Homero el motociclista

Homero un chico de 16 años, sufre un accidente en motocicleta; que desencadena el calor de dos adolescentes.

Homero el motociclista

Hola mi nombre es Gustavo, soy delgado, de tez blanca, cabello negro, y de descendencia oriental por parte de mi padre, aunque todos dicen que me parezco mas a mi madre.

Cierto día que regresaba de la escuela, a la hora del almuerzo, mi madre, con gesto de preocupación me dijo que Homero, el hijo de la vecina había sufrido un accidente en su motocicleta. La noticia no me inmuto ni mucho menos, si, debo reconocer que aunque Homero es de mi edad, no tenemos amistad asidua. Tal vez sea por que nos vemos poco y no frecuentamos los mismos lugares, a parte estudiamos en preparatorias diferentes.

Tal vez se lo merecía, me dije a mí mismo, por la manera en como conducía, ¡había que ver como doblaba la cuadra cuando salía de su casa!!

Homero era el típico chico adolescente de dieciséis años que tenia todo, excepto el amor de sus padres, ya que estos se habían divorciado desde hace mas de tres años. Él vivía con su madre por disposición del juez. La motocicleta era un regalo de su padre, para cubrir la falta de atención que no le daba a su hijo.

Justo antes de terminar el almuerzo, mi madre me dijo que era mi obligación como vecino y como ser humano ir a visitar Homero en su convalecencia.

La idea de visitarlo no me agradaba mucho puesto que el y yo, nunca habíamos sostenido una conversación que durara mas de dos minutos, casi siempre era un "hola" de acera a acera. Además recuerdo que hubo un tiempo en que él me atraía de manera significativa y una que otra vez, su esbelto cuerpo y su apiñonada piel habían encabezado una de mis mejores pajas.

Al día siguiente al salir de la escuela pase por la tienda de obsequios y compre un par de revistas de autos y videojuegos para llevárselas a Homero después del almuerzo.

-Buenas tardes señora Dalia, puedo visitar a Homero?

-pasa, pasa, que a homerito le hace falta compañía....

La mamá de Homero era una lindísima persona que sé desvivía en atenciones con todo mundo y que desde que se divorcio empezó a trabajar de secretaria en unas oficinas de gobierno.

Mientras seguía a la señora Dalia hasta la habitación de Homero pensaba en todas las ocasiones que pude haber conversado con el y no lo hice....

-mira hijito tienes visitas!!

Al ver a Homero me asuste un poco, puesto que tenia ambos brazos vendados desde los hombros hasta las muñecas.

¡Pasa por favor! exclamó con cierta extrañeza mientras sonreía

Lo primero que hice fue mostrarle las revistas, mas sin embargo me apene un poco puesto que por las condiciones en que se encontraba le seria imposible hojear las revistas.

-Discúlpame no sabia que tenias ambos brazos incapacitados.

-Descuida... ¡tal vez así aprenda a conducir con prudencia!

Ambos reímos por el tono en como había hecho mofa de su situación.

-Créeme lamento tu accidente. ¿Cuéntame fue muy grave?

Empezó a contarme que por exceso de velocidad no vio un coche que salía de una cuadra y al intentar frenar, de inmediato salió disparado de su motocicleta, impactándose contra el parabrisas de otro automóvil; también me dijo que acusa de ello no podía hacer ningún tipo de esfuerzo con los brazos ya que sus ligamentos estaban muy dañados. Por lo demás el se encontraba bien excepto por un pequeño rasguño en el pómulo izquierdo y el cuerpo un poco adolorido.

El resto de la tarde platicamos de su accidente y la manera en que le afectaría tener vendado los brazos las siguientes dos semanas. Su madre ya había pensado en ese problema por lo que contrató un enfermero que lo ayudara durante el día, desde cepillarle los dientes hasta bañarlo.

La platica duro un par de horas, tal vez por nuestra edad teníamos cosas en común, por lo que le prometí que estaría al tanto de su recuperación y que volvería a visitarlo.

Durante los siguientes días volví a visitarlo varias veces, era extraño pero me sentía muy bien estando a su lado pendiente de lo que pudiera necesitar.

Cuando tenia sed, tomaba un vaso con agua y le daba de beber o le acomodaba las almohadas, o le leía algunas revistas. Recuerdo que cierta vez mientras platicábamos acerca de la escuela me dijo que tenia ganas de comer algo dulce, baje las escaleras y su madre me dio un platón de gelatina en cubos.

-Mira lo que me dio tu madre!!

-gelatinas!!

-Si, apetece!!

-ok

No sé porque pero mientras le daba de comer hubiese dado todo por probar la gelatina que escurría de la comisura de sus labios.

-sabes, a veces ni mi madre tiene tanta paciencia como tú- exclamo Homero.

Con aquel comentario me ruborice un poco y el lo noto.

-sucede algo?- Pregunto

-no nada--- le conteste mientras sonreía.

Sin darme cuenta los días que lo había estado atendiendo me habían despertado un raro sentimiento hacia él, por lo que decidí no visítalo mas para no hacerme de ilusiones falsas.

Al día siguiente doña Dalia me llamo por teléfono desde su oficina para decirme que si podía hacerme cargo de Homero ya que llegaría tarde a su casa y el enfermero había salido desde las doce.

-Gustavo hazme ese enorme favor ve, y hazle compañía a mi homerito. En verdad te lo pido.

Aunque no quería ir me sentía con la responsabilidad de hacerlo.

Después de unos instantes me encontraba en casa de Homero tratando de ocultar lo que sentía por él.

-Pasa mamá habló para decirme que vendrías!

-y el enfermero?

-dijo que tenia algo de trabajo urgente en el hospital y se fue, además ya me ayudo en mis tareas diarias, solo falto que me bañara... tal vez tu me puedas ayudar mas tarde!!

Aquella petición me dejo sin aliento e hizo que imaginara miles de escenarios posibles durante el resto de la tarde.

-si ... seguro

Ver películas, comer golosinas y hablar de fútbol entre otras cosas fue lo que hicimos durante toda la tarde. justo cuando ya se me había olvidado lo del baño, dijo:

-bueno es hora de mi baño me ayudas?

Mientras subí a buscar unas toallas limpias el se dirigió al baño.

Cuando regrese el se encontraba listo para que yo lo desvistiese....

-me ayudas a quitarme la ropa?!!

¿Como negarse a tal petición?

Me pare frente a el y empecé a desajustar los botones de su camisa uno por uno dejando ver su lampiño pecho de adolescente, después me dirigí a sus pantalones, safando su correa lentamente, para después desajustar el botón y bajar el zipper, esto lo único que provocaba era que aumentara mi temperatura considerablemente. Cuando tire de sus pantalones el chico aquel quedo en unos boxers blancos ajustados en donde se podía adivinar la forma que tomaba su flácida polla dentro de ellos.

Como se sentía un poco apenado por la situación dijo que preferiría bañarse con los boxers puestos. Esto me desilusiono un poco pero a la vez me tranquilizo los nervios y me dio un poco de confianza.

-Deberías quitarte la ropa para no mojarte. - expreso Homero

-Quizás tengas razón exclame un poco nervioso.

Mientras me desvestía note que me miraba atento al grado que me sentí cohibido de estar semidesnudo en la misma habitación que el.

Instantes después el agua de la regadera recorría su espalda empapando aquel boxers de algodón haciendo que sus nalgas menudas pero respingadas se trasparentaran, en un acto erótico que prendía hasta el mas muerto.

Tome una esponja con mis manos y lentamente haciendo círculos en su espalda comencé a restregarlo.

El se encontraba mirando hacia la pared sin pronunciar palabra alguna y yo con una tremenda erección en proceso que amenazaba con romper mi boxer.

Cuando le di la vuelta no pude evitar mirar como el boxers mojado hacia que se marcara totalmente su verga y pubis. Mientras tallaba su pecho el pidió que dejara la esponja aun lado y que lo hiciera con las manos algo que no dude y obedecí al instante.

Justo cuando tallaba sus piernas pude notar que su pené habia aumentado considerablemente, de repente dijo:

-Oye Gustavo!!!

-dime

-en estos días te he tomado mucha confianza algo que no ha pasado con martín el enfermero, siento que a ti te puedo pedir lo que sea ¡verdad!

En verdad no sabia que dirección tenia esa platica mas sin embargo era un echo de que podía confiar en mi.

Me pare frente a él y le dije:

-Homero claro que tienes mi confianza y claro que puedes pedirme o confiarme lo que quieras

-primero, quiero que no te ofendas con lo que te voy a pedir y no me lo tomes a mal, y si no me quieres ayudar lo comprenderé.

-¡Homero dime pronto que me pones nervioso!!!!----- interrumpí diciéndole.

-sabes? Desde que me sucedió el accidente no he hecho nada de nada.

La expresión de su rostro era conmovedora y casi podía adivinar lo que me estaba pidiendo.

-nada de nada?

-tu sabes.... no me echo una buena "manuela", el enfermero no me da esa confianza de pedírselo y hoy tu y tus manos me han excitado bastante.

-Y quieres que yo....

-si si tu quieres.

Después de eso hubo un silencio entre ambos, nos mirábamos el uno al otro hasta que....

Tomé un poco de jabón liquido entre mis manos y metí tímidamente mis dedos entre su boserx mientras me miraba en esos lindos ojos claros.

Con mi mano esparcí todo ese jabón en sus vellos y falo sintiendo como se resbalaba mientras crecía y crecía entre mis dedos.

Cuando baje por completo aquella prenda de algodón un enorme trozo de carne salto rozagante y totalmente erguido en plena virilidad.

Me posicione tras de él al grado de pegar mi cuerpo con su cuerpo con una mano sujete su vientre y con la otra le acariciaba el tolete de arriba a bajo, mientras le besaba el cuello.

Al principio le molestaba sentir mi miembro pegado a sus nalgas pero después el grado de placer hacia que el mismo lo buscara. Mi intención no era penetrarlo así que no lo hice, solo me dedique a masturbarlo tal y como él lo había pedido.

Mi mano jugo un rato con sus bolas masajeo su pubis y recorrió cada centímetro de su verga. Cuando le mordisque su oreja sentí su contracción así que acelere el ritmo de mi mano dando como consecuencia un torrente lechoso que en forma de disparos salieron a flote incrustándose en la cortina del baño. Sus gemidos fueron a la par con cada uno de los chorros de semen que aquel chico tiro.

Después de ello me masturbe junto a Homero para que viera lo caliente que me había dejado aquella experiencia.

Después de ello lave y seque su miembro con un paño suave para a continuación acomodarlo en un boxers limpio para posteriormente terminar de vestir al chico por completo.

Cuando regresamos a su recamara me pregunto si era gay, a lo que le respondí que tal vez si. Le pregunte lo mismo y me dijo que era la primera experiencia de ese tipo y no le había desagradado.

Aquella tarde cuando me despedí Homero le dije que me debía un favor, a lo que respondió que cuando sanara él sabría como pagarme....

En verdad espero que hayan disfrutado de esta historia, que en lo particular yo me recree con ella.

Si tienen algún comentario acerca de esta historia u otra de mis historias háganmelo saber a mi correo electrónico crafor99@hotmail.com

Bye. ¡saludos a mi México!