Hoy duermes en el sofá .. Bobito
Tanto tiempo sin conseguir convencerla de un trío y ahora ella es quien maneja la situación
Cuando con la puntita de mi lengua rocé los pelillos apenas rubios de los testículos de Gus, se detuvó por unos momentos el frenético vaivén. Debió decirle algo a Mamen porque ella, ensartada a horcajadas sobre el muchacho volvió la cabeza para mirarme y masculló:
-Sube hasta mi culito bobo, estoy tan excitada que te voy a dejar chupármelo.
Conduje mi lengua, ahora abierta y plana, a lo largo del tronco del follante hasta llegar al borde del penetrado coño de Mamen y, desde allí, hasta su culito donde intenté una torpe penetración lingual. Ambos jadeaban y no pude evitar sacar la polla de Gus del coño de mi mujer y metérmela en la boca hasta donde pude sin detenerme por su exclamación de cierta sorpresa.
Mamen me seguía observando desde su bello escorzo, había dejado de besarle y ahora era mi actitud la que claramente la excitaba:
-Era esto lo que querías hace tiempo….. ahora no se si yo podré detenerme porque me está gustando demasiado.
Todo había empezado al principio de la primavera, un mes antes, cuando fuimos a tomar una copa a la terraza nocturna de aquel espléndido y céntrico hotel. El ambiente snob y relajado, la calidez de la noche y los dos Cointreau con hielo que Mamen se tomó le condujeron a una patente excitación. Hacía meses que yo, con excesiva insistencia, deslizaba en sus oídos la tentación que nos llevase a mi fantasía reiterativa. Soñaba despierto con un trío en el que, estaba seguro de ello, Mamen despertaría sus instintos y se abriría por unos caminos que no dejaban de producirme un irreprimible vértigo.
Aquella noche……. aquella noche Mamen estaba a punto, tan a punto que me susurró al oído: -Oye…. aquí hay un par de tíos a los que siempre les sorprendo mirándome-
-Atrévete por una vez, entrega a alguno de ellos un poquito de tí- le contesté rápido.
-Tú siempre estás con lo mismo Roberto…. Bob…..bobito…. normalmente consigues el eecto contrario con tanta insistencia…… pero esta vez voy a atenderte en ello.- contestó Mamen levantando un poco la voz. Su aliento dulcemente alcohólico junto a mi oreja, el roce de su lengua y lo desencadenante de la situación enderezaban mi polla dentro de los pantalones y me hacía sentir una agradable sensación entre las ingles.
Mamen se dirigió nuevamente hacia la barra, esta vez sin mi compañía, y buscó un hueco junto a un chaval de buena pinta que era uno de sus admiradores. A los pocos minutos volvió hacia nuestro rincón llevándole de la mano.
-Bob, este es Gus y voy a darme unos bailes con él ya que tú lo quieres…..- me espetó.
Observé la cadencia de sus movimientos a él agarrada como una lapa y mi excitación crecía por momentos. Mamen se movía, en lo que yo diría íntima unión, lateralmente y era notorio que trasteaba con su vientre las dimensiones y la dureza del sexo del macho a través de la fina tela de su vestido. El chico vestía bien y era francamente apuesto. Más adelante pude saber que era de buena familia, no tenía problemas de dinero y, lo que más me interesaba, era sano y tenía una polla adorable.
-Le he pedido su número de teléfono- me dijo Mamen ya en el coche cuando ibamos hacia casa. Creo que te voy a dar alguna sorpresita un día de estos.
Cuando volví a casa, un mes después, aquel día maravilloso hacia las siete de la tarde, Mamen me echó los brazos al cuello y me susurró:
-Hoy duermes en el sofá…. Bobito…. he invitado a Gus a cenar aquí en casa y luego… está decidido…. voy a empezar a hacer realidad alguna, solo alguna, de tus fantasías-
Mamen empezó, trás preparar la mesa rápidamente con una cena ligera, a arreglarse con la maravillosa atracción que siempre produce una mujer bella. Sólo con un tanguita y un sujetador escogidos, se mantuvo frente al espejo de su tocador durante más de una hora hasta dejar su cara maquillada como una obra de arte.
-¿Qué tal estoy?- me preguntó con alegría cuando consideró haber acabado.
-Preciosa como siempre….. y como nunca- repuse dejando ostensiblemente resbalar mi mirada desde sus ojos hasta su bollito y, volviéndome hacia la prenda extendida sobre la cama, pregunté- ¿ese vestidito vas a ponerte?
Lo veo de lo más adecuado para lo que yo quiero–replicó Mamen- y se lo enfundó rápidamente. Era un vestido muy ligero y favorecía extraordinariamente su atractivo.
Gus se comportó de una manera excelente; es una persona educada y tranquila y, a pesar de su juventud, parece que nada le pilla de sorpresa. Me saludó con cierto afecto y besó levemente a Mamen.
La cena, de picoteo con patés y quesos franceses acompañados de mermelada inglesa se completaba con el excelente cava de Requena. Trás el postre de bomboncitos helados Mamen se levantó y cogiendo a Gus de la mano se lo llevó hacia el dormitorio prendido –también yo- del movimiento de sus caderas. No pudo evitar un leve gritito cuando, aplazar junto a mí, busqué sus nalgas con mi mano:
-¿Puedo ir dentro de un ratito aunque sea sólo para mirar?- pregunté.
Mamen miró a Gus replicándome –Sólo si te llamo, en caso contrario ni se te ocurra aparecer por allí-
Tengo que confesar que la media hora siguiente se convirtió en la excitación más tensa que podía haber soñado. No pude evitar desnudarme y acariciar mi sexo a riesgo de correrme antes de lo deseado; los oí en la ducha juntos y, por fin, escuché la esperada orden:
-Bobito…. ¡ven!- con una entonación sibilina y cierta duda en el tono pero no exenta de exigencia.
Asomé la cabeza por la puerta del dormitorio y entre la velada luz pude ver sus cuerpos cubiertos por la sábana. Desnudo y enhiesto como estaba me acerqué cautamente y comencé a retirar el leve obstáculo de tela. Mamen estaba encima, a horcajadas y con la polla de Gus metida a medio camino, penetrándose despacio. El jadeo de Mamen demostraba su satisfacción y su entrega; su propio culito, ligeramente expandido testificaba su excitación y más cuando Gus avanzó su mano derecha hasta masajear con la yema del dedo anular la preciosa cloaquita.
Yo estaba petrificado –y mi polla más- admirando aquel bello cuadro de dos cuerpos jóvenes entregados plenamente al rito inagotable y antiguo del sexo en pareja. No pude evitar, sin embargo, inclinarme hacia el núcleo de los dos sexos machihembrados y lamer los testículos de Gus con un deseo irreprimible. Ya he relatado como llegó mi lengua hasta el culito de Mamen y la explícita confesión de su deseo:
-Era esto lo que querías hace tiempo….. ahora no se si yo podré detenerme porque me está gustando demasiado.
Dieron la vuelta y Mamen, de espaldas, continuó siendo penetrada por el bello joven.
-Bob siéntate sobre mi boca- y me ordenó un dulce destino- quiero besar tus huevos.
Me acuclillé sobre su carita y, con cierta sorpesa, vi acercarse hacia mi miembro la boca de Gus que me devolvió con creces la mamada que yo antes le había proporcionado.
Creo que no hay hombre al que no pueda gustarle esta situación. Mis huevos y mi culo chupados por mi mujer mientras el joven que se la está quilando me hace una mamada de campeonato. Apenas pude aguantar unos minutos y no pude ni avisarles. La primera embolada entró en la boca de Gus y el resto cayó sobre los pechos de Mamen. Gus, entretanto, gemía in crescendo en una patente eyaculación interna y Mamen ronroneaba satisfecha, satisfecha.
Se levantó al baño dejándonos a los hombres sobre la cama. Cuando volvió nos advirtió:
-Y mañana no me despertéis ninguno de los dos, ya lo haré yo cuando me apetezca-
¡Vaya si le apeteció!.... en la oscuridad me despertó un movimiento rítmico que, ya con los ojos acostumbrados a la penumbra, advertí como estaban en pleno nuevo folleteo. Me acurruqué junto a la calidez de ambos cuerpos y pasándole a Mamen el brazo bajo el cuello le susurré:
-Estoy aquí mucho mejor que en el sofá-
-Pues vete acostumbrando a esto o al sofá porque se me están ocurriendo cada nuevas ideas- me contestó.
Y mi polla comezó a endurecerse nuevamente solo con la expectativa que, ahora ella mientras era follada por otro, creaba en mí.