Huérfano 6. Final

La cruda verdad

UN LUGAR EN EL CORAZÓN

Abro los ojos, y veo a María tomándome de la mano, siento sus caricias pero no me puedo mover. Mi pecho se mueve pero no soy yo, respiran por mi, sigo teniendo algo atravesado en la garganta.

Cuando María me ve despierto, pega un grito y empieza a llorar. Entra una enfermera corriendo y vuelve a salir. Un rato después entran varios de delantal blanco y mascarillas, sacan a María y empiezan a hacer pruebas. Solo distingo cuerpos entre nubes. Vuelve la oscuridad. Mejor así.

Días después ya estoy despierto, me han desintubado pero conservo el suero y algunos cables. Solo recibo visitas una vez por día. Debo estar en la UCI. Reconozco a José, a su esposa, a Montse, a Julia, falta alguien, vuelven los flashes.

  • ¿CARMEN?. ¿Qué pasó con Carmen? ¿Por qué no viene Carmen ?

Se que lo que pasó tiene que ver con ella. Pero no puedo preguntar, todavía no puedo hablar.

Un par de semanas más tarde ya estoy en una habitación común, conversando con José. Al parecer me han asaltado y pegado un par de tiros. No sabe nada de Carmen. Las chicas no han vuelto.

Hoy amanecí lúcido y con apetito. No siento mis piernas, algo pasa ahí abajo y me temo que nada bueno. Después de desayunar, entra el que parece ser el jefe médico acompañado del jefe de policía.

Me informan que he sufrido una agresión hace dos meses y me han disparado. Sufrí una perforación de intestino que me produjo un shock séptico que casi me mata, una perforación de pulmón que se pudo suturar y un balazo en una pierna sin consecuencia. Lamentablemente la bala del estómago se alojó en la columna lumbar y a pesar de que la extrajeron, me dejó sin movilidad en las piernas, pero sin afectar mis funciones vitales. Aún es muy pronto para saber si volveré a caminar.

Me llevan a casa, José me visita seguido y María me trae sus viandas. El municipio me ha provisto de una asistente terapéutica que no solo me ayuda, sino que me hace ejercitar. Soy muy fuerte de arriba, así que he decidido usar muletas y no silla de ruedas. Una señora limpia la casa y me cocina. He contratado un jardinero para que mantenga el parque. No he vuelto a ver a las chicas y nadie sabe nada de Carmen.

Estoy acostado a oscuras, pensando cómo reorganizar mi vida de aquí en más,  por suerte no tengo problemas económicos. Debo preparar un plan de recuperación más intenso ya que  siento algunos cosquilleos en la punta de los dedos de los pies. Según la terapeuta son buenas noticias. Después de seis meses, es como si te ofrecieran una gota de agua después de cruzar el desierto. No me hago ilusiones pero no voy a desistir.

Se abre la puerta del dormitorio y en silencio ingresa una figura, se saca la ropa, se mete en mi cama desnuda y me da un beso en la boca.

  • Por fín me pude escabullir de esa vieja puta.
  • Julia, qué dices. ¿por qué no podrías pasar?
  • Porque no quieren que sepas lo que pasó.
  • Tiene que ver con Carmen ¿No es así? Le ha pasado algo
  • Si y no...

Y me contó la verdad.

Julián murió en el acto y Carmen se siente muy culpable de todo lo que pasó. Después de contarnos a Montse y a mí toda la historia, se ha marchado y no sabemos donde.

Presiento que sí sabe y no me lo quiere decir.

  • ¿Y por qué no quieren que me entere?
  • Porque el que te baleó es un policía y a la gente le han vendido la historia de que lo han matado por defenderte. Tienen miedo de que cuando te enteres, les metas una demanda y ventiles todo. Por eso pusieron esta vieja contigo. No nos deja verte

Mientras me contaba la historia, no dejaba de frotarme las tetas por el brazo y de acariciarme la polla, que para mi sorpresa, empezó a ponerse morcillona.

  • ¿Ves como yo sabía lo que necesitabas?
  • Julia, yo no sé si podré
  • Tú déjame a mi.

Se metió entre mis piernas, me empezó a mamar con mimo, con mucha delicadeza y logró el milagro. Cuando me tuvo bien empalmado se subió a mi cuerpo en cuclillas sobre el colchón y sin descargar mucho peso sobre mi, se la introdujo en el coño. Diez minutos después le llené el chumino de lefa, tras un largo tiempo sin poder hacerlo.

Durmió pegada a mi cuerpo, contenta y satisfecha por la hazaña. Por la mañana entretuve a la asistenta para que Julia se pueda marchar sin ser vista y después de almorzar, a pesar de su desacuerdo le comuniqué a la terapeuta que prescindía de sus servicios.

El resto del día lo encaré con otro ánimo, me animé a salir al  jardín a revisar las plantas y realicé una pequeña caminata viendo el progreso de las obras en el complejo. Al comenzar el anochecer y con los brazos doloridos del esfuerzo con las muletas, pero feliz por lo logrado, volví a la casa y me devoré la cena que me habían dejado preparada. Me duché solo por primera vez y me fuí a la cama satisfecho.

Me dormí pronto, reflexionando cuanto te puede cambiar la vida que alguien te dé un empujón de ánimo. Sentirse querido y recobrar la fé puede obrar milagros. En mitad de mi sueño, recuperé la conciencia ante el inconfundible estímulo de unos labios tragándose mi erguida polla.

  • Que placer Julia sigue, bonita sigue. Hmmm

Sin sacarse la polla de la boca fue dándose la vuelta hasta quedar a horcajadas sobre mi cara en un delicioso sesenta y nueve y estampó el coño en mi cara, dos lametones y un par de caricias a ese soberbio culo después, separé mi boca con una carcajada.

  • Ja, ja, ja  ¡ MONTSE ! Cuanto tiempo hmmm. Deliciosa como siempre.

Me dediqué con devoción y le saqué un violento orgasmo que le impidió seguir mamando. Cuando recuperó el aliento fue avanzando su torso hacia mis pies dejando un rastro de sus jugos por mi pecho hasta calzarse mi polla hasta los huevos, lanzó un suspiro, se inclinó, se tomó de mis tobillos y empezó a culear a un ritmo infernal. Nos corrimos juntos en medio de gritos y gemidos.

Pasamos la noche juntos entre besos, caricias y lágrimas de agradecimiento de mi parte. Al clarear el día se levantó para ir al baño y al volver traía un pote en la mano y una sonrisa traviesa. Se amorró a mi tranca que ya estaba morcillona y cuando lo consideró suficiente, me lubricó la polla, se puso en cuclillas y se la enterró en el culo. Me fué culeando despacio, mordiéndose el labio. Cuando estuvo a punto se inclinó, me entregó su boca y acelerando el ritmo se corrió, arrastrándome con ella.

Quedé derrengado y adormecido, me levanté, tomé mis muletas y me metí a la ducha, donde aproveché para descargar mi vejiga. Al ir a la cocina, me encontré a mis dos amigas de espaldas, con una remera corta y el  tanga metido en el culo, modelando un cuadro que debería estar en los anales de la pintura erótica. Al preguntarle qué hacían todavía aquí, me contestaron a coro.

  • Domingo de visitantes. Ja ja ja

Pasamos el día juntos, como grandes amigos, entre risas y burlas por mis maniobras con las muletas, que cada vez se me daban mejor, ya que podía apoyar y sentir un poco mis piés. Almorzamos de una vianda y tomamos una siesta al borde del estanque. Volvimos al anochecer y se fueron a sus casas después de un morreo a mi persona en toda la regla, de parte de cada una de ellas.

Poco a poco, a medida que mi humor mejoraba y más me esforzaba, fui recobrando el control de mis piernas. Ya había cambiado las muletas por el bastón y atendía mi casa solo ayudado por la señora que limpiaba y cocinaba. Había pasado un año del incidente, cuando recibí la visita del juez Ramos Padilla acompañado del comisario. Les serví un café y pasamos a los sillones

.

Empezó el juez:

  • Hijo, nos alegramos mucho de que estés mejor. Nos hemos enterado que ya sabes como fue el incidente.
  • Solo en parte, todavía no sé qué lo gatilló. Me falta una parte importante de la historia y de mi vida también. Eso lo sabe Carmen y nadie me quiere decir dónde está y si está bien

Dije esto mirando al juez y presumiendo que él sabía que pasó con Carmen.

  • Con eso no podemos hacer nada hijo, pero necesitamos saber qué piensas hacer, hay muchas cosas en juego. Entre ellas nuestra participación en el hecho.

Acotó el comisario. * ¿Y ustedes que tienen que ver? Unos hijos de puta se meten en mi casa, me pegan tres tiros para robarse un par de chucherías, se van y matan a Julián en el camino ¿como lo hubieran podido evitar?

Se miraron sorprendidos, luego esbozaron una sonrisa de comprensión y me dieron un abrazo

  • Eres buen chico Juan. Manolo tenía razón en estar orgulloso de tí.

La mención de mi padre adoptivo, me calentó el alma.

Pronto dejé el bastón y emprendí las escaladas, cuestas pequeñas al principio y poco a poco me iba acercando a la cumbre. La primera fue la de la colina sur, que tenía un sendero trazado de pendiente suave, ya que ya se estaban construyendo sobre esa ladera las primeras casas de lujo del complejo.

Casi todas las noches recibía las visitas de alguna de las chicas, después de haber descubierto las andanzas de sus novios en los puticlub ya no se cuidaban de que se enteren, es más, estaban seguras de que sabían lo que pasaba y se lo tragaban. Con ellas compartía mis pequeños logros y los festejábamos con unos polvos bestiales, ya sin ninguna limitación de mi parte. El día que alcancé la cumbre, recibí la visita de Julia, y se lo conté en la cena.

Cuando fuimos a la cama, después de desnudarnos entre besos, me sentó en la cama, se arrodilló en el piso y se tragó media polla, se la sacaba de la boca, la lamía por los costados, le daba besitos en el glande y se la volvía a tragar, disfrutando y haciéndome disfrutar de una mamaba de escándalo. Cuando mi polla ya estaba que estallaba, se levantó, se montó sobre mi regazo y se la metió poco a poco, mientras me daba sus tetazas para que me las comiera.

Se corrió dos veces en esa posición y antes de que me corriera yo, se levantó y se acostó en la cama doblando las rodillas

  • Te toca.

Nobleza obliga, me amorré al pilón y le saqué dos orgasmos mas. Cuando se relajó, mientras le limpiaba los jugos con la lengua, se tomó de las corvas y llevando sus rodillas a los hombros dejó su ojete expuesto y me miró con cara de vicio

  • Tu premio.

Viendo que se lo había lubricado de alguna manera no me hice esperar, apunté el glande y poco a poco se lo empecé a meter. Cuando tenía toda la tranca adentro, la tomé por los tobillos y la empecé a percutir. Cuando acabó, entró en una serie de pequeños orgasmos consecutivos que nos llevaron, a mi, a llenarle las tripas de leche sin remedio y a ella, a quedar semi desmayada. Luego me confesó que era su primer anal y que lamentaba no haberlo hecho antes. Que era una pasada.

La subida de la colina norte no era tan fácil, era piedra por piedra, me llevó un mes de prácticas alcanzar mi objetivo, que no era otro que la cueva del manantial. El día que lo logré se presentaba una tarde primaveral calurosa y de sol brillante. Entrar y ver todos los rayos de luz y su reflejo en el agua, me trajo una gran felicidad y una profunda congoja. Los recuerdos de nuestras charlas con Carmen me entristecían.

A partir de ese día, una vez por semana, en días especialmente soleados iba a pasear a la cueva y me quedaba adormilado sumergido en la laguna. Una tarde especialmente calurosa de principios de Diciembre, me encontraba medio dormido y relajado, cuando una sombra tapó la entrada de la cueva. Abrí los ojos haciéndome visera con la mano y contemplé la visión del cuerpo de Carmen completamente desnuda, con su pelo recogido, sus ojos verde brillando. su boca esbozando una sonrisa y sus fabulosas tetas completamente empitonadas. Solo atine a decir

  • Júrame que no es un espejismo.
  • Y tú, júrame que todavía tengo un lugar en tu corazón.

CARMEN

Se acercó felina, sensual, meneando las caderas, cuando llegó al borde y empezó a descender, lo hacía en puntas de pie, como flotando. Al llegar a mi, cruzó una pierna sobre mi cuerpo, tomó mi erguida polla con su mano y la dirigió a su coño, se empezó a sentar despacio, mirándome a los ojos.

Cuando su cola desnuda contacto mi vientre, lanzó sus brazos y abrazando mi cuello me besó, un beso largo y profundo lleno de sentimiento y dolor compartido. Cuando empezó a mover sus caderas, me transportó al paraíso. Suave cadenciosamente alcanzamos el orgasmo casi juntos, y nos quedamos así, abrazados, besándonos emocionados.

Quedó abrazada a mi cuello, con la cara volcada sobre mi hombro, relajada, como aliviada de una carga.

  • Llevo enamorada de ti, casi desde el momento escátológico en que nos conocimos. La forma en que lo tomaste con humor, como nos protegiste en el juicio y todas nuestras charlas de los domingos en tu casa, tus planes, tus proyectos y tu dolor. Me tenían encandilada.
  • ¿Mi dolor ?
  • Sí, tu dolor, a mi no me puedes engañar, la historia de tu vida, que cuentas con tanto humor, es una historia de dolor. Y lo que te trajo aquí dejando el único mundo que conocías, tu huída por la pérdida de Rosa, un dolor más grande.

Me conmovió su percepción y me impulsó a abrir mi corazón. Le conté de mis angustias y de mi búsqueda tratando de  encontrar mi verdad. Me escuchó conmovida, con lágrimas en los ojos.

  • Me siento tan estúpida... Cuando te vi tirado en el piso ensangrentado, con Julian en los brazos quebrado como un muñeco roto, pensé que estabas muerto. Que habías ofrecido tu cuerpo para parar las balas que me pertenecían. Y lo habías hecho sin dudar.

  • Mientras yo, solo porque tuve miedo de luchar por tí, me había escondido como una cobarde en la miseria de un hombre posesivo.

  • Tuve tanta vergüenza, que me oculté en la casa de mi tío. Cuando me contó lo que le dijiste en tu casa, sentí que no te merecía.
  • Montse y Julia me tuvieron al tanto de cada paso de tu recuperación, pero el último domingo que estuvieron contigo me dieron un ultimátum, si no venía por tí, ellas lo harían. Ya no les interesa lo que puedan opinar los demás.
  • Y es curioso, en todo momento supe de tus aventuras con mis amigas y nunca sentí celos, solo sana envidia de no poder ser como ellas.
  • O sea que no te importa que ellas y yo sigamos…

Levantó la cabeza y me miró fijo. Su mirada elocuente me indicó que mejor, calladito

  • Y ahora que escucho con la emoción que hablas de Rosa, me muero de celos.

La abrace contra mi pecho

  • Rosa es una sombra de mi pasado
  • Esa sombra te persigue y contra esa sombra no puedo luchar, pero puedo ayudarte a llevar la carga.

QUINCE AÑOS DESPUÉS

La tarde se presentaba ideal para arreglar el jardín, una brisa fresca soplaba del mar amortiguando el impiadoso sol de Enero. Me encontraba podando un seto, cuando observe que mis hijos miraban asombrados al otro lado de la cerca.

Un clon adulto de mi ser anterior, como un fantasma del pasado nos observaba en silencio, su parecido con mi yo joven era tan asombroso, que parecía un retrato de mi juventud.

Pasados unos minutos y sin decir una palabra, se marchó dejándome profundamente alterado.

Pocos días después llamaron a la puerta de casa. Un hombre bien parecido de unos cuarenta y cinco años empujaba una silla de ruedas con mi clon parado a su lado.

Sentado en la silla, un ángel pálido, demacrado y consumido hasta los huesos me sonreía

  • Hola Juanito, cuánto tiempo sin vernos.

Conmovido, sin articular palabras, apenas escuché lo que me dijo caí arrodillado a sus piés

y apoyando mi cabeza en su falda comencé a llorar.

Su esposo incómodo hizo una seña a su hijo dispuesto a marcharse, cuando Carmen, que conocía la historia, lo impidió invitándolos a pasar.

LA CRUDA VERDAD

Recostado en una tumbona frente al barranco, con ella echada a mi lado, con su cabeza apoyada sobre mi pecho, observaba el mar conmovido con mil preguntas en mi cabeza.

  • Nunca dejé de pensar en tí, jamás pude saber dónde estabas.
  • Yo siempre supe donde estabas tú , estoy al tanto de cada momento de tu vida.
  • ¿Por qué no regresaste a mi ?

  • Por una promesa.

  • ¿Una promesa?

Pregunté asombrado. * Manuel vino a verme unos meses después de la operación, me contó la verdad de mi vida y me hizo jurarle que no volvería a verte mientras te siguiera amando. Y nunca dejé de hacerlo. * ¿Y entonces?... ¿Por qué estás aquí ahora ? * Porque debes saber nuestra verdad y ya no me queda tiempo. * No digas eso, puedo volver a ayudarte, sabes que daría mi vida por tí. * Ya no mi amor, me has regalado veinte preciosos años. Ahora la enfermedad ha vuelto, para cobrar viejas deudas que deben ser saldadas. * Conmigo no tienes ninguna deuda. Le diste sentido a mi vida. Imagino que lo que te alejó de mí fue tu padre. Que no podía soportar verte al lado de alguien como yo. * Eso es verdad, pero no por lo que tu imaginas. * Mi padre fue un cabrón egoísta toda su vida. Después de nacer yo, no pudo soportar la atención que mi madre me dedicaba, ni el hecho de que naciera mujer. Su respuesta como padre, fue embarcarse inmediatamente en una misión muy larga. * Ya desde antes, la mayor parte del tiempo estábamos a cargo de su asistente. Él nos cuidaba, nos acompañaba a todos lados y terminó enamorándose de mi madre. Sentimiento que acabó siendo retribuido por ella, que se sentía muy sola y desgraciada después del desprecio recibido de mi padre tras mi nacimiento. * Durante esa misión, en la que él ya llevaba tres meses fuera del país, quedó embarazada. No habiendo ninguna posibilidad de ocultárselo a mi padre, decidieron huir del país y se radicaron en Paraguay, donde él consiguió trabajo en una empresa de seguridad y tuvieron un niño. * Mi padre nunca pudo tolerar la ofensa de nuestra huida y usando sus conexiones, nos rastreó por todo el mundo, hallándonos dos años después. Usando sus influencias en los altos mandos militares, nos secuestró y nos trajo de vuelta. * A mi hermano lo dejó abandonado en una estación de tren y a mí me llevó a vivir con él. Mi madre y su pareja se volvieron locos por la desaparición, sin imaginar quién pudo haber sido. En muchos países es común que secuestren niños, para venderlos después a gente que no puede tener hijos, más aún si son de piel blanca. * Pensando que ese pudiera ser el caso, empezaron a buscarnos por todos lados y terminaron matándose en una ruta del interior del Paraguay. Aunque también es probable que el accidente haya sido provocado. * Manuel, desolado por la muerte de mi madre, nunca dejó de buscar a mi hermano y cuando supuso que podrías ser tú, dejó todo y se instaló en tu pueblo. Cuando creyó que estaba seguro, planeó nuestro encuentro para decirnos la verdad, pero no se atrevió por miedo a mi reacción, debido a mi delicado estado de salud, ten en cuenta que yo no recordaba tu existencia. Lo que no pudo prever, fue que nos enamoráramos. * La confirmación de tu identidad, llegó cuando te hicieron los análisis para el trasplante. Análisis que también vio mi padre y le provocó un ataque de cólera. Furioso, decidió alejarme de ti. Así de grande era su rencor. Manuel, en cambio, decidió compensarte, adoptándote y convirtiéndote en su hijo.

Escuchar cómo se armaba el rompecabezas de mi vida me destrozaba. Saber la verdad no me ayudaba. En cambio la sensación de pérdida de mi gran amor era abrumadora. Sentía un puño estrujando mi pecho por dentro. Entre lágrimas le pregunté.

  • ¿Estás arrepentida de haberme amado?
  • Si fuera así, no lo seguiría estando, aún sabiendo que lo nuestro es imposible. Amo a mi esposo y a mi hijo que tanto me ha recordado a tí. Pero lo tuyo lo llevo clavado en el alma.
  • ¿Te quedarás conmigo?

  • No, no quiero que me veas morir, quiero que recuerdes mi calor y no la fría piel de un cadáver.

Y se volvió a marchar.

Un mes después, estaba observando el mar parado en la orilla, cuando Carmen, con lágrimas en los ojos me entregó una hoja de papel y se marchó. Empecé a temblar. Leí la carta y caí de rodillas en la arena

HUÉRFANO

Caigo de rodillas en la arena,

con la carta estrujada entre mis manos.

Gruesas lágrimas desbordan,

del manantial de mis sentimientos.

Lágrimas que salan el mar,

que golpea mis piernas.

Destrozado por dentro,

lloro por lo que pudo ser

y grito por la que ya no está.

¿Qué es mejor?

¿Amar y perder al ser amado?

¿O nunca haberlo amado?

Siento pasos a mi espalda.

Su inconfundible perfume,

anuncia su presencia.

Arrodillada detrás mío

y abrazada a mi cuerpo,

me acompaña en el llanto.

Cuanto amo a esta mujer,

que en su entrega absoluta,

comparte mi dolor

por un amor perdido.

Aunque ese amor,

no sea el suyo.

Completé el tablero de mi vida y quedé más huérfano que nunca.

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