Hotelero 1x02: Edades

Primer noche de un fin de semana aparentemente normal.

Un fin de semana aparentemente normal, de simplemente 2 días. Llegaron ese viernes al atardecer 3 parejas. Mónica (morocha con muchos senos y muchas curvas y con una linda cara) y Roberto, que tenían 33 y 37 años. Gisella (bastante flaca, con pocos senos pero linda cola y cara) y Martín, de 23 y 24 años. Finalmente Anabella (morocha muy linda con senos muy grandes) y Gustavo, de 22 y 31 años.

Las parejas fueron recibidas por Nico amablemente y se le mostraron sus cuartos, Mónica y Roberto así como Gisella y Martín habían pagado una habitación estandar y le tocaron piezas casi unidas, pero Anabella y Gustavo había pagado la suite más cara y estarían un piso más arriba con una inigualable vista desde el hotel.

Poco le quedaba a ese viernes, apenas llegaron a bañarse para bajar a cenar. Todos bajaron muy bien vestidos a cenar. Mónica y Anabella destacaban por sus atributos. Sobre todo Anabella que tenía un vestido blanco que dejaba notar un perfecto relieve curvilineo. Gisella en cambio tenía una pollera pegada al cuerpo con unas medias negras abajo que bajaban por toda la pierna casi hasta los tobillos y arriba tenía una remera haciendo juego de colores con su pollera.

Durante la cena hubo una fuerte discusión entre Anabella y Gustavo, que si bien no llegó al punto en que ambos se fueran, llamaron la atención de todos.

Después de cenar Mónica y Roberto fueron a tomar algo en unos sillones y de paso jugar al pool. Gisella y Martín salieron y se sentaron en la playa. Anabella y Gustavo en cambio fueron a la suite y desde ahí pidieron para tomar. En el primer pedido que llevó Nico pudo notar que había un clima algo tenso entre ellos. Lo atendió Gustavo sin darle importancia y Anabella estaba sentada casi al borde del llanto.

Pasaron unas dos horas. Anabella salió de la suite, bajó y se puso a tomar y fumar sola mirando al río por una ventana desde un sillón. Las demás parejas seguían haciendo lo mismo.

Nico luego de unos 30 minutos, pasó por donde estaba Anabella y le preguntó si estaba todo bien. Ella le dijo que sí y le siguió sacando charla. No sólo eso sino que Anabella demostró ser una chica muy encendida ya que empezó a sacar temas referidos al sexo. Eso sumado al alcohol que estaba ingiriendo, empezó también a contar la realidad sobre la pobre realidad sexual de su pareja. Sólo tenían sexo una o dos veces por semana, y ella claramente necesitaba más, por su edad y su forma de ser. Cuando empezó la charla Nico vió la oportunidad y decidió escucharla sin presiones un tiempo, permitiéndole soltarse con esos problemas. Una vez que eso estuvo blanqueado Nico tenía claramente un campo abierto para atacar, ella sola había despejado el terreno. La invitó a mostrarle la isla. Fueron caminando y Nico le iba relatando las cosas importantes, aprovechando chistes y tropezones para acercarse con contactos cada vez más firmes.

Luego de la mini excursión, se sentaron no muy lejos del hotel pero sí Nico se aseguró de no estar a simple vista (sólo por precaución de que Gustavo despierte). Allí ya no quedaba mucho, luego de unas pocas palabras el beso vino por inercia, y en ese contexto (de noche en una isla) no tardaron en aparecer todo tipo de caricias. Allí estuvieron unos pocos minutos hasta que ambos acordaron en ir a la cabaña en la que vivía Nico.

Una vez en la cabaña, Nico la tiró firmemente en la cama, y con el vestido puesto le sacó la tanga y empezó a lamerle su sexo con mucha devoción mientras que con sus manos presionaba sus senos. Anabella no escatimaba gemidos, y dos orgasmos la alcanzaron en esos minutos que recibió sexo oral. Sin embargo, ante la insistencia de Nico, se encendió nuevamente y esta vez decidió ir en busca del miembro. Desabrochó su pantalón con una desesperación que calentó mucho a Nico, que tuvo que controlarse para no correrse en ese momento. Anabella empezó a chupar magistralmente, se notaba que sabía lo que hacía y que le encantaba hacerlo. Se dedicó un tiempo, pero luego Nico empezó con una de sus manos a exitar el sexo de Anabella. Ella entonces no pudo aguantar, se acostó y dirigió aquel miembro a la entrada de su vagina, pidiendo ser penetrada. Nico jugó con ese deseo unos instantes, metiendo sólo un poquito, hasta que finalmente lo hizo. Así estuvieron unos 5 minutos. Anabella alcanzó un orgasmo y siguió para esperar a que Nico acabase, pero como no estaba por hacerlo, de tanto esperar volvió a entrar en ritmo. Nico vió esto como una oportunidad, y empezó a meter su dedo meñique en la cola de Anabella, que dió un pequeño saltito pero no tuvo dificultad en asimilarlo. Anabella alcanzó entonces un estado muy caliente. Nico salió y fué en busca del lubricante que tenía a unos metros. Volvió, tiró en su cola y ahora en vez del meñique le metió el anular. Anabella lo frenaba con su brazo pero no decía nada y de a poco accedía. Luego de un minuto puso un poco más de lubricante y empezó a meter el pene. Costó un poco pero claramente Anabella lo quería adentro porque apretó una almohada desde un principio como habiendo decidido aceptarlo. Empezó el mete y saca. Esta vez fué más ruidoso porque Anabella gemía bastante fuerte.

Justo en ese momento, Gisella que iba al baño, pasó por al lado de la cabaña y escuchó los gemidos en su momento cúlmine. Luego al salir vió a Anabella caminando hacia su habitación, de donde supo exactamente lo que había ocurrido. Pero Nico, que también salía de la cabaña, vió a Gisella y ambos supieron de la situación. Nico la enfrentó en ese momento y le preguntó si estaba pasandola bien, y si necesitaba algo (esto ultimo lanzando una mirada lasiva). Ella dijo que no mirando para abajo y apuró su salida un poco perturbada por todo eso.

Esa noche terminó sin mayores novedades. Mónica y Roberto terminaron su juego de pool, subieron y tuvieron sexo normalmente. Gisella y Martín también, aunque Gisella no pudo evitar exitarse pensando en la situación que había vivido hacía unos minutos y que para no crear conflicto no le había contado a Martín.

Continuará...