Huyendo en familia (2)

Esto es algo que nunca le escucharán decir a un hombre: “Deja de chupar mi pene o llamaré a la policía”, George Carlin. Relato en 11 trozos.

HUYENDO EN FAMILIA

(2-11)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Sofía, mientras tanto, se pajeaba mirando a su hermano disfrutando de su putísima madre. El olor de su vagina me llegó a mi nariz y con una seña, le dije que se pasara delante. Ella lo hizo ipso facto. Sin preámbulo, le abrí de piernas y mientras le sobaba las tetas, me comí su chochito sabrosón, haciendo gritar de placer a una hija que más que hija, era una amante, así como también lo era ya mí querido hijo putativo.

Aquello duró lo que duró. Luego, bien calentitos, salimos de allí y entramos en los aparcamientos del centro comercial, abandonando el auto definitivamente o eso creíamos.

De paso a un restaurante, compré un diario. Quería saber lo que se decía de nosotros en los medios.

Como habíamos quedado, nos sentamos en dos mesas diferentes las dos parejas. Mientras esperaba la comida, abrí el periódico y no encontré nada de nosotros. Lo más un accidente mortal de un vehículo policial donde había muerto el conductor al incendiarse al ser embestido por un conductor borracho. De nosotros, nada de nada. Aquello era aún más intrigante que la misma detención.

. - no dicen nada de nosotros, así que nos están buscando, sí, pero no la policía nacional, sino los de mi propio equipo.

. - ¿y eso es bueno o malo?

. - malo, muy malo, pues significa que somos prescindibles si nos dan caza. Tengo que averiguar qué coño pasa, antes de que vuelvan a encontrarnos.

. - Salvador, en cuanto a lo de los chicos y yo en el auto…

. - querida, antes de que te toque un pelo, has de ser tu quien dé el primer paso y te entregues a nuestros hijos. Solo después, volverás a ser una más de los nuestros.

. - ¿no te divorciarás de mí?

. - sí prometes no volver a ponerme los cuernos, nada más que con Jorge y Sofía, no nos divorciaremos. Pero has de hablarme con pelos y señales lo que hablasteis tú y ese Mustafá de los cojones. Tienes que haber oído algo que haya puesto a los agentes en la pista de que eres una terrorista y, por ende, nosotros también.

. - te prometo que no hubo nada más que sexo. Nada de amor, ni confabulaciones de ningún tipo. Iba, pasaba al cuarto y lo hacíamos. Luego me iba. Solo eso, te lo juro por los chicos, Salvador.

. - voy a tener que creer en tu palabra, pero si me has engañado, no vas a divorciarte de mí, sino algo peor.

. - ¿peor?, ¿qué puede ser peor que divorciarnos y que me quites los niños?

. - pregúntate que hay peor y veras que siempre hay algo peor.

. - llegarías a…

. - no me gustaría, pero sí, pero si tú me dices que no hubo nada más que sexo y no volverás a las andadas, te creo y listo. Comamos ahora –dije viendo que el camarero venía con nuestros platos-.

Mientras tanto, en la otra mesa donde estaban Jorge y Sofía, hablaban de su madre y de mí.

. - Jorge, ¿has llegado a penetrar a papá?

Jorge se sonrojó y sonriendo, negó.

. - aún no, pero todo llegará y también a mamá, pues me gustan los dos a rabiar. ¿Y tú qué?

. - por papá, lo que haga falta. Lo de besar a mamá, me ha gustado, no creas, pero ser follado por nuestro padre, me pone que no veas. Ahora mismo estoy que me corro patas abajo –dijo riendo-.

. - me gustaría estar entre tus piernas y comerte todos tus jugos, hermanita.

. - y a mí que me los chupes, hermanito. ¿Sabes que tu polla va pareciéndose a la de papá?, me gustaría probarla.

. - por mí no quedará. Si papá me da permiso, seremos amantes tú y yo. No sabía que se podía ser tan feliz amando en familia.

. - ni yo, ni yo hermanito –dijo descalzándose y pasando su pie desnudo entre las piernas de Jorge, que se abrió para favorecer que le sobara la polla por fuera de los pantalones, consiguiendo que se le inflara la minga, por lo que también se descalzó y metió su pierna derecha ente los muslos de Sofía, que, al sentirla allí, se las arregló para bajarse un poco las bragas y llevarse el dedo gordo de Jorge dentro de su vagina. Allí se la dejó para que la masturbara, mientras comía.

Jorge, mientras comía también y seguía pajeando a su hermana, se sacó la minga y dejó que se la pajeara con su pie. Así fue como Sofía le hizo la primera paja a su hermano en pleno restaurante. La prueba sería la corrida que la mesa tenía pegada en sus bajos, solo cuando se corrió y lo supo Sofía, dejó en paz su polla, para Jorge pasarse los dedos por su salida láctea y llevársela a la boca. Después de un rato, Sofía hizo lo mismo cuando se corrió bien corrida, llevándose sus jugos a su boca, ante las sonrisas de ambos.

Lo siguiente en la lista fue adquirir ropas adecuadas para cuatro fugitivos. En el mismo centro comercial entramos en una elegante boutique. Allí, por parejas, entramos en los vestuarios para probarnos las ropas. Ni que decir que las dos chicas por un lado y los dos chicos por el otro, pues no queríamos llamar excesivamente la atención hacia nosotros.

Le faltó tiempo a Jorge para engancharse de mi polla en cuanto la tuve fuera para probarme ropa. Dejé que el chico se desahogara, metiéndole al mismo tiempo un par de dedos en su ano, cosa que recibió Jorge con reticencias en un principio, pero pensando que debía dar tanto como recibía, se abrió de nalgas para favorecerme el trabajo.

Una vez me hubo descargado, le di la vuelta a Jorge y me comí su ano, introduciéndole mi lengua a todo cuanto daba. El chico estaba que se corría y así me lo dijo. Entonces le di la vuelta y me puse a comérsela de inmediato.

Efectivamente, Jorge descargó en mi garganta su lechada juvenil que fue toda para mi degustación. Un morreo intenso acabó con las mamadas en el vestuario. Su sonrisa me alegraba cantidad. Al menos había allí alguien feliz y no pensando en lo que teníamos encima como a mí me pasaba, pues, aunque disfrutaba y mucho mamando y siendo mamado por Jorge, no se me quitaba de la cabeza que teníamos un grave problema encima de difícil solución. No quise aguarle la fiesta al chico y degusté su descargada polla una vez más, para luego hacer lo propio con la mía por su parte.

En el otro cuarto que estaba junto al nuestro, las chicas no pudieron por menos que oír a Jorge disfrutar como un niño que era. Las chicas sonrieron, como diciéndose que, qué bien se lo pasan los chicos. En eso y recordando Miranda mis órdenes de que les diera placer a nuestros hijos, se acercó a Sofía y sin pedirle permiso, besar sus labios.

Sofía, que mientras era besada por su madre sonreía con los ojos, se dijo que ¿por qué no? y se entregó en el beso y sobeo de ambos pechos de su madre, algo que ya su madre hacía con los suyos.

Seguidamente y sentando a su hija en el banco que allí había, abriole las piernas a Sofía y comenzó a comerle el chichi para disfrute de ambas, no solo de su hija.

Los jugos salieron de inmediato y fueron sorbidos por Miranda, para luego levantarse y poniéndole su propio chumino en la cara, Sofía darle placer lengüetero allí donde precisaba.

Ambas chicas salieron más que satisfechas del primer encuentro consentido por ambas partes. Lo finalizaron con un morreo digno de película.

De la boutique pasamos al supermercado y cargamos un par de carros con comidas imperecederas la mayoría.

Cuando salíamos del supermercado, vi quien entraba en el restaurante donde habíamos estado comiendo una hora antes. Eran agentes del cuerpo de inteligencia. Reconocí al segundo del capitán.

De espaldas al restaurante, les hablé a los chicos.

. - ¿alguien llamó a algún amigo o amiga desde el restaurante?

. - yo, papá. En el baño había un teléfono de moneda y llamé a Georgina para decirle que no nos veríamos en unos días.

. - hija, ¿no te dije que pasáramos desapercibidos?

. - ¿hice mal, papá?

. - hija, la policía tiene intervenidos todos los teléfonos de vuestros amigos y los míos también. No debiste usar el teléfono.

. - lo siento, papá. No creía…

. - déjalo, ya no tiene remedio. Separémonos de dos en dos y vayamos al aparcamiento. Hemos de salir de esta ratonera de inmediato.

Con un carro con dos personas cada uno y separados por cierta distancia, buscamos los aparcamientos, pero la cosa pintaba feo, pues allí andaba un agente buscándonos también.

Me oculté tras un alto vehículo y avisé a los chicos para que se pusieran junto a mí. Según llegaron, los hice agacharse, para después separarme de ellos y rodear al agente por detrás. En cuanto lo tuve a tiro, le di un golpe en la nuca y lo desmayé, arrastrándolo tras unos vehículos, luego me llegué junto a los míos y nos subimos al mismo vehículo en que habíamos venido, pues no podía robar otro, pues enseguida serian avisados de que lo había robado y no tenía gracia que me persiguieran tan pronto.

En silencio los cuatro, conduje fuera del parking y nos adentramos en la autopista con destino a la casa de mi amigo ausente. Según llegamos, localicé la llave tras un parterre y desde dentro, abrí el garaje y metí el auto para ocultarlo de los chismosos.

Descargamos los víveres y hasta que no llegamos a la cocina, no se me derrumbó Sofía.

. - lo siento, papá. Lo siento muchísimo. No sabía que nos podían localizar tan fácilmente.

. - debéis hacerme caso cuanto os diga. Recordar que soy uno de ellos y se cómo piensan. Yo hubiese hecho lo mismo y por eso sé que aquí es el último lugar donde nos buscarán, siempre que no los enviemos hacia aquí con más llamadas.

. - no haré más llamadas, te lo juro, papi.

. - te creo, querida. Ahora descansemos un poco. Voy a ducharme y dormir un rato, pues después he de salir a buscar respuestas.

. - papi, quiero ducharme contigo.

. - claro, preciosa. Jorge, dúchate con mamá tú también.

. - claro que sí –dijo el chico mirando a Miranda, la cual le echó el brazo por encima a su hijo. Éste le puso la mano en el trasero y bajo las bragas, metiéndole un par de dedos en su ano.

Allí los dejamos y de camino al baño, ya estábamos desnudos Sofía y yo. Nos metimos bajo la roseta de la ducha y el agua fría casi me deja sin huevos. Aun así, aguantamos, sobre todo por el morreo que nos dimos mi niña y yo allí dentro ambos desnudos.

Sus pechos me llamaban sin parar y di buena cuenta de ellos, poniéndoselos duros como piedras. Mi chica disfrutaba tanto como yo.

. - papi, desvírgame, por favor.

. - hija, lo haré, no te quepa duda, pero no aquí con esta agua fría que me está pelando los huevos. Será en una cama. Lo que sí haré será disfrutarte un poco más.

La levanté, colocándole las piernas en mis hombros. Ella se agarró del techo de la mampara y yo, mientras tanto, me comía su chumino sin parar, consiguiendo que Sofía se corriera y soltara jugos al por mayor, que iban a mi boca sin parar. Sus gritos de felicidad me la pusieron dura y casi me la follo allí mismo, pero me frené, pues quería desvirgarla con su madre y su hermano a nuestro lado.

Una vez duchados y disfrutado como enanos, salimos del baño, para entrar Miranda y Jorge, que disfrutaron tanto o más que nosotros.

Miranda se daba toda ella a su hijo, ofreciéndose a cuanto le pedía Jorge. Solo la penetración no fue pedida por el chico, pues quería follarse a su madre estando yo delante, no sé por qué, pero así era mi chico, un jodido idiota como yo.

Cuando Jorge y Miranda entraron en nuestra habitación, Sofía y yo seguíamos disfrutando. Su vagina estaba súper corrida, deseando que la penetrara cuanto antes.

. - vamos, ya papá. Estoy que no me aguanto.

. - de acuerdo, hija. Jorge, voy a desvirgar a tu hermana. Miranda, desvirga a tu hijo.

. - será un verdadero placer, cariño.

. - ¿ya no os vais a divorciar? –dijo esta vez Sofía, viendo que sonreíamos su madre y yo-.

. - no, ya no. Vuestra madre se portará como debe –dije besando la boca de mi esposa Miranda, correspondida por ella, mientras Jorge se tendía en la cama-.

De inmediato Miranda se puso a mamarle la polla a su hijo para ponérsela dura, cosa que era innecesaria, pues ya venía del baño más que dura. Yo tenía a Sofía mamándome la mía, para acto seguido comerme su chichi una vez más y levantarle un poco su agujero vaginal con una almohada que le puse bajo ella.

Con su agujero a la altura adecuada, coloqué mi cacho polla en su entrada, para luego hacerme hacia adelante y mientras me agarraba de sus tetas, comerme su boca.

Poco a poco fui introduciéndome dentro de su vagina, su cuerpo se tensó al tenerme dentro de él. Proseguí hasta medio meter mi polla. Sus gemidos de dolor me agradaron, pues era de rigor el dolor desvirgador de su virginal cuerpo.

Aumenté la comida de boca y el sobeo de pechos para metérsela hasta todo lo que daba mi tranca, cosa que le hizo poner el grito en el cielo. Me detuve para jugar un poco con mi polla dentro de ella, moviéndola a los lados, pero sin sacarla un milímetro.

Miranda, mientras tanto, ya estaba sentada sobre la tranca de Jorge, el cual movía su pelvis al compás que la su madre, jadeando ambos con la penetración.

. - hijo, no te me corras dentro, avísame cuando te he de ofrecer mi ano, para seguir con tu aprendizaje.

. - mamá, estoy disfrutando un montón. Ya puedes salirte de mí pene.

Miranda se salió y le dio una corta mamada a la polla de Jorge, para después colocarse a su lado con sus nalgas en alto.

. - vamos, hijo. Mi ano es todo tuyo. –Girándose hacia mí, mirándome, siguió hablando- querido, dile qué tiene que hacer si descarga en mi ano, por favor-.

. - sí, querida. Jorge, nunca has de correrte en la vagina de mamá, solo yo lo puedo hacer. Tampoco en la de Sofía. De hacerlo, solo lo podrás hacerlo en los anos de tus padres y hermana, pero después has de usar tu lengua y un par de dedos y succionar cuanta corrida has metido antes. O si prefieres, puedes descargar en las gargantas de con quien lo estés haciendo. Aunque también lo puedes hacer en otra garganta si así te la piden y decides entregarla, pero nunca en las vaginas, no queremos niños tontos engendrados por su hijo o hermano. ¿Lo has entendido?

. - sí, lo he entendido. De hecho, quisiera que mi corrida se la tomara Sofía.

. - lo que tú quieras, hermanito, pero no me entretengáis más a papá, que aún me está desvirgando, joder.

. - disculpa, hija. Ha sido un fallo imperdonable –dije y comencé a follármela ya sin remilgos. Ella gemía y gritaba con cada acometida de mi polla, que, para ser sincero, no hacía nada por aflojar un poco, pues estaba disfrutando con su coño-.

Solo al rato, me salí y dándole la vuelta, me comí su ano. Ello dio información a Sofía de que su desvirgamiento seria doble. No dijo nada, pues era mejor así, dos por uno y cuanto antes, mejor.

Se la enterré esta vez toda de un golpe, sus gritos de dolor pusieron unas lágrimas no solo en su cara, sino en la de su madre, que no dijo nada, pues era ley de vida sufrir para luego disfrutar. Sobre todo, cuando el que estaba disfrutando más era yo con aquel estrecho culo de mi tetuda Sofía.

Mi follada anal continuó hasta que me vacié dentro de ella, para luego caer rendido encima suya.

Segundos después ya estaba comiéndole su culo con mi lengua y sacando cuanta leche le había metido allí atrás. Solo cuando le coloqué el ano en buena posición, conseguí sacarle toda la que había introducido. Después puse a Sofía a comerme la polla descargada que goteaba.

No le hizo mucha gracia comerse una polla con olores nada agradables, pero como era de su propio culo, me la dejó como los chorros del oro.

Una mamada de su vagina y culo y la dejé como nueva. A nuestro lado, Jorge ya se salía del ano de su putativa madre y buscando la boca de Sofía, la encontró bien abierta. Allí descargó y también le dio un repaso, ahora con otro olor culero, que no era otro que el de su propia madre.

Yo mismo me puse a comerle los huevos al chico, para después entretenerme con Miranda y sus bajos, pasándole mi lengua por todos sus recovecos anales y vaginales.

Cuando todo acabó, cogí en brazos a Sofía y la llevé al baño. Allí le hice una limpieza completa, para después llevarla a su cuarto y arroparla bien. Solo cuando Miranda regresó de haber estado con Jorge también en el baño, se metió en mi cama desnuda como venía.

A Jorge, que estaba junto a ella, le informé dónde dormiría.

. - hijo, duerme con Sofía, pero no intentes penetrarla. Por ahora sus agujeros son tabúes hasta que deje de dolerles, ¿me has entendido, cariño?

. - sí, papá. Solo besitos.

. - cuida de ella esta noche. Si mañana no estoy, no os preocupéis, iré a la ciudad a investigar un poco. No cojáis el teléfono si no llamo yo y lo haré después de tres llamadas seguidas y cortar. A la siguiente dejaréis que suene dos veces y volveré a cortar. Cogedlo a la tercera, pues seré yo. Si alguien llama normal, no lo cojáis, os lo ruego, pues puede que estén llamando por si suena la campana.

. - así lo haremos, papá. Vuelve pronto, por favor. –dijo Jorge acercándoseme por mi lado. Nos besamos largamente y dejé que me comiera los huevos, cosa que mi hizo resucitar la polla. Entonces lo detuve-.

. - no, hijo. Esta es para tu madre, se la merece, ¿no crees?

. - ya lo creo, papá.

Jorge volvió a rodear la cama y besar a su madre en los labios y separando la manta, comerle ambos pechos y un poco la entrepierna. Luego y sonriendo, marchó desnudo a la habitación de su hermana.

Allí se metió como estaba bajo las mantas. Le cogió la cabeza a su hermana y se la puso en su pecho. Sofía abrió y volvió a cerrar los ojos con una sonrisa de dolor en su cara. Luego se quedó dormida, mientras Jorge jugaba con su pecho izquierdo para después quedarse también dormido.

Miranda me miraba a los ojos. Me cogió la cara y la acercó a sus labios, besándome los míos.

. - te quiero, mi amor. No sabía cuánto te quería hasta ahora.

. - por favor, no vuelvas a fallarme, te lo ruego.

. - no lo haré más, te lo prometo. ¿Es verdad eso que le dijiste a Jorge de tu empalme?

. - así es, querida. Te la mereces con creces –dije poniéndome encima de ella y dando comienzo a una follada memorable que ambos recordaríamos mucho tiempo-.

Sus gemidos llegaron a la habitación de los chicos, pero no hicieron caso por estar dormidos como troncos.

Su vagina y su culo fueron follados y refollados con una salvajedad que no sabía que tenía encima. Era como si quería resarcirme del daño que nos había hecho la madre de mis hijos. Aun así, sabía que Miranda quería a los chicos y por qué no, también a mí, pese a su grave desliz.

No nos quedamos dormidos ninguno de los dos hasta dos horas después donde se repitió el enculado y envaginado de Miranda por parte de una polla que había vuelto por sus fueros.

Miranda quedó complacida que me empleara como en los viejos tiempos con su coño y su culo, pues era algo que siempre me había gustado romperle con la violencia debida cada vez que volvía de mis arriesgadas misiones.

La casa del segundo del capitán Rosendo García estaba en las afueras de la ciudad. Tenía un coqueto adosado de dos plantas. A la hora que había llegado, la oscuridad aún era patente. Sabía que el orador principal, Alejandro Robaina solía venir a media mañana tras terminar su turno en la central, por lo que tenía varias horas hasta que se presentara en casa a comer algo y descansar.

Para ser la casa de un agente de contra-inteligencia, la seguridad no era el punto fuerte de aquella vivienda. Con una tarjeta desgastada logré introducirme. No sonó alarma alguna, al menos sonora. Busqué y no vi ninguna caja para conectar o desconectar la alarma, sencillamente allí no había ninguna.

Pese a la oscuridad reinante, las luces de las farolas se metían en la casa a través de las cortinas y pude sortear el mobiliario hasta subir a la planta de arriba.

Sabía que era viudo nuestro Alejandro, que solo tenía a tres hijos trillizos, de 18 años, cada uno. Una vez arriba, miré en la primera habitación, no encontré a nadie en aquella habitación por la sencilla razón de que era la de Alejandro.

Pasé a la siguiente y allí había un chico durmiendo a pierna suelta, con solo un pantaloncito puesto y el pecho al aire. Sonreí porque estaría soñando algo porno, pues estaba empalmado. Tenía parte de su polla fuera del pantaloncito y no era pequeña, no señor. Era un poco más grande que la de mi Jorge y Jorge la tenía del tamaño reglamentario para su edad.

Con sumo cuidado terminé de sacársela del pantaloncito y pude admirar una señora polla, desde luego, no acorde con su edad. No pude reprimirme y acercar mis labios a aquella polla que me llamaba poderosamente la atención de que le pusiera, eso, la atención debida.

Olía a esperma, por lo que deduje que se había corrida al acostarse. Solo le pasé ligeramente la lengua y el dueño del miembro viril se retorció, introduciéndome la polla hasta el gaznate. No moví un musculo y se tranquilizó. Lentamente le pasé la lengua por su punta, logrando de nuevo que el chico se retorciera otra vez y claro, como estaba dentro de mi boca, la usaba, mi boca, como un coño o un culo para follársela.

Dejé que el chico siguiera follándome la boca hasta que explotó, corriéndose en mi garganta. Su leche calentita sabía de maravilla. Cuando fue bajando el empalme, los goterones que aún tenía los fui succionando para mis adentros, consiguiendo una sonrisa en la cara del chico después de haberse follado a alguien en su sueño porno.

Con cuidado, saqué la polla de mi boca y la dejé descansar sobre su piel. Luego me relamí para degustar las últimas gotas que aún tenía en mi boca. No estaba nada mal, pero debía proseguir con mi trabajo y sacando un pañuelo y una botella de formol, impregné un poco con el líquido dormilón y se lo puse en las narices, mientras le agarraba las manos. Se quedó grogui al poco.

Le acabé de sacar el pantaloncito y terminé de limpiarle la polla con mi boca, saboreando cuantos goterones aún le salían de su polla. Una vez limpio lo cogí en brazos y lo llevé al dormitorio de Alejandro.

Lo senté en una silla y le até con bridas las manos a la espalda y luego los pies a cada pata de la silla. Terminado de atarle, le puse cinta americana en su boca y fui a por una de las chicas.

En la siguiente habitación había una joven de la edad del chico, pero con extra de kilos. Bastantes kilos de más. Llevaba una camiseta que se le pegaba como si fuera una segunda piel. Por descontado, no llevaba sostén, pues sus pechos ocupaban toda su delantera aplastados por la camiseta.

Como su hermano, llevaba un pantaloncito que también se le pegaban como una segunda piel y claro, se veía una pezuña de camello allá abajo, dibujando su vagina XXL.

Le pasé las narices por su chumino y olía a gloria bendita. Como allí no podía hacer gran cosa, sin despertarla, directamente le puse el trapo con el dormilón y me la llevé a cuestas hasta donde estaba su hermano atado y amordazado, haciendo lo mismo con ella y dejándola desnuda, por supuesto.

La pude ver en todo su apogeo. Sin duda allí había carne, mucha carne y no era por nada, me la puso dura y no me frené al cogerle una de aquellas mamas gigantes y disfrutarla durante unos segundos, para luego meterme entre sus piernas y pasarle la lengua allí donde el olor era más fuerte, consiguiendo que se retorciera de placer, pues creía que estaba soñando, si no, no se explicaba que soltara jugo de calidad superior.

La dejé y regresé a por la tercera en discordia. Esta era otra chica, pero no como su hermana, era un bombón y tenía todo lo que debía tener y en su justa medida y lugar.

Después de dormirla con el formol, la desnudé y vi a un ángel desnudo. Disfruté de sus curvas y pasé directamente luego a su vagina. Simplemente, perfecta. Allí introduje mi lengua hasta donde llegaba y más, haciendo retorcerse a una dormida hembra. Se corrió de gusto sin saber por qué. Después la llevé con los demás y la até y amordacé igual que a sus hermanos.

Cuando terminé con la tercera y última, el chico abrió los ojos y se aterró al verse atado, amordazado, desnudo y junto a sus hermanas también atadas y desnudas ellas. No salieron voces de su boca, no podía.

Me puse un dedo en la boca mandándolo callar. El chico, aterrado, se quedó quieto, pero sus ojos no los dejaba de moverlos del miedo que tenía encima.

Esperé hasta que las hermanas se despertaron y luego les hablé.

. - hola, soy Salvador. Tengo un grave problema con vuestro padre y voy a hacerlo hablar. La vida de mi familia y mía misma, están en juego. Lo siento por vosotros, pero sois mi baza para que hable y diga la verdad. Os lo diré clarito, os voy a hacer de todo para que cante vuestro padre.

Los tres gritaron cómo pudieron, que era bien poco con la cinta americana en sus bocas.

. - Como hoy estoy de buenas, no os voy a penetrar a ninguno de vosotros, vamos, que no os voy a follar, hablando en plata. Menos eso, haremos de todo hasta que diga lo que quiero oír. Si no colaboráis, tendré que olvidarme de la única norma y follaros tanto por delante como por detrás a las chicas y al chico, solo por detrás, claro está-.

Nueva corriente de terror en sus caras. Luego pasaron un par de horas y mientras pasaba el tiempo, me eché un sueñecito en la misma cama que tenían delante los chicos. Cuando sonó la puerta de la calle al cerrarse, supe que había llegado mi hombre.

. - ahora silencio, chicos o tendré que emplearme a fondo y no lo deseo, os lo juro -les dije-.

Alejandro, según entró, comenzó a aflojarse la corbata y sacarse la ropa de encima. Sabía por la hora que era, que los chicos ya estarían en el colegio, así que llegó desnudo al baño. Allí se dio una ducha y después de secarse, subió desnudo a su habitación para ponerse el camisón, comer algo después y dormir hasta el mediodía.

La fracción de segundo que perdió al ver a sus tres hijos desnudos y maniatados, fue suficiente para ponerle el trapo con formol en su boca y forcejeando violentamente, acabar dormido como el que más.

No lo dejé caer al suelo, pues lo llevé a la cama que estaba frente a los chicos atados. Allí tendido, le saqué la toalla de encima, para luego separarle las piernas, atarle cada miembro superior e inferior a una esquina de la cama. Luego le puse un par de almohadas debajo del nalgar.

La tenía bien grande el muy cabrón y mira que estaba sin inflar todavía.

. - la tiene grande vuestro padre. Así ha salido la tuya –le dije al chico mientras pajeaba la polla del viejo, poniéndosela morcillona. El chico se puso más rojo que una cereza- Vamos a esperar a que despierte, no tenemos prisa-.

El teléfono sonó y los chicos vieron un modo de salir de aquel horror. Como quien no quiere la cosa, levanté el teléfono.

. - dígame –dije-.

. - disculpe, sr.  Alejandro Robaina, pero sus hijos no han venido hoy al instituto.

. - ay, cuanto lo siento. Debí llamarles yo antes. El problema es que anoche salimos a comer y debió ser la ensaladilla rusa, que mis chicos y yo mismo estamos que no podemos salir del baño. Perdone por no haberles llamado.

. - no se preocupe, sr. Robaina, son cosas que pasa. Que se recupere usted y sus hijos. Cuanto estén bien, que vuelvan al instituto.

. - así lo haremos. Muchas gracias por preocuparse por mis chicos.

. - gracias a usted, buenos días.

. - buenos días.

Colgué y sonreí.

. - con educación, se llega a todos lados –dije sentándome en la cama y mirando a los tres chicos- bueno, ahora os voy a quitar la cinta de la boca y como ya está el viejo en el saco, como si dijéramos, no importará que alcéis un poco la voz, pero solo un poco.

Uno a uno le saqué la cinta americana.

. - cómo conozco a vuestro padre, se negará en redondo a mis pretensiones, así que me desnudaré yo también para así estar todos más cómodos.

Me saqué la ropa y al ver el trabuco que me gastaba, tragaron saliva el trío de hermanos.

. - sí, yo también la tengo bien grande y más que se pondrá –dije cogiéndomela con la mano- cuando os ordene saltar, preguntaréis, ¿hasta dónde?, primero decidme los nombres, por favor.

Señalé al chico, que estaba en medio de sus hermanas.

. - Felipe.

Con el dedo señalé a la gordita.

. - Felicia.

Y finalmente, a la buenorra de la tercera.

. - Ana Felicia.

. - Joder, no se rompieron el coco con los nombres vuestros padres. ¿Edad?

. - 18 años. Somos trillizos –dijo la gordita y la que parecía la más despendolada de los tres-.

. - perfecto, entonces os llamaré Felipe, Felicia y Ana. Eso de Ana Felicia es un cachondeo padre, permítanme que lo diga.

Alargué la mano y le cogí la polla a Felipe.

. - Felipe, si te digo que me la chupes un rato, ¿qué tienes que hacer? –le dije mirándole a los ojos-.

. - por favor, no les haga daño a mis hermanos. Yo haré lo que sea, pero no los toque a ellos –dijo la gordita aterrorizada, al igual que los otros dos-.

. - ¿vas a dejar que tu hermana cargue con todo, chico?

. - déjalo, Felicia, lo haré yo. Deje a las chicas en paz –dijo el chico-.

La tercera en discordia, Ana Felicia, no abrió la boca, pues estaba a punto de un síncope. En eso despertó el padre de los chicos. Como no tenía la cinta en la boca, soltó la basura que se suele soltar en estos casos. Dejé que se desahogara. Cuando lo hizo, hablé.

. - ¿ya te has quedado a gusto, Alejandro?, ¿a qué sabes por qué estoy en tu casa con tus hijos y ahora contigo también?

. - no sé de qué me estás hablando. Deja en paz a mis hijos

Me giré a los chicos y lo dije.

. - ¿qué os había dicho?, este no quiere colaborar. Va a tener que ser por las malas.

. - ¿qué vas a hacer, cabronazo?

. - ya lo verás si no respondes a mis preguntas con respuestas razonables. La primera y más importante, ¿qué hay de verdad en lo de los cargos de terrorismo contra mi familia?

. - vete a la mierda.

. - vale –me levanté e hice la pregunta- ¿quién me la va a mamar primero?

. - yo lo haré –dijo la gordita Felicia-.

. - no, yo lo haré –dijo Felipe-.

. - vaya, los tienes bien enseñados –dije acercándome a la que no había hablado- ¿y tú, que?, ¿no tienes ganas de mamármela?

La chica, aterrada, miraba a sus hermanos y a su padre, para luego y con lágrimas en los ojos, comenzar a mamarme la punta, para después yo meterle media polla en su boca.

. - muy bien, así se mama una polla. Aprende, Alejandro.

. - déjala, malnacido –dijo intentando soltarse-.

. - mientras no respondas a las preguntas que te haga y de la manera que quiero, continuaré con lo que esté haciendo en cada momento. Gracias, guapa. Ahora que la mame tu hermana –dije sacándola de la boca de la buenorra y poniéndola delante de Felicia, la gordita, que abrió la boca y se la tragó también-.

. - vale, hablaré, pero deja de hacer eso.

. - antes acabas de responderme, antes dejo que me la mamen. Te escucho –dije cogiéndole la cabeza y follándome con ella mi polla-.

. - es todo falso. Nos equivocamos de Mustafá. Esa es la verdad.

Saqué la polla de Felicia y me giré.

. - entonces, ¿por qué seguís persiguiéndonos?, os vi en el restaurante, dejé a uno de los vuestros grogui en el aparcamiento.

En vista de que no respondía, ofrecí mi polla endurecida al chico, que cerró los ojos y abrió la boca. Le metí el miembro y lo puse a mamármela.

. - el capitán no quiere dar el brazo a torcer y decirle al juez que nos equivocamos, que era otro Mustafá, una casa más allá.

La saqué de nuevo.

. - sigue, no te pares ahora.

Me agaché y comencé a comerle la polla a Felipe, que, aunque ya había descargado en la mañana, ya la tenía lista para un segundo round. Se le puso panza arriba, ante la mirada de sus hermanas que no perdían detalle.

. - también nos ordenó eliminaros.

. - ¿qué dices? –dejé de mamar a Felipe y me levanté- ¿ordenó matar a mi familia, después de saber que se había equivocado de terrorista y de que éramos inocentes?, sigue hablando, cabronazo-.

Me acerqué a Felicia Ana y abriéndole un poco más las piernas, comencé a comerme su almeja, ante el terror y deseo de ella. Pronto vibró con cada orgasmo que le hacía soltar y, por ende, sus jugos vaginales aumentaban de cantidad, sorbiendo cada gota que generaba.

Me salí de allí y me fui al conejo de la gorda Felicia y apartando grasa, busqué su almeja y allí dejé mi lengua para disfrute mío y de ella también, pues no tardó en gemir y vibrar de lo lindo.

. - es verdad, de hecho, casi atentamos contra el furgón, pero se nos adelantó un conductor borracho y dimos por hecho que habíais muerto todos dentro del furgón policial que se había incendiado. Supimos después que no estabais en el furgón y seguimos vuestra búsqueda.

. - sí, los micros-localizadores en todos nosotros os delataron. Hasta pusisteis uno en el culo de mi chico, jodidos cabrones.

Dejé de comer almeja gorda y me levanté. Me puse detrás de la Ana y le cogí ambos pechos, apretándoselos y sobándoselos bien.

. - vuestro padre es un criminal, ¿lo sabíais?, era conocedor de que éramos inocentes de los cargos y aun así intentó matarnos. Si fuera solo a mí…, pero cuando se atenta contra mi esposa, mi hijo y mi hija, la cosa me toca los cojones.

Me pasé a Felicia y sus grandes tetas. Igual se las sobé, comiéndome sus pezones desde atrás. En eso, la chica pidió que acercara el oído a su boca. Aquello no me lo esperaba y puse la oreja, pero no muy cerca de sus dientes, no fuera a morderme.

. - quiero que me desvirgues, por favor.

Al oído también, le pregunté si estaba loca o qué.

. - mi hermana ya ha estado con muchos chicos y yo con ninguno. Por favor. Es la única forma de dejar de ser virgen, pero que no crea papá que te lo he pedido yo.

Me separé de ella y dije con voz normal…

. - tu harás lo que yo quiera. Échale la culpa a tu padre.

. - ¿qué pasa?, ¿qué le vas a hacer a mi niña?

. - ya lo verás. Mientras tanto, sigue soltando.

. - no hay más que decir. Es todo.

. - ¿por qué no lo has impedido tú?

. - ¿yo?, ¿cómo?

. - mala respuesta.

Cogí cinta americana y les puse a Felipe y a Ana Felicia. Luego cogí una herramienta y corté las bridas de Felicia y la tiré sobre su padre.

. - chúpasela a tu padre.

. - pero… -dijo ella-.

. - pero nada, a mamársela se ha dicho y ponte entre sus piernas para que lo puedas hacer como Dios manda.

. - hija, hazlo, o será peor.

. - sí, padre.

Felicia comenzó a mamar y mamar y aquella polla comenzó a crecer y crecer que casi no le entraba en su boca. Yo, mientras tanto, me puse detrás y con mi lengua, comencé a introducírsela en su ano, mientras le sobaba bien las tetas.

. - ya parece que la tiene bien dura, déjame que lo compruebe.

(Parte 2 de 11)

FIN