House Party: El castigo de Alba

Alba es llevada al Jardín donde se ejecuta su castigo. Humillación, vergüenza, dolor, se convierten en placer a medida que Alba acepta su condición de esclava. Los amigos improvisan al inicio pero Stefano los lleva a la dirección correcta.

Hola a todos, gracias por sus comentarios. Ahora va la parte en que empieza la acción, este texto es más ligero y espero que les encienda mucho.

Si tienen sugerencias de castigos o tienen algún fetiche que quisieran leer, puede comentarlo e intentaré añadirlo en algún momento ;).

El castigo de Alba

Stefano jaló la cadena de su cuello y la llevó al jardín. Afortunadamente las casas vecinas estaban muy lejos, separadas por su gran jardín y las cercanas tenían las luces apagadas. La primavera evitó que sintiera frío o calor excesivo.

Caminó cerca al bar de la piscina siendo escoltada por sus nuevos propietarios. En el camino pudo ver que ninguno estaba cerca a su pareja respectiva. Todos la miraban con morbo y deseo, con máscaras venecianas en los rostros, le era complicado reconocerlos, pero algunos de sus rasgos los delataban si tenía un buen ángulo.

Se manoseaban entre ellos, veían con deseo a las parejas de otros y los hombres no escatimaban en mostrar sus penes erectos, incluso se masturbaron entre ellos en algún breve momento.

Ella estaba tan caliente que sentía sus jugos cuando sus piernas se frotaban al caminar, sus pezones duros como piedras. La dominaba el morbo total de sentirse indefensa, abrumada, completamente dominada por esa turba que iba a violarla y castigarla para su propio placer.

No perdieron tiempo. Stefano la puso de rodillas, Joseph y David se colocaron frente a ella sin perder tiempo. –Chúpanosla, perdedora, ordenó Joseph. Ella se acercó algo asustada, eran bastante grandes, calculaba entre 15 y 20 centímetros, aunque Joseph la tenía bastante más gruesa.

Agarró ambas tímidamente. Pero uno de ellos se impacientó y la agarro del cabello. Ambos metieron sus vergas casi al mismo tiempo, tuvo que esforzarse bastante para que quepan ambas.

Estaba ebria, pero pudo sentir como el sabor salado invadía su boca. No sabía qué hacer con su lengua ya que era constantemente empujada hacia atrás. Levantó la mirada y se dio cuenta de que lagrimeaba un poco al recibir tanta presión. Sus brazos colgaban y se sacudían, sus rodillas comenzaban a sentir el áspero césped, pero nada superaba el morbo que sentía.

Ambos aceleraron el paso y sintió como su cabeza rebotaba hacia atrás con cada golpe coordinado. Incluso sus tetas rebotaban bastante por la fuerza de los golpes. Luego de uno se detuvo para intercalar con el otro.

-así es puta, tendrás un constante mete y saca, si uno sale otro entra.

Todos se rieron, incluso Stefano y Luci, que estaban tras ella. Se preguntaba si les excitaba frotar sus penes tanto como disfrutaban el oral.

-Debemos aclarar-, -Dijo Luci-. Que no estás dándoles un oral, te están follando la boca, como buena puta.

Ella estaba justo detrás, y la sintió. las manos de Luci apretando sus nalgas y azotándola, pero solo era una preparación. Cuando Luci empezó a acariciar su ano, Alba dio un salto, todos se rieron de ella, pero continuó recibiendo la dura follada oral.

Se encendió algo de música desde el estéreo del bar. La casa estaba equipada para fiesta. Stefano se acercó con tragos para todos, incluso le dieron uno a Alba, la hicieron tomarlo en tiempo record y luego la pusieron de 4.

-Como una perra lista para ser usada-. -Dijo David mientras volvía a meterle la polla a la boca, claro, acompañado de Joseph.

Hacía mucho ruido al intentar respirar, le caía saliva, en cantidades que nunca había sentido por su rostro. El sabor de su boca era definitivamente el de un pene, alguno de ellos había acabado un poco, en un momento sintió algo de semen, pero no era mucho.

Luci (o Stefano, tal vez) usaba algún juguete para masturbarla desde atrás, era pequeño, pero sentía que era de metal. Se lo metían al coño, luego lo sacaban y lo pasaban tocando los labios interiores hasta llegar al clítoris. Una vez allí la masajeaban formando círculos y luego se alejaban para que no acabara. Ella intentó mantener la dignidad, si le quedaba alguna, pero no pudo aguantar por mucho.

Comenzó a gemir y eso le impedía controlar las pollas que entraban por la boca, finalmente trago saliva y se atoró, empezando a toser. La toz fue interrumpida por un par de dedos que entraron a su coño con fuerza y ella volvió a gemir.

-¡AHHHHHHHGHHH, HMMMMM, AGGGGG, AHHHH!

Todos echaron una risa, mientras la humillaban al unísono. “putita”, “eso es, disfruta esclava”, “realmente eres una perdedora, ahora te toca sufrir, gime como la puta que eres”; fueron solo algunos de los que pudo diferenciar entre la música y el caos de sus voces juntas.

-¡AGH, AHMMMHHHHGHHH, HMMM, AHHHH!

-¿Quieres ser follada?-. -Preguntó Stefano mientras le apretaba las tetas excitándola más. No quería admitirlo, pero la necesitaba, estaba muy caliente y quería liberar el fuerte deseo.

Sintió sus pezones, duros como piedra, ser apretados por Stefano

-¡HMHHHHHH, ARGHHARGGH!-. –el juguete seguía dándole placer y las pollas follando su boca la mantenían caliente.

Sus pezones le enviaban corrientes de dolor y placer por todo el cuerpo. Su corazón latía como si hubiera corrido una maratón, el sabor a polla todavía quedaba en su boca y ella lo saboreaba disimulando. Aumentaba el deseo.

-n…no- susurró tímidamente; su dignidad, imploraba por piedad, su sumisa respondía a la pregunta de su amo.

-¡Habla fuerte esclava!-. Gritó Luci. Alba giró la cabeza para verla, Luci tenía una mano apretándose un pezón y la otra frotándose el clítoris con mucha fuerza y a toda velocidad. Aun así, su voz era firme.

-¿Te sorprende verme disfrutando de esto?-. -Preguntó Luci mientras se acercaba a ella, aun masturbándose.  Alba no respondió.

-P…Por favor…no, AHHH se los ruego, s…somos amigos- suplicó Alba con la cara estrujada y alguna lágrima por la situación.

-Me encanta la humillación y la vergüenza que estas recibiendo-. –Respondió Luci-. Me encargaré de que toda esta noche tu humillación sea mi mayor placer, el de todos, y de que lo sepas y lo sientas en cada momento, y tú obedecerás todas nuestras ordenes, ahora somos tus dueños. ¿Entendiste esclava?

No podía haber estado más excitada después del discurso de Luci. Fue peor cunado su amiga dejó de masturbarse y se acercó a Alba para manosearle. No lo esperaba, pero Su amiga la manoseaba frenéticamente con el deseo de un adolescente que puede tocar unas tetas y un culo por primera vez. Luci le paso la mano por el coño, solo por fuera, dejándola completamente mojada, luego la pasó por el rostro de Alba.

-UHHHH-. -Gritaron los chicos al unísono. –Parece que mentiste, mira nada más lo excitada que estás. Mentir a tus amos debe tener un castigo, ¿qué podemos hacer Stefano?

-Alba, Aprenderás las consecuencias de mentir a tus amos-. –Dijo Stefano mientras le pasó el juguete a Luci, dirigiéndole una mirada de mando, como diciéndole que hacer con el juguete. Luci sonrió.

Alba sintió el juguete de nuevo en su coño, pero duró poco, su objetivo era el culo. El juguete subió un poco y se posicionó en su ano. Alba dio un salto adelante, ayudándose con las manos.

-¡No, no, no, no, NUNCA LO HE HECHO POR AHÍ Y NO PIE..!-. –El griterío de Alba fue interrumpido por Stefano agarrándola firmemente, pero sin lastimarla por el cuello con una mano. Se veía molesto, intimidaba mucho, a todos los presentes.

-David, Joseph, agárrenla cada uno de un brazo y hagan que se agache con ambos brazos extendidos-.

Su voz era firme, no dudaba, era clara y dijo toda la orden mientras miraba a Alba a los ojos. Joseph se veía algo asustado pero mucho más excitado, obedeció. David no dejaba de masturbarse frenéticamente, pero sin perderse ni un momento de la escena, dio un salto emocionado y fue quien la forzó a agacharse.

-Oh si puta, vas a recibir el anal de tu vida-. -Dijo David antes de darle una nalgada fuerte y apretar sus nalgas, no le importo que su esposa lo viera y a su esposa no le importó verlo.

-Joseph, tu manosea sus tetas mientras David disfruta sus nalgas-. –Ordenó Stefano. Tenía en la mano dos prendas, su propia ropa interior negra, y las pantaletas de Luci. Primero le metió su bóxer  a la boca y luego extendió las pantaletas y se las puso como casco. Alba intentó hacer ruidos pero sonaban como sonidos secos.

La ropa interior de Joseph colgaba un poco fuera de su boca, se había asegurado de meter dentro la peor parte, podía sentir un amargo olor, una mezcla de todo el sudor que sabía a su polla. La ropa interior de Luci olía solo a sus jugos, nunca antes había olido la vagina de otra mujer y mucho menos un olor tan fuerte a excitación. Pero Esto le causaba muna mezcla entre excitación y asco.

¿Era lesbiana? No, no podía dejar de desear  los tres penes frente a ella. Tal vez era Bisexual.

-Si alguna de esas dos piezas cae de tu cabeza, te meteré mi polla directo al ano, sin lubricante y sin piedad te follaré hasta que tu acabes ¿entendiste?-. –Dijo Stefano aun mirando a los ojos de Alba que ahora estaban a la altura de su polla erecta.

Alba no sabía si era por la imagen que emitía, por tenerla en frente, pero la veía mucho más grande y gruesa que la de David o Joseph. Miró hacia arriba para verlo a los ojos y mientras asintió nerviosamente soltó un “AJAM” lo mejor que pudo.

-Ahora si recibirás este buttplug, zorra-. –Susurro Luci, comenzó a introducírselo de a poco. Agachada, y con los brazos extendidos como las alas de un ave, estaba al merced de Luci, para empeorarlo, David le separaba las nalgas.

No se lo metieron bruscamente, fueron dilatando de a poco e introduciendo solo la punta (no eran inexpertos). Escuchó a Luci pedir que la masturben, supuso que Stefano lo hizo, y tanto ella como David se echaron a gemir ¿Los estaba masturbando a ambos?

El tiempo pasó en un segundo, de a poco sintió el Buttplug entrar en ella. Estaba caliente, pudo sentir lo húmedo que quedaba su ano al recibirlo recién lubricado con sus propios jugos. Cada vez más extraía placer del dolor anal.

-¡HMMMPF. MFFFFF HMMMMM!

Sus gemidos ya no eran bulliciosos, pero si eran gemidos de dolor y sus torturadores lo sabían. “Por favor, no quiero ser una adicta al sexo anal” Pensaba cada que disfrutaba el dolor de recibir el juguete un centímetro más adentro.

No quería convertirse en una esclava realmente, pero era la primera vez en su vida que sentía tanta excitación. ¡Y la sentía por ser humillada, castigada, violada analmente y degradada! Era demasiado, quería escapar, pero también quería orgasmearse como puta mientras todos la observaban.  Aunque disfrutaba cada vez más el dolor del ano, necesitaba ser follada. Sus ganas se volvían una pesadilla.

El Buttplug finalmente llego a su límite. Le costó volver a enderezarse cuando se lo ordenaron, pero sabía que la castigarían si no lo hacía rápido. Se movió como si cojeara por el dolor en el culo. Pero fue a donde su correa le indicaba.

Stefano hizo una señal y David se apresuró a recostarse en una silla de bronceado de la piscina completamente desplegada. La llevaron a él.

La llevaba por su cadena como a una mascota. La subieron a la silla y comenzó a descender sobre la polla de David. Quiso bajar lentamente, pero entre el morbo y el alcohol no podía controlar sus piernas, en el fondo, no quería un minuto más sin ser follada.

Se sentó (más bien cayó) sobre su polla y dio un gemido muy bochornoso por el placer. Frunció el ceño, su boca se abrió y su cabeza fue enviada hacia atrás por la potencia del grito. Duró un solo segundo y sonó como una queja. El gemido era una mezcla entre placer y una honesta vergüenza de que todos vean como disfrutaba su estatus actual. Soltaron una risa que para ella fue perdiendo el volumen. Mientras el sonido de la follada que recibía tomaba control de sus sentidos.

-      ¡AHHHH ahmmm. Hmmmmmm HMMMM!

Sus gritos probablemente despertarían a los vecinos, pero no le importaba. Gritaba tan fuerte que pensaba que no tendría la voz al día siguiente. No sabía cuánto tiempo pasaba, estaba como desconectada de cualquier reloj.

Sentía el pene dentro de ella moviéndose salvajemente, haciendo lo que quería, Con cada golpe que el daba ella sentía sus testículos golpear contra las mojadas nalgas que tenía. Tocaba su cuerpo con las manos temblorosas, ambos estaban ya cubiertos de sudor, un sudor caliente. David agarraba su cadera y la apretaba fuerte. Se sentía invadida, y sentía las ásperas manos masculinas que tenía.

Todos tenían algo de ella. Distintas manos le apretaban las tetas, el culo, alguien jugaba con su buttplug y la besaban de tanto en tanto. Ella simplemente se rindió, ese momento toda la atención era para ella. Comenzaba en cualquier lugar que alguien la tocaba, pellizcaba o azotaba y luego se dirigía al lugar donde se centraba su placer: su coño.

Las luces del bar de la piscina iluminarían todo perfectamente si no estuviera ebria. El efecto no pasaba. Stefano se acercó a ella y mientras le manoseaba uno de los pechos le puso un trago azul en frente, todo se detuvo un minuto para dejarla secar el vaso, luego volvió a empezar, sin piedad.