Hombre lobo

Una noche de luna llena un grupo de amigas se dejan llevar por el deseo y ocurren cosas inesperadas para ellas...

La noche prometía ser larga, la noche de San Juan tiene un halo místico y fantástico, y por eso fue la elegida por tres amigas para dar rienda suelta a una fantasía que habían confesado antes delante de unas cervezas en una terraza de una localidad al norte del país. Ya habían tenido experiencias lésbicas pero nunca en un trío, y la ocasión se presentó en una noche especial.

Una de ellas tenía casa en el pueblo, no había nadie más y tenían todo a su disposición. El ambiente ya estaba caldeado por una variada y excitante conversación acerca de los gustos y apetencias de cada una.

La ropa no tardó en ser quitada y una magnífica exhibición de cuerpos jóvenes y elásticos se manifestó, pieles suaves y tersas, músculos esculpidos por la práctica del surf, que moldea figuras esbeltas y firmes.

Las caricias no tardaron en aparecer, los besos y abrazos empezaron sin permiso, las palabras dejaron paso al lenguaje del tacto de las formas femeninas, la visión se cegó y fue sustituida por los gemidos y el sonido de los labios besando y chupando la suave piel de las tres amigas, unidas en un abrazo a tres, brazos y manos infinitas recorriendo sus cuerpos.

Fuera el mundo parecía diferente, el cosmos del deseo entraba por las ventanas y extrañas constelaciones de sexo pugnaban por entrar.

Las tres amigas permanecieron de pie un buen rato, ejecutando una danza de placer.

Fuera de la casa, el universo gira al mismo ritmo que las sacudidas y los orgasmos de las chicas, danza y gira con cada envite de placer, hasta que un suave rumor se oye en la puerta, algo suave y repetitivo, un arañazo quizás, no perceptible por el tumulto de cuerpos, pero que aumenta en intensidad hasta que se hace presente y pausa la actividad momentáneamente...

Una de las chicas se cubre con una larga camiseta su desnudez y abre con cuidado...no hay nadie...que bien, alguien gracioso que les ha cortado el rollo...aunque la puerta es empujada suavemente hacia dentro, y la causa son dos perros con intención de entrar.

Son pequeños y suaves, moviendo sus cabezas y agitando sus lenguas. Inofensivos, solo sedientos, hace calor y buscan agua para beber.

Su aspecto despierta compasión en las chicas y se dan una tregua de momento, ya han tenido varios orgasmos y viene bien una bebida para refrescarse, follar con esa intensidad las ha deshidratado, y abren unos refrescos. También echan en un plato agua fresca para los perros, dando cuenta de ello con unos rítmicos e intensos lametazos.

Las chicas siguen desnudas, hablan y se acarician con suavidad, hablan de continuar otra vez, la lujuria se impone en la mágica noche y piensan apurarla en orgasmos y placeres diferentes...

Ahora cambian las poseedoras del sofa, que aunque no es grande las chicas han podido gozarse entre ellas...ahora la que se queda fuera se queda mirando como sus amigas inician el cortejo y las caricias, suaves pero intensas, están preparadas y la humedad asoma pronto.

La tercera chica se sienta en el suelo con las piernas cruzadas, su coño que expuesto a la vista de las amigas, por lo que duda si masturbarse viéndolas follar, o se espera un rato a contemplarlas como cuando era más joven y espiaba a sus amigas.

De repente, uno de los perros, el más grande se acercó, tímidamente, parecía asustado, y se tumbó al lado de la chica. La imagen del perro despertó la ternura de ella y lo cogió en brazos...es tacto del pelo del perro era suave, muy suave y limpio, parecía que se habia escapado hace poco, no olía mal, parece un peluche...

La visión de sus amigas hizo que sucumbiera a la tentación de masturbarse, y el tacto cálido del peluche viviente aceleró la decisión...su mano recorrió su cuerpo, las caricias que se prodigaba se centraron en sus zonas erógenas, los pezones desafiaron la presión de las manos coronando un pecho pequeño pero dulce y firme...a mano se deslizó mientras contemplaba como sus amigas se lamían el coño mutuamente, con sus caras sumergidas entre los muslos largos y firmes, oleadas de placer salían de sus bocas con cada bocanada de aire para volver a sumergirse en el mar del placer...

La mano de la tercera amiga inició una danza circular en torno a su húmeda y palpitante vagina, buscando el placer debajo del capuchón del clítoris...mientras abrazaba y acariciaba al perro, sintiendo su calor y suavidad, con los ojos cerrados para que nada distrajera su intimo placer, intentando sofocar los primeros gemidos hasta que no fue posible contenerlos, atrayendo la atención de sus amigas...dejaron de devorarse para ver a su amiga como se masturbaba en el suelo, con las piernas cruzadas y su mano frotando los labios y clítoris humedos. Se quedaron absortas, complacidas de que su sexo haya provocado esa manifestación de placer propio.

Despues de un momento, y estimuladas por su compañera de juegos, volvieron a sus besos pero con una excitación extra, la de ser contempladas para que otra persona goce.

La tercera amiga seguía con los ojos cerrados, centrada en su placer, cuando algo se movió de su brazo, era el perro, que se acurrucó sobre sus piernas cruzadas, testigo cercano de su masturbación. El placer de ella fue creciendo hasta que notó que algo se sumaba a su mano, y una oleada de placer como nunca había conocido recorrió su espalda como una gran descarga eléctrica que jamás experimentó. Esa sensación se fue repitiendo hasta que por fin abrió un poco los ojos y vió al peluche lamiendo su coño con una intensidad y energía como nunca conoció. Tuvo la tentación de retirarlo, pero no pudo resistir esas lamidas a su coño, ese placer infinito que la obligó a jadear y gemir como una bestia salvaje que por fin da rienda suelta a su placer.

Esos gemidos llamaron la atención de las otras dos chicas y vieron de repente como ese perro tan suave y bonito lamia el coño de su amiga provocando sus gemidos salvajes...

La escena quedó suspendida en el tiempo, el universo del placer se manifestó en esta habitación, un sexo vivo y pulsante flotaba en el aire, el deseo prohibido se filtró por cada poro de la piel, la imagen de un orgasmo supremo incitó a las dos chicas a querer su parte, cuando algo extraño ocurrió, una metamorfosis en la figura del peluche canino, una figura humana fue creciendo en su lugar, una especie de hombre, desnudo, fibroso, sobrehumano, ocupó la tarea de chupar el coño de la tercera amiga, elevando con sus brazos las caderas de ella, continuando el ritmo frenético de la lengua recorriendo todos los pliegues de una vagina húmeda e insaciable. Una figura mística se manifestó, ejecutando de rodillas su tarea, apretando las nalgas de ella contra su cara, y un miembro viril erecto asomaba entre sus piernas fibrosas y delgadas, un miembro desafiante y tentador.

Las dos amigas permanecieron absortas a esta manifestación de lujuria sobrenatural, una especie de figura fantástica ha surgido desde la forma de un perro inofensivo y tiene la pretensión de actuar de la misma manera con ellas, su polla erecta era una invitación a ello, y las chicas no pudieron resistir la tentación de acariciarlo, besarlo, y saciarlo...

Pero no olvidemos que entraron dos perros, y el segundo permaneció tumbado, testigo callado de la orgía, y nadie reparó en su mirada, un brillo oscuro y arcano brilló en sus ojos...

De repente, dicho perro, clavo los ojos en mi y empezó a ensanchar muy abruptamente. No dejaba de mirarme y yo con muchísimo miedo no era capaz de apartar la mirada. Estaba siendo hipnotizada por él.

Se transformo en una enorme criatura con un pene descomunal, completamente erecto, y chorreando una especie de flujo con olor agradable.

Yo me puse en posición "perrito" ofreciénme a él.

No lo dudo ni un momento. Me agarró por la cintura y me la intento meter por el ano. No le interesaba mi coño, solo el ano...pero era tar gorda que no entraba por mucho que empujaba. Solo logro meter el glande y tras muchísimas embestidas empezó a correrse.

Me dio la vuelta, me puso boca arriba y me abrió la boca con sus dedos y empezó a llenarme de semen. Fue como un bukkake con 30 personas. Me encantó.

Después de soltar todo el semen se agachó y muy suavemente me mordió un pezon hasta casi arrancarmelo. Sentí mucho placer.

El reflejo de la luna, sobre mi, me produjo una sensación increíble. No me sentía humana...me había convertido en su perra...

(c) Irene3Ne