Hollywood (2)

Esta el la historia de mi vida como actor en Hollywood. Un homenaje a las actrices que más me calientan. Capítulo dos. Mi primera escena de intensidad y me toca enfrentarme ni más ni menos que a Monica Bellucci.

Esta serie de relatos son el resultado de una serie de fantasías y no tienen ninguna base en la realidad. No conozco a ninguna de las celebridades mencionadas y las películas que menciono no existen en su mayoría. Escribo esto como un homenaje a las actrices que más admiro.

Capítulo 2

La recomendación de Lindsay me consiguió audiciones que me hubiera sido imposible conseguir por mis propios medios y no me tomó demasiado tiempo cambiar mis papeles de extra por papeles mayores. Seguían siendo papeles pequeños de personajes sin nombre, pero por un lado empecé a tener líneas y por otro empecé a participar en grandes películas, logrando sumergirme en el mundo de los grandes estudios y más importante para mí: de las grandes estrellas.

Sin embargo, en un principio fue una fuente de grandes decepciones. Estrellas que habían estado en mis fantasías se veían bastante menos impresionantes en persona. Recuerdo cuando obtuve un papel en una película en la que Pamela Anderson actuaba. Tenía una colección completa de fotos de Pamela y me estuve haciendo pajas por semanas pensando en que la conociera y fantaseando con que algo pasaba entre nosotros. En el set no me produjo más que una gigantesca frustración. El maquillaje excesivo era evidente, su piel estaba muy descuidada y su manera de vestir fuera de cámara era triste. Eso sumado a un muy mal humor y una arrogancia absoluta mató todas mis fantasías.

Al menos las que se referían a Pamela, porque ninguna de mis decepciones eliminaba mi costumbre de pajearme pensando en cualquier actriz con la que fuera a compartir escenario. Soñaba con llegarlas a conocer de cerca, aunque sea para enterarme de qué tan imposible era realmente llegar a cumplir mis fantasías. Pero a los actores de reparto no los invitan a las mismas fiestas que a las estrellas y en Hollywood actuar bien no es suficiente. Necesitas destacar por algo.

Ese algo lo descubrí tiempo más tarde, cuando mis papeles ya eran un poco más importantes. Obtuve un papel en una película romántica y en el momento en el que recibí el guión supe que mis sueños empezaban a realizarse: Junto con el guión mi agente me comentó que la protagonista era ni más ni menos que Monica Belluci. Se me puso dura de solo pensar que estaría en el mismo set con ella. Pero mi sorpresa no acababa allí. El guión empezaba de forma simple. Una pareja, los protagonistas, atravesaban una época difícil. El la engañaba con su mejor amiga y ella en venganza tenía un desliz con su asistente. No pude evitar empezar a temblar cuando leí la página en donde el asistente y la esposa empezaban una charla subida de tono hasta que un comentario señalaba: “Ella se quita la ropa, se sienta sobre él, le quita la camisa y lo besa apasionadamente. Escena de Intensidad”

El nombre del asistente estaba subrayado con señalador: Era mí papel. Releí esa escena mil veces. Monica Belluci estaría sentada encima mío, sin ropa, gimiendo. Me masturbé unas cuatro veces leyendo la misma página. En la siguiente página mi personaje moría, pero eso me importó poco. Ni siquiera terminé de leer el guión. Estaba en un estado de excitación tan absurdo que ya me corría viendo sus fotos, casi sin tener que tocarme.

Algunas semanas después nos presentaron a todos en el set. Para mi sorpresa Monica se veía mejor que en las fotos. Ese día llevaba una camiseta blanca apretada y jeans. Sus senos eran simplemente increíbles. Su rostro era aún mejor. Traté de evitar mirar su trasero por cortesía. Eso sí, creo que tuve un orgasmo de solo escuchar su acento. En mi ingenuidad pensé que nos y ella querría que nos conociéramos mejor, dada la escena que tendríamos que filmar. Pero era una profesional. Fue muy amable y me trató bien, pero no se mencionó ensayo alguno. Después de todo, eran muy pocas las escenas que teníamos juntos.

A medida que transcurrió la filmación y nadie me hablaba acerca de mi gran escena algo empezó a preocuparme. Tal vez deba aclarar algunas cosas aquí, para quien no lo sepa. Las escenas de cama en las grandes películas no son el gran drama que algunos piensan. Si bien hay casos en los que dos actores simplemente se ponen de acuerdo para follar de verdad frente a las cámaras, esos casos son muy pocos. En la gran mayoría de casos simplemente se finge, aprovechando el hecho de que el 90% de los hombres no logra una erección frente a las cámaras. Y antes de que piensen que a un hombre de verdad siempre se le para, imaginen tratar de mantenerse excitados mientras recuerdan un guión, rodeados de tipos con cara de aburrimiento manejando cámaras, micrófonos y otros equipos, su jefe gritándoles que deberían sonreír más y un par de gordas sirviendo comida en una mesa cerca de ahí. Por eso hay muchas más actrices porno que actores porno. En fin, el caso es que la gran mayoría de personas en el medio simplemente asumen que no se te va a parar y que poner a una estrella a frotarse contra tu miembro no va a traer ninguna consecuencia. Pero yo estaba demasiado caliente, era demasiado pervertido y había trabajado en porno. No sabía cómo reaccionarían si al momento de hacer la escena llegaba yo tieso como un mástil.

Y el momento llegó. Ese día el director nos reunió a Monica y a mí y nos dio algunas indicaciones: que ella mostrara algo de culpa, que yo me enfocara en sus senos y actuara cómo si para mi solo fuera sexo casual, etc. Estábamos sentados en un camerino y el director me describía la escena. Yo trataba de sentarme de modo que no se notara el bulto en mi pantalón y al parecer lo logré bastante bien. Practicamos nuestros diálogos, Monica me trató con mucha cordialidad, incluso me preguntó:

“Te pone nervioso esta escena?”

Yo respondí con la más hipócrita de mis sonrisas: “Para nada, no será difícil verse apasionado contigo en la escena”. Pero era más que obvio que estaba a punto de salir huyendo.

“No te angusties, deja que las cosas se den naturalmente. Sé que puede ser difícil hacer estas escenas, fingir placer con tanta presión y todo eso, pero tu solo déjate llevar y verás como todo sale bien” Yo no sabía cómo decirle que mi preocupación no estaba con fingir, sino con no tener que hacerlo.

Pero nos llamaron a escena antes de que pudiera decir algo. Me excusé diciendo que tenía que ir al baño. Pensé en hacerme una paja ahí mismo para calmarme, pero ya no había tiempo. Pensando en fútbol logré que se me bajara un poco, apenas lo suficiente para llegar a mi puesto en la silla del escritorio.  Apenas entró Monica vestida con una camisa negra y una falda apretada volví a ponerme como una piedra. El director gritó acción.

Ella se acercó a mí, sonriendo. Comenzó a hablar sobre su marido. Contesté mis líneas como en un trance. Ella se pasó la lengua por los labios y dijo “Alguien como tú podría acompañar mi soledad”. Yo tenía que responder algo sobre su esposo, pero con mis ojos fijos en esos labios voluptuosos el guión se borró de mi mente. “Alguien como tú no se merece la soledad”. No se de dónde me salió eso. Ella sonrió y se acercó aún más: “Pero no puedo dejar de pensar en mi esposo”. Era un truco comúnmente usado, cuando a alguien se le olvida una línea los demás actores tratan de darle pistas para que se acuerde. Pero más que olvido mi problema era que me importaba un cuerno la película. “Al diablo con tu esposo”. Lo dije yo, no mi personaje. Ella me besó apasionadamente mientras se quitaba la camisa. El guión ya se había ido al cuerno, pero nadie detuvo la escena. La separé de mí para ver el espectáculo de esos senos grandes y perfectos con la promesa de sus pezones tras un neglille negro de encaje. Ella se dio la vuelta, perfectamente metida en su personaje, como si de repente pensara que no debía estar allí haciendo eso conmigo. Yo pase mis brazos alrededor suyo para sentir la piel de su pecho, bajando por encima del neglille hasta su falda. Baje la cremallera lentamente y la deje caer al suelo. Por Dios, que trasero tan maravilloso tenía. Ella dijo que eso no debería estar pasando. Maldije por lo bajo al cabrón de su marido, ya no se si al de su personaje o al de Monica. La hale hacía mí y ella cayó sentada en mis piernas, dándome la espalda. Giro la cabeza para besarme. Después de eso ya no me importaba ni el director ni la película ni nada. Si alguien hubiera llegado a gritar ‘corten’ lo hubiera asesinado ahí mismo con mis propias manos. Me arranqué la camisa, puse mis manos sobre su vientre y la acomodé de modo que mi polla quedó justo entre sus nalgas. Me di cuenta que se sorprendió, pero solo fue una fracción de segundo antes de que regresara a su personaje. Puso sus manos atrás, dando a entender que acomodaba cosas allá abajo. Desgraciadamente para mí tan solo bajó mi cremallera. Pero no me importó, liberé sus senos y dejé que mis manos intentaran abarcarlos. La sensación era increíble. Ella comenzó a gemir y a moverse. La presión de su cuerpo contra mi polla me estaba enloqueciendo. Le bese la nuca y los hombros y baje mi mano derecha buscando el espacio entre sus piernas. Alcancé a tocar la tela de encaje justo sobre su raja cuando ella se giró, quedando de frente a mi. Me abrazó poniendo mi cara entre sus pechos. Mi boca se apoderó de uno de sus pezones y ella comenzó a moverse con más fuerza. Nos separamos un poco y pude ver que mi polla estaba justo bajo su raja, separados solo por un par de telas delgadas. Ella gimió con más fuerza y me besó. No aguanté más y me corrí ahí mismo, en mis pantalones, abrazándola como si estuviera a punto de caerme al vacío.

De repente ella se separó de mi y salió corriendo hacía la puerta, yo estaba a punto de correr tras ella cuando gritaron “Corten! Se imprime” y entonces recordé que esa puerta no daba a ningún lado. Ella se detuvo, sonrió, sus asistentes le trajeron una bata  y todo el mundo se preparó para la siguiente escena. El director se acerco aplaudiendo, pero antes de que nos dijera algo yo les dije que necesitaba un descanso y corrí a mi camerino a limpiarme.

El caso fue que cambiaron el guión después de eso. El director dio la orden de que me dieran más escenas, ninguna como esa con Monica, solo un par de besos y un enfrentamiento con el esposo, lo importante fue que pude lucirme. El día que terminó mi última escena y estaba listo para irme Monica entró a mi camerino.

“Después de nuestra escena el director me llamo para preguntarme qué había pasado”

Yo no estaba seguro de qué estaba pasando, mucho menos de lo que había pasado, así que me quede callado como un idiota.

“Si le hubiera dicho que te corriste en los pantalones como un crío tu carrera habría podido haber acabado. Pero simplemente le dije que eras un gran actor. Y lo serás, siempre y cuando logres controlar a tu amiguito” Dicho esto me agarro el paquete con una sonrisa picara “En lugar de que él te controle a ti”. Me soltó y antes de irse agregó: “Un día tal vez te cobre este favor.”.

Si tan solo le hubiera hecho caso. Pero no, la película tuvo algo de éxito, pero yo me convertí en el actor favorito de los críticos. La escena final me hacía aparecer como un gran actor y en este negocio los grandes actores generalmente se ven como idiotas en las escenas de cama, yo había encontrado eso que me hacía destacar y en lugar de pensar en las posibilidades para mi carrera solo podía pensar en las posibilidades para mi lujuria.