Huyendo en familia (3)
Esto es algo que nunca le escucharán decir a un hombre: Deja de chupar mi pene o llamaré a la policía, George Carlin. Relato en 11 trozos.
HUYENDO EN FAMILIA
(3-11)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados.
Le aparté la boca de la polla de su padre y me la metí en la boca. Era gorda de cojones y sabía de miedo.
. - vamos, está de puta madre. Ahora siéntate sobre ella y trágatela toda. Vamos a hacer disfrutar al viejo.
Felicia tragó saliva. No era lo que había pensado, pero al final sería desvirgada, aunque fuera por su propio padre. Así que se sentó y se la tragó cuan larga era. Aquello le llegó al alma y gritó de dolor.
. - Muy bien. Ahora follaros bien, quiero ese cuerpo hacia adelante mientras os dais placer.
Bien pronto, Felicia comenzó a entrar y salir de aquella polla y al hacerse hacia adelante, dejó su ano a mi disposición, tanto que mi lengua se la follaba al mismo tiempo, pero necesitaba un punto más y era el desvirgamiento anal, cosa que le daría enseguida.
Sin avisar a la interesada, coloqué mi polla en su entrada anal y se la enterré hasta los huevos. Aquello la puso en las antípodas del placer, pues gritaba con cada embestida que le daba. Al rato, de tanta polla que le daba, disminuyeron sus gritos y fueron aumentando sus gemidos de placer, hasta que los últimos dominaban a los primeros.
. - cómo no queremos que papá deje preñada a su hija, salte de su polla.
Yo hice lo propio con su culo. Después me senté sobre la polla de Alejandro, mientras ponía la vagina de la chica encima de la boca de su padre. No hubo que decir para qué, así que el padre le comió el chumino, mientras yo me tragaba el sable del viejo y sobaba las tetorras de Felicia, para también besarnos como locos los dos.
. - perfecto –dije saliéndome de la polla de Alejandro- ahora entiérratela en tu culo. Me refiero a la polla de papá, pues quiero comerte el chichi yo también-.
La chica estaba que no se lo podía creer. Si en un principio estaba aterrada, ahora disfrutaba cantidad.
Con su culo enterrado en la polla de su padre y mi lengua en su almeja sorbiendo jugo y más jugo, el viejo explotó y se corrió.
. - lo siento, hija. No he podido aguantar más.
. - no te preocupes padre, yo te limpiaré –dijo la gordita. Me miró como pidiéndome permiso y se lo di con un asentimiento, luego ella saliéndose de la polla de su progenitor y después de darse la vuelta, comenzar a comerle el rabo enlechado al viejo. Yo, mientras tanto, me tomaba la leche que le salía por el ano a la chica a borbotones. Solo cuando acabamos los dos de hacer la limpieza, la volví a poner en la silla de nuevo atada y amordazada, después de morrearme bien con ella.
. - ¿qué más quieres que hagamos, degenerado?
. - quiero que lo arregles y lo arregles bien.
. – pero, ¿cómo?
. - hablando con el juez que me metió en prisión provisional.
. - tú estás loco, el capitán me mataría de inmediato si se entera que fui a delatarlo.
. - mala respuesta.
Corté la brida de su mano izquierda y se la volví a atar donde tenía la derecha. Luego le cogí la derecha y la puse donde la izquierda. Vamos, que hice los cambios de piernas y manos para darle la vuelta y ponerlo con el culo hacia el techo.
Salí de la cama y quité la cinta a Felipe.
. - ¿te gustaría follarte a tu hermanita, la tal Ana Felicia?
. - no, por favor, no me obligue. A mi hermana no –dijo mirando el culo de su padre-.
. - ¿a tu hermana no, pero el culo de tu padre sí?
. - déjele que me folle, por Dios. A Ana Felicia que no la toque –dijo Alejandro-.
. - bueno, si es el deseo de los dos, adelante, chicos –dije desatando al hijo. El cual se subió a la cama y se puso encima de su nalgar-.
No me extrañó que el chico le buscara la polla descargada debajo de su cuerpo y sacándosela por entre sus piernas, comenzar a comérsela. Aquello hizo que Alejandro levantara un poco el nalgar, para luego yo ponerle de nuevo las dos almohadas debajo del ombligo. Entonces y solo entonces, dejó el chico de lado el pene paterno y colocó su empalmada polla en el ojete del viejo. Se la enterró de un solo tajo, cosa que hizo gritar al viejo.
. - lo siento, papá –dijo el chico-.
. - no te preocupes, hijo. Esto acabará.
El chico se lo follaba a todo meter y sus huevos hacían chop-chop cada vez que hacían contacto con su culamen.
Acerqué mi lengua y saboreé sus huevos, para luego comerme su lóbulo de la oreja derecha al mismo tiempo que le hacía una sencilla pregunta solo para sus oídos.
. - ¿quieres que te la meta por el culo? –más claro, agua-.
Me miró y con un sencillo inclinar de cabeza fue suficiente para seguir comiéndomelo a besos hasta llegarme a su retaguardia. Su culito estrecho, abrí con varios dedos, a la vez que introducía mi lengua allí.
No tardé nada en posicionarme y enterrarle media polla de un solo golpe. Dolor fue lo que sintió, sin duda, pero ya era tarde para echarse atrás y acabé de meterle la otra mitad de mi cuarto kilo de carne calentita. Continuó gritando con cada nueva embestida que le daba y claro, también embestía a su puto padre criminal.
Sus gritos no menguaron porque su enculado tampoco y así estuve hasta que el chico se corrió en el culo paterno. Solo entonces me salí de su ojete, para pasarle la lengua primero por allí y luego que la sacó, ponerle al viejo a comer polla maloliente. No se negó porque sabía lo que le esperaba.
Puesto que el viejo estaba entretenido sorbiendo leche y mierda a partes iguales y tenía su ojete libre, simplemente, se la enterré a lo bestia. Joder, como gritó mi amante ocasional que no aprobó mi entrada culera, pero eso me daba igual, solo quería joder una mínima parte de lo que él y los de su calaña me habían jodido a mí y a mi familia.
No me corrí porque esperaba un milagro. Así que me salí y puse a Felipe a tomarse mi polla como si un pirulí se tratara. Solo cuando se vislumbró mi corrida, me lo saqué de encima para llevarlo a la silla y de nuevo atarlo.
. - espero que ahora no te niegues a denunciar a tu puto patrón, el capitán Rosendo Robaina, si no, seguimos hasta que te decidas.
. - está bien, está bien, no abuses más de mis hijos y de mí mismo. Lo haré, lo haré. Iré al juez a denunciar al capitán García y quedarás exonerado de toda culpa.
. - así se habla, aunque hasta que no lo vea, no lo creeré.
. - ¿qué pasa conmigo? –dijo Ana Felicia irritada-.
. - ¿disculpa? –Le dije a la moza-.
. - papá, no quiero ser la única a la que no ha violado este cabronazo. Que haga conmigo lo mismo que ha hecho con Felicia, Felipe y contigo también.
. - pero hija, ¿qué dices?, por favor –dijo virado de espaldas su padre, pues aún seguía en aquel estado-.
. - no quiero tener en mi conciencia y que me echéis en cara salir ilesa de este atropello. Quiero y necesito que me viole como al que más.
. - hay que joderse. Yo creía que estarías contenta de salir sin probar mi polla, pero debe ser que te has sentido arrinconada.
. - y una mierda arrinconada, pero debo ser como las demás, así que viólame, cabrón.
. - ¿tú que dices, padre del año?
. - que está loca de atar.
. - ¿y si le damos gusto a la niña? –le dije-.
. - no por favor. Solo dice tonterías.
. - no, papá. Lo quiero, aunque no me des permiso.
. - cómo quieras, hija. Pero sigo diciendo que no está bien.
. - lo sé papá, no lo está, pero así ha de ser.
En vista de que habían llegado a un acuerdo entre padre e hija, me acerqué a Ana Felicia y la desaté. Me senté en la cama y la hice arrodillar. Comenzó una nueva mamada por la chica, la cual se empleaba con tesón en tragar mi salmonete.
La levanté y disfruté de sus pechos sabrosos, para luego ponerle un pie en mi hombro y comerme su chichi oloroso, cosa que la puse a cien gimiendo como una loca con cada orgasmo que se fabricaba. Sus jugos eran un manantial inacabable que supe sorber cada vez que eran expulsados.
Dejé de comerle el chichi y levantándome, corté la brida de la mano derecha del viejo, así como la pierna también derecha.
. - date la vuelta, viejo. Haz hueco a tu hija y a mí.
Alejandro se giró hacia arriba y a la derecha. Luego le até de nuevo la mano y el pie junto a lo que ya tenía atado, así no me atacaría si le daba por intentarlo. Con el hueco suficiente, le dije a la chica que se tendiera boca arriba y me metí entre sus piernas y continué comiéndome su chochito sabrosón. La hice vibrar que era un escándalo. Su padre, horrorizado, veía como su hija disfrutaba de mi trabajo bucal y que no podía hacer nada.
Lo siguiente fue follármela y no desvirgarla, pues aquella chiquita ya había recibido más pollas que las gallinas, pero, aun así, fue un disfrute metérsela hasta el tronco. Sin duda sus amigotes no la tenían tan grande y gorda y eso me alegró la follada.
Sus gemidos hacían subir y bajar sus pectorales al son de la música de mis penetraciones. En cuestión de gemidos, era una campeona, que avergonzaba a un padre deseoso de que aquello acabara de una bendita vez.
Como se había ofrecido, no le iba a preguntar si quería enculamiento, pues se daba por entendido que era toda una experta en recibir pollas por sus cuartos traseros y claro, le di la vuelta.
Su culamen perfecto como una diosa del olimpo me dio pena rompérselo, pero eso fue una décima de segundo, pues enseguida ya la tenía en su culo a todo lo que daba mi polla.
Por sus gritos supe que sus amigotes aún no habían probado aquella parte tan suculenta de la calientapollas de Ana Felicia y disfruté, vaya si disfruté, pero quería reservarme mi corrida y me salí, para luego comerme su ojete algo sanguinolento, pero bien sabroso.
. - no te muevas, querida. Enseguida acabamos –dije mientras me acerqué a la polla de su padre y después de una mamada rejuvenecedora, se la hice volver de nuevo a la vida. Entonces corté de nuevo un par de bridas y oferté el ojete de su hija al viejo-.
Al principio no entendió o no quiso entender, pero sabía que no era tonto e insistí. Con lentitud se colocó encima de su hija.
. - perdóname hija.
. - adelante, padre. Acabemos de una vez.
Alejandro se la encasquetó como yo antes, de un solo golpe. O quería acabar pronto o estaba por los huesos de su niñita del alma, lo cierto fue que se la folló a todo meter, consiguiendo joder bien jodida a su puta hija y claro, se corrió en su culamen.
Cuando se salió, lo puse a tomarse su lechita directamente del culito de Ana y hasta que no la dejó medianamente limpia, no le permití salirse de allí.
Con una mamada en profundidad de aquella tremenda polla que colgaba como las de los caballos una vez eyaculado, lo puse a mamar la mía. Tanto me mamó que me corrí en su boca, obligándolo a tragar mi lechita especial para agentes corruptos e hijos de la gran puta.
Cuando me la dejó seca, se la saqué para luego comerme su boca durante no menos un minuto al menos, tiempo en que casi sentí que aceptaba ser besado por un hijo de la gran puta como era yo en aquellos momentos, hasta usamos la lengua para darnos placer y todo ello delante de los chicos que no daban crédito a lo que hacía su padre por no separarse de mi boca, pese a que no era en libertad lo que se había fraguado aquella mañana.
Una vez nos separamos, hice una turné por el chichi y la polla de los dos hermanos allí sentados frente a nosotros.
. - es como un recordatorio de los sabrosos que sois chicos. Me quedaría todo el día, pero no puede ser y recordad, si un día me necesitáis de verdad, dadme un toque. Esto para los tres hermanos, para el padre, que se joda.
Un beso en cada boca, incluido al padre y me metí en el baño, después de atar a Ana Felicia y de nuevo al padre.
Cuando salí del baño hecho un pimpollo me acerqué y corté la brida que ataba las manos de Felipe.
. – te dejo aquí la herramienta para que desates a los demás, pero espera un minuto al menos para que me dé tiempo a largarme. En cuanto a ti, Alejandro, estaré vigilándote y veré si cumples, si no, volveré.
Vi que el chochete de Felicia goteaba y metí un dedo en su almeja y lo saqué embadurnado de sabrosa corrida. Me lo llevé a la boca y lo disfruté.
. - hasta la vista, chicos.
Me giré y salí de allí, dejando a una familia muy follada, aunque al final, no sabría decir si fui yo el follador o ellos los que me follaron, sea como sea, había disfrutado cantidad.
Decidí regresar a casa y esperar acontecimientos. En la calle no estaba seguro.
Conduje raudo y veloz por la autovía hacia donde estaba mi gente, en eso vi una roulotte con una rueda pinchada en el arcén y con su conductora dándole una patada. Aquello me hizo pensar que debía ser un buen samaritano, pues podía ser yo quien estuviera en su lugar y esperaría que alguien parara para echarme una mano. Aunque ese caso en particular no sería el mío, pues yo tenía cojones para cambiar una rueda y las cuatro si las tuviera pinchada y tuviera más de una de repuesto, pero podía tener problemas de motor y ahí es donde fallo, pues cada vez los vehículos son más electrónicos y se joden menos, pero cuando se joden, ni el mecánico de pueblo lo sabe arreglar. Por ese motivo paré en el arcén y me acerqué a la dama en apuros.
Cuando estuve a cinco metros de la roulotte supe que me había parado por alguien que no era lo que yo creía, pero poco importaba, pues para el caso, daba lo mismo.
. - gracias por parar. Soy una negada para cambiar la rueda –me dijo la mujer metida en un cuerpo de hombre. Era un transexual que parecía una mujer si no te acercabas a menos de cinco metros. Tenía pechos muy sabrosos, que pugnaban por salírsele del jersey que llevaba-.
. - hola, ¿dónde está la rueda de repuesto?
. - la verdad, es que no lo sé. Me dejaron el vehículo para pasar unos días y no tengo ni idea.
. - la buscaremos entonces. Suele estar por detrás o debajo –dije yendo a la parte trasera-.
Allí solo había una bicicleta atornillada a la trasera. Miré debajo y allí había el hueco de una rueda, pero se sacaba desde arriba, así que abrí la puerta y allí mismo, en el piso, había una trampilla que levanté y sacando un par de tornillos, pude sacarla, con tan mala suerte que me rocé con ella y claro, estaba llena de hollín, manchándome los pantalones.
. - oh, lo siento. Se ha manchado los pantalones –dijo ella preocupada-.
. - no se preocupe, solo es hollín. Te la pongo en un segundo y podrás seguir camino. Recuerda repararla en cuanto puedas, no vayas a pinchar de nuevo y no tengas una de repuesto.
. - es usted muy amable, muchas gracias.
. - nada, hoy por ti, mañana por mí –dije sonriendo y admirando como se le hinchaban las tetas y a punto de explotarle la silicona, pero claro, no exploraron y fue una lástima. Por su sonrisa, sabía que me había cogido mirándole las tetas y la muy jodida, se le calentó lo que tuviera, rabo o coño-.
Llevé rodando la rueda hasta donde estaba la pinchada y con el gato que estaba con la rueda, comencé levantar el auto.
. - no me has dicho cómo te llamas, para darte las gracias debidamente –dijo ella inclinándose para darme la mano-.
. - mejor después –le dije enseñándole mis manos negras por las ruedas-.
. - sí claro. Yo me llamo Clara y mi hijo Honorio.
. - me llamo Salvador. ¿Qué edad tiene tu hijo? –dije mientras aflojaba los tornillos de la rueda picada-.
. - ya es mayorcito. Es todo un mocetón. Tiene ya 19 añitos.
. - ¿está enfermo?
. - no, por suerte, pero si mareado. Se empeñó viajar detrás y claro, no está acostumbrado y estuvo arrojando. Ahora está descansando.
. - no será nada. Con descanso, se le pasará.
. - sí, eso mismo le dije yo.
Una vez sacada la rueda vieja y metida la de repuesto, solo me faltaba ponerle los tornillos y apretar, cosa que hice al poco. Le di al gato para que bajara el vehículo y cuando estuvo suelto, saqué la herramienta, el gato, y con la rueda en una mano y el aparato en la otra, la metí donde estaba la anterior, dejándolo todo como estaba.
. - esto ya está.
. - muchas gracias, ¿cuánto le debo?
. - por Dios, nada, ¿cómo le voy a cobrar?
. - al menos pase y límpiese un poco. Yo misma le limpiaré el pantalón manchado, no puede regresar a su casa en ese estado.
. - gracias, las manos si debo limpiármela, lo del pantalón, lo dejamos.
De camino a la puerta principal de la roulotte, ella se quejó.
. - ¿no me diga que tiene vergüenza de quedarse en paños menores delante de mí?
. - no es eso, sino que no debe molestarse por tan poca cosa.
Ya dentro, me llevó al fregadero y allí me lavé con detergente y agua. Me sequé con una toalla que me dejó ella muy solícita.
. - vamos, por favor, insisto. Déjeme ayudarle yo ahora a usted. Después de todo, se ensució ayudándome. Me quedaría fatal no haciendo algo por su pantalón.
. - veo que no se quedará contenta hasta que me limpie los pantalones. Lo malo es que no llevo calzoncillos –dije yo sonriendo-.
. - por eso no se preocupe, le dejo una toalla mientras tanto.
. - bueno, entonces por mí no habrá más impedimentos.
Mientras me traía la toalla limpia, me saqué los pantalones, quedándome con la picha fuera y los pantalones por delante para taparme las vergüenzas.
Cuando la mujer me entregó la toalla, el hijo, el tal Honorio salía tras una puerta pajeándose la polla. Llevaba unos minúsculos pantaloncitos vaqueros.
. - oh, perdón, madre. No sabía que estabas con…
. - no es eso que tú crees, hijo –dijo la mujer dándome por fin la toalla y yo el pantalón. En ese lapsus, mi polla, que se estaba poniendo morcillona, fue vista por ambos sin recato y con una sonrisa cabrona en sus bocas-.
Me tapé y claro, la morcilla seguía subiendo sin permiso de su dueño.
. - perdonad, se gobierna sola –dije como disculpa y mirando mí tranca que ya se notaba cantidad-.
. - hijo, se llama Salvador y me ayudó a cambiar la rueda. Como se manchó el pantalón, voy a limpiárselo un poco. Solo es eso.
. - sí, claro –dijo el chico sin creerse una palabra. Se sentó encima de la mesita adosaba del vehículo, mirándome descaradamente-.
En aquella posición, pude verle sin problema su juvenil polla, que poco hizo por ocultar, pese a que sabía que me la estaba enseñando.
Su madre, que se puso a limpiarme el pantalón, miró donde yo lo hacía y casi le da algo.
. - hijo, por favor. No enseñes tu herramienta así, tan descaradamente.
. - deje al chico, señora. La tiene muy bonita –me lancé-.
. - ¿usted cree?
. - así es. Tengo un hijo un poco mayor que el suyo y también la tiene así de hermosa.
. - ¿se acuesta usted con su hijo, señor Salador? –me preguntó el hijo-.
. - está mal visto decirlo, pero sí. Mi chico y yo practicamos sexo cada día.
. - ¿lo ves, mama?, no es tan pecaminoso lo que hacemos nosotros.
. - pero, hijo. Qué cosas dices…
El chico se bajó de donde estaba y acercándose a su madre, le puso la mano en su trasero.
. - mamá, estamos entre amigos, ¿verdad, sr. Salvador?
. - se podría decir así. De mí no saldrá nada y espero que de vosotros tampoco.
. - ya ves, mamá. Tu invitado y nosotros ya somos amigos y hasta tenemos secretos y todo –dijo bajándole la cremallera del pantalón a su madre, sacándole su morcilla, que no era pequeña precisamente-.
. - pero hijo, ¿qué estás haciendo? –dijo ella sin poder hacer gran cosa, pues tenía las manos enjabonadas y ocupadas con mis pantalones-.
. - ¿puedo, sr. Salvador?
. - por favor, están en su casa –sonreí-.
El chico se lo tomó como un sí y haciendo girarse a su madre transexual hacia mí, se agachó y comenzó a mamarle la polla.
. - oh, Dios mío, hijo.
Aquello estaba tomando el cariz que me iba como anillo al pelo y dejé caer la toalla al suelo. Me acerqué y cogiéndole ambas manos, se las puse sobre mi tranca.
Aquello me dio pie para sacarle el jersey por arriba y aflojándole el sujetador por detrás, dejar sus mamas a la vista de un servidor.
Mientras era mamada su polla por su hijo y me sobaba la polla, comencé a comerme sus siliconadas tetas, que, a falta de pan, buenas eran tortas.
Pronto el chico dejó de mamar a su madre y sin pedir permiso, se dio la vuelta y comenzó a comerme los huevos, para luego apartar las manos de su madre y tragarse mi polla a todo cuanto daba su boca.
La madre, después de esto, se dejó de gilipolleces y acercó su boca a la mía para morreamos como Dios manda.
Le acabé de sacar el pantalón y levantándola a pulso, la senté sobre la mesa. Allí, mientras el chico seguía mama que te mama con mi polla, me puse a comerme el rabo del transexual. Era exquisita su herramienta.
El chico, que no era tonto y sabía que más pronto que tarde, me encularía a su madre, se salió de mi polla y comenzó a rondarme el ojete del culo con su lengua. Agradecí el detalle y claro, como había pensado el hijo, fui a por el ojete de su madre.
La bajé de la mesa y dándole la vuelta, la agaché lo suficiente para tener su ojete a la distancia adecuada. Se la endilgué en cuanto pude y no paré en un buen rato, tiempo que utilizó su hijo para servirse también de mi orto.
Aquello era guay del Paraguay, pero claro, necesitaba tener dentro de mí una polla que me hiciera daño de verdad y la de Clara era la ideal.
Me salí de ella y sacándome de encima a Honorio, lo coloqué donde antes estaba su madre. Allí le di una mamada, suficiente para que se corriera en mi boca.
Clara, que estaba que explotaba, buscó mi culete y sin dejar que me preparara, me la ensartó dentro de mí. La puta madre que la parió, me gustaba aquella sabrosa polla suya.
Como mi polla aun pedía más guerra, bajé al chico de la mesita y como antes a su madre, lo puse con su culo delante de mi polla.
Sin duda su madre había practicado cantidad con su hijo, pues se la clavé de un solo intento y hasta el fondo. El chico comenzó a mover sus caderas como si fuera todo un experto recibe-pollas, como así debía ser y con su culo y la polla de su madre en el mío, aquel regreso a casa se estaba volviendo de lo más placentero.
Pronto me corrí, para ponerme a succionar mi leche directamente del culo del chico, aportando su granito de arena al inclinarse para favorecerme el trabajo.
Su madre, que no tenía ganas de comerme el culo, se vino hacia su hijo y le dio el manantial que era su corrida, para después ofrecerme los restos, que gustosamente me tragué, dejándole la polla sin nada más que el disfrute obtenido de la misma mamada limpiadora.
Honorio ya estaba disfrutando con mi polla dentro de su boca, quedando bien contento con los restos que encontró.
Una vez se hubo acabado la follada a tres bandas, un último morreo a los dos, dio por terminada la sesión sexual.
. - he disfrutado y mucho. Gracias, Salvador -dijo Clara-.
. - gracias a los dos. También he disfrutado yo.
. - me alegro. Honorio, acompaña a ducharse a Salvador, mientras acabo de limpiarle el pantalón.
. - eso está hecho –dijo su hijo cogiéndome de una mano. Entramos tras una puertita. Allí solo cabía uno, pero Honorio también entró y entre manguerazos de agua y de lengua por todo el cuerpo del otro, salimos de allí medianamente limpios-.
Cuando salimos Honorio y yo, Clara nos dejó una toalla a cada uno, mientras ella se metía para ducharse también. Luego busqué mi ropa y vi que el pantalón ya no tenía la mancha, pero sí un manchón de humedad. Bueno, no esperaba que también estuviera seco. Me lo puse y también el resto de ropaje. Honorio también se vistió. Solo cuando Clara hubo salido y vestido, llegó el momento de despedirme.
. - gracias por todo, Clara y Honorio.
. - ¿te vas ya?, ¿no nos intercambiamos direcciones y teléfonos?, Quisiera seguir en contacto contigo –Dijo Clara, compungida, pues creía que había sacado de todo aquello a un amigo donde compartir sexo sin problema de racismo sexual-.
. - a mí también me gustaría seguir viéndonos. Eres fabuloso con tu herramienta –sonrió el cabronazo de su hijo-.
. - os lo agradezco, pero no debo. Ahora mismo tengo unos problemas encima y no os conviene que os vean conmigo. Os prometo que si los arreglo, os buscaré, pues he disfrutado y seguro que mi familia también lo haría con vosotros-.
. - mamá, insiste, porfa.
. - hijo, Salvador ya ha tomado su decisión. Solo deseo que nos volvamos a encontrar en un futuro. Debes saber que no me importaría disfrutar de tus hijos y también de tu mujer, pues cuando me doy, me doy por completo. Al menos toma nuestro teléfono por si decides llamarnos.
. - gracias y te lo agradezco. De acuerdo, dejadme un teléfono y veremos qué sucede en un futuro.
Honorio se adelantó a su madre y escribió en un papel el número de un móvil y me lo entregó, guardándomelo en el bolsillo de la camiseta. Luego besé a ambos como si fuera la última vez que nos veríamos y salí de allí.
Ya antes de llegar a la casa donde estaba mi gente, vi que la cosa no marchaba cómo debía. Habían cerrado a cal y canto la calle. Era la policía local.
No me dejaron continuar y me tuve que desviar hasta pararme tres calles detrás de la mía, provisionalmente mía. Antes de salir del auto para acercarme sigilosamente a la casa, se abrió la puerta y entró mi nervioso hijo.
. - gracias a Dios que has llegado, papá –dijo acomodándose en la parte de delante con un par de bolsas de comestibles encima-.
. - ¿qué ha pasado en mi ausencia, cariño?
Antes de recibir la respuesta, las dos chicas se subieron también, con bolsas en sus manos y en la parte de atrás. Los nervios estaban a flor de piel.
. - vámonos, cariño, vámonos de aquí –dijo mi putativa esposa-.
Arranqué y sin hacer derrapes innecesarios, salí de aquella zona. Una vez lejos de allí, volví a pedir información.
. - ¿quién la ha jodido esta vez?
. - no hemos sido nosotros, papá. Algún vecino vio algo y llamaría a la policía –dijo la buenorra de mi hija-.
. - sí, es posible. De todas maneras, ya no podemos volver a la casa. Buscaremos otro refugio.
. - cariño, ¿conseguiste algo en tu salida?
. - habrá que esperar un poco aún.
Mientras, en otro lugar…
. - ¿y no os ha dicho qué quería el capitán? –les dijo el segundo del capitán Rosendo, el tal Alejandro Robaina a los dos esbirros que los acompañaban por unas oscuras callejuelas del extrarradio-.
. - no, solo que le acompañáramos hasta cierta casa de esta zona –dijo uno sin mirarlo-.
La basura de aquella zona no la recogían ni con palas. Era deprimente, donde los contenedores oxidados estaban llenos de restos de todo tipo.
. - es aquí –le dijo el mismo que antes había hablado. Le dio paso y cuando estaba a su altura, sacó un cuchillo de buenas dimensiones y le asestó varias cuchilladas. La sorpresa se le veía en la cara al que segundos después estaría muerto y abandonado allí mismo-.
Cuando cayó al suelo, ya sin vida, el asesino limpió al pobre desgraciado.
. - no dejes ni un céntimo, así creerán que fue asaltado y asesinado para robarle –dijo el que no había abierto la boca hasta ahora-.
. - una pena, me caía bien el capullo.
. - mejor te caerá tener la pasta que nos prometió el capitán, así que calla y larguémonos de aquí.
Necesitaba un lugar donde meternos y pensé en Clara y su hijo Honorio.
. - hola, soy Salvador –le dije a mi interlocutor, al otro lado del móvil-.
Estaba hablando con Honorio, el hijo de Clara, la transexual.
. - ¿está tu madre, cariño? –ante la respuesta afirmativa del chico, le pedí hablar con ella. Cuando me la pasó, se alegró de tenerme al otro lado del teléfono, tan pronto. Cuando le dije que me lo había pensado mejor y que necesitaba donde quedarme unos días, mi familia y yo, todo fueron facilidades. Me dio una dirección de una casita en medio de la montaña, bastante solitaria según la transexual. Mejor que mejor, le dije, y colgué-.
. - Nos vamos de picnic, chicos. Una amiga y su hijo nos dejan su casita unos días.
. - ¿por qué le hablaste de cariño ?, ¿es un niño el hijo de esa señora? –dijo su hijo-.
. - no es un mozarrón de unos 19 años. Su madre es una transexual. Tiene pene y pechos. Son buena gente.
. - ¿te has acostado con ellos? –preguntó su esposa-.
. - así es. Vosotros también lo podéis hacer. Yo seguiré disfrutando de los dos el tiempo que estemos en su casa.
. - y de nosotros, ¿no vas a seguir disfrutando? –dijo Jorge-
. - claro, que sí, cariño –le dije llevándolo al auto, pues estábamos fuera, en el arcén. Una vez dentro, me lo comí a besos, para de inmediato y bajándole los pantalones, ponerlo a cuatro patas y allí mismo, enculármelo con cierta violencia que no le disgustó a mi chico-.
Sofía se subió por el otro lado y ofreció su chumino a su hermano, que no le hizo ascos. Los gemidos de los dos chicos pusieron a cien a la madre, que se sentó delante y metiéndose un par de dedos en su vagina, se hizo una paja interminable.
La casa estaba más que aislada, estaba en el tercer mundo. Para llegar a ella, tuvimos que atravesar una carretera de tierra, pero cuando llegamos, la cosa valió la pena, pues era lo que estábamos buscando, un lugar solitario rodeado de arboleda y un riachuelo que bajaba rápido de las montañas cercanas.
. - bienvenidos –dijo Clara al vernos delante de ella. Estaba dubitativa de cómo proceder con los visitantes, pero para eso estaba yo allí. Me acerqué a ella y mientras me comía su boca, le sobaba de las tetas delante de todos. Así sabían a qué atenerse todo el mundo, aunque ya lo había avisado antes a los míos-.
Honorio apareció con el torso desnudo y limpiándose las manos en un paño, pues estaba fregando cuando llegamos. Me acerqué al chico y más de lo mismo. Nos morreamos como si fuéramos dos amantes, que debíamos ser, pues si nos habíamos dado por culo, algo de cierto en ello había.
Entre los de la casa y mis chicos, fueron besos rápidos de compromiso. Una vez entramos, Clara le pidió a su hijo que llevara a los chicos a instalarse.
. - venid conmigo, chicos –dijo cogiendo una maleta de las que habíamos traído-.
Una vez los tres solos, el silencio volvió a estar presente.
. - ¿podemos sentarnos, cariño? –le dije a Clara-.
. - claro, aquí mismo –dijo sentándose en uno de los sillones que era bastante cómodo-.
Una vez los tres sentados, conmigo en medio, le di las gracias a Clara.
. - te agradecemos Clara que nos acojas por unos días.
. - ya te dije que no había problema.
. - ¿cómo es que tenéis cobertura de teléfono y de televisión?, ¿cómo puedo ver? –dije señalando una televisión encendida-.
. - Aunque estamos solos aquí, una de las operadoras puso un repetidor cerca y gracias a ello tenemos cobertura. Lo del televisor es por la parabólica que tenemos en el techo. Como podrás ver, no nos falta de nada.
. - eso parece. Te agradezco tu acogida, pero debo informarte de que estamos huyendo.
. - ¿de quién, cariño?
. - soy agente del contra-espionaje español y nos pasó esto, resulta que… -le conté por encima, sin dar muchos detalles de nuestras andanzas-.
. - qué barbaridad. Puedes quedarte todo el tiempo que queráis.
. - te lo agradezco. De todas maneras, me ausentaré varias veces, pues debo solucionar este problema que tenemos encima.
. - sí, lo comprendo. Aquí arriba no os encontrarán nunca.
. - perfecto. ¿Me puedes hacer un favor más?
. - claro, cariño.
. - puedes enseñarle a mi esposa tu pene. No me cree que tengas pechos y pene al mismo tiempo.
. - Salvador, pero si yo… -le puse la mano en la boca, haciéndola callar con una sonrisa-.
Clara también sonrió y ni corta ni perezosa, se bajó los pantalones y ya antes de bajarse las bragas, se vislumbraba aquella hermosa polla que me había comido la otra vez.
Saltó fuera como un resorte, pues desde que llamé, ya estaba empalmando la amiga transexual.
. - Dios vendito –dijo Miranda, pasándole la mano por encima a todo lo largo-.
. - anda, no seas tímida –dijo Clara, guiñándome un ojo-.
Miranda no era tímida, no señor. Se inclinó y comenzó a comerle el rabo a Clara, ante la sonrisa de la dueña de la polla y mía también.
La boca de ella y la mía se pegaron para comerse mutuamente, mientras la desabotonaba y sacaba aquellos pechos siliconados que me comí después.
Pronto Clara desnudó a Miranda y poniéndola a cuatro patas, le comenzó a darle polla. Yo, con mi polla en mi mano, los observaba, mientras me sacaba toda la ropa de encima.
En eso llegaron los chicos, los tres y sonriendo, se acercaron al trío. Mis dos chicos se miraron y sonriendo, comenzaron a desnudarse también mientras llegaban ante nosotros.
Un morreo con Sofía, fue solo el comienzo, pues me puse a comerle el chumino allí mismo.
Su hermano, Jorge, más atrevido, se metió bajo la polla de Clara, que seguía enculando a su madre y allí se quedó lanzando su lengua para tomarse los jugos que allí se producían, vagina incluida.
El hijo de la transexual, que no era tonto, se adueñó de mi polla desde atrás y comiéndosela, me perforó el culamen con varios dedos suyos, para después darme polla hasta reventarme el culo.
Cuando el chico se salió fue con su tranca y se la ofreció a la enculada de mi esposa, que tragó y mamó su rabo con buen provecho. Al poco, Jorge se salió de allí abajo y colocándose detrás de Clara, le encontró el ojete y se lo ensartó a la primera.
Sin duda fue una bienvenida de puta madre. Eran unos anfitriones de lo mejorcito que se podía encontrar.
Al día siguiente amanecí feliz y contento de haberme conocido. Al ir al baño, allí estaba Honorio duchándose. Fue verlo y ofrecerme su culo, que gustosamente perforé, para después devolverle el favor. Una ducha y listo para desayunar.
A eso de las diez de la mañana y mientras estaba mirando las noticias y Clara me comía la polla, una noticia me puso los pelos de punta. Subí el volumen y oí lo que decía el locutor.
(Parte 3 de 11)
FIN