Hombria (VII - Final)

Ser mas fuerte que las barreras sociales, que el tiempo imperdonable, que el rencor dentro de uno mismo, ser hombre.

Hombría VII

Que hace? -pensó ella

Lo vió dirigirse al baño y regresar con una toalla seca. El gesto la hizo sonreir. Sintió como él diligentemente la empezó a secar, con ternura, como si fuera un bebé. Nunca creyó que él, el sirviente, el hijo de campesinos, el mejor amigo de su hermano, el que había luchado con brutal tenacidad para labrarse un futuro diferente, el que no dejó escapar el menor gesto ante la burla de ella, fuera capaz de tanta delicadeza. Sería posible que él pudiera amarla a pesar de todo?

Momentos atras, fué ella quien se entregó a él, sin importarle el ser correspondida o no. Fué un salto al vacío, pero lo dió gustosa. Había aprendido a amarlo, y no lo ocultaría. No era su forma de ser.

Las manos de él siguieron recorriendo su cuerpo, secando cada pequeño rincón. Sintió la mirada de él cuando frotaba la tela suavemente sobre sus senos, se mordíó el labio cuando luego de recoger las piernas para facilitarle el acceso, sintió la tela recorriendo su vulva aun palpitante...Lo vió sonriendole al mientras doblaba una esquina de la toalla y la acerco a su rostro. Sin darse cuenta, habia dejado escapar unas labrimas, y el, con mucha delicadeza, las secó.

Te amo, Eduardo - exclamó ella quedamente...

El respondió con una sonrisa. La oscuridad de la habitacion hacia que sus blancos dientes se notaran aun mejor.

Sandra... - dejó escapar él

Ella no queria oir un rechazo. No en ese momento. Y con sus dedos le tapó la boca.

Sintió los labios de él besando sus dedos. Ella sonrió quedamente

Por que no has intentado penetrarme? - musitó ella - Yo estaba dispuesta...

No queria... - contestó él.

Entiendo... - interrumpió ella - comprendo que no puedas sentir lo mismo, despues de lo que te hice...

No es eso... - exclamó él.

Entonces? - inquirió ella

Necesitaba saber lo que sentías...por mí - mirandola fijamente - sin dudas de tu parte...

Ahora sabes lo que siento por ti... - interrogando - y tu que sientes?

No lo imaginas? - sonriendo en forma misteriosa.

Lo vió y quiso pensar que el tambien podria amarla. Pero cómo? Apenas habia tenido un acercamiento a raiz del embarazo, como podría sentir algo por ella...?

No sé... - con una expresion triste...

Si lo sabes - atrayendo la atención de los ojos verdes de Sandra - ...mi sirena...

Los ojos abiertos de Sandra, su expresion boquiaberta eran aun poco para describir el asombro en su rostro... Sintió como parecía que el corazón saltaba en su pecho, sintió su rostro encendiendose, recordó detalles, simples pero cruciales. El único que la llamaba sirena era ese enamorado anónimo con quien se escribia tan a menudo,..., quien la conocia desde hace varios meses atras. Todo tenia sentido ahora, los mensajes, las miradas, la forma tan especial en que la trataba. El amante misterioso...era él...siempre había sido él...

Tú...eras tú, todo este tiempo...- Ella se quedó mirándolo sintiendo como las lágrimas corrian por sus mejillas.- y nunca dijiste nada...

Lo siento, Sandra ...- no sabía lo que sentías por mi - respondió él mirandola de esa manera que le cortaba la respiración.

Aún dudas de lo que siento? - preguntó en un hilo de voz - No lo puedes ver?

Dimelo otra vez...por favor - dijo mirando su boca temblorosa.

Te amo, Eduardo - con voz que sonó a gloria en los oidos de él. - Te amo...

Y yo a ti, chiquita...- dijo el sonriendo mientras acariciaba la mejilla de la muchacha.

Ohhhhh- Gimió ella, abrazándolo desesperadamente. Los senos desnudos de ella se apretaron contra él, hasta que parecio que la respiracion de ambos seguia el mismo compas...

Mi adorada, Sandra - mientras la apretaba contra él y llenaba su rostro de besos - si supieras desde cuando....

Desde siempre, mi amor, como yo a ti - replico ella, buscando desesperadamente su boca una y otra vez - aunque yo era...una chiquilla...demasiado...inmadura para...reconocerlo... - dijo ella entre beso y beso.

Shhhhhh ...- Tapando los labios de ella con un dedo. - Todo lo que vivimos fué necesario para encontrarnos, y estar finalmente asi, como debe ser...

Tienes razón...-dijo ella, reflexionando. Limpió las lagrimas de sus ojos con la sábana y lo abrazó nuevamente, apretándolo contra sí.

Que haces? - dijo él riendose, sintiendo como la húmeda y travieza lengua de ella se adentraba en su oreja, estremeciendolo...

Recuperando el tiempo perdido - susurró sugestivamente ella, mientras lo echaba sobre la cama para montarse a horcajadas sobre su vientre, sintiendo como nuevamente palpitante sexo de él se acomodaba entre sus muslos - quiero amarte como tantas veces lo soñé...

Ella se inclinó para besarlo, sintiendo sus entrañas humedecerse profusamente al saberlo ahí, suyo...sintió con satisfacción como las manos masculinas recorrian sus hombros, sus costados con gran ternura y deseo a la vez, los ojos de él clavados en los suyos. Las manos acariciando la piel de los muslos, las ingles, las nalgas la hicieron gemir levemente...

Uhmmmm...que rico me tocas...tus manos me alocan...

El se reincorporó frente a ella, quedando ambos sexos rozandose plenamente...los dulces y tibios jugos de ella bañaban el macizo y a la vez tierno ariete que le prometia delicias nunca probadas antes, nunca asi, con tanto deseo y esperanzas...

Ella rodeó su cuello y apretando sus muslos con los suyos empezó a moverse suavemente en vaivén haciendo que sus turgentes labios vaginales se deslizaran a lo largo el grueso tronco...bañandolo. Las bocas se entregaban a una deliciosa exploración, saboreandose mutuamente, las lenguas prometiendose más...

Sandra sintió como Eduardo deslizaba las manos bajo sus muslos, mientras giraba con ella encima y quedaba sentado al borde de la cama con los pies apoyados en suelo y ella, completamente abierta, montada encima de él y rodeando sus caderas con sus piernas, sentía claramente el latido caliente de esa verga deslizandose por su ano apretadito, su vulva hambrienta, su clitoris hinchado y palpitante...

Mmmmmmm, que rico me roza tu pene, mi amor - suspiró ella - me alocas tremendamente...

Sujetate fuerte, dulzura - le advirtió él

Adivinando su intención, ella estrechó el abrazo aun más alrededor de su cuello y se sintió levantada en vilo al ponerse él de pie. A pesar de la postura, la descomunal erección de Eduardo aseguraba el roce a plenitud que por instantes amenazaba abrirse paso entre los hambrientos labios de ella. Y eso era lo que ella precisamente deseaba...

Ohhhh,, que rico, mi vida, tu fuerza, tu poder, me desquician... - gemía ella mientras meneaba las caderas tratando de incrustarse esa verga ansiada mientras el la llevaba en vilo hacia su propia habitación.

Eduardo sabia de sobra que Sandra a duras penas podria contenerse y el bebé se despertaría.

Ellas se sentía enloquecida por su fuerza y el movimiento de la verga entre sus labios a cada paso que él daba. Podia imaginar el mastil completamente brilloso, revestido de sus jugos vaginales. No podia mas, lo necesitaba ahora, no podria esperar a que llegaran al lecho...

Sujetandose con un brazo de su cuello, apoyó la mano libre en el muslo de él para ganar un poco de separación entre sus caderas...

Uhhhh, ya casi, - al sentir el glande turgente golpear entre los labios, rozando el clitoris.

Otro movimiento igual en el instante que Eduardo se detuvo momentaneamente tratando de abrir la puerta de su dormitorio...

Ohhhhhhhhhhh, yaaaa......- casi grito ella al sentir como descendía su cuerpo mientras que ese cilindro de placer se clavaba quemandola por dentro, llenandola toda...milímetro a milímetro...

Mmmmmm...Sandra...- dejó escapar, Eduardo..

Los movimientos cesaron mientras ambos se concentraban en esa primera fusion intima, ambos querian memorizar la sensación, y lo inesperado de la situacion lo hacia aun mas excitante para ambos, ahi, él de pie sosteniendola, ella rodeando las caderas de él, que la apretaba contra si, sosteniendola por esas redondas y desquiciantes nalgas. La facilidad con que él la sostenia empezando a mover cadenciosamente las caderas en circulos, imprimiendo un intensisimo roce en la penetración dió sus frutos...

Dame, asi...mi amor...dame...asi...rico...fuerte...hasta el fondo. - se oyo gimiendo ella.

Mueveme...toda...por...dentro... - ella misma no podia creer lo que decía, pero no podia evitarlo - hazme sentir tu riquisima verga...

El respondia dandole un movimiento aún más provocativo, más cadencioso a sus caderas varoniles, asegurando que no hubiera área de su interior sin ser estimulada, acariciada febrilmente por su órgano viríl.

Ahhhh, ahhhhh, asi, asi, rico, - jadeaba ella - ohhhh, que rico me das...me matas de placer...

El cuerpo de Sandra respondía apretando ferozmente el ariete con los musculos vaginales...

Y tu a mi, ricura, eres deliciosa! - rugió Eduardo, que busco desesperadamente los senos de ella que saltaban ante su rostro. Sus labios de apoderaron desesperadamente de uno de los inhiestos pezones...

Esto fue demasiado para ella, simplemente no pudo contener la avalancha orgásmica que se venia...

Ahhhhhhhhh,,mmmmmm, uuuuuyyyyyy.....siiiiii........aaaasssssiiiiiiii.... amooooooooooorrrrrrrr- agarrandose del cuerpo de su macho con fiereza animal, la pelvis golpeaba salvajemente la del varón que respondia antagonizando el movimiento, clavando el ariete con enloquecedora energia. Ella sentia que todo le daba vueltas, mientras esas sabrosisimas oleadas de placer la estremecian. Parecia que su cuerpo no le obedecia, por que simplemente seguia moviendose con furor, apretandose a él. Definitivamente esto no es algo que se piensa o calcula, solo se siente, especialmente estando con él, su adorado Eduardo, su hombre...

Ohhhh...ohhh..ohhh...- gemia ella al sentir que las oleadas del clímax se iban atenuando poco a poco. Aun asi ella no quiso desligar el contacto, pues el apretado vaiven de esa verga en su sexo era simplemente demasiado rico para interrumpirlo...

Oh, Dios...otra vez...-gimió ella sonoramente - me corroooooo....!!! Ah... ah... ah... ah... asi... rico... rico, mi amor....

Precisamente en ese instante Eduardo, sitiendo las piernas tremendamente agarrotadas por sostener el peso de ambos, lograba sentarse en la cama con ella a horcajadas....

Sandra, aun sintiendo como los espasmos orgasmicos apretaban ritmicamente las inhiesta verga de Eduardo, instintivamente se apoyó sobre sus pies en el colchón y apoyandose en las manos de él, con los dedos entrelazados, quedó en cuclillas sobre él empezando un feroz bombeo de aquel cilindro de carne dentro suyo. La hambrienta vagina de Sandra apretaba tremendamente el miembro viril mientras lo recorria sin tregua en toda su palpitante longitud.

Ooohhhh, Sandra...como me aprietas....- apretando los dientes ante el desquiciante placer que ella le estaba dando.

Sandra contoneaba las caderas energicamente vapuleando y exprimiendo esa verga con pasión animal.

Asi, mi macho, perforame, llename con esa verga rica y gruesota!!! - gemía ella mientras lo cabalgaba incansablemente llevandolo mas y mas cerca al orgasmo....

Te adoro, Sandra mía... - gemía Eduardo, con los ojos clavados en los de ella. - Oh, Ahh...ahh...que rico me aprietas, amor...

Mmmm...uyyy...que delicioso me haces sentir!!! - gimoteaba ella mientras cambiaba su posición para montarlo a horcajadas, haciendo circulos sobre su pelvis. - Siento tu amor en cada roce de tu verga dentro mio, mi vida...siento que tu verga besa mis entrañas.....

Eduardo la atrae más hacia su pecho, sintiendo esos pezones endurecidos clavandose contra su piel. El rostro de ella, mirándolo profundamente, lo llena. Busca los labios entreabiertos de ella. Sandra buscando lo mismo se acerca a su rostro lo que provoca que las caderas de ella se separen exponiendo parcialmente el mastil de placeres totalmente bañado en sus jugos de hembra. Ella siente los labios de él besando los suyos. Las lenguas se buscan, se hablan, se seducen mutuamente mientras ella siente las poderosas manos de Eduardo abarcando con deseo esas nalgas firmes, duras, acariciandolas, apretandolas, con lujuria inacabable. A ella le fascina ese sabroso manoseo, haciendola sentirse poseída. Es delicioso para ella sentir como él mueve tan solo la hinchada cabeza de la verga, bombeando ligera y deliciosamente la entrada de la vagina.

Que rico me coges, asi, amor, suavecito, con la puntita solamente... - susurrando con los labios aún pegados a los de él. - mmm...mmm...

Ella siente que él recoge las piernas y puede percibir el vello hirsuto de los muslos masculinos rozando su redondo trasero. Cada parte de la piel de él en contacto con la de ella, es una caricia más, como queriendo recuperar el tiempo perdido...

Asi, mi cielo, tomame, soy tuya. - Al sentir las manos abiertas clavando los dedos en sus cautivantes nalgas.

El ademán de Eduardo, simplemente era para acomodarse para una mejor penetración. El quería besarla, morder sus labios, sentir el aliento de ella emanando directamente sobre su rostro y si esto significaba sacrificar profundidad, el se encargaría de solucionarlo.

Ahhhhh... - rugió Sandra al sentir la súbita y enloquecedora elevación de las caderas de él yendo al encuentro de su vulva jugosa. La penetración fué profunda, quedando Eduardo con las caderas en el aire, casi elevandola en el aire con el impulso.

Que ricoooo....!!! - Ella sintió como las caderas de Eduardo descendían nuevamente hasta el colchón. Ella se preparó entusiasmada para el siguiente ataque de ese robusto ariete, los musculos de la vagina se contrayeron para la irremediable arremetida...

Ahhhhhh.... - gritó ella, al sentir la súbita llenura de su apretada cuevita. Jamás imaginó que la energía, el poder de un varón podía ser tan placentero.

Ahhhhhh..... - mirandolo fijamente. Lo besó otra vez agradeciendo las sensaciones...

El sonrió misteriosamente y ella intrigada adivinó que algo inesperado se avecinaba. No temía, confiaba en él, pero la intriga la inquietaba deliciosamente. Su conejito respondió nerviosamente apretando el tronco viril nuevamente mientras este iniciaba una nueva salida, en forma inusualmente lenta...

Las manos separaron los glúteos sabrosos, exponiendo el apretado agujerito del culo. La feroz tension de sus nalgas al ser separadas asi, la excitaban de manera indescriptible...

Y en ese momento Eduardo violentamente levantó sus caderas chocando contra las de ella, clavando la verga profunda y energicamente seguida de un rapido retroceso. El bombeo veloz y profundo que inició era totalmente inseperado por ella y la sensación demasiado apabullante. Se sentía exquisitamente taladrada por un piston caliente delicioso.

Ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahh..ahhh...ahhh..ahhh....ahhh...ahhh....ahhh...ahhh...ahhh - jadeaba ella, preguntandose como podía alguien moverse con tan fuerza y velocidad. - AHHHHHHHHHHHHH.......

Sandra mordió los labios de Eduardo, mientras que los gemidos seguían escapando inacabablemente. Por los menos debían haber pasado 5 minutos durante los cuales en menos de cada segundo que transcurría la verga se clavaba nuevamente en ella llevandola una y otra vez al orgasmo. La pobre ya había perdido noción de cuando un orgasmo acababa y el siguiente empezaba...

Ahh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...ahhh...

Sandra tenía las uñas clavadas en los tensos hombros de Eduardo. Sentía claramente la tensión del vientre de su macho mientras la embestía interminablemente. La forma en que sudaba profusamente, entregado a complacerla, dispuesto a llegar al agotamiento total para darle placer. El esfuerzo fisico de él llenaba aún más sus sentidos ya totalmente bombardeados de goce orgásmico.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh......mi macho adorado...... - casi lloró ella en un larguísimo espasmo - es increíble......te pasaste......

Suavemente, Eduardo suavizó el ritmo hasta detenerse totalmente. Allí, con el pene aún llenando su interior, Sandra, apoyó su cabeza en el pecho de Eduardo, sintiendo como el corazon de su macho trataba de normalizar sus latidos....

Que rico me diste, mi amor... - susurró ella, sientiendo los brazos de él rodeando su espalda y apretandola contra su cuerpo. - fué delicioso.

Me alegra, mi vida - respondió - quería darte algo que nunca hubieras tenido.

Y lo hiciste, tesoro - aseguró ella - siento como si hubiera sido la primera vez que he hecho el amor, y no pensé que disfrutaría tanto contigo...

Ella apretaba la verga aún endurecida con su vagina - Aún no has llegado...verdad?

Está bien, no te preocupes... - y seguidamente - te duele?

Mmmmm, un poquitín pero fué riquisimo - prosiguió - tienes un tremendo tronco que me ha dado durisimo, recuerda que estuve sin hacerlo por un buen tiempo...

Lo siento... - se lamentó él.

No..no..no - calmandolo - Lo deseaba demasiado para no hacerlo...

Quieres que lo saque?

Si, mi amor

Eduardo retrocedió muy suavemente tratando en lo posible de no causarle ningún dolor. Finalmente el aún inhiesto ariete quedó reposando entre las apetecibles nalgas de Sandra.

Mmmmm... que rica y caliente se siente tu verga.... - mientras ella hacía circulos con el culo, haciendo que el minusculo y apretado anillo anal rozara el henchido y palpitante glande. Los lúbricos jugos de Sandra bañaban profusamente el sabroso surco entre los cachetes redondos.

Te quiero dar algo, Eduardo - susurró ella, mirandolo, mientras acariciaba la verga con la palma de la mano contra la raja del culo. - Algo que nunca imaginé desearia darle a alguien...

???? - la miró él interrogante...

Y asiendo el turgente ariete ariete de su amado con sus dedos , dirigió la cabeza palpitante contra el virginal ano que se contrajo al sentir la leve presión.

Pero ... - Eduardo retrocedió las caderas, temeroso de lastimarla. A su juicio, la desproporción era descomunal...

Dejame hacerlo...por favor... - Pidió ella, mirándolo con una tierna sonrisa...

El se quedó completamente quieto...

Manteniendo la verga apuntando contra el esfinter, Sandra retrocedió lentamente las caderas haciendo que las hermosas medias lunas de su trasero envolvieran el tronco. El glande estaba siendo resistido por el anillo apretado que se negaba a revelar su secreto. Pero Sandra cerró los ojos y retrocediendo aún más mostró quíen era la dueña de ese cuerpo...

Uhhhh!!!... - gimió Sandra al sentir el súbito ingreso de la gruesa cabeza dentro suyo. Contuvo la respiración tratando de acostumbrarse al grosor que acababa de trasponer ese anillo muscular que se negaba a ceder paso a ese nuevo territorio...

Ella abrió los ojos para mirarlo, sonriente. Dolía terriblemente...sí, pero el deseo de entregarle ese inviolado tesoro a su amado podía más. Se quedó quieta para acomodarse al soberbio calibre del cetro que se habia empecinado en conquistar...

Los labios se buscaron. Las lenguas nuevamente salieron a darse la bienvenida. Se separaron brevemente... Eduardo acercó dos dedos a la boca de ella, quien succionó con fruición...

Mójalos, querida.... - sugirió él.

Ella repitió la operación bañandolos enteramente con su dulce saliva. Sintió como Eduardo esparcía delicadamente el fluído salival alrededor del mástil que trataba de ser albergado por la inexperta abertura anal.

Auuu...duele...pero quiero tanto tenerte dentro... - dijo ella frunciendo el ceño ante el más leve movimiento.

No hay prisa alguna, cielo... - respondió él

Pero mi cuerpo me lo pide ya... - replicó Sandra irguiendose lentamente mientras apoyaba las manos sobre el pecho de su hombre.

Sandra mantenía sus nalgas en el aire, a horacajadas de su macho. Sentir las manos de él descendiendo de su rostro a su cuello, a sus pechos, su vientre la hicieron sentir que el palpitante dolor se sentirse empalada era mas sosportable...

No había marcha atras - pensó ella - lo quiero todo...

En un inconciente esfuerzo por notar el detalle de esta nueva experiencia giró la cabeza tratando de ver el detalle del desvirgamiento anal. Fué en vano, la unión carnal no estaba al alcance de su visión...se sintió levemente frustrada...

Quisiera poder ver como me enculas... - en tono de desilusión.

Mira hacia tu derecha... -

Ella dirigiendo la mirada hacia donde él le indicaba se encontró con la agradable sorpresa de ver su reflejo en las puertas de closet, tal como en su propia habitación. El ángulo oblicuo en que yacian en el lecho era perfecto, permitiendo observar el detalle del tronco incrustandose en sus entrañas, sus cuerpos, sus rostros...

Sandra sintió una oleada ardiente recorriendo sus venas, enardeciendola, tentándola a aventurarse más y asi clavando la mirada en los ojos de su amante, descendió lentamente sus caderas sobre las de él incrustándose ella misma ese garrote de carne que tanto deseaba...

Ahhhhhhhh....uuuuuuhuuhhhhhhh....Diosssssss! - se quejó Sandra quedamente, mientras apretaba los dientes tratando de soportar el punzante dolor de sentir su apretado anillo anal estirado al máximo. El dolor era intenso, pero el sentir a su macho entrando en ella, donde nunca antes nadie lo habia hecho, representaba mucho para ella, una entrega, un regalo, como mujer. La sensación lacerante fué cediendo levemente para dejar solamente una sensación de sentirse totalmente distendida...poseída, al sentir su dilatadisimo esfinter deslizandose en forma incolume a lo largo de las nervaduras de ese enloquecedor mástil percibió sensaciones desconocidas que la hicieron tratar de relajarse para percibirlas mejor.

Oh! Finalmente... - cuando sintió como los sendos testículos cubiertos de vello chocaban con sus firmes nalgas. Ahora solo quedaba un ligero dolor palpitando en su anito que acababa de conquistar el cetro de su amado...

Mirándolo a los ojos, se reclinó lentamente sobre el pecho de Eduardo, acercandose a su oído

Para ti, cielo... - susurró.

Eduardo visiblemente conmovido y manteniendose quieto...sólo pensando en que el más leve movimiento heriria a Sandra, buscó sus labios con toda la ternura acumulada en esos años. Ella lo pudo sentir y se abandonó a gozar de esos besos, sintiendo que el paraíso estaba allí con él, que la rodeaba tiernamente con sus brazos, sin moverse...

El dolor fué lentamente cediendo, dando paso a una sensación de placentera llenura y calor palpitante que llenaba sus entrañas

Te amo Sandra... - suspiró él acariciando su dorada cabellera mientras la tenía reposando sobre el pecho.

Ella respondió con una tímida apretadita de su ano alrededor del tronco pulsante...levísimo dolor que le recordó el tamaño del cilindro que albergaba...pero definitivamente agradable...

Mmmmmmmmm... - gimió él.

Si hubiera podido ver el rostro de Sandra reposando en su pecho, habría notado la sonrisa de satisfacción que ella esbozaba sabiendo el placer que le producía...

Ella repitió el apretón pero con un poco más de energía y duración...la sensación era diferente...exquisitamente distinta...

Uhhhhhh...amorrr...que rico me aprietas la verga... - exhaló él.

Sandra, feliz por este nuevo descubrimiento, cerró los ojos sonriendo complacida y tan sólo moviendo las caderas, imprimió un suave cadencioso movimiento circular que hizo que el tronco viril de su amado disparara sensaciones a velocidad inverosimil hasta su cerebro...

Uffffff! - exclamó él sintiendo un violento espasmo en sus caderas...

Que pasa? - preguntó ella en tono inocente...

Y me lo preguntas? - sorprendido ante la jugarreta que ella le estaba haciendo - acaso no te das cuenta de lo me haces?

Que cosa? Esto? - Dibujando un ocho con las caderas que lo estremeció aún más...

Siiiiiiii! Esoooo! - tratando de controlarse..

Pero si yo no he hecho nada... - susurró ella en tono aniñado, mientras le continuaba dando a sus caderas giros y vaivenes endemoniadamente placenteros...torturando el ariete con ese apretado anillo de placer que lo movia en todas direcciones mientras lo apretaba en forma sorpresiva e inesperada...los testiculos cubiertos de vello causaban un cosquilleo sabroso entre las nalgas...

Para...para...para...cielo - tratando de calmarse - no quiero que te lastimes...

Lastimarme? - siguiendo en su juego - acaso ese rica verga tuya sería capaz de lastimarme?

Al decir esto elevó lentamente su hermoso culo. El reflejo de esta visión mostrando claramente como se exteriorizaba la tremenda verga desde el interior del minúsculo agujerito, el ver como ese adorado anillo anal apretaba ferozmente la carne inhiesta obligó a Eduardo a cerrar los ojos, por temor a dejarse llevar por el deseo avasallante de arremeter con fuerza una y otra vez contra esas deliciosas nalgas, brillantes de sudor que se le ofrecían...

Ella se irguió y lo observó con gran complacencia. Podía sentir la tensión de los músculos de sus propias piernas que la sostenían quieta sobre el tronco de su macho. Podia sentir la tension herculea del abdomen de su amado contra sus muslos...tratando de mantenerse controlado...

Ven aquí... - susurró ella, haciendo que él quedara sentado frente a ella.

El, irguiendose con cuidado, la abrazó nuevamente, sintiendo la llenura de sus pechos contra su piel y sus tibios labios contra los suyos. Sintio como ella guiaba las manos masculinas hacia abajo, pasando por la exquisita redondez de sus nalgas. Las manos de ella lo guiaron más abajo aún...

Sientes? - la escuchó decir a la vez que ella hacia que sus dedos percibieran claramente como la punta de la mojada verga se encontraba enterrada entre los formidables cachetes. Las yemas de los dedos podían sentir claramente las pequeñas pulsaciones del tenso esfinter, las nalgas apretando ese tronco entre ellas, los dedos de ella jugando con los vellos de sus testiculos...

Si... - contestó él extasiado ante el espectáculo que significaba ese acto.

No dejes de mirar, de sentir... - la oyó decir, sintiendose algo intrigado...

Mmmmmmmmmmm - la oyo exclamar seguidamente, a la vez que sentía el cuerpo de ella descendiendo sobre sus caderas. Sus dedos sentía claramente el estremecimiento del ano mientras se deslizaba a lo largo del tronco tratando de engullirlo en forma lenta pero contínua...los ojos de el clavados en el espejo que reflejaba el acto de entrega de Sandra

Ohhhh! - gimio ella al sentirse totalmente empalada por segunda vez...

Pero esta vez, ella no permitió una pausa, sino que inmediatamente se volvió a elevar revelando la verga que friccionaba inclementemente las calientes paredes el recto femenino.

Uhhhhhhhh... - gimió ella visiblemente complacida ante la novedosa sensación. No habia mas que un levisimo dolorcillo que se iba disipando para dar lugar a una deliciosa sensación que se acrecentaba en cada vaivén con el que ella misma se enculaba sin prisa...

Uhhhhhmmmm! - exclamó él

No sabía que esto podía ser tan...delicioso! - celebró ella con un gemido de placer.

Ohhhh! Si, mi amor, se siente riquisimoooo! - exclamo el conteniendose a duras penas ante las sensaciones desquiciantes que percibía.

Ahora los cuerpos ambos danzaban con movimientos, largos, provocativos, buscando longitud, profundidad, fricción. La forma tan natural en que la gruesa verga desaparecia en el firme y bronceado culo de Sandra, revelaban que esos cuerpo simplemente estaban hechos el uno para el otro. Parecia que se comunicaban se decian cosas, intercambiandose sensaciones con generosidad queriendo desesperadamente el uno darle lo mas delicioso al otro y en rencompensa recibiendo aún más. Sandra cerraba los ojos para sentir mejor, mientras sus caderas se movian dinamicamente sobre el cuerpo de Eduardo que se concentraba en imprimir constantemente un cambio de angulo en la penetración, asegurando asi que el profuso roce, llegara a todos los rincones posibles. El resultado de esa mutua dedicación no se hacia esperar mucho...

Ohhhhhhhh, Ahhhhhhhh, ayyyyyyy que ricooooooo!!! - gritaba Sandra, apretandose a él - Te adoro...Eduardoooooo! - Mientras apretaba el ano con fiereza animal, sintiendo como el calor orgasmico quemaba sus entrañas. Sus muslos apretaban el cuerpo de su amado con desesperación...

Siiiii, mi amor, siiii ....toma todo mi vidaaaa! - Rugía él mientras apretaba fuertemente el cuerpo de su mujer contra él, como queriendo perderse dentro de ella...

La tenaz tension anal sobre su verga que se habia mantenido sin ser derrotaba por tanto tiempo, simplemente barrió con cualquier resistencia y comenzó a succionar sin piedad queriendo arrancarle esa preciosa carga, queriendo bañar el interior de sus entrañas con esa leche divina.

Asiiiii, aasiiii, asiiii, asiii, asiiiii - repetí ella al sentir cada pulsacion de la verga, adivinando que el caliente sémen era liberado como erupciones de lava.

Eduardo sentía que su cuerpo era drenado totalmente, como si hubiera muerto y no pudiera moverse, solo oir, sentir...y lo que sintió lo hizo reconocer que estaba mas vivo que nunca. Los labios de Sandra, acariciando los suyos, los brazos rodeando su cuello, fundiendose con él, su pechos moviendose al ritmo de su respiración...

Si...se sentía vivo...con ella

FIN

Autor: Shogun

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