Humillada por las deudas

Una mujer de la alta sociedad es abandonada por su marido que le deja un montón de deudas, no teniendo más remedio que dejarse humillar por un director de banco.

HUMILLADA POR LAS DEUDAS

Me llamo Carmen, soy una mujer de 30 años y quisiera contarles una experiencia que me ha sucedido recientemente.

Siempre he sido una mujer bastante altiva, a lo que contribuyó que pertenezco a una familia adinerada. Mi padre tenía una empresa que siempre había dado muchos beneficios y soy hija única. Me casé muy joven con 20 años porque me encapriche de Ricardo un guapo economista diez años mayor que yo y que trabajaba para mi padre.

Hace unos cinco años mis padres murieron en un accidente de tráfico y Ricardo asumió el control de la empresa. Todo funcionaba perfectamente. Teníamos dos hijos de 7 y 5 años y éramos una familia feliz que gozaba de una buena posición.

Ricardo llevaba tiempo que me hacía firmar a mi todos los papeles de la empresa y me decía que como yo era la heredera tenía que hacerlo.

Pero todo mi mundo idílico se iba a derrumbar en un momento. Ricardo se llevó todo el dinero que pudo de la empresa y me dejó con mis dos hijos y con un montón de deudas que yo había firmado personalmente entre aquellos papeles. Los acreedores no tardaron en echárseme encima y no había suficiente para todos. Me lo embargaron todo. Tuve que ir mendigando que me concedieran más tiempo. La mayoría conocía a mi padre y sabían lo que había pasado y accedieron a darme más tiempo, lo que les agradecí enormemente.

El problema vino un día que tuve que ir a negociar con un banco que me tenía embargada la casa, donde me iba a encontrar con varias sorpresas. En primer lugar me encontré con que el director del banco era Pablo al que conocía de mi época del colegio el cual siempre quiso salir conmigo y siempre le di calabazas, porque no me gustaba nada, incluso fui bastante cruel y despreciativa con él, algunas veces. Cosas de la edad.

Pablo se había casado con una compañera mía del colegio que era la típica empollona, con gafitas , muy fea, y que me tenía una envidia horrorosa. .

Cuando pregunté por el Director y le dije mi nombre a la secretaria, Pablo acudió solícito a verme. Me hizo pasar a su despacho y por la forma de tratarme pensé que había olvidado mis desprecios del pasado. Pero estaba equivocada. Después de charlar amigablemente un rato me dijo.

Carmen voy a ser muy franco. La situación s difícil asi que vamos a tener que ejecutar.

Sólo te pido un poco de tiempo.

Ya, si yo por mí lo haría, pero el banco, no quiere. Porque además está el tema de las letras falsas y eso es una estafa.

¿Qué?.- Dije sin poder creer lo que decía.

Entonces me enseñó unas letras que Ricardo me había hecho firmar y que por lo visto eran falsas.

No sólo vas a perder la casa sino que me temo que te van a meter en la cárcel.- Dijo mientras se me caía el mundo encima. – A no ser que te comportes como debes. – añadió.

¿A qué te refieres?.- Pregunté ingenua.

Bueno ha llegado el momento que pagues por los desprecios que nos hiciste en el colegio a mi mujer y a mí. Si eres obediente, retendré todo aquí. Si no lo eres lo mandaré a los servicios jurídicos para que procedan. De momento quiero que te pongas de pie y te subas la falda, quiero verte las bragas.

Me levanté muy ofendida e inicié el camino hacia la salida. ¿Qué se había creído el cerdo de Pablo?. Pero antes de llegar a la puerta, me dijo.

Mi oferta caduca ahora mismo. Si sales por esa puerta ejecutaré la deuda y te mandaré a la cárcel por las letras falsas.

Me tenía en sus manos. No tenía mas remedio que obedecer o ir a la cárcel. Así que volví a ponerme enfrente de su mesa.

Vamos a que esperas? Súbete la falda que te vea las bragas

Completamente avergonzada me subí la falda hasta la cintura y dejé a la vista unas bragas blancas de seda, pequeñas.

Hummmm. No está mal. Ahora quiero que te bajes las bragas hasta las rodillas.

Cogí mis bragas y las deslicé por mis muslos hasta dejar mi coñito depilado a la vista..

Bien quitaté las bragas ponte a cuatro patas y coge las bragas con la boca. Ven gateando como una perra hasta donde estoy. Cuando llegues a mi altura quiero que me des las bragas y me digas: En prueba de sumisión te entrego mis bragas.

Obedecí sumisa y fui gateando hasta el con las bragas en la boca. Se las entregué mientras le decía:

En prueba de sumisión te entrego mis bragas.

Muy bien así me gusta. Ahora desnúdate del todo. Ponte de rodillas y chupamela.

Me quité toda la ropa y me puse de rodillas, le saque la polla del pantalón y empecé a chuparsela, intentando superar el asco que me daba.

Ya no se te ve tal altiva como en el colegio, eh putita?. Voy a hacer algo que deseaba hacer desde entonces. Ponte a cuatro patas, me voy a follar tu culo y a llenártelo de leche.

Me hizo ponerme a cuatro patas con el culo en pompa y la cabeza casi besando el suelo en una postura humillante, sobre todo para mí, que nadie se había atrevido a hacerme eso, ni siquiera Ricardo, me lo había hecho por el culo en casi diez años de matrimonio.

Y ahora estaba alli con mi culo expuesto y a punto de ser taladrado por primera vez por el cerdo de Pablo.

Empezó a clavarmela por el culo y mi agujerito empezó poco a poco a ceder con gran dolor hasta que la tuve dentro y empezó a bombear. Menos mal que me acostumbre a sus embestidas y el dolor fue cediendo y que se corrió casi enseguida llenandome el culo de leche caliente.

Quédate un rato así, me gusta ver como sale el semen de tu culo.

Me quedé en el suelo a cuatro patas y notaba como rebosaba su semen de mi culo y caía sobre mis muslos, sobre mi coño. Notaba mi agujero dilatado, abierto.

Me gusta verte así, humillada, como una perra. Dime que eres una perra y mueve tu culo para mí.

Soy una perra.- Dije mientras movía mi culito como si fuera una perra moviendo el rabo.

Empezó a reirse a carcajadas viendo asi, humillada, sumisa y obediente.

Está bien. Puedes vestirte y largarte, poero tu humillación no ha terminado. Esta tartde te espero a las 6 en mi casa. Mi mujer esta deseandote hacer pagar las humillaciones que le hixciste en el colegio.Si no vienes ya sabes lo que te pasará.

Me levanté, me vestí y me fui con mi culo dolorido y lleno de leche pensando en las humillaciones que me quedaban por pasar.