(i) a la prima se le arrima... pero ¿a la hermana?
Tita viaja a la ciudad a quedarse en casa de su tía Lorena, lo que no sabe es que esa noche vivirá una de las experiencias más morbosas al lado de sus primos, Lucía y Fernando.
(1)A LA PRIMA SE LE ARRIMA… PERO ¿A LA HERMANA?
Me llamo Marta, pero desde pequeña todos me dicen Tita. Se acercaban las vacaciones de fin de año y por fin iba a terminar de ir a esa odiosa escuela, afortunadamente nos íbamos a trasladar a la capital porque mi papá consiguió un buen trabajo allá, pero me mandarían a mi primero a la casa de mi tía Lorena, hermana de mi mamá, porque mis padres tenían que terminar sus trabajos en el pueblo.
Afortunadamente gané el año con muy buenas calificaciones y de premio mis papás me regalaron una bicicleta y un celular. Ese sábado me despedí de ellos y al medio día ya me estaba esperando mi tía en la terminal de buses, nos dimos un fuerte abrazo y se asombró que llevara mi bicicleta, le dije que me gustaba mucho pedalear y ella dijo que se me notaba, ya que, para mi edad, tenía lindas piernas y el trasero bien paradito.
Iba asombrada de cómo había crecido la capital, tenía apenas tres años de no venir, pero me parecía otra ciudad. Al llegar a su casa, pregunté por mis primos y mi tía me dijo que Fer jugaba futbol los sábados y que Lucía no tardaría en volver de sus clases de ballet. Me acomodó en la habitación de Lucía y ya me tenía preparado un mueble para que guardara mis cosas, así que me dispuse a desempacar y acomodarlo todo en las gavetas.
En eso sonó mi teléfono y era mi mamá preguntándome como me había ido en el viaje, hablamos un rato y luego le pasé el teléfono a mi tía para que se saludaran. Yo me fui a bañar porque me sentía toda pegajosa después del viaje de cuatro horas. Me desnudé y me metí a la ducha, estaba disfrutando del agua calientita sobre mi cuerpo, cuando de improviso se abrió la puerta del baño y solo oí que Lucía me saludaba y se sentaba a orinar, afortunadamente la cortina de baño no era transparente, oí como caían los chorros de su orina, pensé: -que descarada- yo jamás me hubiera atrevido a orinar delante de nadie.
Luego salí envuelta en una toalla, busqué la ropa que me iba a poner y en eso siento como Lucía me abraza por detrás, casi se me cae la toalla; me dio mucho gusto volver a verla, en eso entra mi tía a devolverme el teléfono y nos dice que nos apuremos porque el almuerzo ya casi estaba listo.
-Tita ¡¿Le diste tu teléfono a mi mamá?!
-Sí, ¿qué tiene de malo?
-Yo ni loca le doy mi teléfono a nadie.
- ¿Por qué?
-Porque tengo cosas que no quiero que nadie mire.
¿Cómo qué?
¿Tú no tienes fotos, mensajes de tu novio o videos porno?
¡No! Si apenas ayer me lo regalaron mis papás. ¿Tú tienes todas esas cosas que dices?
-Espérame, solo me voy a dar un baño.
Y sin mediar palabra se denudó, como si fuera la cosa más natural del mundo, pude notar que llevaba la vagina depilada, que vergüenza, y ella como si nada, se metió a bañar y yo me vestí muy rápido, me estaba peinando cuando mi prima salió secándose el cuerpo ¡totalmente desnuda!
-Tápate, cochina.
¿Qué tiene? ¿Tú no te encueras frente a mi tía?
¡No! Solo cuando era chiquita.
¿Te incomoda verme desnuda?
-Claro, tápate, no seas tan sucia.
- ¿Te gustan mis nalgas?
-Déjame.
-Mira, dicen mis compañeros que tengo buenas tetas para mi edad.
-Cállate, loca.
- ¿Y mi panochita? ¿te gusta?... Tita, te estoy hablando, mira, la traigo depiladita, así como les gusta a los hombres.
Yo me tapaba la cara, pero no podía evitar verla a través de espejo, ella se dio cuenta y se rio de mí, luego me hizo cosquillas y salí huyendo, me atrapó y me tiró a la cama, cayó sobre mí y pude sentir sus pechos en toda mi cara, en eso oímos a mi tía llamándonos a almorzar y no tuvo más que vestirse haciendo como que me modelaba su ropa interior, yo miraba para otro lado y ella se divertía de mis vergüenzas.
Cuando bajamos a almorzar, mi primo, ya bañado, se acercó a darme un abrazo y un beso en la mejía. Fer se sentó en la cabecera, mi tía y Lucia a la par de él y yo al lado de mi tía. El almuerzo estuvo muy sabroso y la conversación muy amena, yo quería ir a montar bicicleta, pero mi tía me dijo que primero teníamos que hacer la siesta. Pensé: -qué costumbres tan raras tienen en la capital-… luego dijo que mis primos me llevarían al parque, pero Fer dijo:
-Que la lleva la Lucha, porque yo voy a ir a ver a mi novia.
A la hora de la siesta, yo no sabía qué hacer, en mi pueblo solo se duerme de noche, pero Lucía me jaló a la cama y me abrazó de cucharita, pude sentir sus senos en mi espalda, incómoda le pregunté qué cuanto tiempo duraba la siesta, ella me dijo que me callara y que me durmiera, pero como yo no estaba acostumbrada, me sentía estúpida tirada en una cama a los dos de la tarde; en eso siento como mi prima empieza a tocar mis pechos.
-Lucía ¿qué estás haciendo?... no te rías… suéltame.
-Te estoy chingando para ver si así se te quita lo pueblerina.
-Que me toques, no tiene nada que ver con el pueblo.
-No pendeja, Tita, tenemos la misma edad y ya pareces una vieja.
-No es eso, no es normal que se toquen entre mujeres.
-Ya, no jodas, duérmete.
Y me quedé como idiota esperando que mi prima hiciera la siesta. Cuando por fin la oí levantarse, sentí un gran alivio, hasta pensé en llamar a mi mamá y pedirle que me llevara de regreso. Lucía salió del bañó maquillada, bien peinada y con olor a un perfume delicioso. Me dijo que si quería me podía llevar al parque a montar bicicleta. Ella llevaba un short de licra que se le metía entre las nalgas, ¡hasta se le marcaba la línea de su vulva! y un top donde se le notaban sus pezones erectos. ¡Qué atrevida!
-Y ¿así vas a salir a la calle?
- ¿Qué tiene?
-Nada.
Yo iba con mi pants verde y una playera blanca, nos subimos a las bicicletas y nos fuimos al parque, paseamos por más de una hora, al terminar, nos sentamos en una banca y me invitó a una coca, luego de hablar puras tonteras, me soltó una pregunta muy indiscreta:
- ¿Tú aún eres virgen?
-No voy a hablar de eso contigo.
- ¿Por qué?... yo no… ¿quieres que te cuente?... pero si solo subes los hombros parece que te valiera madres… quieres que te cuente ¿Sí o no?
-Sí.
-Pues fue hace como un mes…
- ¿Cómo se llama tu novio?
-Si no es mi novio, es un chavo con el que nos llevábamos ganas y ya.
- ¿Y con un cualquiera perdiste la virginidad?
-No es un cualquiera, es un chavo con el que nos conocemos desde hace años… ya, déjame contarte y deja de chingar.
-Ok.
-Pues resulta que nos fuimos a su cuarto y nos empezamos a besar…
- ¿Ya se habían besado antes?
-Sí, hasta ya nos habíamos metido mano, por él fue que me depilé la panocha… pero déjame contarte, cabrona… mientras me besaba, me manoseo las nalgas, yo ya iba muy caliente porque varias veces estuvimos a punto de coger, pero como él tenía novia, no me dejé, pero esa tarde me dijo que ya había terminado con ella y que me quería desvirgar.
-Ay, Lucía, usas un lenguaje…
-Ya, déjame, pendeja… entonces yo iba dispuesta a que me metiera la verga… ¿no vas a protestar?
-Sigue… No te rías.
-Verdad que ya te está gustando, pinche hipócrita… bueno, entre beso y metida de mano, le agarré la verga, la tenía bien dura y bien parada, luego nos desnudamos y me dio a mamar su verga, no era la primera vez que se la mamaba, pero nunca lo había visto totalmente encuerado, así que sentí más rico, le chupé los huevos y luego me tragué toda su verga, yo creo que iba a acabar porque me la sacó en chinga, después el me mamó la panocha, ¡híjole! Qué cosa más rica, pero fue más rico cuando me dio vuelta y me metió la lengua en el culo, que cosa más sabrosa ¿Nunca te lo han hecho?
-Sigue.
-Bueno, me pegó la calentada de mi vida, luego se puso un condón, me abrió las patas y jugaba con la cabeza de su verga en la entrada de mi panocha mojada, poco a poco me la dejó ir, hasta que sentí como mi virgo valió madres, la sentí hundirse hasta el fondo, le dije que parara un poquito… me dolió, pero no tanto como decían mis amigas, entonces yo misma empecé a mover el culo, él me mamaba las tetas, me agarró de las nalgas y empezó a cogerme, yo rodeé mis piernas en su espalda y me la metía y la sacaba a una velocidad que yo veía las estrellas de lo rico que me estaba chingando, ahí tuve mi primer orgasmo y al poco tiempo él se vino… y…
- ¿Y?
-Pues que el muy pendejo se levantó al baño a mear y que le entra un mensaje de la que él decía que era su novia y el mensaje decía… hasta me lo aprendí de memoria: “-Te espero hoy en la noche, mis papás van a salir y tenemos toda la noche para nosotros- “¿Te das cuenta? ¡El muy cabrón me engañó solo para cogerme! Lo mandé a la mierda, pero me hace mucha falta…
-No llores Lucía, ese chavo no vale la pena, ya vendrá otro que sepa apreciar tus cualidades.
-Hablas igual que mi mamá… ¿Quieres ver su verga?... déjame te la busco… tengo varias… mira… la tiene rica ¿verdad?... por eso lloro, solo me dio a probar y me dejó con más ganas. A eso me refería con no darle mi teléfono a nadie. ¿Tú no te mandas fotos porno con tu novio?
-No, muchas de mis amigas sí lo hacen, pero yo no.
- ¿Quieres que te enseñe?
-No… pero…
- ¿Qué?... Dime sin pena.
-Es que me gusta cómo llevas la vagina.
- ¿Quieres que te la depile?
-No sé…
-Vamos a la casa y nos bañamos juntas.
Yo iba muy nerviosa, pero no podía negar que me había gustado mucho ver a mi prima desnuda, yo nunca he tenido tendencias de lesbiana, no era la primera vez que me llamaba la atención una mujer pero Lucía era mi prima, no sé, me gustaba su desfachatez, su alma libre, y hasta su lenguaje vulgar, era extraño… Lucía tenía un cuerpo muy armonioso, por algo estudiaba danza, sus pechos eran muy parecidos a los míos en tamaño y forma, su cinturita era envidiable, sus nalgas se veían duras y bien paraditas, grandes, generosas, y su vaginita, ¡Ay Dios! No sé qué me atraía tanto si casi todas las tenemos iguales, pero… ya sé, era blanquita y sus labios rosaditos, en cambio yo soy morena y ella se miraba tan linda, tan deseable… ¡¿Qué pensamientos eran esos?!
Al llegar a su cuarto, cerró la puerta con llave y se desnudó, llevó una silla plástica a la ducha y me dijo literalmente: -Encuérate y siéntate aquí- Yo me desnudé con mucha vergüenza y me senté, ella ya tenía preparados todos los utensilios, yo creí que se iba aprovechar de mí, pero afortunadamente, me depiló como toda una profesional y me dijo que nos bañáramos porque estábamos llenas de pelos.
Encendimos la regadera y el agua tibia acarició nuestros cuerpos, ella me enjabonó la espalda:
-Miren a la pueblerina, si hasta buen culo te cargas.
-Cállate, a ver, te enjabono yo.
- ¿Te gustó cómo te quedó la panochita?
-Sí, gracias, aunque aún no me la he visto.
-Espera, acá tengo un espejo, míratela… wow… si fuera hombre ya me hubiera hincado a mamártela.
-Cállate, cochina.
-A poco ¿Nunca te metiste mano con otra chava?... cuéntame…
-Sí… recuerdas que estudié en colegio de monjas, como todo era prohibido… una vez que hicimos una excursión, pues…
-Pues ¿qué? Cuéntame, culera.
-Pues… bueno… pasamos un día muy bonito en la finca de la congregación, almorzamos muy rico…
-Me vale verga que comieron, cuéntame ya la cogedera.
-Ay, Lucía, hablas de una manera…
-Cuéntame, pendeja.
-Pues en la noche nos quedamos dos en cada habitación, a mí me tocó con Nidia, mi mejor amiga… ay no sé cómo empezar…
-Todo empieza con un beso. ¿Se besaron?
-Sí, las dos teníamos curiosidad, pero como ella era muy tímida, yo le dije que probáramos, ella cerró los ojos y yo la besé, poco a poco fuimos abriendo la boca hasta que nos chupábamos las lenguas.
-Miren a la virgen de pueblo, resultaste más cabrona que yo… sigue, sigue…
-Pues… de pronto siento que sus manos bajaron a mis pechos y ahí la tímida fui yo… ella me desabrochó el sostén y me toco los senos desnudos…
- ¿Qué sentiste? ¿Rico?
-En ese momento no, pero luego me besó el cuello y me lamió los pezones, ahí si sentí muy rico, ella se desnudó y me quitó el calzón, luego nos metimos bajo las sábanas y nos empiernamos… mientras nos besábamos me tocó con una mano las nalgas y con la otra la vagina…
-Que perra… ya me estás calentando…
-Cállate que entonces no sigo.
-Te torturo si no sigues, cuéntame pendeja.
-Luego me tomó de la cara para que yo también le lamiera los pezones, Nidia gemía y me decía que siguiera, que se lo hacía bien rico, pero luego me empujó la cabeza hasta en medio de sus piernas…
- ¿Y? ¿Le comiste la panocha?
-No me quedó para dónde, las dos estábamos muy excitadas, así que saqué la lengua y primero se la lamí, pero ella quería más, así que me agarró fuerte de la cabeza y me la hundió entre sus piernas, así que no tuve más que meterle la lengua en la vagina y ella movía el trasero como si mi lengua fuera un pene, luego me pidió que le tocara el clítoris con mis dedos y ahí se vino en mi boca.
-Que rico, mira ya me mojé de solo imaginarlo. Y ella ¿Ella no te la chupó?
-Se lo pedí, pero Nidia no quiso.
- ¿Y no te quedaste con las ganas?
-Sí, pero ¿qué podía hacer?
-Y ¿lo has intentado con alguien más?
-No nunca.
Nos terminamos de bañar y luego bajamos a cenar, Fer estaba extraño, como callado, pero como que solo yo lo noté. Después de la cena, Lucía me hizo señas para que le siguiera contando, pero vi a Fer tan afectado, que le dije a mi prima que llegaba después, me senté en la sala al lado de Fer y le pregunté qué le pasaba, me dijo que me esperara y cuando mi ti nos deseó las buenas noches, me dijo que su novia lo había cortado.
- ¿Le fuiste infiel?
-No, ¿Por qué todas las mujeres dicen lo mismo? Fue otra cosa.
-Ella ¿te fue infiel?
-Tampoco, es que me da pena contarte.
-Pero nunca te dio pena besarme y tocarme.
-Pero de eso hace ya muchos años, apenas éramos unos carajillos.
-Sí, pero si no me cuido, me hubieras penetrado, yo aún era virgen.
- ¿Ya no lo eres? Cuéntame.
-Lo mismo me preguntó Lucía, por algo son hermanos… si tú me cuentas, yo te cuento.
-Va, pero luego no te vayas a enojar porque te lo advertí.
-Cuenta.
-Me dejó porque tengo la verga muy grande y le duele… ¿por qué miras para otro lado?... Te lo advertí.
-Es que nunca creí que ese fuera un motivo para dejar a alguien…
- ¿Qué piensas?
-No sé… yo creí que a las mujeres les gustaban así… como la tuya.
-Es que cuando me la mamaste aún no habíamos desarrollado, pero ahora sí me creció bastante… ¿quieres verla?
-No, ¿cómo crees? Puede venir mi tía o tu hermana.
-Ven vamos a la cocina, desde ahí se oye si alguien baja.
-No, qué vergüenza.
-Ven…
Y me llevó a la cocina, se bajó el pantalón con todo y bóxer y vi que tenía un pene normal, pero él me dijo que la tenía dormida, que lo masturbara para que viera cuando le crece, yo estaba muy nerviosa y él me agarró la mano y la puso sobre su pene, yo se lo agarré y empecé a mover mi mano, a los pocos minutos ya la tenía grande, que digo grande ¡Inmensa! Entonces me dijo que se la mamara, yo me hacía la difícil, pero rogaba porque me obligara y justo, eso pasó, me agarró de los hombros y me hincó a la fuerza, yo al tener tan cerca semejante trozo de carne, no tuve más remedio que abrir la boca y engullirla, realmente era enorme, llevaba apenas la mitad y ya mi boca estaba llena, Fer empezó a violarme la boca y cuando estuvo a punto de terminar, salí corriendo y me refugié en el cuarto con Lucía.
Mientras me lavaba la boca, Lucía apareció en el baño, desnuda, y me dijo literalmente que estaba caliente, que mi historia la había dejado muy mojada y me confesó:
-A mí también, una amiga, me mamó la panocha, pero no dejó que yo se la mamara, disque porque no quería sentirse lesbiana y me dejó con ganas de probarla… tú te quedaste con ganas de que te la mamaran y yo con ganas de mamar… ¿quieres que probemos?
-Ay, Lucía, no sé, apenas estoy viniendo ¿y ya me quieres pervertir?
-No chingues, pervertida ya estás, ven vamos a la cama y encuérate.
Así lo hice y en cuanto me acosté se me tiró encima y me besó la boca mientras me acariciaba los senos y el trasero, yo solo me dejaba hacer, estaba asustada pero muy excitada después de haberle hecho sexo oral a mi primo; Lucía me dijo que hiciéramos un 69, se subió invertida sobre mi cuerpo y pude ver su vagina rosadita frente a mi boca, estaba admirándola cuando siento que su lengua se introduce en mi abertura, me dio un gusto inmenso y yo le hice lo mismo, sabía deliciosa, ella me chupo el clítoris y sentí una corriente eléctrica que invadió todo mi cuerpo, todo lo que ella me hacía yo se lo hacía a ella, en eso me puso de lado y pude sentir su lengua lamiéndome el trasero, eso nunca lo había experimentado y era delicioso, yo le hice lo mismo, le metí la lengua y ella me agarró del pelo obligándome a que me metiera toda mi lengua, entonces yo la agarré del pelo y nos chupábamos como dos yeguas en celo.
A punto estábamos… ¡cuando vimos a mi primo dentro del cuarto!
- ¿Por qué no tocas, idiota? ¿Hace cuánto que estás ahí?
-Un par de minutos, ¿por qué?
- ¿Cómo que por qué? Yo no entro a tu cuarto sin tocar.
-Si no es a ti a quien vengo a buscar, ven Tita, vamos a mi cuarto y me sigues chupando la verga.
- ¡¿Le mamaste la verga a mi hermano?!
-Vamos Tita, dile la verdad.
-Sí, pero todo tiene una explicación.
- ¿Cuál?
-Es que… Fer me contó que lo dejó su novia…
-Y por eso le mamaste la verga, vaya explicación.
-No, no fue por eso… es que la novia lo dejó porque tiene el pene muy grande.
- ¡Ay si cómo no! Ahora resulta que mi hermano es súper vergudo.
-Ah no me crees- Y nos enseñó el inmenso pene en todo su esplendor.
-Tápate, cerdo, no te das cuenta que soy tu hermana. ¿Por qué tienes la verga tan parada?
-Primero por la mamada que me dio la Tita y segundo porque me calenté viéndolas mamándose los culos. Por mi pueden seguir.
-Salte, degenerado.
-Y si no ¿qué?
-Le digo a mi mamá que entraste mientras me estaba cambiando y me viste desnuda.
-Y si yo le cuento que las vi en pleno 69 ¿qué? Sigan y yo les guardo el secreto.
-Por favor, Fer, salte, yo sé que no serías capaz de contarle nada a mi tía.
-No conoces a este cabrón.
-Y entonces ¿Qué hacemos?
-Lo mejor será, Tita, que te vayas con él a su cuarto.
-No, lo mejor será que sigan mientras yo me cojo a mi prima rica.
¡No! ¿Cómo crees? Yo nunca he estado en un trío.
¡Ni yo! Y menos con mi hermano.
-Pues es eso o mi mamá sabrá de sus aventurillas… ¿por qué se quedan calladas?... prometo no tocarte, Lucha, solo quiero cogerme a la Tita mientras tú juegas con ella.
Después de muchas discusiones, no cabía duda que nos tenía en sus manos, así que por fin accedimos, Fer se desnudó y se tiró a la cama, me pidió que se la mamara y yo no tuve más remedio que hacerlo, lo que me pareció muy extraño es ver a Lucía a escasos centímetros de mi boca, viendo cómo me metía su pene, Fer me pidió que le chupara los testículos, bueno, no fue la palabra que empleó, pero yo lo hice, en eso siento las manos de Lucía abriéndome las nalgas y metiendo toda su lengua en mi trasero.
-Qué rica te ves mamando culo, hermanita.
-Cállate, pendejo y disfruta de la mamada de verga que te está dando la puta de nuestra prima.
- ¡Yo no soy eso!
-Sí, Tita, eres re puta, sigue mamándomela que ya te quiero meter la verga.
- ¡No! Si quieres termina en mi boca, por la vagina no me va a caber, me vas a matar.
-Ni mierda, te va a encantar… ponte en cuatro.
Y no tuve más remedio que hacerlo, Fer jugaba con su cosota en la entrada de mi cosita, empezó a metérmela poquito a poco, yo arrugaba toda la cara, más del miedo que del dolor, en eso me la fue metiendo toda, sentí que nadie me había hurgado tan profundo la vagina, era como tocar el cielo con las manos, era lo más delicioso que había sentido en mi vida, al abrir los ojos me encuentro con la rajita rosada de Lucía, era la primera vez que mientras hacía el amor, chupaba a otra mujer, que locura, pero estaba muy excitada y me prendí de su vulva deliciosa.
-¿Te gusta cómo te cojo, Tita?
-Sí… ay… más… dame más…
-Que rico verte como le mamas la panocha a mi hermana. ¿Qué tal te la mama, Lucha?
-Muy rico, esta putita nació para coger… así, pendeja, méteme toda la lengua… ay, qué rico… eso… méteme los dedos… así… más… ay… sí, sí… chúpame el culo… así, cabrona… ay… más… más…
-Mueve el culo, Tita, así… métete toda mi verga… ya ves que te encanta… no como la cabrona de mi novia que no me la aguanta…
-Sí que eres tragona, pendeja… con una verga como esa me moriría…
¡¿Quieres probarla, primita?!
¡¿Qué dices?! ¡¡Es mi hermano!!
¿A ti te gustaría probar a mi primita, Fer?
Ni le preguntes porque el muy degenerado es capaz de decir que sí.
Hoyo es hoyo.
-Te lo dije, todos los hombres son unos cerdos asquerosos.
-Ay, sigue, Fer… que rica la tienes… más, primito, por favor… métemela toda… ay… que delicia… No sabes de lo que te pierdes Lucía…
-Cállate, pendeja, que me vas a hacer cometer una locura que después me voy a arrepentir el resto de mi vida.
-No tienes por qué seguirlo haciendo, solo pruébala una vez y verás que no te vas a arrepentir… ay, que cosota más deliciosa tienes, primito.
-Se dice, verga, putita.
-Pues que verga más deliciosa tienes primito… ay… ya… me vengo… me vengoooo… me veeeeeeeeeeeengo… uf… ha… mmm.
-Quiero ver ¿cómo te dejó la panocha?
-Me la dejó bien abierta… Pruébala primita, te va a volver loca de placer… ¿No quieres?... por lo menos chúpasela, vas a sentir muy sabroso… vamos, ándale…
-No sé, estoy muy caliente, pero…
-Ven primito, ponle tu verga en su boquita.
-Te la mamo pero no me vayas a coger…
CONTINUARÁ.