Hombre mayor

Todo empezó como un juego

Hola. Esta vez le quiero contar otra de mis historias 😊

Soy una chica de 23, piel morena, mido 1.70, cabello negro, pechos medianos pero lindos, piernas suaves y un trasero bien formado.

Hace tiempo conocí a una persona madura por internet, un señor de 58 años, 1.74, ni gordo, ni flaco y piel morena. Platicábamos de cosas normales, hasta que un día me comentó que vendría a mi estado para ver a un familiar y a un amigo suyo y me dijo que le gustaría verme. Yo le dije que estaba bien porque me caía bien. Mientras fue pasando el tiempo nuestras platicas se fueron poniendo más intensas, me preguntaba que hace cuánto tenía que no tenía relaciones, yo le contestaba preguntándole lo mismo, también me decía que era muy linda. En otras ocasiones me decía que si podíamos hacer travesura cuando él viniera y después ponía un “no te creas jaja”. Me decía que se iba a poner en forma (ya que vendría en un mes) para tener la resistencia para poder satisfacer a una hermosa amazona como yo, todo esto bromeando, yo igual le seguía el juego pues me parecía divertido. Seguimos hablando y me comentó que su amigo le dijo que le prestaría su casa para poder quedarse.

Llegó el día y me mandó un mensaje diciéndome que ya estaba en mi estado. Me dijo que el fin de semana su amigo saldría con su familia a casa de sus suegros y que tendría la casa sola y que la casa contaba con una alberca. Yo le dije que mejor nos viéramos un lugar público (porque obviamente quería tenerme). Nos quedamos de ver en un parque a las 03:00 pm.

Llegué a esa hora y él ya estaba esperándome.

Raúl — Hola, linda.

Yo — Hola, Raúl

Hablamos por un rato y después fuimos por un café.

Raúl — Eres mucho más linda en persona.

Yo — Muchas gracias, pero no es para tanto.

Raúl — No quiere ir a nadar, mi amigo tiene piscina y no van a estar.

Yo — Jajaja, pero no tengo traje de baño — Le dije riendo.

Raúl — Si quieres vamos a comprar uno.

Él siguió insistiendo hasta que accedí. Fuimos a comprar un traje de baño a un centro comercial, pagó y pidió un uber para llegar a casa de su amiga, yo estaba algo nerviosa pero excitada al mismo tiempo, era extraño porque no era muy atractivo, pero algo dentro de mi quería probarlo. Era muy raro porque parecíamos padre e hija.

Al llegar le pedí un vaso de agua, me lo dio y él también tomo un poco me mostró el cuarto donde dormía y me dijo:

Raúl — Aquí es donde podemos divertirnos. — Diciéndolo mientras reía.

Yo — Jajaja, sí, ¿verdad? — Igual riendo.

Me llevó a donde estaba la piscina, Era pequeña y tenía como 50 cm. de profundidad, era como para niños pero linda. Estaba en el patio.

Raúl — ¿Quieres meterte?

Yo — No lo sé. — Poniendo cara de duda.

Raúl — Solo un poco.

Yo — Está bien, ¿Dónde me puedo poner el traje de baño?

Me llevó al baño y me dijo que ahí podía cambiarme, mientras que el se cambiaba en su cuarto. Me lo pasé, era de dos piezas de color rojo, luego fui a donde estaba la piscina. Él ya estaba dentro y al mirarme me miró con un fuerte deseo.

Raúl — ¡Wow!, estás preciosa, mi bella amazona. — Exclamó mientras me miraba con lujuria.

Yo — Gracias — Contesté con un poco de pena.

Raúl — Adelante, entra.

Yo — Muy bien. — Mientras me metía con cuidado, porque estaba algo fría.

Raúl — Voy por algo de tomar. —Mientras salía rápidamente del agua.

Yo me quedé dentro hasta que regresó, tenía en las manos una botella de vino y un par de vasos.

Yo — Gracias, pero yo no bebo, Raúl.

Raúl — Solo bebe un poco y si no te gusta ya no tomas.

Lo cual acepté, se metió a la piscina y nos sirvió el vino en los vasos. Lo probé y como realmente no tomo me supo bastante amargo.

Raúl — Veo que no te gustó, linda.

Yo — Me parece algo amargo, pero igual puedo beberlo poco a poco.

Comenzamos a platicar de nosotros mientras el se acercaba cada vez más a mí. Cuando estábamos bastante juntos rodeo mi cuello con su brazo.

Raúl — Eres bastante hermosa, amor. — Mientras me miraba a los ojos.

Yo — Muchas gracias. — Mirándolo yo también.

Comenzó acercar sus labios a los míos, mientras yo no me movía, me iba a quitar, pero algo dentro de mí quería dejar que me besara, curiosidad yo creo. Empezamos a besarnos, una de sus manos la tenía atrás de mi cabeza y otra en mi cintura. Era un beso normal, pero poco a poco fue besándome con más pasión, trató de meterme la lengua a mi boca, yo trataba que no lo hiciera, pero comenzó a acariciar mi pecho y eso me prendió, así que dejé que me besara de lengua. Después de besarnos un buen rato, besó mi cuello y comencé a soltar pequeños gemidos, eso hizo que sus caricias fueran más fuertes.

Raúl — Estás muy rica, mi amor — Lo decía mientras me besaba el cuello y acariciaba.

Yo — ¿Te gusto? — Lo dije con voz excitada.

Raúl — Me encantas, estás preciosa.

Me quitó el sostén y me chupó los pezones de forma apasionada, yo estaba tan caliente que tomé su cabeza y la presioné a mi pecho, a lo que él comenzó a tocar mi vagina.

Raúl — Siéntate en el borde de la piscina.

Lo que hice rápidamente y en eso me quitó la parte inferior del traje de baño, quedando completamente desnuda. Su boca se dirigió a mi vulva y empezó a hacerme un rico sexo oral. Mis gemidos eran cada vez más fuertes, sentía como su lengua lamia mi clítoris y recorría mis labios y paredes vaginales, realmente sabía lo que hacía. Después de un rato me corrí en su boca y él bebió mis jugos.

Raúl — Déjame meterte la verga, amor.

Yo — ¿Tienes condones?

Raúl — Sí, pero están en el cuarto, déjame meterlo solo un poquito y después vamos al cuarto.

Yo — Ok, pero solo un poco.

Nos pusimos en el borde la piscina, y me lo fue metiendo poco a poco mientas mis piernas rodeaban su cintura. Al principio dolía un poco, ya que el agua hacía que no lubricara bien, pero con los fluidos de ambos esto fue cambiando y mejoró la penetración.

Raúl — ¡Ah!, que rica estas, mi vida. Eres con la mujer más hermosa con la que estado. — Diciéndolo mientras con voz agitada.

Yo — ¿Tanto te gustó? — Con voz excitada.

Raúl — Me encantas, hermosa.

Lo hicimos así un rato y salimos para ir al cuarto, me cargo mientras me besaba hasta que llegamos. Me acostó en la cama y se puso el condón, se lanzó sobre mí para penetrarme, fue aumentando la velocidad poco a poco.

Raúl — Nunca imaginé que te atreverías a coger conmigo, hermosa. — Con voz agitada.

Yo — ¡Qué rico!, sigue, no pares. — Gimiendo fuertemente.

Mis piernonas lo abrazaban fuertemente para que la penetración fue más profunda.

Raúl — Me voy a correr, amor, ¡Ahh! — Exclamó mientras se corría.

Yo — Mmmmm, sí

Terminó y nos que damos abrazados en la cama un momento, después comencé a mamársela para que volviera a tener una erección.

Raúl — ¡Ah, hermosa, que bien la mamas, corazón! — Mostrando una cara de mucho placer.

Seguí por un rato hasta que se puso muy dura.

Raúl — Quiero que me montes, amor.

Yo — Muy bien, ¿pero tienes otro condón?

Raúl — Solo tenía ese, linda. Hay que hacerlo así sin nada, yo te compró la pastilla del dia siguiente, mi amor.

Accedí y me monté sobre él, metiendo poco a poco su verga dentro de mí, ya que estaba adentro comencé a moverme.

Raúl — Que rico te mueves, mi hermosa amazona.

Entonces fui aumentando la velocidad, él me tomó de mis caderas y comenzó a moverse igual de rápido. Pasando unos pocos minutos me vine abundantemente y él se corrió enseguida dentro de mí.

Después hicimos un 69 para calentarnos de nuevo. Me puse en cuatro para hacerlo de perrito.

Raúl — Que rico culito tienes, te ves preciosa en cuatro, bebé.

Yo — Métela toda.

Comenzó a penetrar mi vagina cada vez con más fuerza, yo gemía muy fuerte y eso hacía que él se moviera más rápido. Nuestros cuerpos estaban muy calientes, tenía mucha energía para su edad, luego de un rato sentí como su semen llenaba mi interior, eso fue una maravilla.

Raúl — Eso fue maravilloso, mi amor.

Yo — Lo fue jeje.

Al terminar nos bañamos y me compró la pastilla del día siguiente, me llevó cerca de mi casa y nos despedimos con un apasionado beso.

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