Horas extras bien pagadas
Monica se queda a acabar unos trabajos y acaba follando con el vigilante.
HORAS EXTRAS BIEN PAGADAS(FOLLANDO)
Mónica se había tenido que quedar a realizar algún papeleo en el trabajo después de que sus compañeros se habían ido todos a sus casas ya solo quedaban las chicas de la limpieza que estaban en otros pisos y los vigilantes de seguridad. Después de acabar de hacer un importante documento le entraron ganas de orinar y fue al baño. Al pasar por el pasillo que conducía a los aseos no vió como desde el otro extremo alguien la observaba, era Fernando el vigilante que hacía la ronda por su planta.
Ella iba con el bolso y entró en el baño. Dejó el bolso a un lado, se bajó las braguitas y se puso a orinar. En el bolso entreabierto vió que llevaba un pequeño vibrador que había recogido esa mañana de correos. Era bastante vergonzosa como para ir a un sex-shop pero alguna vez si que había comprado contra reembolso algún juguetito. Empezó a rozarse con la punta del vibrador el coñito muy lentamente humedeciéndose cada vez con más intensidad, luego poniéndolo en marcha lo fue acercando al clítoris jugando con él hasta hacerlo desaparecer en su cueva.
Se quitó la camiseta y mientras el vibrador hacía su función en su coño ella no paraba de apretarse y pellizcarse los pechos. Luego con una mano seguía en los pechos mientras que con otra acariciaba y frotaba su clítoris. Lo hacía de manera calmada subiendo la intensidad de las caricias para luego realizar pequeños movimientos circulares muy suaves. Estaba gimiendo y jadeando como una perra en celo. Al otro lado de la puerta estaba el vigilante. Siempre le había gustado esa chica y al verla entrar al baño había querido acercarse para que cuando saliera pudieran intercambiar aunque solo fuera una furtiva mirada.
Lo que no esperaba era que la chica se iba a masturbar y gimiera tanto. Fernando no pudo contenerse y se bajó los pantalones y el bóxer acariciándose la polla que ya estaba completamente dura e iniciando un suave movimiento arriba y abajo. Se estaba masturbando con solo oir los gemidos de la chica al otro lado de la puerta. De repente, se abrió la puerta, la chica completamente vestida pero con el pelo revuelto y Fernando con la verga en la mano y los pantalones en los tobillos. La escena se quedó estática unos segundos. Ninguno de los dos reaccionaba hasta que la chica dio el primer paso.
Se acercó a él, se arrodilló delante de la polla del chico y se la metió en la boca. Estaba tan cachonda que no lo pensó. La verdad si se había fijado en él en otras veces y consideraba que estaba muy bueno pero nunca se hubiera atrevido a decirle nada y menos a insinuarse. Fernando no se lo podía creer, tenía a sus pies a la chica a la que tanto había deseado haciéndole una mamada que estaba logrando que se pusiera muy cachondo.
El no quería correrse sin haberla penetrado así que la levantó del suelo empezando a besarla, no eran besos normales, eran besos apasionados, lujuriosos en los que la lengua de los dos se juntaban en una sola como dos llamas que se unen y dan lugar a una gran hoguera. La quitó la camiseta y bajó sus bragas soltando primero la faldita. Ahora se soltó de ella y se apoyó en el lavabo observándola. Era una chica rubia más baja que él, de ojos marrones, cara angelical, pechos pequeños rematados en unos pezones rosados que ahora mismo estaban bastante duros, pubis con el vello recortada y la zona del clítoris y los labios vaginales libres de vello. El culo era pequeño redondo y duro. Era lo mejor de la chica.
La cogió y la sentó en la encimera del lavabo, se acercó y la fue acercando a su polla hasta que el coño de la chica estaba rozando el pene y fue cuando la penetró, la sujetaba de las nalgas, la gravedad hacía que la follada fuera profunda. Pero de esa manera la única que tenía las manos libres era ella que aprovechaba para abrazarlo, acariciar su torso cuando lo besaba y jugar con los pezones del chico.
En volandas la llevó hasta la taza del wc. El se sentó en ella y ella rodeándole. Lo estaba montando, su postura preferida cuando estaba tan caliente. Ella se movía arriba y abajo resbalando sobre la polla y humedeciéndola con sus fluidos. Fernando separaba el pecho de la chica y apretaba sus tetas torturando a veces sus pezones a la vez que la besaba con absoluta pasión. Mónica gemía y jadeaba y estaba cada vez más cachonda, apretaba y relajaba los músculos pélvicos haciendo que la polla del vigilante se pusiera más dura.
El hombre la volvió a levantar y la puso de pies contra el lavabo con la cabeza casi metida en el mismo lavabo. En esa postura con el culo en pompa con los dedos empezó a acariciar el ano. Luego se agachó y con su lengua recorrió toda la raja del culo de Mónica, lo fue lamiendo muy lentamente hasta centrarse en el agujerito, lo ensalivaba con delicadeza y hacia círculos en él muy lentamente, con la otra mano cogió un poco de jabón liquido y lo dejó en la estrellita del culo acariciándola y sobandola hasta que fue cediendo a su dedo, luego la penetró con el dedo y comenzó a follarla con él.
Seguidamente introdujo un segundo dedo, la follaba y la penetraba con los dos dedos. Vió el vibrador de la chica y se lo metió en el coño poniéndolo en marcha. La chica no podía parar de gemir y exclamó:
Soy tu puta, tu zorra pero metemela ya por favor.
Fernando aprovechó el momento y se la clavó de una sola vez en el ano aprovechando la dilatación que había conseguido con sus dedos. La estaba follando agarrandola de los pechos, pellizcándoselos, luego de las caderas y cada vez la follaba más fuerte. Ahora la sujetaba del pelo mientras la decía obscenidades como:
Eres toda una zorra, seguro que estabas deseando que te follara puta.
Ella respondía:
Si y a partir de ahora quiero ser tu puta, que me folles y jodamos cuando tu desees, que uses todos mis agujeros.
Fernando estas palabras obraban en él una calentura mayor. La estaba follando el culo con una mano se ayudaba sujetándola el pelo y con la otra la masturbaba el clítoris mientras ella con sus manos a veces el apretaba en las nalgas donde podía sujetar pidiéndole más y más hasta que él la sacó la polla y agarrandola del pelo la hizo arrodillar delante de él y que se la mamara. Ella como buena chica cogió con la mano el tronco de la verga y lo agitaba a la vez que con la lengua recorría todo el glande. Lo recorría de arriba abajo metiendose en todos los rincones y succionando el agujerito de la uretra hasta que poniendo la boca en forma de O Fernando eyaculó llenándola toda la cara de semen.
Ella le miraba con cara de lujuria relamiéndose con el semen que había caído cerca de su boca. Ahora le limpió todo el pene para dejárselo reluciente y se sacó el vibrador del coño. Se fue a levantar y a duras penas lo consiguió de lo que le temblaban las piernas de la cantidad de orgasmos conseguidos. Se vistieron y él ahora que todo había pasado la preguntó si sus palabras de que podía disponer de sus agujeros eran ciertas o producto del calentón a lo que ella respondió encogiéndose de hombros y guiñándole el ojo con cara de picara que disipó todas las dudas del vigilante. A partir de ese día follaron todo lo que pudieron, no solo en el trabajo sino fuera de él.
Este es un relato imaginario pero va dedicado a cierta chica M.... que me le ha inspirado y solicitado aunque he cambiado algunas cosas con respecto a su solicitud.
Si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a: