Hora de aventuras

Una historia que os cuenta el mago Azzal

Queridos niños, soy el mago Azzal.

¿sabeis que hora es?

Gritad conmigo ¡Hora de aventuras!

Os mostraré con mi bola de cristal, veo a la princesa chicle entrar en la casa de los valerosos Finn y Jake, sin duda para pedirle ayuda, niños, acercaos a la bola de cristal y mirad vosotros mismos la historia.

-¡Finn! ¡Finn! Necesito tu ayuda para…

Pero el estruendo se una guitarra hace que reviente el vial que tenia en la mano.

-¡oh no! ¡puaj!

De repente, una rokera de oscura melena y palida como la noche aparece con un hacha convertida en Guitarra.

-¡si! la nota perfecta, ah hola chicle.

-¡Marceline! ¡mira lo que has hecho!

Marceline respondia con su atronadora Hacha, tocando sus cuerdas  con pasión mientras decia.

-¡¿Qué dices?! ¡habla más alto! ¡no te oig…. ¡puaj! Que es ese hedor.

-un nuevo repelente contra el rey Hielo que estaba perfeccionando.

-¡pues funciona de maravilla! No solo espantaria al vejestorio ese, sino también a todo quisque.

-gracias a ti Marceline, ¿no estará Finn por ahí? – decia Chicle con enfado contenido.

-no, han ido a matar un dragón, patear un duende o algo asi por ahí – decia Marceline.

-menos mal, espero que no les importe que use su ducha.

-tranqui, es un crio, seguro que ni le va ni le viene verte en bolas – decia Marceline.

-¡Marceline!

-¿Qué? Es la verdad.

Chicle fue a la bañera de Finn, un bidon de petroleo viejo.

La princesa, acostumbrada al lujo, no le gustaba la idea de meterse en ese lugar, dejó sus ropas en la rudimentaria lavadora de Finn, parecia de antes de la guerra de los champiñones.

Hundió su cuerpo en el agua del bidon y empezó a lavar su suave piel.

Marceline, decidió gastarle a Chicle una “pequeña” broma.

Despues del incomodo baño, se envolvió en una toalla con rubor, pues era la toalla de Finn,  fue a recoger su ropa, pero ¡no estaba! Como loca la buscaba por todas partes, hasta que supo que pasó.

-¡MARCELINEEEE!

Fue corriendo a por la vampira a la que gritó a pleno pulmón exigiendole su ropa.

-¿Qué ropa? Ah esa ñoñeria,  deberias tener mejor gusto para la moda.

-¡claro que tengo gusto para la moda! ¡no como tu que se viste con harapos rotos!

Eso enfadó a Marceline y ambas se pelearon, pero Marceline era ducha en el combate, no solo la inmovilizó, sino tambien le quitó la toalla.

-pero mirate, estas cañon ¿ese niñato no te vió así?

-¡devuelveme la ropa! ¡te lo ordeno!

-¿ordenas? – dijo Marceline con una sonrisa que helaba la sangre, cogió una cuerda y ató a Chicle en la cama de Finn, con las piernas separadas.

-asi estaras hasta que te portes bien.

-¡sueltame mala pecora! (y perdon por la palabrota) – gritaba Chicle.

-vaya, tendre que llamar a Flint para que te rescate de mi ¿Cómo reaccionara al verte asi?

Marceline fue al telefono y fingió que marcaba un numero.

-¿Finn? Oye tron, que tengo secuestrada a Chicle en tu casa ¿quieres rescatarla? Puede que te lleves un premio especial.

Los ojos de Chicle se abrieron como platos ¿el la iba a ver asi? ¿su paladin? No, no queria, asi no, como una vulgar mujerzuela.

Marceline, con una sonrisa le dijo que Finn iba de camino.

-mmm ¿te desatara? ¿o se quedara embobado mirandote?

-p-por favor, sueltame.

-¿?

-por favor Marceline, sueltame y dejame ropa – dijo Chicle tragandose el orgullo.

-vaaaaayaaaaa, asi me gusta, que dejes de ser tan piripi, pero…

Marceline se acercó y le tocó los pechos a Chicle.

-¡Que haces!.

-Te lo dije, estas macizorra, no me extraña que ese niñato este prendado de ti, tienes una piel tan suave, tan dulce.

NO NO  NO, NIÑOS, ESTAS COSAS NO HAY QUE VERLAS, TAPAOS LOS OJOS, ESTAS COSAS LOS NIÑOS NO PUEDEN VERLAS, PODEIS VER GENTE MASACRANDO, DESTRIPANDO, PATEANDO CULOS, PERO ESTO NO ES PARA VOSOTROS, ESTO ES…

-¡CALLATE VIEJO DECREPITO! – decia Marceline

¡¿VIEJO?! ¡¿DECREPITO?! ¿QUE SE HA CREIDO ESA VAMPIRA? ¡LE VOY A METER TROPECIENTOS HECHIZOS ENTRE PECHO Y ESPALDA QUE VA A ….¿Finn? ¿Jake? ¿Qué haceis….?

¡AY! ¡AUCH! ¡AAAUUUGG!

Cuando terminaron de dar la paliza al mago Azzal Finn conectó su movil.

-listo Marceline, ya nos hemos ocupado de ese pringao ¿algo más?

-oooh si Finn, el rey hielo ha vuelto a secuestrar princesas de ooo ¿podrias patearle los cachetes? Gracias tron.

Tras colgar, miró a la desnuda e indefensa chicle, parecia mentira que tras esas inocentes ropas escondiera un cuerpo tan escandaloso.

-bueno, ¿por donde iba?

-M-Marceline no, no lo hagas.

Marceline le puso un dedo en los labios de Chicle, haciendola callar, luego pasó su dedo por los ojos de la princesa, limpiandoselos de lagrimas de impotencia y las saboreó.

-tranquila princesa, será como hacerse un dedo – dijo Marceline guiñandole un ojo.

-¿un dedo? – preguntó Chicle.

Marceline abrió los ojos como platos, cogió aire y preguntó a la princesa si alguna vez se habia masturbado.

-no ¿Qué es masturbarse?

Marceline la miró sorprendida ¿no se hizo un dedo en su vida? Pero sonrió maliciosamente, se acercó a ella y puso su cara frente a la suya mientras le decia.

-tranquila princesa, voy a salvarte de tu virginidad.

Antes de que Chicle preguntase, sintió los labios de la vampira besando los suyos, notaba como la lengua de la roquera entraba dentro de su boca, si fuera consciente de ello, le daria asco, pero sentia placer ante ello.

Los labios se separaron y Marceline empezó a tocar los hermosos y firmes pechos de Chicle, nunca tocados.

Nunca saboreados.

Mientras se los tocaba, susurró al oido de la princesa que iba a enseñarle el placer del amor, acto seguido, empezó a besar los pechos de Chicle, la cual, reaccionaba jadeando.

-¡ahhh! ¡Marceline! ¿Qué me haces? ¡para! ¡no! ¡no pares! ¡sigue asi! ¡aaahhhh!

Marceline dejó los pechos bañados en saliva de la princesa y besó el vientre de la rosada amante, hacia su entrepierna, su puerta del placer, tenia una buena mata de pelo, cogió una navaja y empezó a afeitar la zona hasta que quedó de forma de corazón.

Empezó a tocar la almeja cerrada de la princesa, a abrirla, vio su himen, sacó de su bolsillo un vibrador y se lo introdujo lentamente en la cerrada concha de Chicle.

-¡no! ¡no Marceline! ¡me haces daño!

-aguanta, princesa, es tu primera vez, te aseguro que valdra la pena, decia Marceline mientras besaba el cuello de Chicle.

Y tenia razón, al poco tiempo el dolor se convirtió en placer, Marceline le besaba el cuello y los pechos mientras seguia moviendo el vibrador en el interior de Chicle hasta que ella llegó a un violento orgasmo.

El primer orgasmo de Chicle.

Marceline retiró el vibrador manchado con la sangre virginal de la princesa y empezó a lamerlo con ganas, luego se colocó entre las piernas de la rosada prisionera y empezó a lamer su concha manchada de sangre, saboreando el nectar y la sangre de Chicle.

-aaaaahhh Marceline, Marceline, ¡te amoooooooo! – dijo la princesa en medio de otro orgasmo

Eso sorprendió a Marceline, nadie le habia dicho eso antes y se sintió confundida, ella no debia sentir amor, el amor es una debilidad.

Pero, dicho por los labios de Chicle era como si sus oidos fuesen acariciados por petalos de rosas, no pudo evitar besarla con pasión.

Cuando los labios se separaron, Marceline le preguntó que tal se ha sentido.

-he sentido una sensasion intensa, como electrica recorriendome por todo el cuerpo, no podia pensar, solo… abrazar esa sensacion abrazarte a ti, yo… yo...

  • eso se llama orgasmo Chicle, voy a soltarte, pero me gustaria saber lo que has aprendido de ello.

La princesa lo entendió, se incorporó y besó a la vampiresa mientras la abrazaba, sus pechos acariciaban los de Marceline que aun estaban tapados por su camiseta.

La rosada princesa le quitó la camiseta, mostrando unos palidos senos con pezones morados, mientras que los de la princesa eran rozados con pezones rojos.

Mientras se besaron otra vez juntando sus desnudos pechos.

No podian hablar, no les hacia falta, sus miradas solo hablaban de deseo, de placer y amor.

Las manos de Chicle bajaban de la suave espalda tapada por la larga cabellera, acariciando su cintura, llegando hasta sus nalgas tapadas por esos horribles vaqueros.

Le quitó con impaciencia el cinturon y los pantalones, el vello pubico de Marceline estaba bien arreglado con forma de relampago.

Chicle le metió el dedo bruscamente, pero Marceline aulló de dolor y la detuvo.

-espera princesa, se hace asi.

Dirigió la mano de Chicle y le susurró que lo hiciera suavemente, de forma delicada y sobretodo que tuviera cuidado con sus uñas.

La rosada amante era una excelente alumna, su dedo acarició la raja de Marceline hasta que esta empezó a humedecerse, en ese momento, mientras besaba a la no muerta, hundió sus dedos dentro de la palida concha.

Marceline tuvo que separar sus labios de los de chicle para apretar sus dientes, el punto que le tocaba Chicle era muy sensible y un violento orgasmo le hizo arquear la espalda y cayó agotada en la cama, jadeando con fuerza.

En ese momento Chicle, con una maliciosa sonrisa, lamia la entrepierna de Marceline que entre jadeos miraba a Chicle, la cual la miraba mientras la penetraba con la lengua, una mirada rosada de gata maliciosa.

Se acercó reptando sobre el cuerpo de Marceline que notaba el aliento, los labios y los pechos de la princesa recorriendo su vientre y sus pechos.

Al verle la cara, parecia una de las sucubos de la nochesfera, aquella inocente y dulce princesa, se convirtió en la pura encarnacion del deseo, un deseo que la besaba una y otra vez el cuello y sus pechos.

La princesa la miró de forma traviesa y juntó su concha con la de Marceline y empezó a frotarse con ella mientras lamia el pulgar del pie de la vampira, la cual reaccionó chupando los dedos del pie de la princesa que tuvo a su alcance.

La friccion de sus conchas, los lametones y las miradas, como si combatieran a ver quien era la que hacia tocar las estrellas.

Ambas aguantaban, sus cuerpos sudaban y temblaban hasta que sus gritos anunciaron que ambas llegaron violentamente a la vez.

Ambas jadeaban agotadas, pero Chicle tuvo fuerzas suficientes para abrazar a Marceline, la cual, tambien reaccionó abrazandola, ambas empezaban a dormirse, hasta que un grito masculino les despertó.

-¡YA ESTAMOS EN CASA BEMO! ¡NOCHE DE VIDEOJUEGOS HASTA CAERNOS DESMAYADOS!

Ambas chicas sonrieron, sin duda era Finn, Chicle iba a abandonar la cama, pero Marceline la detuvo mientras le decia.

-esperemosle desnudas en la cama, en una posicion sugerente, aunque solo sea para verle la cara.

Chicle le dijo no con una sonrisa, ella preferia que siguiese siendo inocente, le preguntó donde estaba su ropa.

Marceline le indicó un cesto y la princesa fue a recoger su ropa.

La vampira se quedó pensando, desde luego, Chicle era fogosa, muy fogosa y pensar que era una mosquita muerta, fue a ponerse su ropa, pero no encontraba su camisa, la buscó por todas partes, en cuanto oia a Finn que se iba a dormir Marceline huyó del lugar.

Mientras la princesa Chicle, dormia en su lujoso castillo con su fetiche, la camisa de Marceline