Hotel relax

Dos hombres morbosean en un hotel donde pasaban unos dias de descanso rodeados de naturaleza y mar.

No podía haber tomado mejor decisión que venir a este apartado hotel donde podría descansar de todo, mi teléfono estaba desconectado, no traje mi lap top y así me dedicaría a no pensar en nada, solo tenia entre mis pertenencias una buenísima novela que me tenia enganchado y mi mp3 cargado de música.

El hotel donde me alojaba estaba situado en un lugar apartado entre montes y con vistas al mar, esa mañana me levanté perezoso y en vez de bajar hasta la playa decidí quedarme en la piscina con mi libro y mi música.

Abstraído en la lectura ni hice intención de ver quien mas se encontraba en aquel parque de bellos y centenarios árboles donde se encontraba la piscina de agua helada.

Decidí darme un baño, antes caminé un poco alrededor de ese bello paraje convertido en el jardín de ese hotel.

Sentí como alguien me observaba, pero no quise dar importancia al tema , no me encontraba allí para tener encuentros amorosos ni tenia la necesidad de comunicarme con nadie, mas bien mi ansias en esos momentos eran otras muy distintas, el sentirme alejado de todo.

Me di un agradable baño, estuve un buen rato nadando en esa frías aguas de la montaña y después de salir, decidí que comería en la terraza del hotel que se veía muy agradable, para ello debía cambiarme de traje de baño y entré en los vestuarios que había ahí mismo en el jardín donde no había nadie en ese momento.

Me desnudé y en ese momento entró un hombre que nada mas verlo me impacto por su extraordinario atractivo, no podía decir que fuese guapo ni cual eran las cualidades que me atraían de el, pero me resultaba tremendamente atractivo.

El hombre entró e inmediatamente se quitó el traje de baño, igual que hice yo anteriormente, me sentí un poco intimidado y quizás ruborizado pues me apetecía mirar su cuerpo, examinarle, pero el espacio era pequeño y se notaba sobre manera que lo escrutaba. El por su parte no dejo de quitar ojo, su disimulo no era muy grande, pero encontré una manera de poder observarlo, el espejo situado en el lavabo me permití ver este atractivo hombre de manera mas cauta.

No intercambiamos palabra alguna, me puse un pantalón corto y una camisa y salí un poco precipitadamente por no continuar violentándome en aquel vestuario.

Tomé asiento en la mesa reservada para almorzar en la terraza divierta del hotel, una amble camarera me trajo la carta y revisé cual era el menú que pediría.

Al poco de sentarme para comer este agradable hombre vino a la terraza y la misma camarera le acomodó en una mesa cercana a la mía y al mirarle, me hizo un gesto corté de saludo que yo respondí también con una mueca.

Pedí mi almuerzo y mientras comía, había encontrado un nuevo método de divertirme en aquel relajado hotel. Entre aquel hombre y yo se inició lo que podíamos llamar un juego de miradas divertidísimo, cargado de sensualidad y morbo.

Ordené mi almuerzo, y lo disfruté divertido mientras el juego de seducción se desarrollaba cada vez con un mayor descaro por parte de ambos.

Mientras comíamos intercambiamos miradas, siempre teniendo cuidado de no ser descubiertos por el personal del hotel y menos aun por alguno de los poquísimos huéspedes que se encontraban al igual que nosotros en ese momento en aquella terraza.

Terminada la comida y una vez que hube tomado un café no creía lo mas conveniente ir a mi habitación a dejarme caer un rato, corría el peligro de perder el contacto con mi seductor, entonces opté por dar un agradable paseo por el parque, en ese momento la brisa de la montaña era apetecible y me acerqué hasta un mirador donde se podía contemplar una preciosa vista del cantábrico y sus olas.

Mi nuevo amigo desconocido, no se atrevió a seguirme en el paseo. Se había quedado no muy lejos, fumando un cigarrillo y leyendo un periódico, pero siempre me tuvo a la vista desde donde se encontraba. Al pasar por delante de el, nos miramos y sonreímos pero continué adelante en mi paseo de estiramiento de piernas tras la comida.

Decidí que me quedaría un rato más en la piscina y entré al vestuario donde había dejado mis cosas de baño, me desnudé y me estaba comenzando a colocar mi traje de baño cuando él entro y comenzó la misma acción que yo realizaba.

Era delgado, pero tenía unos pectorales bonitos, marcados y con el abdomen liso, cubiertos ambos de un fino vello negro, tendría quizás unos treinta y cinco años. Las piernas eran bien torneadas aun sin llegar a ser piernas curtidas por el deporte eran sugerentes, no fui capaz de adentrarme en curiosear detenidamente sus partes mas intimas, sería algo indiscreto y delatador por mi parte.

Yo me encontraba en bañador y tras escrutarlo nuevamente Salí al parque para tumbarme en una tumbona arcana a la piscina.

Me quedé echado con los ojos cerrados, haciendo el intento de dormitar un poco, pero me fue del todo imposible. Mi curiosidad y el morbo que me producía todo aquello me hacían poner nervioso y estar pendiente de que ocurría con aquel tipo que aparentemente estaba interesado en mí.

El hombre volvió a parecer por la piscina después de un rato en que estuvo fuera del alcance de mi vista, venia con unos periódicos y revistas, quizás fue a pedirlos a la recepción.

Se situó no muy lejos de mí y se tumbó con las piernas abierta, poniéndome ante mis ojos un abultado paquete donde no hacia falta aplicar la imaginación. Era evidente que el tipo tenia dos abultados cojones y una polla que al menos estaba morcillona, no se andaba muy por las ramas, porque a la vez que se acariciaba su reata me miraba fijamente lo cual me dejaba a mi en estado de violencia, pues había mas huéspedes en la piscina, que me miraban, al menos ese era mi miedo, en n lugar tan familiar, tan pensado para el descanso y el relax.

La verdad que aquel tipo me estaba excitando, notaba ya como mi polla se despertaba del letargo y comenzaba a abultar mi traje de baño que le dejaba poco lugar para acomodarse. Necesitaba tocarme, el traje de baño me apretaba y me clavaba la costura en los huevos, pero me daba vergüenza hacerlo así delante de aquel desconocido, era simplemente una justificación pues en el fondo deseaba de todo corazón jugar morbosamente con ese tío que me ponía muchísimo.

Finalmente decidí tocarme el paquete, coloque disimuladamente mi miembro y coloqué los huevos de manera estuvieran mas holgados dentro de aquel pantaloncito pequeño con el que me bañaba. Lo miré fijadamente mientras lo hacia y el con todo su descaro sacó la lengua y se sobaba continuamente su bulto.

Pasado un momento en el que yo creía que me estallaba la polla, mi seductor se levantó y con todo el descaro del mundo se tiró a la piscina, yo no supe que hacer, en el jardín cerca de la piscina había varias personas que tomaban el sol y cualquier contacto allí era imposible. Pero me pudo mi deseo incontrolable de estar cerca de aquel macho y me fui directo al agua, lanzándome sin pensar nada más. Buceé todo lo que mis pulmones me permitieron hasta quedarme en un lugar al otro extremo de donde el se encontraba. El agua fría de la piscina hico que mi inflamación se aliviara y ya mas relajado hice un par de largos en la piscina, olvidándome un poco del asunto de aquel tipo que tan excitado había conseguido ponerme. Salí de la piscina y antes de tumbarme en mi butaca decidí dar una vuelta por el parque así me secaba con la brisa de la montaña, no había reparado en donde se encontraba mi galán en ese instante cuando me vine a dar cuenta estaba delante mis, habíamos tenido los dos la misma idea, estaba mirando la vista que desde un balcón hay al mar, verdaderamente preciosa esa vista que allí se podía contemplar a los lados de ese balcón había un denso mancho de árboles que hacían un pequeño bosque dentro del parque junto a arbustos y plantas que hacían una decoración bastante original de aquel histórico parquecito de una villa que antes que hotel fue villa de vacaciones de una importante familia.

Anduve entre medio de aquel bosquecillo que se encontraba en la penumbra al faltarle la iluminación directa del sol, mi amigo desconocido se adentro en ese mismo lugar quedándose apoyado en árbol mientras sobaba su bulto a no demasiada distancia de mi, no quise continuar aquella comedia por mas tiempo, no conducía a nada y deseaba estar sereno, era el motivo de mi estancia en aquel lugar apartado de la sociedad que corre por la vida, necesitaba relajo y aquello era demasiado ansioso para mi.

Regresé a mi lugar de inmediato pensé que me iría a mi habitación a dormir un poco era una buena hora para ello, recogí mi libro y resto de pertenencias y me dirigí al vestuario donde tenia mis ropas, no se podía andar dentro del hotel en traje de baño, por ello me quité el traje de baño mojado y fui a darme una ducha antes de ponerme el pantalón corto.

Las duchas eran corridas de una pared salían cinco aparatos de donde brotaba agua a toda presión, me puse debajo de uno de ellos y brotó agua tibia a gran presión, me quedé durante un momento inmóvil dejando que el agua cayera por todo mi cuerpo y al volverme contemplé que mi seductor estaba junto a mi desnudo dándose una ducha, no pude controlar mi risa y le mostré toda mi dentadura en una sincera carcajada , él al ver mi espontánea risa, me imitó y también se contagio de la gracia que me había hecho encontrarlo a mi lado.

Una vez me había enjuagado del cloro de la piscina salí y comencé a secarme, el hizo lo mismo y me hablo al fin.

-¿Cansado de la piscina?

Bueno realmente me apetece tumbarme un rato en la cama.

-Es una buena idea, ya hecha la digestión reposar un poco, al fin y al cabo para eso se suele venir a sitios como este.

Pues si, descansar hasta aburrirse de hacerlo, es lo que tenia pensado.

-Me llamo Luis, estoy aquí solo pasando unos días, digamos olvidándome de mi vida cotidiana.

Yo me llamo Juan, realmente el salir de la rutina es también lo que he venido a hacer aquí.

-Bonito nombre, ¿puedo invitarte a una copa Juan?

No te la negaré, pero ¿Dónde iremos a tomarla? ¿A la terraza de nuevo?

-Creo que habitación es lo suficientemente cómoda para ofrecerte aceptes mi invitación a tomarla allí.

Perfecto, un cambio de escenario nos vendrá bien a ambos.

Subimos al primer piso y al final del pasillo Luis abrió la puerta de su habitación, entrabas a un amplio salón con un ventanal que daba a una esplendía terraza, el cuarto de dormir se encontraba a la derecha y su ventana daba también a esa misma terraza.

Luis me ofreció la copa prometida, un whisky me vendrá bien a esta hora pero añádele un poco de agua además de hielo, no me gustan las cosas tan fuertes.

Sirvió las copas y vino hacia mi poniendo la copa en mi mano me rozó mi mano con sus dedos, era un consumado seductor, di un trago no sin antes hacer un brindis al aire y coloqué la copa sobre la mesa, mi anfitrión me siguió con los ojos y bebió levente de su vaso, yo me atreví a acariciarle con un dedo en la abertura de la camisa, sobando los vellos que asomaban hasta llegar al botón que me cerraba el paso.

El acercó de nuevo su mano a mis labios y los acarició suavemente, remarcando las comisuras de los mismos, poso un dedo en ellos y se los llevo a los suyos besando su propio dedo.

Estábamos siendo presa de la excitación, no pude controlarme y mi mano vino a posarse en su paquete que acaricié suavemente pero con toda mi energía a la vez, deseaba palpar aquella polla en su esplendor y la textura de esos hermosos cojones, por ello desabroche con una sola mano el cinturón y el botón del pantalón de mi nuevo amigo y los dejé caer al suelo con absoluta facilidad, no llevaba puestos slips y su herramienta saltó como una palanca directamente a la palma de mi mano, Luis se dejaba hacer mientras me tenia ya con todos los botones de la camisa desabrochados.

Me besó la boca. Me mojó con su lengua y eso me gustó mucho, sentir su saliva en mis labios me hizo excitarme mas de lo iba estando, le respondí con mi lengua y comenzamos una batalla con ellas donde nuestros jugos eran las balas que iba a dar en diana, el interior de la boda del contrario.

Ya estábamos los dos desnudos Y Luis me arrastro suavemente al dormitorio, en el filo de la cama se sentó, metiéndose mi rabo en la boca lo saboreo golosamente, propinándole buenos lengüetazos que los deslizaba por el tronco y bajaba a los huevos, dejándome mojadito en toda mis zona genita.

Gemí, no era para menos, el gusto que me proporcionaba este hombre era maravilloso, me tenia inmovilizado, mis manos solo podían en esos momentos acariciar su cabello.

Decidí que tenia que hacer algo, no solo él me iba a proporcionar placer, quería participar activamente en aquel festín de sexo viril, le aparté de mis entre piernas y le devoré la boca, besé su lengua, mordí sus labios carnosos y me eché al suelo en busca de su miembro, allí húmedo me esperaba, los fluidos preseminales me provocaban lujuriosos deseos y los absorbí con glotonería, lamiendo la cabeza de su polla como si de un helado se tratara. Mamé y mamé durante un buen rato, hasta que me mandó subir en la cama junto a él, allí me abrazó, restregándose con todo mi ser, era el súmmum del delirio, el éxtasis de un maravilloso polvo que nos estábamos echando el uno al otro.

Me abrió las piernas y hundió su cabeza entre ellas buscándola puerta a mis intestinos, lamió mi rosado ano, lo enjugó y lo dilató con delicadeza con sus dedos, uno, dos hasta tres y una vez me tenia poseído, me penetró con toda la ternura que antes jamás había sentido, me follaba con ternura, con delicada suavidad, pero me proporcionaba inmenso placer que al poco de ser penetrado me provocó un orgasmo mayúsculo, sacó su nabo de mi culito y acercándolo a mi boca se lo engullí soltando toda su lefa dentro de mi boca y llegándome los chorros hasta la Garganta.

Me liberó de su miembro, pero no me soltó acerco sus labios a los míos y me besaba deleitándose con el sabor de su semen, bajo por mi abdomen limpiando mi corrida que callo en aquel sito de mi cuerpo.

Terminamos las copas tumbados en la cama, juntos entre los abrazos de ambos dormitamos un buen rato, nos dimos una ducha y regresé a mi cuarto donde me cambié para ir a la cena.