas, era terrible a veces tener tanta imaginación. Sintiéndome una espía me senté un tanto desgarbada sobre la silla, abrí el mail y lo busque entre todos mis contactos, ahí estaba, el ícono naranja me hizo dar un respingo de frustración, estaba ausente u ocupado, no le iba a hablar no quería ser imprudente, de repente su icono cambió a verde, bien pues tampoco pensaría hablarle, no lo iba a hacer, era él quien debería buscarme.

Edgar: Hola, ¿Cómo estás?

Mi corazón casi dio un salto al leer aquello, él me había hablado y ante tal reacción todas mis alarmas se dispararon, no podía sentirme de esa manera solo porque un extraño me hablase, me hice esperar, un segundo, dos... Iba a hacerlo más, pero no pude, me molesta dejar a la gente esperando, creo que es mala educación.

Eleonor: Hola, estoy muy bien gracias ¿Y tú?

Sabía cómo iba a terminar todo, él me diría "bien gracias" entonces dejarían de hablar, siempre me pasaba con los contactos que agregaba hace poco.

Edgar: Un tanto agotado por la Universidad, ¿Y tú, como van las cosas en tu instituto?

La pregunta me había desconcertado un tanto, nunca nadie se había interesado en hablar conmigo por chat más de 10 a 20 palabras, de repente me vi muy confortada hablando libremente de todo tipo de cosas sin importancia con él, logré percibir una personalidad un tanto controladora y fría, pero me sentía cómoda con ello. La conversación fluía de una manera extraña, nunca había sido capaz de mantener una, de ningún tipo, siempre tenía tanto que decir, sin embargo me quedaba callada por miedo a parecer tonta. Pero con él todo parecía distinto, hasta me había reído cosa que me costaba un poco al principio. De este mismo modo todo fue sucediendo, día tras día, él estaba interesado en conocerme de a poco, o eso pensaba en esos momentos, me hacía preguntas sobre mi vida y cuando la confianza fue un poco mayor, comenzó a molestarme de una manera agradable, yo le seguía la corriente divertida como una niña de 8 años.  Las conversaciones con el pasar de tiempo jamás cambiaron, él me trataba como la pendeja que le había mostrado que era, y al parecer se divertía con mi personalidad, sin embargo una madrugada del día sábado, después de conversar mucho rato, el tema había girado en casi un cien por ciento, las preguntas eran un tanto intimas y por la confianza que hubo me atreví a hablarle sobre mi virginidad, en realidad hasta el día de hoy no sé porque lo hice. Edgar quedó sorprendido al darse cuenta que una persona de 21 años fuese virgen en estos tiempos, pero rápidamente cambio de tema, y de la nada casi como un golpe en la cara me dijo.

Edgar:Pues yo soy Dominante .

Yo entendía lo que era ser una persona dominante, entendía que existían personalidades más fuertes que otras, con el poder de guiar a las demás personas y hacerlas caer "bajo su mando". Entendía que esa era una forma de ser, como la mía tímida y callada, él era dominante y mandón, pero no le di más significado que eso.

Eleonor: Entiendo perfectamente que es un carácter dominante, no entiendo que debería hacerme sentir que me digas eso, me he dado cuenta que eres un tanto controlador, pero es parte de tu personalidad, creo.

Edgar: Lo mejor que puedes hacer, es buscar información sobre sumisas y dominantes tú misma, busca las siglas BDSM y me dices que piensas.

Eleonor: ¿Y no puedes decirme tú?

Edgar: Se que tienes un carácter curioso, quiero que lo descubras por ti misma, ve y busca.

Jamás creí que encontraría o leería todo lo que vi en esas páginas, esposas, collares, cadenas, juguetes sexuales, mujeres atadas y a los pies de un hombre, lamiendo sus zapatos, con los ojos vendados, los pechos amarrados, pinzas en los pezones, marcas de golpes en la piel, "obedeciendo como la perrita que soy de mi Amo", "siempre a los pies de mi Amo", "ayer mi Amo me dejo amarrada a su cama, con las piernas abiertas y los ojos vendados, totalmente expuesta a sus deseos, sentí tanta alegría cuando su varilla azotó mi piel"... ¿Pero qué mundo más bizarro era éste?, está bien son gustos y fetiches sexuales, mi cabeza es muy abierta creo y acepto todo aquello pues hay un acuerdo por las dos partes, nadie es obligado a nada y bueno si las sumisas gozaban de ello, disfrutaban entregando su libertad a sus Amos, disfrutaban obedeciendo y ser sus esclavas sexuales, pues no debía juzgar demasiado, en gustos no hay nada escrito, ahora lo que me asustaba y no entendía es ¿por qué me lo decía a mi? ¿Que tenía yo que merecía saber su secreto o sus condiciones o disfrutes sexuales?

Edgar: ¿ Y, que te pareció?

Eleonor: Es un mundo extraño y bizarro, logro comprender que haya gente que le gusta ese tipo de cosas, pero lo que no entiendo es ¿por qué me hablas de eso, porque a mí?

Edgar: Ok, creo que esto podrá ser un tanto chocante para ti, pero creo que eres una sumisa.

CONTINUARÁ...