Hombre misterioso en el bus

Me metió la punta de su pene despacio, era una sensación muy rica sentirlo en mi apretado ano; pero algo de repente nos hizo gemir a ambos. Él me había metido su pene de un golpe, sintiendo como abría mi coño rápida y fuertemente.

Este texto es totalmente ficticio pero me encantaría que pasara realmente. Espero que os guste. Al final dejo mi email para mantener el contacto.

Como ya he comentado muchas veces soy una chica de 23 años a la que le va el morbo de exhibirse un poco y ser observada. Últimamente me siento más atraída con personas más mayores que yo. Me encanta sentir el deseo de los demás por ver mi cuerpo. Sobre todo me gusta cuando creen que me están viendo por accidente y no se piensan que me estoy dejando.

Os hago un resumen; soy de estatura media y delgada. Morena, ojos pardos, mis pechos son grandes y es la parte de mi cuerpo que más miradas atrae. Uso una talla 100 con copa E por lo que podéis suponer que son dignos de ver. Me gusta utilizar escotes que muestren el comienzo de mis volúmenes y suelo utilizar camisetas ajustadas que marquen perfectamente su forma. Mi culo es normalito, tengo unas nalgas muy apetitosas que dejo que cualquiera pueda palmear y agarrar.

A continuación voy a escribir una historia que me pasó hace tan solo unos días. Lo que ocurrió fue que me tocaba ir a hacer la compra ya que vivo sola. Decidí ir con muy poca ropa, me puse unas mallas, una camiseta apretaita con bastante escote y unas deportivas. La verdad que iba bastante insinuante ya que no se si por descuido o queriendo me fui sin la ropa interior. Cogí las llaves y al salir del portal me encontré con un hombre que me echo un vistazo y me dijo… ¡Qué culazo!

Al coger el bus el conductor me echo una sonrisa y después al sentarme ajustó el retrovisor para mantenerme vigilada, esa fue la primera mirada en el autobús, pero el resto de personas, hombres y mujeres también mantuvieron la mirada hacia mi cuerpo; especialmente a mis pechos.

Aquel conductor de autobús ya me había llevado de viaje alguna vez. Tenía algo, no sé el qué, que a mí me volvía loca. No sé si era su barba, sus ojos, esa seriedad que tan interesante le hacía, la gran diferencia de edad que se hacía tan evidente entre nosotros, o todo en general; pero aquel hombre me excitaba mucho.

En la siguiente parada se subió un hombre de unos 39 años o así, vestido con un pantalón de chándal y una camiseta de deporte. Se colocó justo después de mí, los dos allí de pie y de repente en un frenazo, su polla choco con mi culo… el chico me pidió disculpas, en el siguiente frenazo sonreímos los dos y en el tercero yo puse mi culo un poco más en pompa para que hubiese más roce. Por un momento pensé que se había molestado pero al momento note que se pegaba más y más. Y yo me iba moviendo de un lado a otro como queriendo decir… ¡ME ESTÁ PONIENDO MUCHO!

A los dos minutos comencé a notar unas manos subiendo por mis piernas hasta mi culo, di un pequeño sobresalto pero no negué aquellas caricias por lo que me estuve quieta y comprendió que quería que siguiera. Me acarició el culo con aquellas manos empezando a mojarme del mismo morbo que me daba aquella situación. Al llegar a mi parada, él hizo un gesto como que también se iba a bajar y efectivamente se bajaba en aquella parada.

Me agarró de la mano y me llevó dirección a un callejón. Me detuve a media calle, me volteé hacia él y le di un tremendo beso el cual el correspondió muy bien; nuestras lenguas jugaban, mis manos acariciaban su espalda y él ponía las suyas en mi culo agarrándolo con gran firmeza. Me ponía cada vez más loca el pensar que alguien pudiera pasar y ver nuestro espectáculo.

Prepárate – le dije con una sonrisa

¿Qué quieres decir? – me pregunto algo sorprendido.

No conteste. Pegando mis pechos contra su pecho fui bajando lentamente hasta quedar hincada frente a él; con mis manos le baje el pantalón mientras él me miraba sonriendo.

¿Ah sí? ¿Qué tan putita puedes ser? – me pregunto todo excitado

Tome su pene ya duro y muy erecto y me lo llevé a mi boca tragándomelo por completo; me dediqué a chupárselo una y otra vez rápidamente mientras con una mano se lo masajeaba y con la otra le acariciaba su pecho por debajo de su camiseta. El con sus manos me tomaba de mi cabeza acariciándome mis cabellos mientras escuchaba sus gemidos.

Oh si... eres toda una... puta muy experta... – decía él entre gemidos.

Sus palabras realmente me ponían a mil y comencé a combinar mis mamadas con leves mordidas y lamidas en la cabeza de su polla. Él comenzó a gemir más, mi lengua ya era muy hábil en el sexo oral, por lo que sabía cómo poder excitar a un hombre con mi boca y mi lengua. Su pene estaba ya muy duro y erecto

Ahhh si si si s si si mi putita siiiiiiiiiiiiiiiiii – me decía –

El hombre misterioso del autobús  me tomó de las manos y me empujó hacia atrás contra una reja. Cogiendo mis manos las subió e hizo que me sujetara con ellas de la reja. Bajo sus manos y las pasó por debajo de mi camiseta llevándolas hacia mis pechos mientras me besaba.

Después varios segundos y dejándome los pezones muy duros, grandes y brillantes por su saliva. Bajo su cabeza pasando su lengua por todo mi cuerpo. Por mi ombligo donde pasó ahí unos segundos jugando con su lengua. Después se puso de frente a mi acariciándome las piernas, en especial los muslos. Los miraba mientas que con caricias me quitaba las mallas que traía puesta dejando coño ya que no llevaba nada debajo. Mi vagina depilada ya estaba húmeda por mis jugos lo cual él pudo notar.

No tardo más y metió su cabeza entre mis piernas sintiendo como su lengua ansiosa buscaba mi clítoris y la lamía y chupaba con tanto deseo. Mi cuerpo se estremecía, con mis manos hacia arriba apretaba la reja de la cual me agarraba mientras mi respiración se agitaba y de mi boca salían gemidos llenos de placer.

Ahh ahh ahhhh siiiií... ohhhh... oh dioss.... ahhhh ah sí.... asi....

Cuando mis piernas comenzaban a doblarse me tomó de la cintura con ambas manos y me volteo haciéndome empujar sobre la reja dándole a él una vista muy buena de mi culo.

Que hermoso culo tienes putita.

Con sus manos me masajeaba las nalgas mientras me lamía la parte trasera de mis piernas hasta llegar a mis nalgas las cuales besó, lamió y mordió con fuerza, lo cual provocó que lanzará yo un gemido.

Si con eso gimes espera a ver con lo que te va a tocar.

Oh papi ... si... que rico... ahhhh... ahhh

¿Lo quieres putita, quieres mi verga en tu culo?

Si por favor... dámelo... mételo en mi...

Me metió la punta de su pene despacio, era una sensación muy rica sentirlo en mi apretado ano; pero algo de repente nos hizo gemir a ambos. Él me había metido su pene de un golpe, sintiendo como abría mi coño rápida y fuertemente. El tubo que ponerme su mano en mi boca para que mis gemidos no se escucharan a lo lejos. Empezó a penetrármelo con movimientos continuos, rápidos y ágiles mientas ahora con su mano me tomaba de los cabellos cogiéndome la cabeza hacia tras y con la otra mano me azotaba fuertemente, yo con mis manos me aferraba la raja la cual apretaba con todas mis fuerzas por el tremendo placer que esa polla me estaba produciendo.

Oh si si si si....... dale... que rico... cógeme... cógeme... fuerte. ahhh ...siii...

Empezaba a cogerme más fuerte, sus movimientos eran más bruscos y rápidos, sentía como me estaba matando de dolor pero me gustaba, era un dolor delicioso sentir como salía y entraba su polla en mi dilatado ano con tanta facilidad mientras él continuaba azotándome. Realmente me gustaba ser sometida con tanta fuerza, sentía mi coño totalmente húmedo y mis pezones muy duros. Mis gemidos eran más fuertes e intensos pero ya a ninguno nos importaba eso, estábamos sumamente excitados como para poder fijarnos en ello.

Después de unos segundos él me empezaba a penetrar mi coño. Yo movía mi cuerpo hacia arriba y abajo mientas con sus manos él me sostenía de mi nalgas las cuales apretaba. Mientras nuestras bocas se buscaban con desesperación y nuestras leguas se recorrían con pasión. Mis gemidos eran fuertes al igual que los suyos.

Si si si.... así.... – le decía entre gemidos. A sí.... oh dios… ahh ahh... ahhh.

Mis gemidos lo excitaban tanto que me penetraba con más fuerza. Él se inclinó hacia mí, mordía y lamía mis pechos mientras no me dejaba de penetrar.

Así pasaron varios segundos hasta que él me dijo que ya se venía. Rápidamente me solté de la reja y de su cuerpo para hincarme justo frente a él mientras el comenzaba a masturbarse muy rápido. Yo con la boca abierta esperaba su semen para poder saborearlo, mirando cómo estaba ya a punto de estallar. Y sucedió. Salía muchísimo semen de aquella polla entrando en mi boca, estrellándose en mi cara y salpicándome en los pechos mientras el lanzaba un par de fuertes gemidos y convulsiones con su cuerpo. Yo me trague su semen mientras con una mano recogía la que había quedado en mi rostro y me lo llevaba a mi boca, para después tomar su polla y metérmela a mi boca otra vez limpiándosela sin dejarle ni una gota de semen.

Oh si putita. Sí que eres una experta en esto...

Lo sé – le dije. Soy toda una puta.

Nos despedimos diciendo… Ojalá volvernos a encontrar.

Espero comentarios y si queréis contactar conmigo os dejo mi email a continuación.

llamadaoculta-@hotmail.com