Horrible perdida de la virginidad

Este relato cuenta como una monja se venga violentamente de una de sus peores alumnas. La introduccion es larga, pero creo que vale la pena.

Horrible ruptura del himen

Era viernes por la tarde en el cierto colegio, y todas las alumnas se preparaban para ir el fin de semana a sus casa, dado a que en este colegio, las alumnas son pupilas, y se quedan de lunes a viernes. A la habitación 312, todavía no habían entrado las alumnas que duermen ahí, porque como tenían clase de gimnasia, tardaron mas en llegar, como una de las mojas sabia eso, entro a la habitación para revisar los objetos personales de las niñas, intentando encontrar dinero robado.

La monja, a quien todos llamaban " madre Cecilia", estaba inspeccionando con cuidado cada centímetro de la habitación, cuando escucho ruidos, y vio que la puerta se abría, se escondió debajo de una de las camas, y rezó para que nadie la viera.

A la habitación, estaba entrando las chicas que duermen ahí, Lorena, Luisana y Sol, las tres tienen 16 años. Luisana es un poco gordita, por eso todavía no tiene novio, Sol en cambio, tienen una hermosura innata, todavía su cuerpo no termino de desarrollarse, pero tiene un tetas de buen tamaño, y es muy delgada, por eso se diferencia bien su cintura de su cadera, pero lo mas lindo de Sol, es su cara, tienen una cara angelical, casi de niña, con una piel blanca, sin ningún granito ni marca, unos hermosos ojos verdes, y un hermoso pelo rubio. Sol era una chica capaz de despertar pensamientos impuros en cualquier persona.

Lorena, era la mas alta de las tres, ella ya termino de desarrollarse, tiene unas enormes tetas, su cara también es linda, tiene ojos marrones y pelo negro, cuando iban caminando les estaban contando a sus amigas que su novio, le había propuesto tener sexo anal, pero ella tenia un poco de miedo a eso.

Una vez que entraron a la habitación, siguieron su conversación , cuando la Madre Cecilia, escucho que hablaban de sexo, no perdió detalle de lo que hablaban.

-Ustedes creen que dolerá mucho?- pregunto Lorena

-Saben que yo no tengo idea sobre esas cosas- Dijo Luisana

-Yo lo hice... no te preocupes, no duele mucho- Respondió Sol

Mientras las chicas conversaban se cambiaban de ropa. Mientras tanto la madre cecilia las veía de repente se sintió un poco caliente, ella intentaba no ver y cerraba los ojos, pero cuando escucho que Sol había tenido relación sexuales, tuvo que morder su puño para no gritar, no de calentura, si no por lo enojada que estaba. Sol era la alumna mas odiada de la madre Cecilia, intentaba no odiarla porque odiar es pecado, pero no podía evitarlo, constantemente las monjas-maestras del instituto rumoreaban cosas sobre Sol, muchas de ellas decían que era la encarnación del demonio, porque había tenido relación con su propio hermano, claro que no estaban seguras de eso, pero sin embargo hablaban de cosas que escucharon decir a las alumnas o a la directora.

Ya era las seis de la tarde, hora en que las alumnas se van de la escuela, por eso Lorena, Luisana y Sol ya estaban listas para irse, agarraron sus mochilas y abrieron la puerta para irse.

-Esperen!!!- dijo Luisana

-¿¡¡¿Qué pasa?¡?¡?- dijeron Lorena y Sol

Chicas... no se olviden de hacer todas las tareas de catequesis y historia respondió Luisana

Gracias por recordármelo..., pero ahora voy a tener que estar todo el fin de semana haciendo esa porquería- dijo Sol

Es verdad... por que las monjas nos odian tanto???- pregunto Lorena

Porque son castas, pobres y resentidas- respondió Sol

Cuando Lorena y Luisana escucharon es se empezaron a reír, Sol hizo lo mismo, finalmente se fueron, y la Madre Cecilia pudo salir de su escondite. Ahora estaba mucho mas enojada con Sol, por lo que había dicho. Y por su mente sola pasaba una cosa, la venganza. La Madre Cecilia, pensó en varias formas de vengarse, ponerle algo en la comida, soltar ratas en su habitación o simplemente darle mucha mas tarea, todavía no se había decidido, pero pensaba que todas esa cosas eran poca cosa, al lado de lo mucho que odiaba a Sol.

Era sábado, y todas las alumnas estaban en su casa, en la escuela , solo estaban el cura y la madre Cecilia, el resto de las monjas , estaban en la casa de sus familiares, y volverían en la noche. Eran poco más de las cinco de la tarde, la Madre Cecilia estaba en su habitación leyendo la biblia, cuando escucho ruidos afuera, se asomo por la ventana, y vio que estaban Sol y su mamá hablando con el cura, le pareció bastante extraño que Sol todavía este con el uniforme del colegio.

La madre Cecilia no podía escuchar lo que hablaban, solo veía que Sol, tenia los brazos cruzados, y tenia cara de enojada. Para enterarse mejor del asunto, salió de su habitación y se dirigió al portón del colegio. Vio que la mama de Sol ya se iba en su auto, pero que Sol se quedaba, cuando vio esto, pensó que iba a ser la oportunidad perfecta para vengarse.

Madre Cecilia, que suerte que esta aquí, puede ocuparse de esto, tengo muchas cosas que hacer- Dijo el Padre Juan

Por supuesto, que tengo que hacer- Preguntó la Madre Cecilia

Podría darle las llaves de su habitación y controlar que rece diez aves Maria y diez padres nuestros, sus madre la trajo por su mal comportamiento, por eso se confesara el lunes a primera hora, con las alumnas de primer año- Respondió el padre Juan

Esta bien, me encargare de todo- Respondió la Madre Cecilia

La madre cecilia tomo las llaves y acompaño a Sol hasta su habitación, Sol entro y dejo su mochila en el piso.

Voy a hacer algo, promete que en mi ausencia vas a rezar las diez aves marías y los diez padres nuestro- Ordeno la Madre Cecilia

Se lo prometo- Le respondió Sol

Después de una media hora la Madre cecilia, entro a la habitación de Sol, y se enfureció al verla en su cama, recostada con lo ojos cerrados y con los auriculares puestos, estaba escuchando música!!! La Madre Cecilia no pudo aguantar mas su ira, estaba enfurecida. Agarro a Sol del brazo y la levanto de la cama de un solo movimiento, Sol se asusto en poco pero antes de que pudiera reaccionar la Madre cecilia le pego una cachetada al grito de " pecadora!!!!". Sol quien todavía estaba agarrada por el brazo, empezó a gritar y a hacer un secándolo, gritaba el nombre del Padre Juan, o para que alguien fuera a ayudarla.

"No sirve de nada que grites, nadie te va a escuchar", al terminar de decir esto, la Madre Cecilia le tomo el otro brazo. Sol intentaba liberarse pero no podía, por eso solo gritaba. La Madre Cecilia, se las arreglo para atarle las manos atrás de la espalda imposibilitándole el movimiento. Una vez que la tenia atada, empujo los hombros de Sol hacia abajo, y la dejo sentada en el piso de la habitación, acto siguiente, la empujo contra una pared, dejándola sentada contra la pared. Sol no paraba de moverse intentando soltar las manos de su agresora, que radiaban agarraban su cuerpo para que se quede quieta

  • Si te quedas quieta, no te voy golpear- dijo la Madre Cecilia

Al escuchar esto Sol se quedo quieta, ya tenia bastante miedo de la Madre Cecilia, y no quería que la lastimara

La Madre Cecilia ya tenia a Sol bajo control y podía hacer con ella lo que quisiera, tenia ganas de pegarlo patadas y golpes por todo su cuerpo hasta dejarla inconsciente o hasta que sangrara, pero no podía hacerlo, eso le dejaría marcas y moretones que se verían a simple vista y todos se enterarían de lo ocurrido aunque Sol no lo contara. Por eso decidió someterla sexualmente, aunque causándole mucho dolor, claro esta.

La Madre Cecilia se arrodillo y quedo a la misma altura de Sol. Lo primero que hizo fue separar las piernas de sol y subirle su falda hasta la altura de la cintura, para poder tener completo acceso a las partes intimas de la alumna. Cuando lo hizo vio que tenia ropa interior color rojo, le dijo repetidas veces que era una puta.

Sol hacia que no la escuchaba, intentaba pensar en otra cosa mientras la monja la miraba y la insultaba. Intentaba pensar en otras cosas, para que la situación pase mas rápido. Pero no pudo evitar dar un grito cuando sintió que la monja le tocaba su parte mas intima, aunque la estaba tocando sobre su ropa interior, lo sentía, pero no se sentía excitada, solo horrorizada, sintiendo como la Madre Cecilia, su profesora de catequesis le frotaba la vagina con la mano, de arriba abajo, intentando meterse dentro de ella, pero obviamente se lo impedía su ropa interior.

Después de un rato la Madre Cecilia se canso de tocar a Sol. Así que le abrió la camisa dejando a la vista sus tetas, era lindas redonditas, las cubría un corpiño color violeta, a la madre Cecilia le encanto ver eso, se empezó a excitar lentamente, no solo por el hermoso cuerpo de Sol, si no también por ver como su alumna mas odiada sufría. La madre cecilia, le levanto el corpiño dejando a la vista esos hermosos pezones rozaditos y pequeños, puso sus dos manos sobre las tetas de Sol, una mano en cada teta, y le empezó a dar una especia de masaje, muy fuerte, las apretaba y estiraba, como cuando se amasa la masa. Lo hacia muy fuerte para que Sol sufriera, y lo hacia bien, Sol sufría, le dolía que le hicieran eso, pero lo peor de todo, es que se lo haga una monja, Sol odia a las monjas, no le gusta que le toquen ni la mano, imagínense lo mal que la estaba pasando. Y aunque intentaba pensar en otra cosas, como en todas las veces que había tenido sexo, su sufrimiento seguía.

La madre cecilia, tuvo otra de sus horribles ideas, quiso penetrarla con algo, pero no tenían nada a la mano lo suficientemente grande como para que le doliera. Lo único que podía introducir en sol, era su crucifijo, ese que tenia colgado, es de un tamaño bastante grande y aunque era plano, era ancho. Y con una especie de flor en la intersección de los dos pedazos de madera.

La Madre Cecilia le saco la ropa interior a Sol, y pudo ver la depilación que tenia, no tenia ni un solo pelo. La cara de Sol denotaba completo temor, al ver eso la Madre Cecilia solo se excito mas, y procedió a sacarse el crucifijo que tenia colgado en el cuello. Sol temía por su virginidad, ella solo había tenido sexo anal, nunca tuvo del otro, por miedo a quedar embaraza, y aunque conocía métodos anticonceptivos, no sabia quien pedírselos.

si el sexo anal no te dolió, tampoco creo que te duela esto- dijo la Madre cecilia

Al oír esto Sol se puso muy nerviosa, no sabia que hacer, no había manera de salvarse de eso ni de impedirlo.

La Madre Cecilia tomo le crucifijo con su mano derecha y lo puso en la entrada de la vagina de Sol, espero unos segundos para que Sol sintiera mas miedo. La Madre Cecilia había pensado en meterle los dedos antes, pero eso haría que Sol sintiera menos dolor, por eso le iba a introducir directamente el crucifijo.

Sol solo le rogaba que no lo hiciera, y decía que dios la iba a castigar por violarla de esa manera. Los sollozos de Sol solo lograron excitar mas a la Madre Cecilia, quien ya tenia el crucifijo en la posición adecuada, en un segundo.... se lo introdujo todo, hasta la parte donde se cruzan las maderitas para formar una cruz. Sol soltó un grito sordo que retumbo por todo el colegio, cuando la Madre Cecilia escucho ese grito, se senita al borde del orgasmo, por eso soltó las manos de crucifijo y se lo dejo incrustado a Sol.

La Madre Cecilia se subió la falda dispuesta masturbarse, pero tuvo una mejor idea, tomo una del las manos de Sol y se la empezó a frotar fuerte contra su ropa interior. Al ver que esto era insuficiente, la Madre Cecilia se quito su ropa interior, dejando ver todo su pelo pubico, a diferencia de Sol, la Madre Cecilia nunca se había depilado esa zona.

Al ver toda esa cantidad de abundante pelo negro Sol no solo puso cara de dolor, por lo que ya le había hecho si no también de asco al saber que iba a tener que tocar eso. La Madre Cecilia solo se excitaba mas y mas con las reacciones de Sol, así que le temo la mano y se la empezó a pasar por toda su zona genital, llegando en pocos minutos al orgasmo, empapando la mano de sol con todo su flujo.

La Madre Cecilia se dio cuenta que todo había llego a su fin, y le retiro el crucifijo a Sol, quine grito otra vez, el dolor era demasiado. La madre Cecilia no solo le repitió muchas veces sus amenazas para que no le dijera a nadie lo que había pasado si no que también se despidió diciendo " las monjas no solo somos castas, pobres y resentidas, si no que también somos vengativas", al terminar de decir esto se fue y la dejo sola en la habitación.

Algunos dicen que ese día la Madre Cecilia dejo los hábitos, otros dicen que se suicido, no lo se, pero de algo estoy segura, al igual que el himen de Sol, nunca nadie la volvió a ver.

Relato escrito por : Mayra ( Gatomon13 )

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