Hugo desapareció!

Extraño mucho a Hugo y a su verga de 20cm. Desde que volvió para Zapicán no supe más nada de él. Acá relato como lo hacíamos para disfrutar violentamente.

HUGO DESAPARECIO!!!

Últimamente a mi amigo Hugo lo he visto poco porque desde que se fue para Zapicán no me llamó más y realmente ando con unas ganas tremendas por disfrutar con su verga que me enloquezco por no tenerla cerca.

La última vez que estuve con él fue algo electrizante, se pajeaba frente a mí para acabarme en el pecho y el salto de leche fue descomunal!!!

Un gran chorro de leche salió disparado por su uretra a tal velocidad que me hizo pensar que me había disparado un misil semi-líquido!!!

Lástima que no me lo echó en la boca, porque últimamente me enloquece que me mojen los labios con leche calientita y recién fabricada.

Pero ustedes no saben quien es Hugo por eso lo voy a describir.

Hugo es un muchacho de poco más de 20 años, el cual hace cerca de cuatro años que me visita, comenzó a venir a mi casa para que lo ayudase con sus exámenes de historia y de a poco se fue metiendo en mi vida y en mi cama.

Tiene una linda verga de más de 20 cms., bastante cabezona y a pesar de que no era virgen ni nada parecido cuando empezó a frecuentarme le pude enseñar muchas técnicas no solamente de historia sino técnicas amatorias las cuales nos hacen disfrutar muchísimo a los dos.

Él es muy violento y fogoso en la cama, pero ahora no viene seguido porque se fue para Zapicán y sé que tiene un "amigo" muy querido allá en su pueblo natal.

Hace unas semanas que desapareció, ya que van varios días que no visita mi casa, me imagino que estará encamándose con ese "viejo" que tiene allá y dándole la verga que tanto placer me daba en las interminables clases de historia que le daba en mi cama.

Esa pija divina se la hacía parar al máximo con los lengüetazos previos que le daba antes de introducirla en mi boca y luego sentir allí que esa cabeza se agrandaba y se hinchaba con las succiones que le daba a la vez que sus bolas eran apretadas por mis dedos pulgar e índice arrancándole gemidos de alto placer con esa técnica tan exquisita que ambos nos satisfacía.

Cuando Hugo está en es estado de excitación me doy vuelta para ofrecerle mi orto lo más alto que puedo para que la introduzca sin ninguna consideración, haciéndome gritar mucho por la forma tan brusca que me la entierra y luego con el vaivén cada vez más intenso que efectúa dentro de mi recto me hace gemir con una mezcla de dolor y placer.

A veces me pongo de frente a él, cosa que aprovecha para chuparme las tetillas a la vez que me pajea apretándome la verga de una forma que me hace doler, y cuando siento un enterramiento fuerte y profundo sé que Hugo está por acabar y lo dejo que me extraiga la leche al mismo tiempo que siento las pulsaciones de su verga dentro de mí.

Es imponente verlo y sentir como disfruta cuando le sale la leche y otra cosa que le encanta es ordeñarme la verga porque disfruta viendo cuando salta mi eyaculación hasta que le moja e pecho o el cuello no cesa de tirar de mi pija que a esa alturas quiere reposar porque no aguanta más tanta violencia.

Estoy preocupado porque Hugo se fue para Zapicán y no tuve más noticias suyas, es la primera vez en cuatro años que se va sin despedirse y sin llamarme por teléfono.

Extraño su presencia, pero creo que me hace más falta su verga que su presencia porque en estos días no encontré a nadie para que me satisfaga...

A pesar de que en este tiempo he probado muchas pijas, culos y bocas parece que me acostumbré a su verga porque ninguna me da el placer suficiente que Hugo sabe darme con esas metidas tan violentas que supongo que las aprendió con el amigo que tiene en Zapicán porque conmigo eso estoy seguro que no lo aprendió.

Es difícil en invierno encontrar algo que me dé tantas satisfacciones, porque sus polvos no eran lentos ni rápidos, como ya dije eran violentos pero los hacíamos durar para que la eyaculación fuese abundante.

Una vez Hugo ya había eyaculado tres veces y la cuarta demoraba en venir por lo que fue impresionante todo lo que le tuve que hace para que acabara de una buena vez, hasta le mordí el culo para lograr que su esperma me cayese sobre la cara.

A Hugo le encanta pajearme, dice que sentir un a pija dura, caliente y palpitante dentro de sus manos le hace sentir un tremendo cosquilleo dentro de su ano, pero no al punto de desear tener una verga dentro de él.

Una vez le pregunté como había empezado a meterle la verga a los hombres y si lo había hecho con mujeres

Me contestó que había empezado en la escuela, cuando un compañero le vio la pija (que siempre fue grande), le gustó tanto que hasta que no se la hubo chupado previamente a la introducción no se había quedado tranquilo y lo perseguía por los campos y los bosques buscando ese pedazo de carne que le atraía tanto.

Él también gozaba con esas metidas furtivas, pero quería algo más y con unas ovejas que había por alli, comenzó a coger violentamente para que nadie lo descubriese haciendo eso, tuvo que ingeniarse y hacerlo a todo galope.

Como cinco años estuvo con las ovejas y ese compañero de escuela hasta que Don Braulio un estanciero de por allí lo tomó bajo su protección y lo mandó a estudiar a Montevideo porque como no tenía herederos quería educarlo para que administrase sus posesiones.

Don Braulio era casado pero no tenía hijos, una vez lo vio a Hugo con las ovejas y le dijo que eso no se hacía que si quería sexo que lo hiciese con él.

El viejo estanciero casi enloqueció con las violentas penetradas y cabalgatas que le hacía ese muchacho joven, su setentón cuerpo ya no podía resistir más y para no soportar tantas gozosas secciones de sexo lo había mandado a Montevideo para alejarlo de él.

Pero cada vez que iba a Zapicán complacía a Don Braulio con una tremenda trepada que lo dejaba muy satisfecho hasta el mes siguiente en que volvía a buscar dinero para su sustento en Montevideo.

Hugo había ido al quilombo de un pueblo vecino pero cada vez que sentía que iba a acabar dentro de la concha de una de las prostitutas sentía la necesidad de pajear una pija y ver como expulsaba su leche por eso no concurrió más a esos lugares.

Cuando iba con esas mujeres ellas intentaban en vano meterle los dedos en el culo para hacerlo acabar ya que al no tener una barra de carne palpitante entre sus manos se le hacía muy difícil lograrlo y ni con los dedos hurgando en su recto en búsqueda de su próstata.

Hugo no gozaba como cuando estaba con un hombre, tampoco le importaba si éste era un o travestí, lo que sí le importaba y mucho era que tuviese una verga para que él pudiese extraerle todo el contenido de las bolas de su compañero de cama.

Cuando lo conocí era muy tímido, le costaba mucho entrar en confianza con personas desconocidas, pero una vez que empecé a darle las clases, comenzó a contarme sus aventuras y a decirme la necesidad urgente que tenía de agarrar una pija para extraerle sus jugos y así de esa manera empezó todo entre nosotros.

Lo pasábamos muy bien, tal vez si me hubiese entregado su virginal ano me hubiese hecho disfrutar más de nuestros encuentros en los cuales las clases quedaban para después de consumado el acto de desagotar nuestros impulsos y nuestras vesículas seminales.

Alguna vez me la tenía que poner de costado porque su glande muy excitado adquiría unas dimensiones realmente infartante y no lograba introducírmela por más lubricante que usase en mi expectante canal que estaba listo para que Hugo disfrutase y me hiciese disfrutar a mí con sus manos sobre mi verga.

Una vez que lograba su propósito me ponía como él quería para darme con toda esa furia que le fascinaba.

Lo que le faltaba era paciencia pero con un poco de tiempo, lograba ponerla toda dentro y al ataque contra mis doloridas paredes intestinales, las cuales cabo de un rato sentían el calor que expelía su verga y se me calmaba el dolor para convertirse en un calmante y placentero estimulante que le daba esa pija hermosa.

Creo que me estoy poniendo viejo, o tal vez lo que esa verga lograba hacerme gozar se ha hecho tan imprescindible que extraño demasiado a Hugo y ningún otro me satisface como lo hacia él.

A cuatro años de disfrutar chupando ese pedazo de carne se me hace difícil sustituirla por otra de iguales características, pero es tiempo de olvidar a Hugo, porque creo que no va a volver ya que su desaparición es muy extraña y prolongada.

Se me hizo tan imprescindible que con solo verlo mi verga quiere despertarse y mí boca se pone ansiosa por recibir su visita.

Es hora de buscar algo más al alcance de la mano o de otras partes hambrientas de mi cuerpo.

OMAR

Espero comentarios como siempre en omarkiwi@yahoo.com