Humillación Interior
(Este relato está escrito a cuanta de las impresiones que Me trasladó una sumisa de lo que sintió cuando recibió la primera orden de exhibirse en público por parte de su Dueño)
Humillación interior
(Este relato está escrito a cuanta de las impresiones que Me trasladó una sumisa de lo que sintió cuando recibió la primera orden de exhibirse en público por parte de su Dueño)
Hoy es el día, el día esperado; por primera vez voy a cumplir una orden Suya en público. Es una orden sencilla pero que a mí no hace más que estremecerme pues va a hacer que Él sea capaz de valorar como soy capaz de darme; de darme sin conocerlo en persona aún y más allá de lo que nunca consideré que pudiera ser capaz de hacerlo.
Con las órdenes claras, más bien diáfanas, de mi Señor presentes en mi cabeza me dirijo a mi armario a sacar la ropa que voy a llevar a la calle. Miro mis faldas y vestidos; de primeras me inclino por ponerme un vestido de escote generoso que sé que gustaría a mi Señor pero la largura de la falda es mayo de lo que Él ordenó a ésta Su perrita así que me decido por una falda negra por la rodilla, y una blusa blanca con botones por delante así como un sujetador de blonda blanca que no se trasparenta; miro con pena mis zapatos planos y me preparo mis únicos y odiosos zapatos de tacón grande.
Respiro hondo, levanto mi cabeza y me miro en el espejo y me digo: ¡¡¡ no está mal!!!
Así vestida, de esa especial manera, bajo las escaleras de mi casa y, lo que ya me temía, me siento especialmente patosa con los tacones altos; no sé caminar con ellos; siento que me tropiezo y que me voy a ir al suelo. Sin embargo, me rehago y miro al frente; no puedo defraudar a mi Dueño.
Llego, por fin, a mi primer destino, el banco; como hay cola me siento en el sillón; en frente mío hay un empleado en su mesa de trabajo y (lo que es la mente) yo tomo postura, sin darme cuenta, con mis pierna semi abiertas; siento que me mira, me sonrojo y pienso "mare mía, ya me vio mi coño". Instintivamente voy a cruzar las piernas pero recuerdo una de las primeras reglas de una sumisa las piernas siempre abiertas .
Según pensaba que me miraban, sentía como me iba poniendo húmeda, Así que opto por levantarme pero pienso "¡¡¡y si moje el sillón y se dan cuenta???". Durante unos minutos no sé si ir a la ventanilla con el sillón o levantarme y arriesgarme a que se vieran el sillón húmedo; por fin me digo, pensando que tengo a mi Señor al lado, "niña... ¡¡levántate!!
Sin pensarlo más, y sin mirar atrás al sillón, me dirijo hacia la ventanilla pero no sin antes tener la sensación que mil ojos me miraban.
Saludo al empleado muy digna, le sonrío y le explico la razón de mi visita mientras mantengo las sensaciones anteriores; recibo su respuesta y, de esa manera, salgo del banco con mi interior alborotado pero aparentando una gran seguridad.
De ahí me dirijo a la oficina de la ONG en la que colaboro como voluntaria. Como siempre, allí está mi buen amigo Carlos, Marta, Verónica y unos niños nuevos; le doy un besito a cada uno y Carlos me comenta:
- A ver, ¿dónde has estado??? que nos tienes abandonados.- habla con una sonrisa.- ¡¡no será que te has enamorado!! Jaaa
- ¿Por qué me haces esa pregunta?- le respondo, mientras me sonrojo.
- Porque te veo diferente.- me dice tan pocho mientras compruebo con la mirada que los demás comparten su opinión
Estoy a punto de contestarles "jaa es que mi Señor me hace muy feliz", pero callo; no veo muy ético decirles el verdadero motivo de mi felicidad, pero sí que les comento con una pequeña risa:
- Así es hay una persona muuuuuuyy especial en mi vida....- ayy para que dije eso pienso según he acabado de abrir mi boca.
Casi sin dejarme acabar ¡¡¡me someten a un tercer grado!!! pero muy diplomática, salgo airosa del interrogatorio. Sé que Carlos es un cachondo mental pero no me espero lo que viene a continuación.
- jaaa....- ríe Carlos mientras mira para los demás.- chicaaaaass, cris y yo nos vamos a dar una vuelta en mi moto.- y al mismo tiempo mira para mí y con su sonrisa picara ¡me suelta!!!.- es que estas muy guapa con esa faldita y con mi burra es el complemento que me faltaba...
- Carlos, serás capullo, grrr.- le contesto pues sé que es broma (solo le gusta el cachondeo)
Sin embargo, al oírle hablar de esa manera recuerdo nuevamente que no llevo tanga, y ¡ufff!!! de nuevo mi sensación de estar húmeda me invade. Me digooo "cris ¡¡ piensa rápido una disculpa para salir de aquí!!"
- Juan otro día daré un paseo contigo en moto, jeje,- se me ocurre decirles mientras sonrío.-.... pero con el uniforme completo de blusa y pantalón.
Siento sus risas, y me despido de todos ellos prometiendo no tardar 2 meses en pasar por allí.
Cuando llego a casa pensando que mi Señor se sentiría orgulloso de mi lo que compruebo es que mis humedades eran muy ciertas y no imaginaciones mías.